Recuerdos.
Narrado por Merida.
"Nos encontrábamos sentados en la planicie, ambos sudábamos gracias a las constantes horas de entrenamiento, estábamos al borde, había sido un ataque cara a cara. No había muchas veces en las que podía practicar mis maniobras evasivas pero hacerlo con Hiccup lo hacía todo más fácil.
-Esta vez te he ganado-dije riendo mientras pasaba mis dedos por mi cabello para poder amarrarlo todo en una coleta para que no tuviera todo en los ojos- Te has caído en el último momento sabes lo que significa, he igualado el marcador vamos 3-3
Si, llevamos la cuenta de nuestras victorias. Suena algo competitivo pero realmente era gratificante que aquel marcador estaba igualado y no me preocupaba el hecho de que en aquel momento me viera algo narcisista a causa de mis victorias, no podía hacerlo con mi clan por ser mujer pero con Hiccup parecía que no prestarle tanta atención a todo eso, a él únicamente le importaba que supiera usar una espada o mi arco.
Él me sonrió y comenzó a reír.
-No lo creo-dijo y se encogió de hombros-La verdad es que hiciste trampa por eso he resbalado.
-Claro-dije alzando una ceja-sigue poniendo excusas, esta vez caíste y ahora se igualó el marcador. ¿Qué se siente perder contra una chica?
Él se encogió de hombros como si no fuera algo de otro mundo.
-Hay chicas que pelean mejor que los hombres en mi clan-dijo pasando su mano por sus desordenados cabellos.
-Vamos-dije poniendo mis ojos en blanco- sé que me terminarás contando a cerca de Berk así que mejor sácalo ahora.
-Que bueno que lo sabes porque lo haría de cualquier manera así que...-dijo y al ver mi cara de fastidio comenzó a reír-Esta bien. El caso es que de chico conocí a una chica, ella era Astrid y desde pequeña estaba en mi clase de entrenamientos diarios y recuerdo que ella le pateaba el trasero a todos los chicos...
Comencé a reír.
-Incluyéndote a ti-dije retándolo para que me contradijera.
-Si-dijo riendo y recostándose en el pasto para poder ver las pocas estrellas que adornaban el cielo-Ella, ella me pateaba muchas veces mi trasero...
Entonces logré entenderlo, digo, para mí aquello casi era obvio pero no pude verlo hasta ese momento, la forma en que él suspiraba de vez en cuando...
-¿Y a los cuantos años te enamoraste de ella?-pregunté recostándome mientras una extraña sensación amarga se acumulaba en mi estómago, era débil pero ahí estaba presente y decidí ignorarla. Hiccup era uno de los mejores amigos que había tenido en toda mi vida que me había pasado encerrada en mi gran castillo y en mi mundo.
Hiccup dejó de sonreír.
-Desde que tengo memoria-dijo y yo permanecí callada mientras él mismo asimilaba su respuesta, lo animé a que continuara con su historia- el caso es que cuando se fijó en mí por primera vez fue gracias a que yo había descubierto cómo aliarnos con los dragones.
-Si-dije con un tono sarcástico- Eso enamora a cualquier mujer.
-Ni te imaginas cuanto-dijo él sonriendo-Ella es la persona que siempre me apoyó, al menos desde aquel momento y por primera vez me sentía en confianza con alguien y ese alguien era ella, había logrado sacarme de mi mundo y no tardó en convertirme en lo que ves. Ella y yo entrenamos todos los días y creo que nunc ame he perdido de un entrenamiento con ella, es un verdadero reto seguirle el paso.
Le sonreí.
-Con que te ha pateado el trasero más veces de las que podrías contar-dije resumiendo su analogía.
Él asintió.
-Y estoy seguro de que han sido muchas más pero ella nunca se ha molestado en restregármelo-dijo él riendo- creo que me dejó de tener pena cuando...
-Cuando...te convertiste en un musculoso domador de dragones-dije levantando una ceja- Créeme no es para tanto, Hiccup. "Señor y maestro domador de dragones"- dije riendo y recostándome de nuevo para descansar.
-Exacto-dijo.
-Debes de amarla demasiado para permitirle que te patee el trasero-dije y lo miré.
Una expresión extraña cruzó por su rostro como si acabara de darse cuenta de algo pero al final nuestras miradas se cruzaron y él asintió algo confundido.
-Si-dijo-He estado enamorada de ella desde que tengo memoria así que...".
Aquello había sido nuestros primeros días de entrenamiento. ¿Cómo había podido olvidarlo? Prácticamente me dijo que él tenía novia y yo no quise escuchar.
Lo miré.
-Ella...ella-dije sintiendo que mi cuerpo temblaba-Deberías estar con ella.
-Merida...-empezó pero yo lo detuve con una mirada.
-Era Astrid-dije-ella era el amor de tu vida...Entonces, ¿Qué haces aquí conmigo?
-No lo sé-dijo mirándome con más sinceridad de la que yo esperaba.
-¿Por qué me dijiste la verdad? Pudiste haberme dicho que algo había surgido y yo te habría creído-dije recordando que no había dudado ni un segundo en decirme que había faltado a nuestro encuentro únicamente por estar con Astrid.
-¿Realmente hubieras preferido eso?-dijo.
Negué lentamente con mi cabeza.
-No-dije en un susurro- Hubiera preferido que no hubieras venido, Hiccup. Solo lo has complicado todo.
Él me miró furioso.
-Merida-dijo él en un grito que me sacudió por completo- Mírame, mírame...ni si quiera sé cómo he llegado aquí, simplemente no había podido dejar de pensar en ti. Traté de dejarlo todo así, con amistad pero no, tuve que prometerte venir aquella noche y luego llego aquí.
"No he podido dejar de pensar en ti" sus palabras resonaban en mi mente. Pero me dije a mí misma que eso era prácticamente imposible...
-¿Por qué me besaste?-pregunté.
-¿Tiene que haber una razón?-dijo él fastidiado.
-Si-dije frunciendo el ceño- quisiera saber la razón por la que me han dado mi primer beso.
Entonces él que hasta ahora había tratado de apartar su mirada furiosa de mí me miró...la expresión que pasó por su rostro al escuchar "mi primer beso" fue indescriptible.
Me miró fijamente.
-¿Nunca habías besado a nadie antes, Merida?-preguntó y por su rostro cruzó un expresión de asco, negué lentamente con mi cabeza temiendo su respuesta-Mierda. Dios, y yo te he obligado...Dios, debes de odiarme en este momento. Tu primer beso ha sido una mierda.
Comenzó a pasarse sus manos por su cabello y pude ver que su respiración se había acelerado, se volvió hacia la puerta para darme la espalda. Se le veía realmente alterado, de repente una expresión de fastidio cruzó por su rostro.
-No-dijo mirándome de los pies a la cabeza, deteniéndose en cada punto en el que el vestido se adhería a mi piel-No, no pude haber sido el primero. Digo...mírate, eres hermosa. No puedo creer que nadie haya querido besarte mucho antes.
Me encogí de hombros mientras sentía que mis mejillas enrojecían, cómo podía estar diciendo todo aquello sin si quiera inmutarse, yo sentía que mi corazón estaba a punto de sufrir un ataque.
-No se los había permitido-dije- Mi madre trató de casarme.
-¿Por qué me lo permitiste a mí?
-¿Importa?
-Si-dijo él exasperado-Si, si ese ha sido tu primer beso y has dejado que sea una mierda. Creo que merezco saber el por qué.
-No lo sé-claro que lo sabía.
-¿No lo sabes? ¿Qué clase de respuesta es esa, Merida?-preguntó claramente confundido.
Lo miré ¿Acaso no era obvio? Yo...
No.
No.
No.
Yo lo...
NO.
NO.
NO.
No podía ser.
Lo miré con los ojos muy abiertos. ¿Acaso yo lo...?
Entonces sentí que mi corazón se aceleraba.
-Yo...-empecé y él se volvió para mirarme.
-¿Qué, Merida?-me dijo, parecía que me suplicaba con la mirada, ambos queríamos saber lo que sentíamos en aquel momento.
-Yo creo que te...-empecé pero de pronto la voz de una chica se hizo presente.
-Hiccup-gritaba la chica de dorados cabellos y dura mirada.
Hiccup palideció y me miró como si quisiera que continuara hablando pero me quedé paralizada. La chica que corría hacia la cabaña estaba tan empapada como nosotros gracias a la lluvia pero a diferencia de mí aquella chica era lo suficientemente atractiva para atraer la mirada de cualquiera, incluso de Hiccup.
-¿Astrid?-preguntó cuando la chica lo miró fijamente.
¿Astrid? Ella era Astrid. Y ella era hermosa.
-Hiccup-dijo ella sin aliento y apartándose uno de sus cabellos de sus ojos que eran de un hermoso azul claro...pálido...ella tenía una expresión dura pero casi pude notar como sus ojos la traicionaban mostrando el miedo que tenía en aquel momento, no sabía cómo debía-Están atacando Berk.
Sentí un escalofrío.
Miré a Hiccup pero por primera vez pude ver que en su mirada no había expresión alguna.
El miedo me lleno por completo remplazando la ira de un momento a otro. Nunca lo había visto así.
-Nos están atacando-dijo Astrid mirando y esperando ordenes de Hiccup.
Aquello por un momento se me hizo muy cómico, por como él había hablado ella pensaba que la que daba las ordenes era Astrid.
-Debemos irnos-dijo Hiccup con su pecho bajando y subiendo rápidamente.
Antes de que pudiera detenerme a mí misma.
-Iré con ustedes-dije...
¿Qué?
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top