Life Goes On. Pt. 2
Namjoon arruga su ceño cuando Euri corre con sus bracitos estirados frente a ella hasta la ventana enorme de la casa que comparte con su familia.
Se levanta más rápido del sofá de lo que alguna vez lo hizo en su vida y toma en brazos a su pequeña destructora antes de que se pueda golpear. Aterrado como todos los días desde que se hizo padre él acuna a la bebé en sus enormes brazos y deja un beso en su cabello ondulado.
—Bien, podríamos jugar en un lugar menos peligroso. —Nam caminó hasta una habitación llena de juguetes y almohadas. El rapero siempre vio esa habitación como si fuera una sala de psiquiátrico, de esas que se veían en las películas, era completamente blanca.
Se sentó en una de las tantas almohadas, blancas, y atrajo a su niña hasta su pecho. Ella comenzó de inmediato a meter sus deditos pequeños en los ojos de su padre, luego en su nariz y en todos los lugares incómodos. Él protestó de inmediato quitandola de encima.
—Ve a jugar. Anda.
Euri se sentó y miró el lugar buscando seguramente qué hacer o cualquier cosa que pensara una bebé de 1 año 6 meses. Nam no estaba muy seguro si su hija veía esa habitación tan aburrida como él lo hacía.
—Papá hará una habitación entretenida para ti y esta se la dejaremos a mami ¿Si?
Namjoon sonrió satisfecho cuando su bebé gateó hasta él y se subió sobre su pecho de nuevo queriendo picar sus ojos.
—Ya, Euri. No hagas eso. —Nam volvió a sonreír al ver a su niña hacer gestos con sus deditos. —¿Porqué eres tan linda? —la tomó en brazos y la besó muchas veces en sus mejillas y cuello haciendo que ella riera a carcajadas.
—Creo que tengo hambre. —Nam sacó su teléfono del bolsillo de su pantalón y lo revisó unos segundos antes de levantar la mirada y tomar una fotografía de su pequeña.
Tenía solo cuatro dientes y se veía adorable, parecía un pequeño conejito.
Su teléfono comenzó a sonar y él se levantó para abrir la caja de juguetes enorme que había en esa aburrida habitación. Euri inmediatamente caminó hasta la caja y se sumergió en esta buscando.
Namjoon se llevó el teléfono a la oreja.
—Hola mamá.
—Hola cariño, ¿Cómo están? ¿Cómo está mi nieta querida?
—Está bien, estamos bien... Ahora mismo jugando con sus juguetes.
—Ya quiero verla de nuevo, ¿Cuando nos vendrán a ver?
—Podría ser en la semana...
—¿Marie está trabajando?
Namjoon tarareo en respuesta. Sabía de la animadversión que sentía su madre al enterarse que su prometida volvería al trabajo. Ella era demasiado estricta en ese sentido...
—Si, ya debe estar por llegar.
—No deberías quedarte solo con la niña tanto tiempo.
—¿Porqué no? —Nam arrugó su ceño, no había algo que le molestara más que cuando su madre dejaba entrever que él no podía, o no era capaz de cuidar a su hija solo.
La mujer suspiró como si estuviera cansada de hablar siempre lo mismo. Le recordó cuando era joven y él le hablaba de la música, de lo que escribía y que ella sin miramientos no comprendía ni escuchaba.
—Ella debería estar para su hija, es muy pequeña aún…
—Mamá… —Nam dijo cansado —solo trabaja 4 horas al día, ¿Que daño tan grande le puede causar a Euri que su madre pueda retomar su vida profesional?
—Los jóvenes de hoy, así como ustedes, no crían de la manera en que se debe.
El castaño claro se enfocó en su hija y deseó que su madre nunca hubiese llamado. Una y otra vez discutían sobre lo mismo y él ya estaba harto.
—No hay un libro de crianza, deberías dejar que lo hagamos a nuestra manera. Hasta el momento nos ha ido de maravilla. Euri es una niña sana, tiene sus controles al día, le enseñamos lo básico. Lo está haciendo bien —murmuró él más para si mismo.
—Lo sé, solo digo que ella debería quedarse en casa hasta que Euri tenga un par de años más.
—Bueno esa es una decisión que tomará ella y que hablaremos los dos como pareja… Te amo mamá pero no me gusta que te metas en mi vida, yo ya hice una familia, pronto nos casaremos. Necesito que dejes este tema de lado. Marie necesita su espacio fuera de casa, así lo acordamos incluso antes de que quedara embarazada
—Hicieron todo al revés.
—Mamá…
—Elegiste a una mujer que no es coreana para tener hijos... La embarazaste antes de casarte con ella.
Nam cerró sus ojos y suspiró —mamá te tengo que colgar, Euri debe cenar.
No esperó a que su madre se despidiera y dejó su celular en el piso de la blanca habitación sin dejar de mirar a su hija. Cruzó sus piernas y apoyó su mentón en su mano derecha.
—La abuela enloqueció. —Dijo entre suspiros.
—Abu...
Nam sonrió y abrió sus brazos cuando su niña se sentó entre medio de sus piernas con una pelota azul en sus manos.
—Si te viera jugando con esto enloqueceria aún más.
Euri balbuceó mientras miraba el objeto sacudiendolo de vez en cuando y gritando mientras subía y bajaba la pelota.
Las palabras de su madre se repetían en su cabeza.
Elegiste a una mujer que no es coreana.
Él todavía recordaba el recibimiento desconfiado y frío hacia Marie cuando la llevó por primera vez a casa de sus padres. Aunque no duró mucho. Marie se terminó ganando la confianza de sus padres y también su cariño, pero su madre desde que él se había convertido en padre estaba demasiado sobreprotectora y una que otra vez deslizaba el hecho de que Euri era mitad coreana y mitad americana.
Enamorarse de una chica extrajera nunca estuvo en sus planes, él simplemente había perdido sus pensamientos cuando la vio por primera vez. Sonrió ante el recuerdo y la pertenencia de lo que tenía con ella hizo que su pecho se contrajera.
Habían recorrido un largo camino que nunca fue tan dulce, ni tan idealizado. Discutieron muchas veces sobre los tiempos, sobre los seguidores, sobre los celos de Marie, la desconfianza de Namjoon cuando iba de gira y la dejaba sola. Y aunque en el presente fueran solo recuerdos tristes o amargos, él no cambiaría nada de la historia.
Namjoon salió de su retardo cuando escuchó el llanto de su bebé. Gateó hasta donde ella estaba y la tomó en brazos. La niña levantó su dedito índice haciendo pucheros que Nam inmediatamente remedió con un abrazo fuerte mientras la mecía dulcemente.
—Ya, no fue nada.
Euri siguió llorando y Nam tomó su teléfono para luego salir de la habitación. Cambió de brazo a la niña y la puso en su brazo izquierdo mientras con su mano libre tecleaba en su teléfono buscando la lista de reproducción que gentilmente los vocales del grupo habían grabado para Euri.
La voz suave de Seokjin hizo que la pequeña se quedara en silencio mirando la televisión. Quizá buscando allí el origen del sonido.
—Ese es tu padrino bebé, canta bien ¿No?
Nam acomodó a su hija nuevamente y caminó con ella por la sala tarareando la canción. Era un cover y hablaba sobre los desafíos del amor.
Un suspiro dejó sus labios al darse cuenta una vez más que la vida que había vivido los últimos 10 años era demasiado diferente a la de su presente y estaba bien, él era consciente de que la vida continuaba, no podía ser un ídolo por el resto de su existencia.
Atesoraria en su corazón todos los momentos que vivió con sus hermanos, la amistad que habían logrado formar lo acompañaban incluso si él ya no estaba físicamente con ellos. Todos habían avanzado personalmente y Namjoon podía asegurar a ciencia cierta que de alguna u otra manera ellos seguirían unidos. A pesar del servicio militar, los hijos y los noviazgos ellos se tenían los unos a los otros.
—Vamos a comer, ya llegará mami y todavía debo darte un baño.
La música se seguía reproduciendo y la voz suave de Jungkook llenó la estancia. Él dejó a la bebé en su silla y se dirigió hasta su refrigerador para sacar la comida que Marie había empacado temprano antes de salir a trabajar.
—Mira a papi, bebé. Antes no sabía ni hervir agua. —Rió el castaño claro —ahora puedo hacer tu comida ¿Viste? Tienes a un papi muy capaz aunque tus tontos tíos creyeran que no iba a poder hacerlo.
Namjoon puso el contenido en una olla y encendió el fuego dejándola a media temperatura, luego dejó la olla sobre la superficie y comenzó a revolver lentamente.
De vez en cuando miraba a su niña mientras ella jugaba con unos juguetes que estaba sobre la mesa.
Namjoon no escuchó la puerta, ni menos los pasos de su mujer hasta que ella lo rodeó por la cintura apoyando su mejilla en su espalda.
—Eso huele bien, ¿Crees que Euri quiera darme de su comida?
Nam se giró y le dio un beso en los labios tomándola por la cintura —bienvenida—dijo sobre la boca ajena.
Marie sonrió y se alejó de inmediato rodeando la mesa de comer diario y le sonrió a su bebé.
—Hola mi vida —la sacó de la silla y la acurrucó a su pecho —te extrañé, ¿Tú me extrañaste?
Euri balbuceó llevando sus dedos hasta los ojos de su mamá picandolos de inmediato.
—Euri no. —Marie se rió —duele bebé.
Namjoon sonreía mientras buscaba el plato de comida de su hija y volcaba el contenido de la olla en este.
—Iré a lavarme las manos —Marie dejó a la niña nuevamente en su silla. —Lo hice antes de salir de la compañía pero es mejor prevenir ya sabes.
—Ajá —Nam se sentó frente a su hija y revolvió la comida para enfriarla un poco.
Marie volvió a los minutos después con ropa más cómoda y su cabello tomado haciendo que Namjoon la mirara con su boca entreabierta.
—¿Estuvo llorando? —ella preguntó.
—¿Eh?
—Euri, Kim Euri, nuestra hija —rió negando con su cabeza —¿Pasó algo? Escucho la música cariño.
—Oh no, nada de eso, se golpeó cuando estaba jugando, nada grave —Namjoon volvió a mirar a su pareja sin siquiera pestañear —te ves muy linda así. Bueno siempre te ves linda —murmuró Namjoon arrugando su ceño ante su verborrea.
Marie sonrió de lado y se acercó para envolver por detrás con sus delgados brazos el cuello de su prometido —¿Está tratando de seducirme señor Kim?
Nam aclaró su garganta, llevó un bocado hasta la boca de su hija ofreciéndole una cucharada. Euri abrió su boquita de inmediato.
—¿Está resultando? —Nam giró su cabeza y atrapó los labios de Marie. Un beso corto pero húmedo antes de separarse. —Me estás tentando aquí. Deja que le dé comida a nuestra bebé.
—¿Luego me darás de comer a mi? —susurró ella bajito en el oído de su futuro esposo.
Nam se acomodó en la silla de pronto inquieto por la imágenes que estaban pasando por su cabeza —vete —sonrió. —Me estás distrayendo.
Marie se rió a carcajadas quitándose de su espalda. Dejó un beso en la mejilla de su hija y comenzó a preparar la cena para dos.
El castaño claro suspiró enamorado y muy feliz por tener una familia. Feliz de haber logrado ser padre con la mujer de su vida, con su otra mitad.
Él no había perdido nada, había ganado y la recompensa era la sonrisa de su hija, el amor y respeto de su prometida.
Tenía tanto que aprender aún pero él no se apuraba, pronto llegaría allí. Ahora solo quería disfrutar de sus mujeres y de los frutos que había cosechado todos esos años en que fue un ídolo que no tenía privacidad, ni intimidad y que vivió en un avión más que en su propio país.
Namjoon sería un excelente padre y esposo.
Porque lo que Namjoon se proponía, lo cumplía.
Seokjin levantó su bandeja y la llevó hasta el mesón en donde una mujer adulta la recibió. Su semblante era molesto y él se encogió un poco mientras salía del comedor de la unidad.
Observó el corredor casi vacío y como estaba haciendo los últimos tres días se dirigió hasta el área en donde estaban los teléfonos.
Antiguos aparatos para él que muchos años atrás se habían dejado de usar. Pero que ahí en la unidad era el único nexo que había entre el cuartel y la vida común y corriente. Y lo mejor de todo es que no se usaban monedas por lo que podía hablar sin problema.
Se paró frente al aparato y cerró sus ojos rogando encontrar a Taehyung, marcó los números de memoria y apoyó su mano libre sobre el teléfono.
Esperó a que la línea conectara pero nada ocurrió y la llamada pasó directamente a correo de voz.
Seokjin suspiró y dejó un nuevo mensaje para su novio.
—Hola bebé, soy yo... De nuevo. —Susurró mirando de soslayo hacia el pasillo. —Imagino que aún no llegas a Seul, de todas formas quería dejarte el mensaje... Bueno quería que fuera una sorpresa pero creo que mejor sería que supieras. —Jin mordió su labio ligeramente y luego lo soltó —saldré este fin de semana con permiso especial, logré que el comandante aceptara mi solicitud de salida... Iré a ver a mi madre el viernes pero el sábado por la tarde ya estaré en el departamento… Espero que puedas llegar al menos para vernos unas horas ya que el domingo debo estar aquí después de almuerzo. —Seokjin tomó una respiración y se acercó un poco más al teléfono —te extraño bebé, mucho y me gustaría tanto verte. Ni te imaginas lo mucho que deseo poder abrazarte de nuevo.
Hablar prácticamente solo se había hecho una tradición dolorosa para Seokjin, pero entendía que su novio estaba explotando su veta de fotógrafo. No podía exigirle estar para él cuando estaba encerrado en un jodido cuartel armado.
—Tengo que volver, cuídate mucho ¿Si? Te amo mucho cariño. —Dijo a la nada antes de colgar la llamada y suspirar.
Arregló su uniforme y salió del área de comunicación para dirigirse a su habitación, llevaba muchos meses compartiendo con sus compañeros pero aún así se sentía incómodo con ellos.
Eran todos mucho más jóvenes que él y muchas veces Seokjin se daba cuenta que no tenía demasiados temas de conversación, además que un par lo molestaba por ser un ídolo, eran todas bromas pero Seokjin se preguntaba cuanto de realidad había disfrazado en aquellas risas.
De todas formas no le importaba, él estaba cumpliendo su deber y hacer amigos no estaba dentro de sus planes, aún así había un chiquillo bastante simpático con el cual Seokjin podía hablar un poco más.
Entrando a su habitación se encontró con que la mayoría ya la había abandonado para volver a casa por el fin de semana, incluso el mismo Seokjin lo haría.
—Ahí está, hyung.
Wooyoung era su nombre, un chico de 21 años que era bastante divertido y que lo mantenía cuerdo dentro de ese lugar. Para Jin ya era como un amigo, alguien cercano que estaba seguro que quería seguir viendo una vez que saliera del ejército.
—¿Fuiste a almorzar? —Jin se sentó en su cama y se pasó una mano por su cabello corto. Odiaba tenerlo de esa manera, su rostro se veía mucho más pequeño.
—Ajá, pero no me gustó la comida —Wooyoung se encogió de hombros —nada supera la comida de mamá.
Jin sonrió —tienes razón, pero esta no está tan mal, no es la mejor del mundo pero al menos tenemos.
El chico estuvo de acuerdo e hizo un asentamiento con su cabeza mientras veía distraídamente su revista de motos.
—¿Ya se va a casa?
—Si, iré a ver a mis padres.
—Tráigame galletas.
Seokjin tomó una almohada y se la tiró al chico descarado —soy tu hyung.
Wooyoung se rió fuerte tomando la almohada para dejarla bajo su cabeza —gracias por la almohada extra.
—Mocoso.
—No, en serio, tráigame algo hyung, hace más de un año que estoy aquí y ya sabe que mi casa está muy lejos.
El azabache comenzó a quitarse su uniforme dejando todo sobre la cama incómoda que debía usar todos los días. En camiseta y boxer se acostó sobre esta y pasó sus brazos bajo su cabeza. Esa mañana se había levantado a las cuatro de la mañana para los ejercicios matutinos y ya sentía un poco de sueño.
—Mamá ya no cocina tanto, supongo que querrá salir a comer o algo así pero yo te puedo preparar algo. Solo debo revisar que es lo que puedo traer.
—Gracias.
Seokjin asintió mirando el techo. Sabía que su compañero tenía los permisos necesarios para salir pero vivía en una ciudad alejada de Seul, por lo que el cantante sabía Wooyoung era de una familia de escasos recursos por lo que en sus hombros recaía el honor de servir al país. También sabía que el chico no había podido ir a la universidad y que tenía un trabajo bastante complejo en una fábrica de metales.
—¿Quieres venir conmigo a casa?
Jin giró su cabeza y observó los ojos aguados del chico cuando la invitación fue extendida. Sonrió sin mostrar sus dientes y se sintió satisfecho consigo mismo.
El ejército no le había quitado su bondad. Pero si otras cosas, Seokjin estaba seguro que luego de salir de aquel lugar vería de otra manera las cosas. Ahí dentro todo era diferente.
—Bueno hyung. Iré con usted a casa pero como no quiero ser molestia solo por esta noche. —Wooyoung agradecido sonrió hacia el mayor.
Seokjin le devolvió la sonrisa y aunque sería una noche, el le regalaría a Wooyoung una salida para que pudiera recordar cuando tuviera que volver a su ciudad natal.
***
Cuando dieron las cinco de la tarde Seokjin golpeó la casa de su madre un poco nervioso. Había pasado un tiempo para volver a verlos y la expectación era grande.
—Es muy linda la casa hyung ¿Usted creció aquí?
—Basta con el usted, nos conocemos hace más de un año Wooyoung.
—Es por respeto. Lo respeto hyung.
Seokjin resopló justo cuando la puerta se abrió. Su madre pegó un grito agudo estrechando de inmediato a su hijo menor entre sus brazos.
—Ya estás aquí bebé.
—Hola mamá —Jin besó la mejilla de la mujer y se movió para presentarle a su compañero. —Te presento a Yoon Wooyoung, es mi compañero de cuarto y unidad.
—Mucho gusto.
—El gusto es mío señora Kim —Wooyoung se inclinó para hacer una reverencia.
Seokjin bajó la mochila de sus hombros —tenemos un poco de ropa por lavar.
La mujer los dejó entrar de inmediato siguiéndolos por la casa tratando de decirle a su hijo que su habitación estaba ocupada.
—¿Wooyoung? —El chico se detuvo de inmediato mirando a la mujer. —Debes tener hambre, vamos a la cocina, deja que Seokjin arregle el dormitorio.
—Si, por supuesto. —Wooyoung miró hacia donde estaba el mayor y se quitó la mochila de sus hombros —no es necesario hyung —dijo ante las manos estiradas del mayor.
—No pasa nada —Jin tomó la mochila y se dirigió a su dormitorio dejando atrás a su compañero y madre. Abrió la puerta y se quedó congelado en el marco de la puerta.
—Hola amor.
Seokjin tiró las mochilas al piso y corrió hasta enrollar la cintura de Taehyung entre sus brazos, buscó de inmediato su boca besando y suspirando en los labios que tanto había extrañado.
—Pensé que no escucharías mis mensajes. Estaba tan triste esta mañana.
Taehyung sonrió de lado acariciando la mejilla de su novio —lo siento, era una sorpresa —sus manos bajaron por el pecho del mayor. Lamió sus labios de inmediato al sentir el cuerpo de Seokjin más fuerte. Más duro. —No puedo creer que estés aquí, que puedo tocarte.
Seokjin lo atrajo de nuevo a sus brazos y olió el cabello del menor empapándose de su aroma olvidando que había llevado a su compañero hasta casa y que no estaban solos en aquel lugar.
Cuando se separaron Tae observó a su novio con una sonrisa en los labios que estaba seguro que no desaparecería jamás.
Eso hasta que vio una segunda mochila tirada sobre la de su novio. Se acercó hasta ella y con su ceño fruncido la miró. —¿Y esta mochila de quien es?
—Oh dios mío.
Eso fue lo único que escucharon antes de observar al chico con sus ojos abiertos grandes y sumamente emocionado.
Seokjin rió bajito y se acercó hasta su novio —Tae, te presento a Wooyoung, un gran admirador tuyo.
Taehyung se cruzó de brazos y alzó una ceja intimidante hacia el chico que tenía sus ojos muy grandes y una sonrisa enorme en sus labios.
El menor hizo una reverencia sin esperar el saludo de Taehyung —Yo vine a buscar mi mochila hyung... Su mamá me va a lavar la ropa —el chico tomó su enorme mochila de campaña y se alejó por el pasillo.
Seokjin se rascó el cuello ante la mirada acusadora de su novio. Taehyung cerró la puerta y tomó la camiseta del mayor entre sus dedos —¿Te das cuenta que no vamos a poder hacer el amor con ese chiquillo rondando por aquí?
—Solo se queda esta noche, bebé. —Jin tomó las mejillas de su novio y lo besó húmedo y profundo, casi sacándole jadeos que morían de nuevo en su boca y que él saboreaba con su lengua. — Prepárate osito. Tenemos dos días para retomar el tiempo perdido.
Taehyung se rió fuerte y Seokjin también lo hizo más tranquilo de poder tener la oportunidad de estar con Taehyung nuevamente.
Ese fin de semana estarían juntos antes de volver a separarse y Seokjin no podía estar más complacido por tener la oportunidad de tenerlo en sus brazos nuevamente.
Así como siempre tuvo que haber sido, así como el destino había escrito su historia para ellos dos.
Dejando aquí esto último antes del epílogo.
Hice mi mejor esfuerzo con las fotos, perdón lo básico 🤭.
Les deseo un lindo día y cuídense mucho. 🥰
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top