Capítulo 56 : SORE
"Funcionamos, y sé que no hay vuelta atrás."
- Slow Dance (AJ Mitchell & Ava Max)
Jeon Jungkook era completamente consciente de que enfrentarse a su madre era algo que debía hacer, quizás tratar de hablar con ella pudiese salir bien. En ese instante y como la psicóloga le había mencionado, sus opciones estaban en una balanza equilibrada. Había un cincuenta y cincuenta de posibilidades.
Así que tras dejar su coche en el garaje y apagar la radio, decidió encaminarse hacia aquel edificio tan familiar. La última vez que habló con su madre se fue tan rápido que ni siquiera pensó por un instante en la posibilidad de que esta tal vez necesitase un poco de tiempo. Por otro lado sus palabras habían sido tan crudas y dañinas que para Jungkook se encontraba situada muy lejos la idea de que el problema se pudiese solucionar con el paso de los días.
Sostuvo su teléfono contra su oreja mientras caminaba a través del portal y tomaba las escaleras, haciendo más largo el camino hacia el lugar que había sido su casa durante tantos años. Sabiendo que su madre estaría sola allí mientras Yuqi se encontraba en el colegio.
-¿Necesitas que te acompañe niño? - en la voz de su entrenador se distinguía una preocupación que por algún motivo logró llevar una sonrisa hasta los labios de Kook.
-No. Debo hacer esto por mi mismo Jinnie. - respondió fingiendo seguridad - He hablado con la psicóloga y está de acuerdo en que una charla con mi madre me será de gran ayuda en el futuro. Si vuelve a comportarse como idiota, al menos sabre que yo lo he intentado.
Jungkook podía escuchar los movimientos de Jin tras la línea y la suave melodía de Slow Dance de AJ Mitchell y Ava Max. Su sonrisa se amplió de forma automática y detuvo sus pasos a solo unos centímetros de la puerta de su anterior departamento.
-¿Estás escuchando mi playlist? - preguntó jugueteando con la cremallera de su cazadora.
Jin dejó escapar una pequeña carcajada tras la línea.
-Has puesto tus playlists en todos mis aparatos electrónicos, si están ahí tengo el derecho de usarlas. ¿No crees, niño lindo?
Jungkook volvió a sonreír.
-Bueno, las cree para ti. Si miras la última podrás comprobar que he hecho una para cuando estamos en la cama. - Jungkook no esperó la respuesta de su entrenador y sintiendo sus orejas arder colgó el teléfono con una sonrisa encandilada.
La realidad lo golpeó unos segundos después, cuando sujeto las llaves de su departamento con fuerza y recordó el motivo que lo había llevado hasta allí.
Todo sería realmente sencillo si su madre tuviese una mente más abierta, pero Jungkook sabía que ese no era el caso. El divorcio la había vuelto incluso más paranoica con respecto al deber de una buena mujer en el hogar, él sabía que su madre se seguía culpando acerca del hecho de que su padre decidiese buscar placer fuera de su hogar. Pero aquello seguía sin justificar todas las cosas que le había dicho.
Podía entender la situación difícil por la que su madre había perdido un poco la noción de su vida, mas nunca entendería sus creencias. Habían pasado varios días desde su primera victoria en las primeras competiciones nacionales y ella ni siquiera tomó el teléfono para felicitarlo. Ni una llamada, tampoco un mensaje...
Finalmente, tras varios segundos mirando fijamente las llaves que sostenía en su mano, Jungkook decidió entrar. Sería como quitarse una tirita, cuanto más rápido menos dolería. Si postergaba aquella charla en exceso acabaría comiéndose la cabeza con pensamientos de qué hubiera pasado de haber tomado decisiones distintas.
Tras introducir el código del cierre de seguridad de la puerta, dió un par de pasos hacia el interior. Aquel había sido su hogar durante varios años, pero sin sus animales y la mayoría de cosas de Yuqi... solo parecía un departamento cualquiera. Sin sentido ni sentimiento alguno.
-Hay que ser muy valiente para regresar después de lo que has hecho. - la voz de su madre logró que toda su piel se erizase. Sonaba enfadada, su tono dejaba entrever que no lo quería ver delante. Ni en ese instante, ni nunca.
Echó un vistazo alrededor, percibiendo la figura menuda de madre sobre uno de los sofás mientras sus ojos se clavaban por completo sobre su persona. En otra ocasión Jungkook hubiese dado un paso atrás para a continuación salir corriendo hacia la salida, en cambio esa mañana sintió que no tenía ningún motivo para hacer una cosa como aquella. Él no había cometido ningún error, ya no era un adolescente al que reprenderían por llegar tarde a casa o un niño que había roto el jarrón preferido de su madre con un balón de fútbol.
Él era un adulto desde hace más tiempo del necesario. Lo era desde el instante en el que se encontró a sí mismo luchando por lograr hacerse un hueco en el mundo de la natación profesional o desde que su hermana se convirtió más en su propia responsabilidad que en la de sus padres. Jungkook podría parecer un niño a veces, pero llevaba demasiado tiempo viviendo lejos de la inocencia.
Conocía el dolor de ver a su familia rompiendose, el estrés de tener que sentarse al lado de su hermana cada tarde tras los entrenamientos para ayudarle a estudiar y la sensación de estar completamente solo que el entrenador estaba borrando sin tan siquiera pretenderlo.
-Todavía es mi departamento, mamá. Soy yo el que paga tanto el agua como la luz, también soy el que ha pagado por la gran mayoría de alimentos que hay en esa cocina o la televisión que ahora estás viendo. Has trabajado mucho para darnos a Yuqi y a mí lo que necesitábamos pero esta es mi casa. - Jungkook hizo una pausa. - Pensé que estarías dispuesta a hablar conmigo con calma, sin tus pensamientos tradicionales por delante de lo que yo significó para ti como hijo.
Su madre giró el rostro hacia la televisión antes de dejar escabullir de sus labios una carcajada sarcástica.
-Yo no tengo ningún hijo. - la voz de su madre había sonado tan segura que Jungkook pudo notar las ganas de vomitar subiendo hasta su garganta. - No sé de qué hablas chico.
A pesar de la sensación de ansiedad que se apoderó sobre su pecho, Jungkook se obligó a dar un paso adelante. Había planeado ser amable, conversar con tranquilidad... Sin embargo, aquella mujer parecía una desconocida. No había ni un solo resquicio de esa madre que siempre intentaba conversar con Yuqi y él para recuperar el tiempo perdido durante sus vuelos.
-Bien, si no soy tu hijo te sugiero que saques tus cosas de esta casa y te vayas, de lo contrario llamaré a la policía para que te echen.
Su madre se giró hacia él, completamente atónita ante aquellas palabras. Él jamás le había levantado la voz, incluso en sus peores años Jungkook había tratado de ser un buen hijo y un hermano mayor responsable.
Pero era un ser humano lastimado por la persona que más amaba en el mundo. Su madre lo estaba golpeando con el rechazo.
-No harás eso mocoso desviado. Si lo haces, puedes estar seguro de que mañana mismo la noticia que abrirá cada periódico en Corea será la confirmación de que eres un asqueroso sodomita. Tu hermana sigue viviendo aquí, conmigo y así seguirá siendo. Ya he cedido dejando que vaya algunos días con tu asqueroso padre y...
-¿De verdad estás dispuesta a eso mamá? - Jungkook tragó saliva, su garganta dolía mucho más con cada segundo que pasaba - ¿Has dejado de querer a tu hijo solo porque se ha enamorado de un hombre? Espera, no me lo digas todavía. ¿Es porque piensas que es una enfermedad mental? - de sus labios se desprendió una rápida risa amarga - Si me voy por esa puerta no volverás a verme hasta el día en que mi pidas perdón y me asegures que entiendes qué es lo que has hecho mal hoy...
-Eso no ocurrirá. - respondió tajante su madre. Sus ojos apartados de los suyos por completo.
Jungkook se tragó las ganas de llorar esa mañana, mientras se movía con las piernas temblorosas hacia la salida no dijo ni una sola palabra más. Ni siquiera cuando se subió al coche y empezó a conducir permitió que el llanto lo alcanzase.
Tan solo lloró cuando llegó a la casa de su entrenador y este lo envolvió en un abrazo cariñoso, sin la necesidad de preguntar nada.
-Ella...
-Shhh, está bien precioso. No tienes que decirme nada. - Jin depositó un beso sobre la frente de Jungkook mientras tomaba las manos de este, calentandolas entre las suyas. - Ve a ducharte, prepararé algo caliente para comer y un par de películas.
Jungkook mantuvo la vista completamente centrada en el frente. Su mente se encontraba perdida en el recuerdo de las palabras que había compartido con su madre, incluso si la piscina siempre se llevaba su ansiedad. En aquella ocasión las ganas de llorar parecían superarlo, no importaba cuántos besos había recibido del entrenador con la intención de mimarlo.
El sonido de la gente a su alrededor, la voz de Jin a su lado susurrandole algunas indicaciones, los nadadores colocándose a su derecha e izquierda, poniéndose en posición para saltar y... el dolor.
Cada una de sus patadas lo hacía querer detenerse, la parte interna de su rodilla quemaba debido al exceso de fuerza que había usado motivado por los recuerdos que seguían colándose en su cabeza. A medida que avanzaba el dolor continuaba aumentando, para cuando la carrera acabó Jungkook tuvo que apoyar sus manos contra la piscina para mantenerse a flote.
-¿Qué ocurre? - la voz de Jin lo envolvió todo y Jungkook alzo su mirada asustado.
Su entrenador y Sejin se encontraban cerca de él, mirándolo con una expresión preocupada.
-He pateado con mucha fuerza y la zona interna de la rodilla me está matando desde la mitad de la primera vuelta.
Seokjin asintió, agachándose para ayudarle a Jungkook y permitiendo que este envolviese con el brazo sus hombros.
-Bien, siéntate.
Cuando Jin se puso de rodillas ante él para examinar su rodilla, las ganas de llorar regresaron hasta su pecho.
-Parece rodilla del nadador. - Seokjin acarició levemente la piel de la pierna de Jungkook de forma disimulada. Era consciente de que su chico tenía demasiadas cosas en la cabeza por los que en ese instante, no lo regañaría. - Nada que no podamos solucionar con hielo y un cambio en la rutina de entrenamiento. ¿Está bien pequeño? No te aflijas más por esto. Y ni siquiera pienses en que haber llegado de tercero es malo, todo mejorará poco a poco.
A Jungkook no le importaron los periodistas, las cámaras o que Choi Siwoon se encontrase como jurado de la competición. Sus brazos buscaron a Jin y lo envolvió en un fuerte abrazo.
-Llevame al hotel cuanto antes, por favor.
Jin asintió.
-Nos iremos lo antes posible. ¿Quieres que te ayude a cambiarte?
Jungkook asintió antes de llevar sus ojos hacia Sejin, la súplica en su mirada debió resultar desesperada porque su manager se limitó a asentir al instante.
-Id. Me encargaré de todo aquí.
Las manos de Jin masajearon con cuidado la pierna de Jungkook mientras este lo observaba, se sentía sumamente tranquilo debido a la presencia de su entrenador. Era difícil para el lidiar con el dolor después de todo lo que había sucedido, no solo era su rodilla sino también su mente.
Un leve gemido de dolor abandonó sus labios inconscientemente cuando Seokjin presionó la zona lesionada.
-No debí dejarte entrenar ayer. La manera en la que estabas golpeando el agua era exagerada y hoy te has hecho daño en consecuencia. - Jungkook podía ver el rostro preocupado de Jin mientras lo escuchaba hablar, parecía desesperado ante el hecho de que ahora su pierna doliera - Te dije que no estabas bien todavía y sin embargo me deje convencer por culpa de mis sentimientos. No pensé con claridad.
Jungkook sabía eso. Era consciente de lo importante que era para Jin como entrenador mantenerlo sano en todos los sentidos, pero el hecho de que él se culpase derivaba en que todo el pecho se le volviese a llenar de ansiedad.
-Jin - Jungkook habló con voz suave, ver a su novio tan preocupado, lejos de ser placentero le suponía todavía más dolor. Él estaba echándose la culpa por algo que ni siquiera podía controlar - Estoy bien, es solo una pequeña molestia, poco más que lo que duele una agujeta. En el instante dolió, ahora está bien y puedo jurarte que no estoy mintiendo.
-No, no estás bien. - Jin se levantó frustrado y se llevó una de las manos hasta su cabello mostrando su preocupación - No quiero que acabes como yo Kook, no pienso dejar que por un mal entrenador que no se preocupa por tu salud mental, acabes siendo un inútil como lo soy yo. Tú vales mucho más, vives para esto. Amo verte nadar y no quiero ser el causante de que pierdas eso. Tendría que haber notado que tu cabeza estaba en otro lado, ese es mi trabajo.
-Jinie - Jungkook no pudo evitar dejar escapar un puchero mientras se levantaba para abrazar por la cintura a su pareja - No eres inútil, eras genial y aún lo eres. Tú te lesionaste el hombro dos veces seguidas y yo solo tuve un pequeño problema en la rodilla, estoy bien. No vuelvas a llamarte inútil a ti mismo y ni siquiera pienses en culparte. Eres el mejor entrenador que podría tener.
Jungkook suspiró, las tornas habían cambiado. Él solía llamar inútil a su entrenador en broma cuando se molestaban el uno al otro durante las primeras semanas. Pero ahora que Jin se lo llamaba a sí mismo todo su cuerpo quería gritar que se equivocaba, que era increíble en su trabajo y que él precisamente había sido uno de los mejores nadadores. Seokjin distaba por completo del significado de aquella palabra.
-Te quiero, niño.
Jungkook sonrió posando sus labios sobre los de Seokjin.
-Y yo a ti, viejo.
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Holiii!!!
Os juro que pensé que no me daría tiempo, pero por suerte aquí está el Capítulo. Espero que os guste baes.
Un beso,
os amo
Mel
💜
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