Capitulo 22: Cita
Creo que fue la decisión más estúpida que alguna vez podría haber tomado. ¿Caminar sola de noche? Por mas que sólo tendría que dar la vuelta a la casa, mis tendencias suicidas están por las nubes. Por suerte salí silenciosamente de mi hogar y ahora me dirijo al encuentro con él. No se lo que le diría, no fue su culpa y él me defendió. Pero pese a que no lo quiera, tengo que obedecer a mis padres ya que ellos hacen lo mejor para mi. Suficiente dolor tuvieron al perder un hijo, no quiero que vuelvan a sentir lo mismo.
Apreté mi abrigo y crucé mis brazos para protegerme del frío, y avancé hasta que lo vislumbré debajo de la luz callejera.
-Lena, déjame decirte...
Troté la distancia que me separaba de Alex, lo tomé del cuello de la campera y no le dejé terminar lo que me decía, y estampé mis labios sobre los suyos. Lo tomé por sorpresa porque en un primer momento estaba tenso pero luego puso sus manos en mi zona lumbar y profundizó el beso. Me sentía flotar a la deriva, era como las películas cuando se sienten mariposas en la panza y la protagonista está tan emocionada que ve fuegos artificiales y esas boludeses infantiles.
Dejé escapar un quejido cuando posó una mano helada sobre mi herida.
-Lo siento, me había olvidado.
-Deja de disculparte, maldita sea.- retrocedí unos pasos y salí de la comodidad de sus brazos. - Lo único que haces es decir "Lo siento por esto y por lo otro", madura de una maldita vez. ¿Es que no lo entiendes? Quiero que dejes de pedir disculpas y reacciona, no te culpo por lo del parque... Así que solo para, que así no vas a solucionar nada.
-Yo... Yo... Tienes razón..- se sentó sobre la acera y puso las manos sobre su rostro.-¿Va a estar todo bien entre nosotros?
-Mis padres no quieren que nos veamos otra vez. Después de lo de mi hermano, no los culpo para nada.
-Supongo que tienen razón.
Inspiré profundamente.
-Será mejor que regrese.
Comencé a caminar de regreso. Me sentía tan bipolar, esta situación sobrepasaba lo irreal.
-Esperá...- me di la vuelta a la espera de que hable- el beso fue de despedida ¿No?
Asentí
-No puedo ir en contra de mis padres, ellos son la única familia que tengo y la vida ya es bastante dura como para añadirle problemas míos.
Me dirigí a mi casa sin mirar atrás, con la esperanza de estar haciendo lo correcto.
Por mis padres debía de dejar de verlo pero como vamos a la misma escuela seria muy difícil.
-¿Como está la herida?- me preguntó Sam apenas ingresé al colegio después de unos días de reposo. No sabia nada de Alex desde aquella noche donde lo besé. Aun me reprendo por lo impulsiva que soy.
-Bien, nada de que preocuparse.- intenté sonar indiferente y me encogí de hombros.
-Quise llamarte para saber como estabas pero no tenía tu numero - se veía tan dulce con su camisa del colegio y sus gafas.
-Estoy bien, gracias por preocuparte por mi.- sonreí ante su amabilidad y vi de reojo a Alex que estaba apoyado sobre el casillero de su novia. Eso es lo que mas me hacia arder de rabia. Cuando lo había besado, ni siquiera recordé que andaba con ella, parecía que solo estaba jugando con las dos.
-Quería saber si sigue en pie nuestra cita- comentó rascándose el cabello nervioso. Me había olvidado que Alex me había pedido que lo invite, seguro era un plan para humillarlo pero ahora, ahora yo podría salir con él y quien sabe, divertirme.
-Por supuesto, ¿Podrías el viernes?
Debido a que había aparecido misteriosamente mi dinero de la apuesta previa al ataque, ya no tenía que preocuparme por un tiempo por la cuota del colegio.
-Em... Entonces es una cita Maddalena.
Caminé sin interrupciones hasta el aula de ciencias y me senté en mi habitual lugar.
-Es bueno verte- anunció Caro dejándose caer en el asiento junto a mi y me abrazó suavemente. Apesar de odiar la escuela ahora podía ver que si hice buenos amigos.
-Lo mismo digo amiga.
-¿Me vas a contar que ha pasado? Nos han dicho que te asaltaron y que Pentfold pasó justo por ahí y te ayudó.
-Es una larga historia.
Caro resopló.
-Estoy cansada que no me cuentes nada, al principio te respeté y te di espacio pero ahora no te entiendo.- me miraba exasperada. No quería perderla, se había vuelto muy importante para mi- la amistad se basa en la confianza y no hice nada que no fuera digna de eso.
Giró sobre su asiento y miró al frente mientras el profesor entraba al aula y comenzaba a repartir los exámenes. Suspiré y comencé la evaluación.
-Esta bien- dejé salir mas tarde mientras apoyaba mi libro de matemática sobre la mesa y me senté enfrentada a Caro- Si quieres la verdad, te la daré. Estoy cansada de ocultar las cosas.
Y así comencé mientras Caro me escuchaba atentamente, lo único que oculté fue el secreto de Alex. La cara de ella no mostraba sorpresa alguna excepto por lo de las peleas clandestinas relacionada a la muerte de mi hermano. Tenía un nudo en el estomago con cada detalle de mi vida que daba, jamás había contado todas mis cosas de una.
-No pareces muy sorprendida- terminé por decir y ella apoyó su mano sobre la mía por encima de la mesa y la apretó con cariño.
- No tenía ni idea, lo lamento mucho.
-No te preocupes.
-Yo sabia de que no tenias recursos económicos como nosotros pero no me imaginé hasta ese punto. Tu casa es preciosa.
-Esa no es mi casa, ni siquiera se de quien es. Camino bastante hasta llegar a ese barrio para tomar el colectivo- dejé escapar una risa triste-la mía se cae a pedazos.
-Yo puedo ayudarte... Mi familia tiene dinero.
-No Caro, esta bien. Nosotros nos arreglamos, tranquila.
-Prométeme que si alguna vez necesitas algo, me lo pedirás apesar de tú orgullo.
Reí y se lo prometí. No le pediría nada, a menos que sea mi ultimo recurso. Saber que tenía a alguien apoyándome era demasiado reconfortante.
-¿Que harás con Sam?
Dejé escapar un quejido, cosa que últimamente hacia mucho. Puse mis manos sobre mi cara sin saber que responder.
-No lo sé, empezó como una broma de Alex pero ahora que ni hablo con él, no se que hacer. No quiero herir sus sentimientos.
-Capaz que te agrade. Parece ser un buen chico- murmuró Caro mientras dirigía su mirada hacia la mesa de Sam y sus dos amigos.
-¿Quien te tiene que agradar?- preguntó Rick mientras se sentaba junto a Caro con su bandeja repleta de pollo frito. No se como su estómago le permite comer tanta comida chatarra.
-Nadie- contestamos al unísono con Caro. Rick siguió nuestra mirada y se rio.
-¿Te gusta Sammuel Harrys?
-¡No! Baja la voz.
-No me mientas. Todo el colegio sabe que le invitaste a salir, cosa que nadie comprende. ¿Un bombón como tu y un nerd como el?
-Cierra la boca, Rick- me defendió Caro.
-El chico es todo un santo, tiene una fundación de animales desamparados o algo así y dicen que juega al ajedrez con los ojos cerrados. Aunque dicen que los mas santos, terminan siendo los peores.
Se reía a carcajadas y yo lo golpee en el brazo.
-No te burles, un poco mas de respeto si nisiquiera lo conoces.
La semana pasó muy rápido, como las centellas de un rayo. Tuve demasiados exámenes y trabajos que tuve que hacer recuperando los días que estuve ausente. Parecía ser que el destino me jugaba una mala pasada, porque dirección que tomaba, me cruzaba con Alex y yo apenas le dirigía la mirada. Intentó hablar conmigo unas pocas veces al comienzo de la semana pero luego, se dio cuenta que no lograría nada. Se rumoreaba que su relación con Kelly estaba en la cuerda floja, una chica los escuchó discutir pero no entendió el por qué.
Ahora estaba sentada sobre la punta de mi cama, intentando decidir que podría usar para mí pseudo cita con Sam. Si bien no quería hacerlo, le daría una oportunidad porque se lo merecía. No tenía nada que usar, solo cosas andrajosas y viejas. Diablos, ¿En que estaba pensando? En ese momento, mi teléfono vibró y apareció la imagen de Caro.
-No quiero ir.
-¿Estas loca? Podría resultar ser todo un Romeo.
-No se que ponerme.
-Eso dicen todas las chicas.
-Eso dicen las que tienen muchas cosas brillantes y hermosas.
Hubo un silencio en el teléfono.
-Dame tu dirección, ya se que prestarte.
-Pero...
-Cállate y dámela.
Y así lo hice, no quería que viera mi horrible casa pero confiaba en ella. Sabia que no me juzgaría. No demoró ni 10 minutos en llegar y tocar la puerta.
-Hola, soy Caro amiga de Lena.
-Soy Ana, la mamá.- se presentó mi madre mientras le daba un abrazo a Caro. Fue una escena muy dulce de contemplar.
-Mamá, déjala pasar- me asomé por la puerta de mi dormitorio y le hice señas a Caro para que viniera.
-He traído de todo- exclamó mientras cerraba la puerta de mi dormitorio, y examinaba el lugar.- es mas acogedor de lo que crees.
-Si tu lo dices- me encogí de hombros- ¿se puede saber que trajiste?
-Todo lo que creí que nos podía servir. Vestidos, pantalones, camisas y estos tacos infernales.
Mientras hablaba, desparramaba la ropa sobre mi cama. Era extraño ver algo tan elegante sobre mi acolchado viejo. Salchichita habrá escuchado que tenía visita porque comenzó a rasguñar la puerta sin cesar.
-Para ya, engendro del demonio.- abrí la puerta y lo dejé entrar en mi habitación. Ladró y ladró hasta que creo que reconoció en Caro su fragancia femenina y saltó sobre su regazo para lamerle la cara.
-Es precioso.
-Estuvo con tantas perras que podría darte una ETS.
-Pero que mala es tu dueña- le acariciaba el hocico y Salchichita emitía sonidos placenteros.
-Ay por Dios, deja de excitarlo, después no me dejará en paz en el parque persiguiendo a todo lo que se mueve.
Ambas nos reímos hasta que no soporté mas, abrí la ventana y lo apoyé sobre el césped. Esperaba que la puerta trasera este cerrada así no volvía a molestar.
-¿Qué puedo usar?
-Déjame todo a mi, tu solo siéntate y relájate.
Digamos que fue la experiencia mas placentera de todas. Dejé que me planchara la parte superior del cabello mientras que la inferior hacia bucles. Me puso diversos tipos de base, liquida y en polvo, rubor y tapa ojeras, y pinta labios color rosa. Estuvimos bastante tiempo discutiendo lo que me ponía, ella prefería los vestidos y yo los pantalones, en un estilo mas informal. Di una vuelta sobre mí misma para ver el producto final, la verdad que no estaba mal, mi pelo se veía brillante y sedoso y todo el maquillaje resaltaba mis ojos azules.
-Es muy corto.
Era un vestido negro con botones en la parte frontal y manga tres cuarto con dos franjas anchas blancas.
-No lo es, te sienta fenomenal.
-No, pienso sacármelo.- levanté el vestido para quitármelo pero justo sonó mi teléfono. Era Sam.- Ay noooo, no,no,no.
-¿Que pasó?
-Está por llegar a mi supuesta casa, tengo que correr y no puedo con estos estúpidos tacos.
-Cálmate, te llevaré en mi auto.
-No se que haría sin ti.
Apenas bajé del auto de Caro cuando un Mercedes Benz azul se estacionó frente a mi supuesta casa. Sam salió del auto y de dirigió a tocar el timbre pero antes lo detuve con un saludo:
-Hola Sam.
-Hey hola, ¿De donde vienes?
-Fui a dar una vuelta con Caro. Quería charlar conmigo.
-Ah, esta bien. ¿Vamos? - preguntó mientras caminó hacia el lado del acompañante y abrió la puerta. Sonreí ante la cortesía y me senté mientras el cerró la puerta y fue a sentarse en su asiento. Mi celular vibró .
De Alex:
¿Donde estas? Sam no es lo que parece.
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