Capitulo 25: ¡Arre caballito!
-¿Como fue tu noche?
-No ha salido como lo planeado- respondí a Caro que me miraba desde su pupitre. Suspiré y le conté lo que había pasado, estaba atónita a medida que relataba los hechos.
-¿No le dirás nada? No ha sido tu culpa, lo has defendido.
-A sus ojos, es como si yo misma le hubiera golpeado a Jason.
-He escuchado que pasó el fin de semana en el hospital por la ruptura de varias costillas y los médicos le recomendaron que estuviera bajo observación.
-hmmm... Esto es muy frustrante.
-¿Te da miedo?
-¿El qué?
-Que el grupo de Sam te haga algo si dices la verdad.
-No lo se.- reflexioné su pregunta un momento mientras garabateaba sobre mi cuaderno- Sam no me dijo nada después de que le rechazara para llevarme a mi casa pero Erick me mandó un mensaje, no se cómo consiguió el numero, no creo que Sam se lo haya dado. Pero decía algo como "Seria mejor que los secretos, permanezcan en secreto".
-Suena macabro.
-Puede ser. Pero sigo sin entender el recelo que hay entre los dos grupos. La tensión era palpable esa noche, como si no hubiera sido la primera vez en ese tipo de situación.
-Por mi parte, nunca pensé que Sam podía llegar a juntarse con gente como esa, no es la clase de persona que aparenta en el colegio.
-Sin embargo, puedo averiguarlo.
-¿Como? No creo que Alex quiera contarte.
-Puedo probar con Sam o Erick, a él le gusta presumir.
-¿Saldrás otra vez con ellos? Pensé que estabas enojada.
-Lo estoy, pero todo sea por averiguar.
-Ten cuidado, parecen gente peligrosa.
-Eso porque no has visto donde tuvimos que buscar a Erick- rememoré el sitio y el miedo que tenía, se me puso piel de gallina.- Eso podría hacer primero.
-Estas loca, que ni se te ocurra.
-Vamos Caro, ¿Por que Sam dijo que Erick tenía problemas? ¿Que podría haber ahí en el medio de la nada?
-No me incluyas en tu plan. No quiero aparecer en una bolsa o descubrir algo y tener que cambiar de nombre y de país porque me persigue la mafia Rusa.
Rodee los ojos y me reí.
-Que melodramática. Iremos este viernes, es mas seguro de atraparlos con las manos en la masa.
Estaba segura de que sería una misión suicida pero si conseguía algún secreto jugoso de Erick, estaría a salvo por si digo la verdad de que lo golpearon a Jason. No creo que ninguno de esos hombres tenga el dinero necesario para pagar un abogado que le gane al de Jason. Tenía que ser mas lista. Tener información de back up para proteger mi espalda cuando se desatara la tormenta. Toda la clase estuve pensando que podría haber en ese lugar, probablemente drogas como la pastilla que me invitaron o tal vez... Sonó el timbre que daba por finalizada la clase y provocó que pegara un respingo. Me puse de pie, recogí mis cosas y caminé por los extensos pasillos del instituto. Una mano salió de la nada y por un momento tuve el presentimiento de que era Alex y mi corazón daba saltitos. Pero cuando giré era Sam con una gran sonrisa. Tenía su atuendo habitual con camisa y sweater y sus gafas.
-Hey hola.
-Hola Lena, ¿Como estas?
-Bien, gracias.- seguí caminando con él a mi lado. Aún seguía resentida por la noche anterior, su actitud me confundía de sobremanera.
-Quería saber si querías ir a verme practicar, tal vez podrías montar si no tienes miedo.
-¿Yo miedo? Jamás- respondí tajante. Uf que orgullosa soy.
-Espera- me detuvo- quiero disculparme.- creo que esperaba que yo lo disculpara pero me hizo pasar una noche horrible y no se lo dejaría pasar tan fácil, a pesar que necesitaba respuestas- lo siento, fue una noche de mierda y no debí hacerte pasar por ello.
-¿Por qué lo hicieron?- más vale ser directa, no me gustaban los rodeos.
Rascó su cabeza, veía la indecisión en su rostro.
-Es difícil de explicar...- me encogí de hombros indiferente y retomé la marcha por el pasillo pero volvió a frenarme- solo dame tiempo. No puedo decírtelo.
-¿Por qué?
-No es solo un tema mío, involucra a varias personas.
-Como tu digas- no me iba a dejar arrastrar por el mundo sin saber nada.
-Déjame compensarte.
-No necesito nada, ya se me pasará.
Mentira.
-Acompáñame así se te pasa antes.
-No.
-Dale, te prometo que la pasarás lindo y podemos competir cada uno en un caballo.
Lo más sensato seria decir que no por mi orgullo herido pero no era una persona de hacer siempre lo mejor para mi.
-Seria muy injusto. No me gustaría que te sientas mal perdiendo, rompería mi corazón- Sam cambió su antigua expresión y río fuerte, provocando que varias personas se quedaran mirando. Ahora que lo veía bien, se notaba que él era mas de lo que aparentaba ser. No entendía a que quería llegar conmigo. Resoplé- hablando enserio, nunca monté y seguramente le haga un favor al caballo si no me subo. Estaría atentando contra la vida de ambos.
-Esta bien, puedes acompañarme y mirar la hermosa vista- guiñó un ojo para hacer énfasis en su punto.
-Esta bien. ¿Como vamos?
-En mi auto después de la escuela. Tengo un torneo el sábado asi que tengo que estar en forma y mi caballo también.
-Suena perfecto.
De reojo vi a Alex mirándonos con cara de pocos amigos, si de sus ojos saliera fuego, esto seria el mismísimo infierno. Pero fue él quien me avergonzó cuando ni siquiera quiso hablar conmigo, yo debería estar enojada. Si tan solo hubiera podido explicarle la situación... Ni siquiera debería sentirme mal, si por él yo me metí en esta situación al pedirme que lo invitara a Sam a salir. ¿En que estaba pensando?
El viaje fue mas largo de lo pensado, el lugar estaba bastante lejos y en medio de la nada. Me sentía cómoda junto a Sam. Le había pedido que me espere un rato así me podía cambiar de ropa, por suerte había dejado algo en el casillero que podía usar. El sweater rosa me abrigaba a la perfección y el jean claro era elastizado, cortesía de la tienda de segunda mano. La canción "Ho hey" sonaba en la radio y no pude evitar tambollirear los dedos y susurrar pedacitos de la música.
-Cantas hermoso.
-Ja ja, viene de familia.
-¿Hay alguien que canta peor?
-Creo que esa seria mi mama, ella canta las 24 horas del día y digamos que mis oídos se acostumbraron al dolor.
Nos reímos al unísono. Ojalá mama nunca se entere o es probable que cante aun mas tiempo solo para molestarme.
-¿Tus padres de que trabajan? - entrecerró los ojos mientras frenaba el vehículo, se rascó la barbilla. Creo que estaba debatiendo si contarme o no.
-Mi padre empresario y mi madre su recepcionista.
-¿Así se conocieron?
-Si. No hablemos mas de ellos.
-¿No te llevas bien con ellos?
-Si, simplemente no quiero hablar de ese tema.
-Okeeeeey.
¿Que problema tiene? ¿Acaso toda su vida es un misterio?
Nos dirigimos hacia el establo y allí había un caballo negro como el carbón pero con pecho blanco como la nieve. Era gigantesco y tan hermoso. Relinchó cuando su dueño se acercó y le acarició el ocico.
-Esta es Lena, Lena el es Storm.
-¿Puedo acariciarlo?
Alargó su mano y me la extendió para que la tomara. Sus dedos eran cálidos alrededor de los míos y esperaba sentir el calor abrirse paso por mi interior y asentarse en mi bajo vientre como cuando estoy en contacto con Alex pero no sucedió. Llevó mi mano hasta la cabeza del animal y la apoyó sobre su frente. Era tan suave como lo esperaba. Sonreí tiernamente cuando Storm se acercó aún más a mi mano.
-Se ve que le gustas.
-El sentimiento es mutuo.- tenía su rostro muy cerca del mío, si me acercaba un poco, nuestros labios se tocarían. Aun podía sentir cuando Alex me besó en el campamento, ese momento tan íntimo... Sacármelo de la cabeza. Borrar archivo. Claro, como si fuera tan fácil.
Retrocedí y me senté sobre un banquito que estaba contra una pared.
-¿En que consiste tu entrenamiento?
-Hoy es mas una clase de entrenamiento físico porque como sabes, debo permanecer mucho tiempo con las piernas sujetas al caballo y tener equilibro- Comenzó a juntar su ropa de montar y se sacó la camisa del uniforme para ser reemplazada por una remera deportiva. Me sonrojé al instante en el que vi su piel y aparté la mirada rápidamente.- primero debo comenzar con entrenamientos básicos para los músculos de los brazos, piernas y abdominales.
-¿No tienes un entrenador?
Presté atención mientras salíamos del establo y caminábamos hacia un salón.
-Si, en realidad los mas experimentados no necesitan pero yo prefiero que si. Así tengo a alguien calificado que puede corregir mi postura y ver si hay detalles que cambiar. - Abrió la puerta para mi y siguió :- pero mi entrenador Mauri se enfermó y no va a estar conmigo por unos días. Lo bueno es que ya sé la rutina. - se detuvo y me indicó :-Espérame aquí.
Comencé a mirar a los alrededores, estaba en el centro de un gimnasio de lujo con un montón de máquinas y elementos de ejercicio. Tomé una pesa rosada de 5kg y la sostuve sobre mi mano. Nunca había estado en un gimnasio, era plata que no podía desperficiar si podía salir a correr o utilizar elementos de la cocina como pesas. Siempre me he preguntado, ¿Que pasaría si mi familia tuviera dinero? ¿Seria yo muy diferente a lo que soy ahora? Cuando era mas chica, no me había percatado de mis limitaciones, y en mi antiguo colegio público no se notaba tanto la diferencia. Era más invisible, que otra cosa. La textura de la pesa era tan perfecta y acolchonada, nada como mis botellas de gaseosas cargadas con arena de los parques. Llegó cierto punto, que no tenía tiempo para ejercitarme, solo trabajar y debo agradecerle a ello mi figura.
Recordando mi salida con Sam y Erick, había una cosa que no me cerraba. ¿Como Alex sabia que yo estaba en ese club? ¿O fue casualidad? Fue algo muy extraño porque no se sorprendió de verme allí con Erick y su banda. Estaba la posibilidad de que alguien le haya dicho...
-¿En que estas tan concentrada?
Giré ante el sonido de su voz.
-Nada.
-Mirando a la nada y pensado en el todo.
-Exacto.- devolví la pesa a su lugar y caminé hacia Sam.- ¿Por donde vas a empezar?
-Por la cinta. Correr un rato.
Me senté sobre un banco cerca de la maquina que él estaba encendiendo para comenzar a usar. Durante su entrenamiento hablamos del colegio, materias favoritas y esas cosas, tanto él como yo guardábamos información. Lo veía en su expresión cada vez que le preguntaba algo personal.
-Sabes, tenía una duda respecto del otro día. ¿Sabes que hacia Erick en un lugar tan desolado cuando lo fuimos a buscar?
Sus cejas se juntaron.
-No.
-¿Seguro?
Se notaba que sabia lo que estaba haciendo Erick. Mas curiosidad me daba por descubrir.
-Si.
Decidí cambiar de tema porque se lo veía molesto.
-Así que tienes una fundación canina, ¿No?
-Si, mi mamá siempre fue amante de los animales y me lo inculcó desde pequeño.
-¿Donde queda?
-Cerca del colegio, te llevo si quieres.
-Me encantaría.
Paró de hacer flexiones de brazos, y exhaló sonoramente. Se acercó a un espejo y tomo una toalla para secarse la transpiración.
-¿Te vas a animar a montar?
-Hmmmm, tal vez, puede ser , quizás.
Rio.
-No seas gallina, yo te ayudaré.
Tomó mi mano y prácticamente me arrastró hasta el establo otra vez. Genial, iba a morir de una caída de un caballo. Si, un poco exagerada otra vez. Sujetó las riendas de otro caballo blanco, a la derecha de Storm y lo obligó a avanzar hacia afuera.
-Bien, presta atención que es fácil y te va a encantar. Primero debes colocarte a la izquierda del animal, para que sea mas sensillo voy a colocarle la silla de montar ya que eres primeriza- ajustó la misma al lomo del animal mientras hablaba- Coloca el pie izquierdo en el estribo izquierdo y lleva el cuerpo hacia arriba. Si, así- seguía sus instrucciones paso a paso- Balancea la otra pierna alrededor del cuerpo del caballo, como si lo abrazaras con la pierna e inserta el pie derecho en el estribo del mismo lado. Bien, ahora pon la espalda recta y coloca las piernas así.
Imité el movimiento que me enseñó y Sam trotó hacia el establo, dejándome sola arriba del animal. Oh por dios.
-¿Ahora que hago?-Acaricié el lomo del animal que estaba entre mis piernas y susurré:- no me vayas a matar, soy muy joven para morir. ¿Sam?... ¿Sam?
-Tranquila Lena, no estés tan tensa- el se veía hermoso sobre Storm, con su cabello moviéndose al ritmo del balanceo del animal. Se colocó a mi lado y palmeó a su caballo- No hice la presentación adecuada, Reina ella es Lena, Lena Reina.
Dicho esto, pegó un minúsculo salto como Storm y avanzó rápidamente a galope.
-¡¿Y ahora que hago?!- le grité a Sam, que estaba alejándose y marcando una distancia cada vez mas amplia entre nosotros.
-Agita las cuerdas suavemente- gritó como respuesta y yo me limité a murmurar insultos- A ver Reina, si tu me ayudas , prometo darte una manzana gigantesca o zanahoria, lo que sea que comes.Avanza.
El animal no se movió, intenté agitando la cuerda y una vez, nada. Volví a intentarlo esta vez imitando a Sam con su mini salto. Reina salió corriendo que tuve que pegarme a su lomo y agarrarlo como si de eso dependiera mi vida. No tuve ni tiempo de gritar ya que parecía paralizada del miedo mientras seguíamos avanzando a una velocidad vertiginosa.
De repente se escucha un fuerte silbido y Reina para. Creo que hubiera ido directamente al suelo, si no hubiera estado tan dura. Seguramente mi espalda dolería por siglos.
Sam se acercó galopando preocupado, si tuviera un aire comprimido en este momento, lo derribaría con auténtica felicidad. Probablemente diría, "¿Oh te he lastimado? ¡No ha sido a propósito!". Se colocó junto a mi y tomó de las riendas del animal y me habló:
-¿Estas bien?- parecía preocupado pero yo estaba muy enojada.
-Si, y no gracias a ti.
-He silbado y ha parado.
-Podrías no haberme abandonado y quizás no hubiera estado en peligro.
-Lo lamento, creí que te divertirías.
Lo dijo con tanta sinceridad que cuando lo vi a los ojos detenidamente le creí, tuve que guardar toda mi bronca en un cofre en mi cerebro. Colocó su mano sobre la mía que estaba hecha un puño y con la otra movió las hebras de mi cabello con los dedos, tenía los labios tan cerca de mi... Tal vez podría... Colocó su mano sobre la parte posterior de mi cuello y acercó nuestras cabezas. Estábamos a escasos centímetros cuando mi yegua relinchó y avanzó sola. Maldita bestia, si volvía a correr me daría un infarto. Sam sonrió y pareció recobrar la compostura por lo que volvió a tomar de la cuerda y haló a Reina con dirección al establo.
Estuve tan cerca de besar a Sam por segunda vez, ¿Quería hacerlo o solo fue de puro impulso? Aún no sabia lo que sentía por Alex, pero daba por hecho que el me importaba. Quise golpearme la cabeza con algún objeto para aclarar mis pensamientos. Era más difícil de lo que parecía.
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