capítulo 17: Paseo

-Ya llegué -anuncié mientras abría la puerta de la entrada de nuestra casa. Mamá estaba sacando la pizza del horno y papá estaba sentado en el pequeño patio trasero en una silla junto a la mesa. Le di un beso y tomé asiento frente a él.

-¿Cómo ha estado el colegio, Leni? - me encogí de hombros indiferente a la situación que había pasado. No les podría contar porque me regañarían.

-Estuvo bien- comenté mientras mamá salía con la comida- He sacado una A en Historia.

-Esa es mi niña- dijo papá orgulloso mientras devoraba un pedazo de pizza y sacudía sus dedos, dando a entender que estaba caliente. Comimos en silencio, maravillados por el sabor de la comida. Mamá se había lucido esta vez y le aplaudimos.

-¡Yo siempre cocino rico!-reímos sin poder evitarlo y mamá refunfuñó pero luego se unió a nosotros.

-Estaba pensando...- comenzó a decir mamá y vi que estaba nerviosa- en que deberíamos hacer algo distinto este año por el aniversario de Nat.
Coloqué mi mano sobre la suya para calmarla y agregué:

-Es una idea maravillosa- no había olvidado que mañana se conmemora la muerte de Nathan, por lo general cada año llevamos flores a su tumba.
Papa asintió de acuerdo con la idea.

-Podemos ir al Lago, a él siempre le encantaba- propuse recordando los buenos momentos que pasé junto a mi hermano.

-Es una buena idea- dijo mamá mientras le caía una gota de sus ojos. Papá le besó la frente en señal de cariño y así permanecimos un tiempo hasta que se oyó el timbre.

-¿Quién será a estas horas? - preguntó papá mientras mamá se levantaba y se dirigía a atender la puerta. Nos quedamos en silencio intentando escuchar quien era.

-Leni es para ti- anunció mamá y yo extrañada me dirigí hacia la entrada.

-Hola- dijo Alex dudando si hizo bien en venir o no. Entrecerré los ojos desconfiando de sus intenciones.

-Yo me encargo mama.

Ella asintió y volvió al patio trastero dejándonos al invitado y a mi en un extraño silencio.

-Lena...

-Lárgate.

-Quise disculparme por no haber dicho nada y por haberte hablado mal.

-No esperaba que hicieras nada, tu y yo no somos ni siquiera amigos- comencé a informarle- no necesito que vengas a decirme nada. Sólo vete.

-Aún así, no debería haber sido tan cobarde- estaba furiosa porque tuvo la valentía de venir a mi casa, podía ver como sus ojos evaluaban donde se encontraba y no pude evitar pensar que quizá la comparase con la suya.

-No tenias nada que ver, Alex- dejé escapar en un suspiro cansado. Aún tenía mucho con lo que lidiar, no necesitaba un problema más.- Sólo déjame en paz.

-¿Te gustaría ir a tomar un helado? -preguntó y yo me sorprendí por el repentino cambio de tema.

-¿Por qué?

-Porque me gustaría que charlemos un rato, si no quieres esta bien.

Miré hacia ambos lados pensando y decidí que me ponía incómoda que se encuentre en mi casa, así que acepté.
-Deja que busque dinero y vuelvo- comencé a decir pero el negó.

-Yo invito, yo pago.

-No quiero tu caridad.

- Acéptalo como muestra de que fui un imbécil.

-Realmente lo fuiste.

-¿Vamos entonces?

-Si, gracias.

Avisé rápidamente a mis padres y salí por la puerta delantera. Alex estaba apoyado sobre su auto y me hizo señas para que entrara.

No charlamos mucho en el camino, simplemente intercambiamos un par de palabras acerca de la música que estaba sonando en la radio. Cuando bajamos del vehículo, noté que había refrescado. Crucé mis brazos para protegerme del frío.

-¿De que te gusta el helado? - preguntó mientras pedía dos helados de ¼.

-Sólo tramontana. Es mi favorito.

-El mío también- dijo mientras sonreía.

Nos dieron el helado y decidimos caminar un poco por el parque. El helado era delicioso.

-Que conste que aún no te he perdonado.

-Pero estas en camino de hacerlo. Realmente lo lamento, fui un tarado por haberte hablado mal.

Me encogí de hombros y cambié de tema.

-La última vez que tomé helado fue con mi hermano- Confesé mientras saboreaba cada bocado.

-¿Lo extrañas verdad?

-Demasiado. Solía llevarme al cine, a tomar helado, una vez me llevó al zoológico y yo estuve emocionada por semanas.

-¿Cuándo murió?

-Mañana se cumplirán dos años desde su muerte- no se porque hablaba de este tema con él.

-¿Cómo lo llamaban?- sabia a que se refería, quería que le hable sobre las peleas de mi hermano. Increíblemente no me sentía incomoda hablar de este tema con él.

- Balas de acero, un nombre muy tonto- reí por lo absurdo de su apodo y Alex río conmigo de acuerdo.- aunque era peligroso, él solía llevarme con él, mi madre le hubiera matado por llevarme a escondidas pero me gustaba, no que peleara por supuesto pero compartir tiempo con él, era fantástico- reí recordando como después de cada pelea tomábamos helados sentados en la vereda.

-Yo comencé hace unos meses.

-¿Qué es lo que te impulsa a pelear?

-Al principio fue para desobedecer a mi padre, él es tan correcto y estricto que cuando era más chico me desesperaba. Lo busqué como una forma de descargarme de sus normas y descubrí que era bueno. Gano bastante dinero y me divierto.

-Nathan era como tu, siempre creía que se llevaba el mundo por delante. Era un gran hijo y hermano, pero les ocultó su doble vida a mis padres y me pidió que guarde el secreto. Decía que trabajaba en una empresa de automóviles pero luego mi padre se enteró de la verdad, su hijo peleaba ilegalmente para ganar dinero- tiré el pote en el tacho de basura y crucé mis brazos mientras intentaba entrar en calor. Alex se sacó la campera y la colocó sobre mis hombros, le sonreí en agradecimiento- gracias.

-¿Qué hizo tu padre?

-Se culpó, creía que era porque Nathan sentía la necesidad de ganar dinero para ayudar a la familia. Siempre quiso darnos lo mejor pero no pudo, su empleo y el de mamá no generaban tanto dinero como para subsistir así que mi hermano ayudaba.

-¿Cuándo empezaste a trabajar?

-Desde que Nathan peleó por última vez. El problema fue que cuando lo hirieron, el cayó en coma durante seis largos meses.- aun recordaba su rostro emocionado esa noche, diciéndome que ganaría y compraría mucho helado y confites para mi, y 10 minutos mas tarde por un golpe en la cabeza cayó al suelo inconsciente y lo sacudían para que despertara pero cuando no se movió,  las personas comenzaron a correr dejándome sola con él llorando su nombre mientras le pedía que despierte.- Yo lo amaba a mi hermano pero cada día que pasaba conectado a esas maquilas la esperanza iba muriendo consigo y las cuentas del hospital aumentando. Llegó cierto punto que ya no podíamos hacer nada para mantenerlo con vida, los médicos decían que no había posibilidades de que despertara pero uno como familiar, espera lo mejor.

> Mis padres decidieron desconectarlo de los aparatos que lo mantenían con vida, sé que se culpan día y noche, lo veo en sus ojos. Una parte de ellos cree que si hubieran tenido dinero, tal vez mi hermano hubiera despertado en el futuro.

-Eso es muy duro- dijo Alex mientras envolvía sus brazos alrededor de mi. No me había dado cuenta de lo melancólica que estaba así que lo abracé fuertemente. En sus brazos me sentía cálida y feliz, sentía que me daba la protección que quería. Su campera me quedaba gigante pero me protegía del frío y podía sentir su aroma impregnado en el. Ni uno dijo nada mas durante el trayecto de regreso, el se percató que a veces la compañía vale mas que las palabras. 

Alex me dejó en mi casa y no volvimos a hablar del tema. Fue un gran alivio el haber podido platicar con alguien y desahogarme.

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