Capítulo 13: ¿Como se atreve a decir eso?
-Me pone nerviosa que me estés mirando.
- Es que eres muy fea.
-Tu tampoco eres Brad Pitt. Siento que he despertado en el infierno y veo al hijo del Diablo.
- Eres lo peor. Yo al menos no ronco.
-¡Yo no ronco! Pero tú si babeas y hablas solo.
Comenzamos una pequeña pelea que parecía no tener fin. Nos reímos tanto que ya me dolía.
-¡Vengan todos! ¡Despierten!
Cuando escuché la voz del profesor recordé donde estaba y que pasaría si me descubrían, asustada lo miré para ver que hacíamos.
-Tranquila, yo te cubro- dijo mientras se colocaba una remera y luego el pantalón. Rápidamente miré a otro lado avergonzada y luego salió de la tienda. Aproveche el momento y me cambié velozmente por si volvía a entrar. Dejé mis cosas y salí.
-Tendrás que correr hacia la tienda de niñas- dijo Alex mientras me daba la espalda para taparme de los chicos que salían uno a uno de sus tiendas.
-Iré por el bosque y rodearé el campamento- eso hice. Tenia la suerte de que su tienda esté tan cerca de los árboles porque los alcancé en un instante y caminé hasta estar del lado opuesto, donde estaban las carpas de las mujeres. Me pregunté si había elegido esa ubicación de su tienda apropósito, o quizás solo era mi imaginación.
Una vez hecho esto me dirigí hacia donde se estaba concentrando la multitud de estudiantes y me senté cruzando las piernas en el suelo. Vi que Alex estaba sentado lejos de mí y por alguna razón sentí su ausencia.
Basta Lena, ¿Qué te está pasando? Comencé a regañarme por pensar en él cuando una voz me interrumpió:
-Bien niños- dijo una de las entrenadoras de gimnasia de años más bajos que el mío- ahora nos organizaremos en dos grupos y haremos competencia. Cuando escuchen su nombre, los del equipo rojo tienen que estar del lado izquierdo y los del azul a la derecha. Empecemos...
Para mi suerte, no me había tocado con Alex. Tomaría la oportunidad de vengarme de él y hacerlo sufrir por el trato que habíamos hecho.
El primer juego fue el de la soga, donde los equipos se colocan a cada lado de ella y tiran. El equipo que pasa la línea primero pierde. Usé todas mis fuerzas para tirar de la cuerda, mis manos estaban rojas por el esfuerzo pero aún así perdimos. Verlos celebrar hacia que hirviera de la rabia. No le permitiría ganar otro.
El segundo desafío fue peor. Teníamos que desafiar a otro jugador del equipo contrario a correr unos 30 metros. Obviamente Alex creyéndose el mejor me desafió y yo no iba a negarme. Claramente estaba en desventaja porqué el es mariscal de campo y está bien entrenado. Además que 10 pasos míos son 1 de él, sabía que perdería.
El juego consistía en correr más rápido que tu contrincante llevando una cuchara en la boca, sosteniendo un huevo.
-En sus marcas, listos, fueraaaaaa- gritó el profesor bajando la bandera. Nuestros equipos nos alentaban y agrandaron mi ego. Corriendo a todo pulmón y con la respiración entre cortada intenté que no cayera el huevo. Al principio tomé ventaja pero luego Alex aceleró dejándome atrás. Verlo sonreír victorioso antes de llegar a la meta, provocó que mi sangré hirviera y decidiera en el instante en que giró para burlarse, arrojarle el huevo a la cabeza.
Fue increíble mi puntería y le dio de lleno sobre el pelo. Me reí tanto que saltaron lágrimas y él primero me miró con odio pero luego se unió a mi y río.
Alcé los brazos en señal de triunfo aunque fui descalificada al instante pero no importó, estaba feliz por vengarme.
Paramos para almorzar y yo me dirigí hacia donde estaban todos comiendo. Visualicé a Alex rodeado de chicos de último año y me senté a su lado. Todos me miraron extrañados ya que yo no era su novia, pero no me importó. Aún no sabía cuál era mi relación con Alex pero aunque no quiera admitirlo, lo necesitaba.
No me hizo ningún comentario ni me miró cuando me tendió su recipiente y un tenedor con fideos con salsa a la boloñesa, comí agradecida. Era delicioso.
-¿Acaso no tienes comida? - preguntó un joven moreno de ojos claros.
-¿Acaso te importa? - repliqué enfadada mientras el resto de chicos reía.
-Si, no quisiera que robaras la mía.
-Apuesto que la tuya es tan fea como tu cara- Alex soltó una risita disimulada.
-Al menos mi madre no me dejó caer de la cuna.
-Eso dice el que se crió con los monos. ¿Qué pasó con tu taparrabo?
-Soy Scott- el joven riéndose me tendió una mano y yo acepté por educación.
-Lena.
-Oye Scott- dijo otro joven de cabello castaño con rizos mientras nos interrumpía.-¿Has traído las cosas?
-Por supuesto, ¿Con quien crees que estas hablando? - respondió Scott y no pude evitar pensar de que estarían hablando. Para mi suerte, Alex formuló la pregunta:
-¿De que hablan?
-Alcohol.
Ah, era eso. Se iban a emborrachar. Si se enteraran los profesores, estarían en graves problemas.
-¿Ustedes se unen? -preguntó sonriendo como si fuera una propuesta inocente.
-Tal vez.
-Puede ser.
No soy de tomar bebidas alcohólicas pero nunca se sabe. Continué comiendo mientras ellos hablaban sobre deportes y chicas.
El tercer desafío consistió colocarnos un saco que nos llegará hasta la cintura, con ambas piernas dentro. ¿A quien se le ocurrió juegos tan absurdos? Juraría que era para hacernos la vida imposible.
Digamos que desplazarse con un saco de esa manera era imposible, pero no era la única con el problema. A pesar de ello era bastante ágil, ya que rápidamente me acostumbré a moverme saltando y no me faltaba llegar a la meta. Hubiera ganado si no fuera porque Alex vino corriendo a mi sin saco y me empujó al suelo. Tomó el saco de mis pies y me arrastró por la tierra porque se me había atorado en los pies. Maldito hijo de puta, me había saboteado.
Grité que parara y cuando lo hizo, salí del saco y se lo tiré a la cara.
-¿Estas loco Alexander? Casi me matas.
-No seas niña, ya se que eres hombre- dijo riendo.
-Eres un mal perdedor, acepta que te hubiera ganado.
-Yo también hubiera ganado si no me hubieras lanzado el huevo como perdedora.
-Eres un idiota- dije empujándolo sonriendo, en ese instante vino el profesor a ver que pasaba y regañarnos a ambos pese a que yo no tuve la culpa. Nos prohibió participar en el resto del día y yo agradecida me fui a sentar a la sombra. Observamos al resto jugar por lo que parecieron horas, el sol ya se estaba ocultando cuando Alex habló:
-Por tu culpa ahora voy a morir del aburrimiento.
-Pensé que al ser tan egocéntrico tal vez jugás contigo mismo.
-Yo al menos juego y no soy amargado.
-Yo no tengo tiempo- miré mis manos para distraerme.
-¿Tan feo es?
-¿A que te refieres?
- A ser pobre- lo miré de golpe. El no podría haber dicho eso. La comprensión llegó a mi como un balde de agua fría, el no es como yo, a pesar de que no lo acepte.
-¿TAN FEO? NO TIENES NI LA MENOR IDEA DE LO QUE ES VIVIR COMO YO- empecé a gritarle y él en ese momento comprendió su equivocación- NO ES ALGO DE UN MOMENTO, VIVO CON ESO DIA Y NOCHE, SIN SABER SI AL DIA SIGUIENTE TEDREMOS PARA COMER O UN TECHO PARA VIVIR. Y TU TIENES EL DESCARO DE PREGUNTAME ESO- estaba armando un escándalo pero mi enfado no diezmaba. Lo empujé del pecho mientras hablaba -¿Qué SE SIENTE SER UN MALDITO RICACHÓN QUE TIENE TODO Y NO TIENE QUE ROMPERSE EL ALMA TRABAJANDO DIA Y NOCHE PARA AYUDAR A SUS PADRES. ¡JAMAS PODRAS SENTIR LO QUE ES SER COMO YO Y POR ESO TE ODIO!
Lo dejé ahí de pie pasmado por mi reacción y me adentré en los árboles. Estaba apunto de tener un ataque de llanto, sólo quería acurrucarme y llorar. ¿Cómo puede ser tan idiota e insensible? Me negué a mostrar debilidad y me felicité mentalmente por no derramar ni una lágrima. Estaba caminando por el bosque enfrascada en mis pensamientos cuando me topé con una ronda de chicos que reconocí al instante.
Ellos no me habían visto y yo me limité a mirarlos. Estaban bebiendo de botellas de alcohol y decidí unirme.
-¡Hey! Miren quien está aquí.
-Hola.
-Es el bombón de Lena- genial, estaban super borrachos. Ignoré el comentario y me senté en la ronda y acepté la botella que me tendían. Bebí y al instante el líquido me quemó la garganta, fue increíble que no haya escupido. Parecía ser una mezcla de distintas bebidas blancas. Volví a beber intentando olvidar todo. Estaba cansada de que la vida me de tantos golpes y nunca un respiro, era tan injusto que sólo yo tenga que lidiar con todo. Llevé la botella a los labios otra vez sintiendo la calidez que producía en mi interior.
-Más despacio.- dijo Scott riendo ebriamente.
-Sólo cállate Scott- volví a beber pero esta vez un trago más largo.
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