Capítulo 12: Campamento.
Eran increíbles los baches que tenía el camino por el cual iba el colectivo lleno de alumnos hacia donde sería el campamento. Decidí traer conmigo un bolso con ropa y una bolsa de dormir andrajosa. Por más que quise no conseguí una tienda así que tendría que ver la manera de descansar por la noche a la intemperie o compartir con alguien. Probablemente y si nadie veía, subiría a un árbol al estilo de Tarzán y dormiría en una rama procurando no caerme.
Los chicos cantaban canciones insulsas y sin sentido mientras yo me sumergía aún más en el asiento intentando pasar desapercibida. No podía creer que Caro no había venido, aún recordaba el mensaje de texto que me había mandado:
Lo siento Leni, estoy con gripe y la fiebre alta aún no cesa. Lamento que tengas que ir sola pero ¡Diviértete! Un beso.
Caro.
Había pensado estar todo el día con ella ya que es mi única amiga, y Rick no formaba parte de ninguna de las materias que acordaron traer a sus alumnos. Había creído que si no ibas, no tenías que pagar pero no era, así, además de desaprobar la materia tenías que entregar el dinero. No dudaba ni por un segundo, que la Junta directiva se aprovechaba de los estudiantes. Era algo muy injusto.
Me puse las gafas de sol y esperé llegar pronto al lugar o probablemente me tiraría del colectivo andante o terminaría matando a alguien.
No me percaté de que el colectivo se había detenido y me puse a hacer la fila para bajar de vehículo y descendí de a uno los escalones.
Era tal y como pensé árboles y más árboles nos rodeaban, con excepción de un amplio terreno sin presencia de las plantas, como si fuera sido podado para nuestra conveniencia.
-Oigan todos- el profesor nos llamaba a los gritos para que nos reuníamos frente a él.- quiero que todos presten atención para no tener que repetir. Lo primero que vamos a hacer es armar las carpas, ya saben que pueden compartir pero tiene que ser con personas del mismo sexo- los chicos se rieron y yo rodee los ojos- luego nos volveremos a reunir aquí para la cena. Mañana comenzaremos con las actividades.
Miré el cielo y vi que no tardaría en anochecer, los chicos se pusieron a tender sus carpas mientras las mujeres hacían el intento. Parecía que era demasiado para su cerebro y yo me limité a quedarme sentada con la espada apoyada en un árbol observando.
-¿No tenderás tu carpa? - me preguntó el profesor de Ciencias al ver que no hacía nada. Busqué rápidamente una respuesta.
- Es que... yo...-balbuceaba sin sentido- voy a compartir con una compañera.
-¿Con quién? - preguntó interesado mientras miraba al resto de las chicas. Frenéticamente busqué con la mirada y vi a una joven pelirroja que estaba armando su carpa sola y la señalé.- deberías ir a ayudarla y ser buena compañera.
-Si, lo siento.
Me dirigí hacia la chica creyendo que era de un año más grande ya que no la había visto nunca. Me detuve al llegar a ella sintiendo la mirada del profesor.
-Hola, soy Lena- me presenté- ¿Quieres que te ayude?
-¡Claro! No puedo entender como armar esto- comentó entre risitas- Soy April.
La ayudé y en cuestión de minutos la tienda estaba armada. Sonreí ante mi obra maestra, demasiado egocéntrica Lena pensé.
-Gracias. Fuiste de gran ayuda.
-De nada- me caía bien está chica.
Miré alrededor y vi como las tiendas de chicos estaban separadas de la de chicas. No me había dado cuenta de la gran cantidad de personas que vinieron- April, quería saber si no tenías problema de aceptarme como compañera de tienda.
-¿No tienes una? - pregunto asombrada- perdón pero esta es para dos personas y ya había quedado con mi amiga.
Diablos.
-Oh está bien, ya conseguiré a alguien más.
Pero no lo hice. Tuve que tragarme mi orgullo y preguntar a varias chicas por si podía dormir en la misma tienda pero o ya tenían compañera o me rechazaban. Malditas niñas ricas.
Me dejé caer sobre una rama de árbol que hacía de asiento resignada a no conseguir nada. Habían prendido una gran fogata y todos los jóvenes se hallaban sentados a su alrededor. Yo parecía ser la única que estaba sola, ya que todos hablaban y reían entre ellos.
-¿Puedo sentarme? - alcé la vista y me encontré con los ojos color verde de Alex.
-¿Por qué no te sientas con tu novia?
Al ver que no negaba, el tomó el atrevimiento de sentarse junto a mi. El banco era pequeño así que su pierna tocaba la mía. No pude evitar reaccionar ante su cercanía, sentí que me sonrojaba.
-No ha venido. No es ambiente para ella.
No debería haberme sorprendido ya que Kelly se creía una diosa y no me la imaginaba caminando en tacones por la tierra y hacer cosas con la naturaleza. Sin embargo, me sorprendió el hecho de no haberme percatado de su ausencia. No pude evitar sonreír ante una buena noticia.
-Pero que mala eres- Alex me empujó con su hombro al darse cuenta que estaba feliz de que no había venido.
-Lo siento. Pero se siente tan...tan...
-Liberador- no pude más que asentir.
Nos quedamos en silencio mientras se escuchaban los ruidos de guitarras y canciones. Estaba cómoda ante su presencia por más que lo odiara. Éramos tan distintos, el había nacido prácticamente en una cuna de oro y yo en una de barro.
De reojo vi que Alex sacaba un recipiente con pedazos de pizza y comenzaba a comer sosteniéndolo cerca mío. Tenía hambre y no había traído nada así que no esperé a que intentara invitarme cuando saqué una porción y comí mirando las llamas de la fogata alzarse. No supe leer que pensó pero vi que se colocaba las manos en la boca para ocultar como la comisura de sus labios se alzaron en una sonrisa.
Permanecimos así por lo que parecieron horas, hasta que los jóvenes se comenzaron a marchar para ir a dormir.
-Bueno, hasta mañana Lena - me saludó.
-Buenas noches.
Lo vi alejarse lentamente dirigiéndose a su tienda. La suya se encontraba alejada cerca de los árboles.
Continué mirando como el fuego se atenuaba, apagándose de a poco sumergiéndonos en la oscuridad.
Me puse de pie lentamente colocándome la mochila al hombreo. Mientras avanzaba mirando dónde podría ir a dormir, reprimí un bostezo. Tendría que encontrar un sitio rápido.
Me alejé de las tiendas y me interné un poco en el bosque pero ningún árbol parecía darme un cobijo o ni siquiera era lo suficientemente alto como para que no me vean. Me imaginaba el rostro sorprendido del que me encontrara durmiendo.
Resoplé sin saber que hacer y marché hacia su tienda. Pasé sigilosamente para que nadie me oyera o realmente se armaría un escandalo. Me detuve frente a su carpa y abrí el cierre lo más silenciosamente que pude e ingresé.
Estaba todo oscuro dentro y probablemente esa fue la razón por la que tropecé con un cuerpo apenas entré y provocó que cayera de rodillas junto a él.
-Ouch- murmuró Alex y se sentó de golpe- ¿Quién anda ahí?
-Shhh, vas a levantar a todos.
-¿Qué haces aquí Lena?
-Yo...yo- esto era más difícil de lo que pensaba- No tengo tienda y ni comida, y tu tienes todas estas cosas y a ver como lo digo...- genial, estaba divagando y me miraba divertido. Se veía tan ardiente con cara de dormido. - estaba pensando si no te molestaría compartir tienda conmigo. Puedes decir que no.
-Si nos ven, nos matarán los profesores.
-¿Eso es un no?
-No, no tengo problema de compartir.
-¡Gracias! - exclamé alegre y para sorpresa de ambos le di un abrazo. Al principio no hizo nada pero luego me estrechó entre sus brazos. Me separé de él avergonzada por mi reacción y miré hacia otro lado esperando que no vea mi expresión sonrojada.
-¿Necesitas algo?
-No, tengo bolsa de dormir.
-Esta bien- nos quedamos en silencio sin sabes que hacer. Miré hacia el suelo y me acomodé en el extremo opuesto de la tienda pero al no ser tan grande, lo sentía muy cerca de mi. Puse mis manos debajo de mi cabeza y suspiré agradecida de tener un lugar donde dormir.
-Ten- dijo Alex mientras me tendía su almohada.
-No hace falta.
-Úsala.
La tomé y reemplacé mis manos por la suave almohada. Lo último que recuerdo fue ver el rostro de Alex dormido y sentir como su aroma me arropaba
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