Prohibido.
Narrado por Helena.
Realmente no recordaba lo que había pasado después. Solo que ahora me encontraba recostada en una cama, aún con el vestido puesto y totalmente mareada. Mi cabeza palpitaba con fuerza y cuando me moví para enderezarme sentí que cada centímetro de mi cuerpo se tensaba a causa del dolor. Creo que nunca había experimentado aquel tipo de dolor de cabeza y definitivamente nunca mas volvería a probar aquella bebida.
Toqué mi cabeza, aún no me atrevía a abrir mis ojos ya que me sentía demasiado exhausta como si cualquier movimiento requiriera demasiado esfuerzo para mí, era realmente horrible sentir aquello pero sabía que debía levantarme.
Poco a poco abrí mis ojos y no tardé en encontrarme con los claros ojos marrones de Mikael, se encontraba en la habitación caminando inquieto en los pies de mi cama...bueno, de la cama en donde me encontraba en aquel momento. Pasaba sus manos por su ondulado cabello azabache realmente nervioso, miraba al frente como si tratara de controlar sus pensamientos y a pesar de que en aquel momento parecía totalmente fuera de control no podía quitarle mi mirada de encima ya que podía ver desde el lugar donde me encontraba como sus músculos se tensaban cada vez que subía una de sus manos para entrelazarlas con sus mechones desordenados.
-Mikael-dije en un susurro e incluso mi voz me sorprendió cuando la escuché, yo no había planeado hablarle la verdad es que no sabía lo que iba a decirme...¿Y si estaba molesto? ¿Y si me había visto con Luke? ¿Y si...decidía que ya no quería tenerme aquí y decidía sacarme del castillo?¿Y si...?
-Helena-dijo y su rostro lleno de preocupación se transformó poco a poco en un ceño fruncido.
-Mikael-dije y abrí la boca para comenzar a dar mis explicaciones pero inmediatamente un nudo en mi garganta se formó al ver sus ojos que parecían querer ver el secreto detrás de mis acciones y sin darme cuenta había unas lágrimas resbalando por mis mejillas-Yo...yo fui con Luke-el nudo en mi garganta hizo que mi voz sonara ahogada y en aquel momento me sentí demasiado humillada para mirarlo, tenía que estar pensando que era patética-Él me dijo que...que me mostraría algo...y yo...creí que quería mostrarme el castillo por la noche...
-Mírame, Helena-dijo y yo negué con mi cabeza mientras trataba de cubrir mis hombros porque de pronto me había sentido demasiado descubierta.
-No-dije cubriendo mis ojos con ambas manos mientras presionaba con fuerza.
"¿Cómo pude ser tan tonta como para creer que Luke no quería nada más?" pensé cerrando mis manos con fuerza para que las uñas se clavaran en mi piel haciéndome daño...para que aquella sensación lograra traerme de vuelta a la realidad, donde los hombres estaban dispuestos a hacer toda clase de cosas sucias con las mujeres o que las trataban...las querían...las usaban únicamente para el...el...
-Helena-dijo acercándose un poco, yo me tensé y se detuvo de inmediato-mírame, por favor.
Levanté poco a poco la mirada y pude ver que la suya se había dulcificado visiblemente, era como si de pronto aquel chico de la sonrisa burlona se hubiese desvanecido y por fin comenzará a ver a aquel chico de ojos claros mirarme con algo de ternura...nunca creí que Mikael pudiera llegar a mirarme de aquella forma alguna vez.
Aparté mi mirada algo avergonzada de mis pensamientos.
-Helena-dijo él y se acercó un poco más.
Se detuvo.
Lo miré nuevamente, su ceño fruncido había aparecido de nuevo y esta vez me miraba a mis ojos con intensidad como si de pronto se viera dado cuenta de algo.
-Necesito que me digas algo-dijo y entonces le presté toda mi atención-¿Acaso él te tocó?
Fruncí el ceño.
¿Qué?
Al darse cuenta de mi expresión de desconcierto él se llevó su mano a su cabello.
-Diablos-dijo susurrando como si lo dijera para él mismo-Lo había olvidado por completo, tú no sabes nada de...Helena a caso él se sobrepasó con las caricias...él tocó alguna parte que...
Al darme cuenta de lo que quería decir mis ojos se abrieron como platos.
-No-dije asustada-¿Él...él planeaba hacerme eso?- dije derramando aún más lágrimas y ocultándome tras mis manos...¿Cómo podía ser tan tonta? Eso era lo que realmente quería. Empecé a temblar sintiendo que el único control que tenía aquel momento en mi cuerpo de pronto lo perdía. Enterré las uñas en mi palma con mucha más fuerza que antes-yo...yo no quería...yo...él solo...
-Demonios, Helena-dijo él exasperado, parecía que...no sabía que hacer-Lo lamento.
Levanté mi mirada y fruncí el ceño.
-¿Cómo me encontraste?- dije recordando que él nos había encontrando en pleno acto.
Él sonrió para si mismo.
-Era imposible no escuchar tu risa-dijo Mikael mientras me miraba.
Sentí que me relajaba pero recordé...
-¿No...no estás molesto?- dije e inmediatamente me arrepentí de haber dicho aquello ya que su sonrisa se había desvanecido y se había transformado en un ceño fruncido.
-¿Molesto...?-dijo él sonriendo, aquel gesto no pareció llegar hasta sus ojos-Helena, ven conmigo. Levántate.
Me tendió su mano y yo no dudé en tomarla.
De un momento a otro él me había levantado de la cama y me había colocado frente a él.
-¿Puedo intentar algo contigo, nena?-dijo y sentí que algo dentro de mí se rendía por completo al escuchar la palabra "nena".
Asentí lentamente algo dudosa pero por alguna razón podía asegurar que Mikael no era igual que Luke...era como si de pronto me sintiera segura al lado de aquel chico de cabellos oscuros.
Caminó un poco y me colocó frente al gran espejo en el cual nos reflejábamos los dos, él se encontraba detrás de mí y cuando levanté la mirada pude ver que sus ojos me devolvían el gesto.
-Mírate, Helena-dijo él susurrando cerca de mi oído provocando que algo dentro de mí se estremeciera imperceptiblemente-Desde que bajaste con ese vestido no he podido quitarte la mirada de encima.
Me miré a mí misma. La misma chica que hace unas horas había visto antes de la cena excepto que el brillo de seguridad había desaparecido de sus ojos y sus mejillas se habían teñido de un color rosado, sus labios se encontraban entreabiertos por la sorpresa y sus cabellos estaban algo desordenados pero a pesar de ello tenía un aspecto...salvaje...ahora lo único que me preguntaba era...¿Cómo nunca me había dado cuenta de ella?
-No parecías muy interesado, te has ido en la cena-dije pero mi voz sonó muy débil.
-Créeme te vi, nena-dijo él.
La chica reflejada en el espejo me devolvió una mirada confundida.
-Mira-dijo él mientras se enderezaba y soltaba mi mano dejándome por un momento sola con mi reflejo que parecía quedarse sin aliento con cada movimiento de Mikael. El chico acercó su mano a mi oscuro y largo cabello y con un movimiento delicado lo colocó todo de mi lado izquierdo haciendo que mi cuello y mis hombros quedaran totalmente descubiertos.
Cerré mis ojos ya que en aquel lugar donde había rozado con su dedo podía sentir que mi piel comenzaba a arder, era algo...
-Nena-dijo él y abrí de nuevo mis ojos- No haré nada hasta que tú me digas que lo haga.
Quería que me tocara y me hiciera olvidar las caricias de Luke que habían sido demasiado para mí, tal vez demasiado para cualquiera pero no podía hablar, estaba paralizada y con mi corazón latiendo tan rápido que creí que podría salir de mi pecho en cualquier momento. ¿Por qué? ¿Por qué con aquel chico eran distintas las caricias? ¿Por qué no se comportaba de la misma forma en que lo había hecho Luke? ¿Por qué me miraba con tanta intensidad?
Asentí simplemente y eso pareció ser suficiente.
Se acercó y colocó la punta de su dedo en mi cuello, me incliné para darle acceso a mi piel por completo, fue bajando lentamente y acariciando con tal suavidad que su toque casi me parecía imperceptible, suspiré al sentir aquella ternura.
-Me has preguntado si estaba molesto-dijo él e inmediatamente abrí mis ojos sintiendo que al abrirlos iba a encontrarme con la furiosa mirada de Mikael, sin embargo, él no dejaba de recorrerme con su mirada.
Asentí de nuevo sintiendo que su mano recorría mi espalda y a pesar de que había capas de ropa entre nosotros podía sentir que mi piel comenzaba a arder de la misma forma que lo había hecho tan solo unos minutos antes, me enderecé al sentir el contacto de su mano con la cintura del vestido y al escuchar una pequeña risa miré a nuestro reflejo, la chica frente a mí tenía una mirada...¿Deseosa?
-Nena-dijo él acercándose a mi cuello lentamente- Estaba furioso. La forma en que él te tocaba...
Su agarre en mi cintura se hizo más fuerte y mi piel ardió bajo su toque.
-La forma en que te miraba...-dijo él y al encontrarse nuestras miradas en el espejo pude sentir que algo en mi interior se estremecía de placer, sus ojos claros y profundos se encontraban sobre los míos y sus labios a tan solo unos centímetros de la piel de mi cuello.
Comencé a respirar con dificultad...
-La forma en la que te besaba...-dijo él pero pude notar que en aquellas palabras se escondía una verdadera furia y algo más...algo más oscuro.
Acercó sus labios y los alejó dejándome con la sensación de que todo mi cuerpo temblaba ante la expectación. Sus ojos miraban los míos con un aspecto divertido.
-Mírate, Helena-dijo y eso fue lo que hice, la chica frente a mí respiraba con dificultad y sus labios se encontraban entreabiertos como si fuera demasiado para ella misma, en sus ojos había...un brillo, un brillo que hace unos momentos no se encontraba ahí, era extraño creer que la chica frente a mí era tan solo un reflejo- Y ni si quiera te he tocado.
Cerré mis ojos dejando que sus palabras me llenaran por completo. Él acarició mi clavícula lentamente...
-No he dejado de pensar en ti, Helena-dijo como para si mismo- ¿Por qué?
Su aliento daba contra la piel sensible de mi cuello y yo me estremecía cada vez que él pronunciaba cualquier palabra.
-Mikael...-dije y mi voz sonaba insegura.
-Quiero tocarte, Helena-dijo él.
Suspiré al escuchar aquello.
-Nadie...nadie lo ha hecho antes-dije sabiendo que lo de Luke no había sido mas que un error.
-Solo quédate quieta-dijo él- Lo sé, nena y eso lo hace todavía mejor.
Me hizo volverme hacia él y de pronto me encontré mirando aquellos ojos marrones que parecían ser aún más claros de cerca, podía mirarlo y por primera vez me pregunté cómo era posible que aquel chico estuviera mirándome de aquella forma.
-Helena tienes unos ojos verdes completamente hermosos-dijo mirándome directamente como si no temiera averiguar mis más oscuros secretos.
Mordí mi labio inferior y él miró mi acción atentamente.
-
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