Capitulo 28: descubrimientos
Tuve un largo día de recuperación, es decir, de dormir sin parar. Mis padres creyeron que estaba enferma y simplemente les seguí la corriente. Acurrucada en posición fetal, las horas y horas pasaban y yo dormitaba de a ratos. Tomé analgésicos para el dolor de cabeza y estomago.
Caminar hasta la parada era un fiasco, estaba cansada y sin ánimos de avanzar con más prisa. Ni me importaba si llegaba o no al colegio, solo quería volver a la cama y acurrucarme para siempre. Mientras iba en el colectivo, mandé un mensaje a Alex.
De Lena:
Gracias por cuidarme el otro día. ¿Podemos hablar?
Esperé y esperé respuesta pero nunca llegó. Solo quería dejar en claro lo que pasó con Jason y la noche pasada. Me encontré con Caro en el estacionamiento y juntas caminamos hacia el aula.
-Que cara tienes.
-No sabes la noche que tuve.
-¿Sigue en pie lo de Erick?
-Si, ahora mas que nunca.
-¿Como lo haremos?
-Aun no lo se. Espera...- vi a Alex girar sobre por un pasillo que iba hacia el área del gimnasio. Era mi oportunidad perfecta para enmendar las cosas y no dudé ni un segundo. Dejé a Caro mirándome desconcertada y corrí siguiéndolo. Necesitaba que entienda, no quería perderlo. Lo alcancé y lo obligué a girar sobre sus pies cuando lo sujeté del brazo- Necesitamos hablar.
-No tengo nada que hablar contigo- quitó su brazo bruscamente pero lo volví a sujetar.
-¿Pero que te pasa?
-¿Que me pasa?- Si, estaba muy enojado, si fuera una caricatura probablemente le saldría humo por sus orificios- ¿Que te pasa a ti? Intenté ayudarte el otro día cuando a nadie le importó que ni siquiera podías abrir los ojos y apenas llegó Erick, fuiste bajo su ala. No, son ellos o yo. Tu eliges. Y elige bien porque si los eliges a ellos, olvídate de que existo, Sam y Erick no son mejores que el resto de su banda y tu participaste en lo que le pasó a Jason y jamás te perdonaré.
-¿Por qué te niegas a creerme que yo no tuve nada que ver? - quería cambiar de tema porque no podía elegir y menos ahora que Erick sabia mi vida. Era solo un títere en todo esto, no tenía ni voz ni voto. Es fácil verlo desde afuera y probablemente si le dijera para él la decisión seria sencilla pero para alguien que lo vive en carne propia no lo es. Absolutamente imposible.
-¡Por que estuviste ahí y dejaste que los golpeara!
-Ah claro, y tenía que intervenir y dejar que ellos me golpearan también.
Comenzaba a enfadarme.
-¿Acaso les tienes miedo a tus propios amigos?- dudó un momento pero su enojo no le dejaba ver que si les temía. Debía encontrar la manera de que Erick no me molestase mas o perdería a Alex definitivamente y aunque me costara admitir, tenerlo conmigo era agradable.
-Yo no he tenido nada que ver, y le he ayudado.- volví a repetir lo que le había dicho antes y crucé mis brazos sobre mi pecho de manera defensiva.
-Seguro.-No me creía y eso me daba mas rabia. No había hecho nada para que desconfiara de mi pero él lo hacia una y otra vez.- Son ellos o yo, ahora déjame en paz.
Se marchó sin decir nada mas, dejándome parada viéndole marchar. Cuando giró sobre la esquina del pasillo, una mano agarró mi pelo haciéndome girar mientras que con la otra mano me estampó contra la pared.
-Te he dicho que te alejaras de él- A Kelly le brillaban los ojos de la furia.
-Es un país libre.
-No me desafíes, Maddalena. Acabar con ojo negro seria lo mas liviano que te podría hacer.
-Te romperé la cara a patadas si vuelves a amenazarme. A mi no me vengas a joder.
Estaba cansada de que todo el mundo me tome de juguete, si me tenía que hacer respetar, haría lo que tendría que hacer. La secuestraría, la despellejaría y vendería sus órganos, al menos así sacaría buen dinero y podría comprarme una casa a lo Barbie. Que buen sentido del humor tengo en situaciones como esta.
-Solo no quiero ilusionarte. Alex me pidió que vaya al baile de primavera con él.- ni había pasado por mi cabeza que había un baile y menos me interesaba con quien iba, aunque tocó una fibra sensible en mi que jamás admitiría- por eso, es mejor que te busques otro porque voy a ir con mi novio. Me eligió a mi, no a ti.
Caminó lejos de mi moviendo su asqueroso pelo teñido de mi vista, aunque no quiera admitirlo dolió, la preferencia de Alex lastimaba pero ¿Quién era yo para pedirle que me invitara a mi? No significaba nada para él, y pretendía que yo lo eligiera. ¿Para qué? Al menos me divertiría con Erick y su pandilla de mafiosos.
Tomé dirección hacia el patio y una vez que salí, me dirigí hacia el campo de fútbol americano. No solía faltar a clases pero hoy no estaba de humor. Me senté en una de las gradas y permanecí allí un largo rato. No se que esperaba, tal vez una señal del destino que me diga que voy por buen camino o quizás debía volver a los comienzos de mi negación por este colegio, e ir a una escuela pública y olvidarme de toda esta gente.
Vi a Rick subiendo las escaleras de las gradas acercándose a mi.
-¿Acaso me estas siguiendo? -bromee tomándole del pelo, él por apariencias podría asustar a cualquiera.
-Me descubriste, tenía pensado secuestrarte e intercambiar tus órganos por tazas.
Reí ya que teníamos el mismo sentido del humor, tan oscura nuestra alma.
-¿Por qué tazas?
-Como recordatorio por todas mis víctimas.
Respondí con una carcajada.
Suspiré y me recosté sobre el banco, estábamos a plena luz del sol, quedaría carbonizada en una hora mas de exposición. Era tan placentero. Rick tomó asiento junto a mi y estiró las piernas.
-¿Por qué no has ido a clase?
-Podría preguntarte lo mismo, Sherlock.- tapé con mi mano derecha el sol mientras veía las figuras de las nubes- no me sentía con ganas de ir.
-Yo tampoco- hizo una pausa y siguió-si mis padres me permitieran, dejaría la escuela y me uniría a un circo ambulante.
-Deja ya de mentir- reí.
-Siempre quise domar leones- tenía que admitir que era bastante extraño pero aún así me reconfortó su compañía - ¿Mejor?
-Si.
Permanecimos allí un tiempo, ambos sumidos en un cómodo silencio. Mi teléfono vibró.
De Erick
¿Te busco después de la escuela o tienes que fregar pisos?
De Lena:
Tengo que limpiar inodoros, ¿Quieres ayudarme?
De Erick:
Gracias pero no gracias. Te busco y te llevo.
Que pesadilla este sujeto. Ahora se había vuelto insoportable, no entiendo como Sam no le dice nada, ¿Estará enterado de que tenemos una especie de pacto? O quizás ya sabe mi secreto y lo encubre a Erick para que me siga molestando.
-¿Erick Daskman? - moví mi cabeza hacia la voz de Rick, no me percaté de que había cambiado de posición y ahora se hallaba pegado a mi. Su mirada estaba enfocada en mi teléfono.
-¿Lo conoces?
-Mi hermano era amigo suyo, eso fue hace un tiempo ya.
-¿Que pasó?
-El tipo esta loco - volvió a su posición inicial, esta vez cruzó los pies- Erick era como el jefe y todo aquel que se le unía era un peón de su juego. Nadie puede contar lo que hacen, escuché que un antiguo amigo de él contó una vez una anécdota y su auto amaneció incendiándose. Según mi hermano, él hizo muchas cosas que no quería por obligación.
-¿ Y por que no se iban del grupo?
-Es muy difícil decirle que no, a alguien que tiene el control.
-Lo sé.
-El obtiene lo que quiere.- se rascó la barba inexistente y sopesó un momento sus palabras- por lo que escuché, Pentfold marcó territorio.
Lo miré confundida.
-No entiendo.
-Al parecer, él puso drogas en tu bebida y cuando uno de sus seguidores te llevó a su cama, envió una foto a Alex diciéndole... Cosas... Obsenas.
-¿QUÉ?- me puse de pie rápidamente, esto no podía estar pasando. Hijo de mil puta.
-Eso no es todo, cuando Alex fue a su casa hecho una furia, literalmente casi derrumba la puerta. Discutió con Sam apenas te vio inconsciente, sabia que algo te habían hecho. Te veías blanco fantasmal. Cuando tu no quisiste su ayuda y preferiste la de Erick y él se marchaba, escuchó una frase desagradable de Erick y lo golpeó. Según los que estaban ahí, creyeron que Alex lo mataría.
-No puede ser- caminé de un lado a otro sin saber que pensar. Él me defendió. Así era como se enteró de donde estaba, él fue a buscarme y no dejar que me pasara nada. Recordé que la noche de Jason, había visto un flash que me iluminó mientras estaba sentada en el sillón con Sam, de seguro fue Erick y le mandó la foto a Alex.
-No te juntes mas con ellos.
-No, no lo haré más. - seguía dando vuelta en círculos pensando, analizando la situación.- él sabe algo que nadie se puede enterar.
-Entonces, encuentra algo que el no quiera que se haga público. Está metido en muchas cosas ilegales, seguro te enteras de algo.
-Eso es, debo seguirlo.- ahora mas que nunca tenía que seguir el plan de seguirle hasta ese lugar donde lo recogimos con Sam.
-Debes tener cuidado. Él es peligroso.
Asentí. Técnicamente, debía ir con Caro pero no podía ponerla en peligro por mi, ella no se merecía meterse en problemas solo porque yo la arrastraba al peligro. Una buena amiga protege a los suyos.
Se escuchó el timbre sonando por toda la institución. Rick se puso de pie y estiró sus miembros adormecidos, movió su mano hacia mi como ofrecimiento, la acepté y me puse de pie.
Caminamos juntos hacia el estacionamiento y vi el auto de Erick estacionado, él estaba apoyado sobre el capó con los brazos cruzados esperándome. Si todo salía bien, quizás sería la última vez que tuviera algo que ver con este imbecil, tendría que descubrir algún secreto jugoso. Saludé a Rick y me metí en el auto de Erick sin decir una sola palabra. Que el diablo me lleve, si él creía que debía saludarlo. Entró al auto.
-No vas a saludarme, preciosa?
-No te mereces que gaste mi saliva.
Respondió con una sonrisa engreída, si le molestaba o no mi lenguaje, no dijo nada. Puso el vehículo en marcha atrás y salimos del lugar, no sin antes ver por la ventanilla, como Alex me miraba con indignación. Él creía que yo no lo escogí. Será mejor así, me libero de Erick y Alex y yo... ¿Que? Él sigue con su novia, ¿Todos felices no?
Erick intentó hablar conmigo un par de veces, pero yo subí el volumen de la canción "duele el corazón" de Enrique Iglesias. Era mucho mejor que escuchar su voz.
-Adiós- bajé del auto y cerré de un portazo. Entré a Betty's.
Era de noche cuando salí de casa con paso decidido. Esperé hasta que mis padres durmiera para fugarme silenciosamente. Caminé hasta la esquina y tomé un remis. Saldría caro pero es un gasto necesario, lo tenía que hacer cueste lo que cueste. Subí a la parte de atrás del vehículo y saludé a la persona detrás del volante. Indiqué la dirección y por un momento el hombre dudó por lo que tuve que repetir la forma de llegar. Por suerte recordaba perfectamente como llegar sino seria ir a un callejón sin salida.
Cerré mi chaqueta de imitación de cuero y froté mis manos contra mis piernas, estaba mas ansiosa de lo pensado. Si algo salía mal, no se a que peligros podía llegar a enfrentarme.
-¿Estas segura de que es por aquí?
-Así es. No muy lejos desde donde estamos.
Pasaron unos minutos y le indiqué al conductor que aparcara. Al igual que la otra noche, no había una sola luz iluminando el sitio. El hombre volvió a preguntarme si estaba segura descendiendo aquí y yo pese a que mi interior decía "Regresa", afirmé que estaba en el lugar correcto.
Al salir del auto, el frío fue lo primero que sentí. No estaba segura de si fuera eso o la incertidumbre de lo que encontraría en un lugar como este, provocó que mi piel se ponga como de gallina. Inspiré profundamente capturando la mayor cantidad de aire posible y solté dióxido de carbono, lo repetí varias veces hasta que mis piernas dejaron de temblar. Avancé por el irregular suelo, esquivando ramas y árboles a mi paso. Caminé y caminé hasta que creía que si continuaba así, acabaría perdida en el medio del bosque.
Me detuve abruptamente cuando escuché las primeras voces de la noche, me agazapé detrás de un arbusto e introduce mi cuerpo en él, de tal manera que podía observar a través de la planta sin ser vista. Ayudaba el hecho de que había pensado vestirme completamente de negro así podía mimetizarme correctamente.
Agudicé mi oído lo mejor que pude.
Dos hombres y una mujer, quienes no podía distinguir solo por su figura en la oscuridad, caminaron por un sendero de tierra hasta llegar a un auto.
-¿Tienes todo lo que quieres?- la aguda voz del hombre me sorprendió. Debían ser mucho mayores que yo, no pude oír la respuesta de sus acompañante porque estaban lejos. Subieron al auto y se marcharon.
Me puse de pie lentamente, con el corazón latiendo a miles de kilómetros por hora, mirando a mi alrededor por si captaba otra presencia. Metí mis manos en los bolsillos de mi chaqueta mientras saltaba ramas del suelo para no hacer ruido. Tomé la misma dirección por la que vinieron los hombres, y no tardé mucho en ver una cabaña. No dejé la vegetación en la que estaba, seria insensato entrar a campo abierto sin un plan. No podía ir a tocar la puerta, probablemente debía quedarme vigilando toda la noche. Me coloqué de cuclillas detrás de un árbol, rodeada de maleza. No quería ni pensar en los insectos o reptiles que podrían estar junto a mi. "Concéntrate Lena".
En la casa habían dos ventanas que daban en mi dirección, una de ellas iluminada precariamente. Decidí esperar para ver si algo sucedía o si alguien entraba o salía de la casa, ya que las personas que vi hace un rato debían de salir de allí. Aguardé la calma pero nada sucedió, ni una señal de lo que podría estar pasando ahí adentro. Solté vapor por mi boca a mis manos para ver si podía calentarlas, a medida que la noche caía, la temperatura bajaba en caída. Moví mi mano sobre la tierra y tomé un par de piedritas y las pasé de una mano a otra para tratar de tranquilizarme. Esperé un tiempo mas pero ya estaba intranquilizándome, cambié de posición pero ya no podía esperar mas. Mi paciencia llegó a su limite.
Salí sigilosamente de entre los árboles y corrí hacia la casa, apenas llegué me detuve debajo de la ventana que estaba a oscuras. No se escuchaba ninguna voz, me armé de valor e intenté abrir la ventana. Ésta era corrediza, y se deslizó sin hacer ruido. Apoyé mi pie izquierdo en la pared y me impulsé lo mejor que pude y trepé. Costó pero lo logré.
Metí mi cuerpo por la abertura y bajé dentro de la habitación. Me agazapé en el interior de la vivienda, procurando no hacer movimientos bruscos o chocaría contra algún mueble u objeto. La luz de la luna apenas daba destellos de las sombras de los objetos. Podía escuchar voces pero no lograba entender desde mi posición cerca de la ventana, me arrastré de rodillas hasta el lateral de la puerta. Tomé la manija y la bajé lentamente y abrí la puerta lentamente para que no se dieran cuenta que alguien había entrado.
-Pásame la botella cariño- era la voz de Erick. No podía verlos desde mi posición, solo veía un pasillo con la misma iluminación. Se escuchó el ruido de platos y una risita femenina.
-Ten, bebé.
-Me gusta que me digas así pero mas me gustas tu.- Escuché el ruido que comúnmente provienen de besos.- ¿Quieres uno?.
Había ruido como de bolsas y bolsas que se movían, de repente un ruido seco.
-Me dan asco ustedes.
Una voz desconocida provenía de alguna parte de la casa, era de un hombre aparentemente mayor, ¿Con qué clase de gente se junta él?
-Podemos compartir- aclaró Erick soltando una carcajada.
-Solo quiero que dejes en condiciones mi casa.
-Tranquilo hermano, la cerveza cayó sola- ese había sido lo que provocó el ruido- Ahora ella limpiará.
-Hey - exclamó la voz de la mujer, que me sonaba familiar. ¿Alguien del colegio?
-Tu limpia, cariño.
Se oyó una queja pero fue silenciada. Seguramente estaba limpiando la suciedad del suelo.
Vi de reojo al hombre caminar y lo recordé de la fiesta en la casa, donde encontré a Sam en la cocina. Él había estado sentado junto con la banda de Erick.
-Quiero mi parte- Exclamó en voz alta Erick.
-Tendrás tu parte cuando lo diga yo.
Un ruido repentino retumbó por la casa.
-Me corresponde el 50% de la venta.
La tensión era palpable en el lugar, apoyé mi mano sobre mi corazón porque sentía que el movimiento irregular, tarde o temprano me delataría.
-Cálmate Daskman- pronunció el hombre, quien parecía ser superior a Erick. Por fin encontraba a alguien arriba de la cadena de mando- te daré el 25% y te callarás, esto no es una democracia, mi negocio, mis reglas.
-¡En eso no habíamos quedado!
Se escuchó el grito de la mujer y un golpe duro. No alcanzaba a ver pero supongo que uno de ellos habrá quedado estampado contra la pared.
-Mi negocio, mis reglas- repitió el hombre, sin lugar a dudas, Erick salía en desventaja de la situación- No lo olvides,Erick.
Silencio sepulcral llenó la habitación. Pasos resonaron por la casa, saltó mi alarma mental de que la persona estaba caminando hacia mi.
Miré en todas las direcciones posibles y sin dudar ni un segundo, trepé y salté por la ventana. Caí en la dura y áspera tierra pero me puse de pie rápidamente para cerrar el vidrio. Si corría aire, la persona que iba hacia la habitación se daría cuenta. Me acuclillé contra la pared y abracé mis rodillas. Si corría, me verían dirigirme hacia los árboles y saldrían a perseguirme. Alcé la vista, la luz del cuarto se encendió al mismo tiempo que la puerta que daba al exterior se abrió. Me recosté sobre la tierra silenciosamente y esperé a que las personas no me vieran.
-¿Ahora qué harás? Tenias invertida esa plata en otro negocio de metanfetaminas.- no me sorprendió el hecho de que era una mafia de drogas, pero parecía demasiado turbio. Estaba muy asustada por si me veían. Tenía que ver a la chica que hablaba, sabia que la conocía de algún lado. Las voces se alejaban del lugar en el que estaba acostada boca abajo, tenía que seguirlos. Me arrastré sobre el césped mojado por el rocío. Las figuras de dos personas se difuminaban por la luz de la luna, yendo hacia el sendero que recorrí minutos atrás.
Cuando alcancé la línea de los árboles, me sumergí en una frenética caminata hacia ellos, siguiéndolos como un espía. Los alcancé al instante.
-...no puedes hacer eso.
-Lo haré. No me importa nada.
-Lo dices porque estas enojado.
-No, lo digo mas enserio que nunca- Erick estaba avanzando con determinación, estaba enfadado. Vamos Erick, di algo, algo que me ayude a salir de tus garras. Lo que dijo a continuación me dejó helada:- ya he hablado con los chicos, quemaremos esta mugrosa casa y todo el negocio de Carl de una sola vez. No dejaré que tome mi dinero.
-No puedes hacerlo.
-Nada me detendrá, cariño.
-Si se entera, te matará.
-Nadie le va a decir nada, confío en los chicos y en ti.
-¡Erick no puedes!
-Si pued...- pisé accidentalmente una rama y me congelé al instante, todo se detuvo a mi alrededor, hasta mi propia respiración.- ¿Quién díablos está ahí?
Erick se acercó amenazante al lugar donde estaba y creí que me desmayaría, cada paso que daba, mas cerca de mi muerte estaba. De repente sonó el teléfono y Erick atendió.
-¿Que quieres?... Estamos yendo... Salió peor de lo esperado... Ahora estoy con ella... Ya vamos.
Apenas escuché que se marchaban y mi pulso se calmó, salí de la bruma que envolvía mi mente y creí reconocer la figura de la mujer, tan alta y estéticamente perfecta, con curvas y cabello largo, no alcanzaba a ver el color y tal vez no lo reconocí porque hablaba normal y no siendo una perra. Estaba convencida de que era Kelly pero por la oscuridad no podía reconocerla del todo.
Llegaron hasta el auto y Erick besó a Kelly en los labios, uno largo y profundo. Ambos subieron al vehículo y se marcharon.
Tapé mi boca incrédula a la situación que acabo de presenciar, Erick comerciaba droga y pensaba quemar todo el negocio de Carl, el otro hombre que parecía tener mayor autoridad, y Kelly, novia de Alex pero salía con Erick. Ya no entendía nada, ¿Como pudo acabar la noche así? Esperé a que el vehículo marchara y caminé por entre los árboles, siguiendo el camino por el que marchó el auto. Caminé y caminé sumida en mis pensamientos. Ahora tenía como utilizar a Erick a mi favor, a pesar del miedo que sentía en mi interior, debía ser fuerte y enfrentarlo. Y con respecto a Kelly, Alex debía enterarse de que ella le era infiel, no podía soportar que le traicionara de esa manera.
Abrí mi celular y vi que no tenía señal, ahora no se que haría. Estaba bien lejos de mi casa.
Me tomó un par de horas llegar hasta mi casa a pie. Tuve miedo de mi propia sombra en varias ocaciones y tuve que correr por miedo a que me asaltaran en otra. Cuando traspasé la ventana de mi habitación, comenzó a amanecer. Un nuevo día había llegado.
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