Do you take me for an asshole?

. . .

—¿Estás loco para creer que aceptaré esa tonta propuesta?

—Tal vez...

Iori no hizo más que gruñir ante aquella respuesta.

—Lárgate de mi hogar antes de que te haga cenizas.

Billy por su parte ni siquiera se inmutó y permaneció tranquilo justo contra la pared de aquella -casi- vacía habitación.

Sintió una sensación extraña correr por su espalda, una mala aura, una... Bastante pesada.

Y esta vez era incluso peor que el aura que ya de por sí Iori cargaba consigo, a decir verdad se le hacía muy extraño.

¿No será acaso...?

Tal vez estaba exagerando. Podía saber que su jefe creía en cosas como espíritus y fantasmas, pero por su parte no le veía demasiado sentido.

Soltó un gruñido.

—Por primera vez acepto venir a ayudarte después de lo que hiciste, y me tratas como la mierda... ¿Acaso no tienes corazón o algo?

Billy reclamó con molestia mientras intentaba ignorar esa extraña sensación que lo corroía lentamente.

Fue entonces que, al levantar la vista hasta el japonés, sintió como su corazón se detenía y sus pelos se erizaban...

Sintió que todo se iba a la mierda, cuando vio a Kyo Kusanagi de pie, al lado de Iori...

Este extraño gesto no pasó por desapercibido del muchacho pelirrojo, quien enseguida torció la cabeza.

No lo había notado debidamente.

Billy por alguna razón no había notado la mirada cansada del otro.

No... No solo era una mirada cansada. Era una mirada destrozada, una alma sin sentido de vida, un humano sin razón de vivir.

Sintió escalofríos, viendo cómo la mano de Kyo tocaba el hombro del otro... Encendiéndose de a poco...

—¿Qué mierda te pasa Kane?

Billy parpadeó un poco, antes de desviar la mirada.

—¿Te gusta el plan o no? Habla ya, tengo que regresar a casa pronto.

Iori no dijo nada, solo se sentó en la cama molesto.

—Sé muy bien como son estás cosas. Le ofreces ayuda a un desesperado y cuando menos se lo espera lo haces pagar con algo como una enorme cantidad de dinero o incluso su alma. ¿Crees que soy tan estúpido para aceptar en primer lugar?

Aún tenso, Billy se reincorporó debidamente poniendo los pies en el suelo.

Confundido.

—Al menos lo intenté.

Ya ni siquiera se atrevía a mirar a Iori. Incluso si no creía en nada de eso, aquellos escalofríos en aquella horrible atmósfera lo hacían dudar de sus propias creencias.

Nunca fue parte de las creencias de su gente en Inglaterra...

Pero ahora quería solo rezar y salir de ese infierno lo más pronto.

—Pero si aún deseas ayuda, ya sabes a quien llamar...

Mencionó ya cansado de ese lugar tomando el picaporte de la puerta, preparado para irse.

Iori resopló.

—Ni siquiera me hables como si fuesemos amigos.

El inglés se dedicó a emplear su camino fuera de aquel departamento infernal, en completo silencio, intentando no hacer más ruido con su bastón o sus botas.

Pero un simple vistazo de reojo al interior del departamento del pelirrojo lo hizo casi soltar un grito ahogado del simple susto.

Podía ver cómo el hombro del otro ardía y se deshacía lentamente, mientras lo que se supone que sería el fantasma de Kyo Kusanagi lo tocaba y quemaba lentamente.

Iori cargaba consigo una mierda grande. Un alma en pena que se encargará de destrozarlo lenta y tortuosamente.

Quedaba en él el ser curado o dejar a la espada Kusanagi clavarse en su pecho.

Le esperaba un infierno al otro...

La puerta se cerró.

Ahora quedaba él solo en medio de la oscuridad.

Podría ser un hombre grande y fuerte, podría ser valiente y todo eso... Pero incluso enfrentarse a hombres monstruosos era una experiencia totalmente diferente a...

Ver un fantasma cara a cara.

Uno de alguien que conocía.

Y ver cómo se tragaba lentamente a Iori.

Sacudió la cabeza y dió un par de golpes en el suelo con su adorado bo. Ni siquiera tuvo que detenerse a escuchar ni estar bastante atento para saber que aquellos gruesos sollozos que oía no eran más que de Iori.

Ya hasta sentía pena por él.

Soltó un gruñido, y por el instinto del miedo apresuró el paso para largarse de ahí lo más pronto posible.

Era buen, muy buen momento para huir.

. . .