Capitulo 30: Sorpresa

-¿Quieres mas?- preguntó mi madre mientras me servia café.

-Si, gracias.

-Sabes- tomó asiento frente a mi y tomó mi mano mientras hacía círculos sobre el dorso de la mía- tu padre y yo estamos muy orgullosos por todo tu esfuerzo. Sé que es mucho lo que haces, con el colegio y los empleos y te agradecemos de corazón hija mía.

-Mamá...- empecé a decir pero me interrumpió llorosa.

-Después de la muerte de Nathan, creí que no podría salir adelante. Perder a un hijo es tan doloroso que te destruye por dentro- hizo una pausa y refregó su rostro para eliminar las lagrimas- En ese momento no me di cuenta que la vida me daba una oportunidad para cuidar a mi pequeña hija. Recuerdo que estábamos mas distanciados, tu padre y yo sumergidos en el trabajo y no les prestábamos atención como debíamos.

>Nunca te llevé al parque o te acompañé a la escuela, todo para trabajar mas duro y darles lo mejor. Fue tan doloroso cuando lo perdimos, aun siento que lo veo volviendo de la escuela con su mejor sonrisa y presumiéndote sus notas. Ustedes peleando en el jardín y de un momento al otro, se fue. Lo que quiero decir, es que te amo tanto, que a veces parezco una persona distraída y sumergida en mi propio mundo, pero eres todo para mi. Yo...

-Yo también te amo mamá- dejé mi silla y me senté sobre su regazo para sumergirme en un gigante abrazo de esos que expresan puro amor. Nunca había tenido este tipo de expresión de sentimientos de ella, pero me alegro que se abriera a mi. Me aparté y no pude evitar reírme al ver su rostro- pareces un mapache.

-Es el maquillaje que no es aprueba de agua.- ambas estábamos riendo mientras mi papá entraba a la cocina y nos miraba divertido.

-Lamento interrumpir pero Leni, hay alguien afuera.

Me puse de pie rápidamente y me dirigí nerviosa  a la puerta delantera. La puerta ya estaba abierta así que podía ver a la persona que estaba afuera.

-¿Que quieres Alex? Me quedó bastante claro que desconfiabas de mi y que me trataste de mentirosa- acoté enfadada mientras salía de mi casa y cerraba la puerta, no quería que mis padres nos oyeran.

-He venido a pedirte perdón- cambió el peso de una pierna a la otra- he hablado con Jason y dijo que tu lo defendiste, evitaste que lo golpearan.

-Tal y como te dije.

-Tal y como me dijiste- se acercó a mi y yo retrocedí- lo lamento.

-No me creíste. Dudaste de mi tal y como dudas todavía de lo que te dije de Kelly. Pero yo no miento, y a partir de ahora no tengo nada que ver con Erick. Porque así como vos sabias mi secreto, él lo sabia y yo no iba a dejar que nadie lo sepa.

-¿Por qué lo sigues ocultando?

-Porque en el momento en el que alguien se enterara, seria a mi la que me miraran con lastima, "pobre ahí va Lena que no tiene ni para comprarse un nuevo uniforme" y mi favorito, "no tiene ni para la comida".- respondí frustrada- Tu no lo entiendes porque lo tienes todo.

-Yo jamás dejaría que se burlaran de ti.

-Si, claro.

-Dame una oportunidad- comenzó a acercarse despacio evaluando mi respuesta- Comencemos de cero.

-No.

-No perderás nada, por favor.

-No- repetí.

-No te arrepentirás- tomó mi rostro entre sus manos y comencé a sentir a mi corazón desbocarse.- Lena te equivocaste cuando dijiste que lo tengo todo porque si yo no te tengo, no tengo nada.

Besó mi sien y yo me sentí desfallecer. 

Se veía como que no aflojaría en ningún momento y para ser sincera no quería que lo hiciera. No sabia decir en que momento Alex se volvió tan importante para mi. Suspiré y me separé lo suficiente para mirarle a los ojos.

-Con una condición.

-¿Cual?

-Enséñame a manejar.

-Esta bien...- pareció confundido pero señaló su auto- Podemos ir ahora si quieres.

Miré mi atuendo, el mismo sweater rosa que usé con Sam y short de jean, estaba en condiciones. Les grité a mis padres que volvería mas tarde y cerré la puerta. No necesitaba movil ni llaves, era tan sencilla que no tenía que llevar nada encima.

-Iremos a un lugar donde no haya vehículos, así no hay problemas.

Subimos al auto y condujo tranquilo por la ciudad, hasta llegar a un lugar apartado de la civilización. Eché una ojeada mientras conducía y se lo veía realmente cómodo. Estábamos en un ambiente rural cuando aparcó.

-Intercambiemos de asiento- dijo mientras salía del auto. No se si esperó que yo descendiera del vehículo pero pasé mi piernas hacia el lado del piloto y pasé por encima de la palanca de cambios. Estaba ansiosa, era la primera vez detrás de un volante.- Espero que sepas que nunca le enseñé a nadie a manejar así que espero que no seas un peligro para la sociedad.

Reí y salió de mis labios una sonrisa temblorosa.

Inhala y exhala, esto podía ser sencillo ¿O no?



-Maddalena Morais, toda una conductora.

Sonreí dejando que el viento proveniente de las ventanillas sacudiera salvajemente mi cabello. Estaba disfrutándolo muchísimo mi libertad, mía y de nadie más. Se sentía tan liberador y placentero que podría hasta llorar de la emoción. Solté una carcajada mientras Alex se unió a la mía y terminamos rebosantes de alegría.

Aparqué el vehículo y elevé la palanca del freno de mano y suspiré.

-¿Estuvo bueno no?

-Demasiado. Podría hacerlo durante horas.

Alex miró alrededor pareciendo reconocer el lugar.

-Ven, baja del auto- abrió la puerta del acompañante y agregó:- te enseñaré algo.

Lo seguí, casi pisando sus talones. Estábamos rodeado de árboles, donde la paz y tranquilidad era casi palpable. Caminamos por un campo ordenado y parecía recién plantado.

-¿Estas seguro que podemos estar aquí?

-Muy seguro.

-¿Se puede saber el por qué?

-Es de la familia de mi madre.- era la primera vez que hablaba de ella, era todo un misterio para mi.

-¿Donde esta tu madre?

-De viaje- ni siquiera me miró cuando respondió. Lo forcé un poco mas.

-¿Puedo conocerla?

Se detuvo y volteo a verme sorprendido.

-¿Quieres conocerla?¿Por qué?

-Tu conoces a la mía...

-Hablaré con ella.

Parecía una mujer fría, si su hijo tenía que consultarle para que la conozca. Si era como su marido, esperaba a alguien arrogante y refinada, quien sabe, quizás me equivoque.

No avanzamos mucho hasta que vi el río frente a mi. La vista era increíble, lo mas hermoso que había visto en mi vida. Hasta el aire se sentía más puro y limpio, alejado de todo olor de la civilización.

-Es hermoso.

-Siempre vengo aquí cuando quiero estar solo. Es pacifico.

Tomó asiento a orillas del río y me senté junto a él.

-¿Por qué me pediste manejar?- miró al horizonte y yo le imité- pudiste pedirme cualquier cosa, sabes que yo haría lo que fuera por ti- tomó mi mano derecha y besó los nudillos.

-Desde niña siempre quise hacerlo, mi hermano Nathan prometió que me enseñaría con el auto de papá pero él murió y por las deudas el auto se vendió. En cierto momento, perdí toda esperanza de aprender.

-¿Por que yo?- sentí sus ojos mirándome fijamente.

-Por que eres mi amigo, ¿O no?- voltee mi vista y su manifestación de ternura me llegó al corazón. Sonreí y él tomó el impulso y me besó. Extrañaba su cercanía tanto que parecía irreal. Coloqué mis manos sobre su rostro y lo acerqué aun mas profundizando el beso. Esbozó una sonrisa que dejaba ver sus dientes blanco y colocó su mano en mi espalda acercándome. Jamás había estado tan cerca de un muchacho e increíblemente se sentía tan bien. Parecieron siglos los que pasamos así, uno mezclando su respiración con el otro. Las mariposas de mi interior rebosaban de alegría.

-Ya esta atardeciendo- comenté elevando mis labios.

- Podemos quedarnos todo el tiempo que quieras.

Se puso de pie y tomó del dobladillo de su camiseta y se la quitó por la cabeza. Esta vista era mucho mejor que la otra.-Vamos a nadar.

Dicho esto, me agarró del brazo y tiró de mi. Me llevó en su hombro como si no pesara nada.

-¡No!¡No me quiero mojar!- chillé fuertemente mientras me llevaba hasta el agua y de un salto nos sumergimos los dos. No era una experta nadadora pero me arreglaba bastante bien.

-Esta hermosa el agua.

-Esta helada.

-Gallina.

Dicho esto nadé hacia él y lo impulsé hacia abajo. Él tomó mi pierna y mi brazo derecho y me lanzó como en una catapulta. Tosí y él se rio, por lo que le salpiqué.

Intenté nadar lejos de él hacia donde hacía pie, pero se acercó en dos brazadas y me abrazó por detrás. Envolvió sus brazos alrededor de mi y depositó besos sobre mi cuello.

-Hace mucho tiempo que quería tenerte así.

-Que mentiroso.





Nos dirigimos hacia su casa y cuando llegamos el portón de entrada de abrió, cuando Alex apretó los botones del control remoto. Avanzamos un poco mas y estacionó al lateral de la casa. Descendimos e ingresamos por la puerta trasera riendo.

-¿De donde sacaste que yo podría ser buena cantante?

-No lo sé pero me retracto.- abrió la puerta de la heladera y sacó una botella de jugo de naranja y sirvió en dos vasos de vidrio. Estaba maravillada por su casa.- creí que mis oídos perderían toda su capacidad para escuchar.

-Ya deja de llorar- lo golpee en el pecho haciendo retroceder un poco, colocó una mano en mi cintura y me atrajo a sus labios. Se oyó un carraspeo.

-Discúlpenme por interrumpir- giré ante la voz del mayordomo y quedé perpleja al verlo junto a Sam. ¿Que estaba haciendo aquí? Me sonrojé ante la situación que estábamos mostrando y retrocedí instintivamente.- Sr. Alex, aquí el joven quiere hablar con usted.

-Olvidalo- dijo Sam mirándome fijamente para luego dar media vuelta y dirigirse a la entrada. Quedé congelada en el lugar pero me percaté que a Alex no le parecía para nada extraño tener a Sam en su casa.

-¿Que diablos?- solté la pregunta mas para mi que para el.

-Tengo que explicártelo.

-¿Explicarme que?

-Sam... Sammuel es mi hermano.

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