Capítulo 14 : CLOSER
"Incluso los ángeles tienen sus planes malvados y tú llevaste eso a nuevos extremos, pero siempre serás mi héroe incluso si pierdes la cabeza."
-Anson Seabra
Jungkook tomó asiento en la sala de espera de la psicóloga que Jin había seleccionado como miembro de su equipo de staff, a pesar de que no había mucha gente el ambiente estaba cargado y sentía que la calefacción mantenía una temperatura demasiado alta haciéndole sentir dolor de cabeza. Ni una sola ventana abierta debido al tiempo invernal, ni una ráfaga de aire fresco que pudiese ayudar a derribar su sensación de angustia ante los nervios que le provocaba tener que contar sus problemas a un extraño.
La mano del entrenador, siempre fuerte y grande, se posó sobre su rodilla. Kim parecía perdido en sus propios pensamientos mientras observaba una revista de viajes que había obtenido de la mesita a su derecha, los dedos de este estaban fríos y Jungkook podía sentirlo incluso a través de la tela de sus vaqueros.
-Tus manos están frías - no tenía nada que decir, ningún tema interesante sobre el qué hablar, pero necesitaba romper esa sensación de agobio que cubría su cuerpo y quizás entablar una charla con su entrenador podría servirle como ayuda momentánea - Enfermaras seguro.
Jin dejó la revista a un lado para poner toda su atención sobre el niño nervioso que se encontraba a su lado. Ese chico de músculos formados, cuerpo potente y egocentrismo acelerado, parecía solo un chiquillo asustado mientras mantenía sus hombros caídos y la mirada sin el brillo habitual que decoraba sus ojos retadores. Kim pudo notar la manera en la que Jungkook parecía morderse las uñas siempre que el ambiente que lo rodeaba le resultaba agobiante por lo que al instante llevó su mano hacia la del muchacho y la apretó entre las suyas propias.
-Tú estás hirviendo, deberías sacarte la chaqueta y tratar de acomodarte mientras esperamos - no estaba pensando con la cabeza, Kim se repitió eso a sí mismo mientras comenzaba a acariciar las venas marcadas de la mano de Jungkook con uno de sus dedos - Intenta tranquilizarte un poco.
Jungkook trató de apartar sus manos del toque tranquilizador de Jin dos veces antes de rendirse ante la sensación de alivio, su entrenador conseguía provocarle el sentimiento de protección que prácticamente nadie lograba. Había pensado en eso tantas veces durante la última semana que en realidad tan solo logró liarse con sus propios pensamientos y explicaciones, había llegado a la conclusión de que el motivo se debía a que este le llevaba ocho años. Quizás le aportaba la sensación de tener un padre de nuevo, aunque lo cierto es que pensar en el entrenador Kim como un padre le provocaba náuseas.
-Es fácil decirlo - Jungkook bufó dejando que su entrenador siguiese con las caricias sobre la piel de sus manos. Al menos ahora el calor agobiante había dejado de ser un problema porque el toque frío de Kim ayudaba a que su temperatura se regulase con mayor facilidad. - ¿Entrarás conmigo?
Jin sonrió y negó antes de posar sus manos sobre las de Jungkook.
-Es algo que debes hacer por ti mismo, te sentirás más cómodo sin mí - Jin observó al chico a su lado. Realmente parecía pelear con sus propios pensamientos mientras hacía gestos buscando qué decir - Créeme. Tenerme ahí quizás te aporte presión, no es lo mismo abrirte ante un desconocido que...
-No me gustan los desconocidos, lo he dicho muchas veces Kim - Jungkook protestó pegando su espalda a la silla y bufando. Kim solo sonrió dejando escapar una pequeña carcajada de sus labios, le parecía adorable cuando ese niño reaccionaba con pucheros y actos más típicos de alguien de seis años de edad.
-Vives haciendo rabietas, no va a funcionar conmigo. Lo sabes de sobra Jeon así que ni lo intentes.
-¿Y si volvemos otro día? - Jungkook volvió a sentarse recto en la silla y observó a su entrenador esperanzado.
Jin solo sonrió de nuevo mientras negaba, era imposible resistirse a la mirada que Jungkook le estaba dando y probablemente como la persona no habría podido evitar invitarlo a su cama. Probablemente lo habría hecho en otro ámbito, en una en el que no fuese su entrenador. Por eso prefirió ignorar la mirada penetrante que el muchacho le dedicaba mientras esperaba una respuesta.
-Prometiste probarlo, no deberías faltar a tus promesas Jungkook.
El chico suspiró dejando escapar un pequeño silbido de frustración de entre sus labios y apartando sus manos de las de Jin en una nueva rabieta para cruzar los brazos sobre su pecho. Sus mejillas se hincharon como las de un niño.
-Lo sé pero no estoy cómodo, el ambiente no me gusta y creí que podría tener la sesión en alguna sala del gimnasio. Cualquiera podría verme aquí e inventarse un falso titular. Y ya sabes que la prensa siempre está buscando titulares sobre mi, vamos Kim, estoy bien.
-Puedo encargarme de esos titulares, no tienes porque sufrir pensando en ello niño. - Kim no pudo evitar clavar sus ojos en Jungkook, era cierto, los periodistas estaban dispuestos a inventar cualquier cosa si se trataba de él. Quizás porque conocían de dónde venía Jeon o quizás porque no les agradaba que el nadador no se pusiera al servicio de la prensa de forma constante para decir todo lo que estos deseaban, como sí lo hacían muchos deportistas - Déjalo en mis manos, me ocuparé de que te dejen tranquilo.
-Y no me gustan los desconocidos, ya te lo había mencionado, ¿verdad? - Jungkook lloriqueo tratando de obtener una reacción por parte de su entrenador - Dile que me trate en tu despacho al menos, dijiste que sería parte de nuestro staff.
-Jungkook...
Jin estaba a punto de ceder, sin embargo el turno de entrar en la consulta le llegó a su nadador por lo que cambió su expresión por una sonrisa cálida y posó la mano sobre su nuca para acariciarle la piel.
-Suerte niño lindo, te estaré esperando aquí.
Jungkook solo le dedicó un corte de manga antes de levantarse enfadado y caminar hacia el lugar en el que se encontraba la sala. Kim sonrió, definitivamente si estuvieran en otro ámbito podría castigar a ese chico por su actitud, de un modo mucho más interesante del que lo haría como entrenador.
El nadador tomó asiento con la mirada puesta sobre la mujer que lo observaba tan pronto como entró en la pequeña consulta. Los colores que lo rodeaban eran cálidos y había algunas plantas que aportaban color al sitio.
-Bien Jungkook. ¿Por dónde te gustaría empezar? Es el primer día así que quizás podrías presentarte y hablarme del deporte que prácticas. Algo sencillo, cuéntame lo que desees. Sin presión.
Tras varios segundos de silencio Jungkook suspiró recordando que le había prometido al entrenador Kim intentarlo. Entonces comenzó a hablar.
Jin pataleo levemente impaciente mientras observaba por centésima vez la puerta blanca que conectaba la sala de espera de la consulta con la zona de consulta a la que los clientes pasaban. Jungkook había entrado hacía al menos una hora y sus inexistentes intentos por escabullirse tras entrar lo asustaban, en cierto modo. Había esperado que el muchacho saliera hecho una furia solo cinco minutos después de haberlo intentado, pero lejos de hacer eso estaba manteniéndose en esa habitación con la psicóloga demasiado tiempo para la salud mental de su entrenador.
Cuando su nadador salió casi una hora y media después, Kim pudo notar los ojos cristalizados de este así como la rojez que rodeaba sus iris. Tuvo que reprimir el impulso de levantarse para preguntarle a la mujer qué le había hecho a su niño, no estaba pensando con claridad. Nunca lo hacía cuando ese muchacho se encontraba cerca, menos todavía ahora que parecía desorientado y solo mientras cruzaba los brazos alrededor de su pecho y le exigía con la mirada un poco de atención inmediata.
Jin carraspeó y se levantó de la silla, haber esperado tanto tiempo en la misma posición hizo que su hombro volviese a obtener ese hormigueo doloroso que tan poco le agradaba.
-¿Estás bien? - era obvio que no lo estaba pero Jin no supo qué preguntar.
Jungkook asintió sin abrir la boca para dedicarle ni una sola palabra, ni un solo sonido, nada aparte de su gesto con la cabeza y unos ojos expresivos que le indicaban que fuese lo que fuese lo que había hablado con aquella mujer, estaba afectandole todavía
Kim acarició con delicadeza la piel de la nuca de Jungkook antes de extenderle el abrigo sobre los hombros, si antes pudo sentir a su nadador hervir en consecuencia de la alta calefacción, ahora parecía estar lleno de escalofríos apurados. Ambos caminaron en silencio, ni una sola mirada compartida hasta que entraron en el coche.
-¿Puedo ir a ver a Peach? - un pequeño sonido cortado desveló que Jungkook estaba a punto de llorar.
-Claro que puedes lindo - Jin se tomó unos segundos para detallar las reacciones del muchacho que tenía a su lado. Jungkook era solo un niño, un niño que quería ser el mejor nadador del mundo porque su héroe, su padre , lo animó a ello en el pasado.
A veces Seokjin sentía miedo de que Jungkook se hubiese olvidado de nadar por pasión y se estuviese centrando demasiado en realizar el sueño de otra persona.
Tratando de evitar molestar al muchacho se limitó a señalarle la radio del vehículo, su nadador ni siquiera tardó unos segundos en seleccionar la música y subir el volumen al máximo antes de acurrucarse contra el asiento y cerrar sus ojos.
Jin quería preguntar, estaba deseando saber qué era lo que había lastimado tanto pero no tenía ningún tipo de derecho para hacerlo. Si Jungkook quería hablar, lo haría cuando lo sintiese completamente necesario.
-¿Quieres que comamos en mi casa hoy? - la pregunta salió de sus labios en un intento por escuchar de nuevo el sonido de la voz del niño que generalmente nunca se callaria.
Jungkook solo se encogió de hombros y después de aquello, de alguna forma, Jin logró aguantar la necesidad de hablar hasta que llegaron a su casa. Peach recibió al chico como si se tratase de un propio miembro de la familia, el sonido de sus patas sobre el suelo, su cola moviéndose rápidamente y los alaridos de felicidad mientras saltaba hacia Jeon felizmente...
El nadador envolvió al animal con sus brazos en un abrazo sincero que no pudo sino conmover a Kim quién se mantenía observando la escena sin decir ni una sola palabra. La frente de Jungkook se escondió contra el cuello de Peach en un acto de cariño y la perrita se dejó mimar posando la barbilla sobre el hombro del muchacho.
-Jungkook, no tienes porqué decirme qué es lo que ha ocurrido, pero si llegas a necesitar hablarlo con alguien... estoy aquí para eso entre otras muchas cosas.
Jungkook alzó la vista, su flequillo azulado se mezclaba con el cabello blanco de Peach y sus ojos mostraban ese mismo reto que había visto la vez que lo conoció. La misma mirada brillante y llena de algo desconocido que se topó durante la primera semana de entrenamiento.
-Ya tengo una psicóloga con la que hablar. No lo necesito para nada.- mordió Jungkook.
Kim se encogió de hombros tratando de fingir que aquello no le había dolido. Tenía que recordarse a sí mismo que solo era el entrenador de Jeon, no era su amigo, tampoco alguien cercano a este y mucho menos estaba en la postura de ver al chico con los ojos de alguien que disfruta de las bellezas de la vida. Debía volver al mundo real de una maldita vez o se haría mucho daño.
-Entonces sube arriba, te dejaré algo para que te cambies. Hay algunos ejercicios que necesitas mejorar y todavía no puedes entrar en la piscina, mañana salimos para Japón así que adelantaremos trabajo Jeon.
-Estupido Kim. - la voz de Jungkook no era juguetona sino fría y retadora , Seokjin sintió la necesidad de hacerle saber a ese muchacho cuál era su lugar y lo habría hecho si no fuese porque últimamente ni él mismo lo sabía.
-Mueve tu culo y sígueme Jeon.
Escuchó los pasos lentos y sin ganas del chico subiendo las escaleras tras él, caminó hacia su habitación y rebuscó malhumorado en el armario hasta encontrar ropa adecuada para la práctica de deporte.
Estaba a punto de gritarle que no le hiciera perder tiempo porque el muchacho no había entrado en su dormitorio cuando percibió la triste silueta de este con la cabeza gacha. Las lágrimas de sus ojos estaban ocultas tras ese flequillo colorido y mirada de bestia, sin embargo estas brillaban en el aire y se estrellaban contra el parquet de madera del suelo.
Las manos de Jin sujetaron los hombros de Jungkook tratando de captar su atención, tiró de este hacía él envolviendo el tembloroso cuerpo del niño en un abrazo apretado. Las manos de Jungkook buscaron su espalda aferrándose a la tela de su sweater antes de que su frente cayese contra el hueco de su cuello y el llanto se hiciese mucho más intenso.
-¿Y si no era un héroe? ¿Qué pasa si mi padre no lo era? - cuando Jungkook levantó la mirada Jin pudo percibir el miedo reflejado en los ojos de bestia que habían dejado paso al chico asustado.
Entonces trató de recordarse de nuevo cuál era su lugar, la cercanía entre ambos parecía quemar cada neurona de su cerebro confundiendolo por completo, sin embargo no tuvo que recordarse nada porque en realidad fue Jungkook quien rompió la corta distancia fusionando sus labios , atacando con necesidad hasta morderlo por error.
-Jungkook , quieto. Esto no está bien - trató de hablar pero sus palabras fueron cortadas por un nuevo beso.
-Me siento bien cuando me toca entrenador. No sé porqué pero estoy seguro de que puede ayudarme con esta quemazón en mi interior, si solo se queda quieto y me deja ... yo...
Jin sostuvo las manos de Jungkook tratando de devolverlo a la realidad. Las lágrimas regresaron, el temblor del chico y su tristeza... entonces sintió que estaba totalmente perdido cuando él rompió la distancia para iniciar el tercer beso.
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En mi defensa por la tardanza, diré que o mi Wattpad o mi móvil estaba tonto, he tratado de subir este capítulo varias veces y hasta ahora no lo he logrado. Solo espero que os haya gustado ♥
Un beso, Mel 😘
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