Capítulo 11 : FATHER

"Algunas veces hace falta sangrar para saber que estás vivo y tienes alma pero hace falta que aparezca alguien
para mostrarte cómo."
Twenty One Pilots.










Jungkook eligió un lugar sencillo y poco frecuentado para aquella comida, a pesar de que no era un deportista conocido de forma exagerada había sufrido algún desagradable encontronazo con las masas de gente en el pasado. Sabía por su propia experiencia que a veces incluso si a las personas no les interesaba su deporte, sí lo hacía la persona conocida.

—Perdona por lo de antes - su entrenador parecía más tranquilo ahora y la sonrisa cálida, sin preocupaciones, había regresado a sus labios de forma natural.

—No pasa nada - Jungkook revisó el menú del local rehuyendo los ojos de su entrenador - Sé que es un tema complicado pero… ¿qué lesión sufriste?

Por unos instantes Kim pareció dudar entre compartir lo que había sucedido o simplemente responder con alguna larga que aplazase la curiosidad del chico, sin embargo se obligó a reconocer que su pasado podía ser un buen ejemplo de lo que una lesión mal curada podría suponer.

—Slap - Jin ni siquiera podía mirar a su nadador a los ojos mientras hablaba de su lesión - Mal curada, la operación fue bien pero yo lo estropee durante la rehabilitación por precipitarme demasiado. Tuve un traumatismo al caer de forma accidental con el brazo extendido… eso unido a mi sobreesfuerzo creó el peor tipo de combinación.

Jungkook sabía acerca de lo que Jin estaba hablando, dentro del mundo de la natación era una lesión que sucedía casi de forma inevitable a muchos. Podía ser causada por tantas cosas que era difícil determinar un solo motivo. La lesión del tipo slap se daba con la rotura del manguito rotador y se caracterizaba por un dolor inespecífico que podía llegar a afectar a todo el cuerpo.

—¿Qué tipo de slap?- los ojos de Jungkook se posaron sobre el hombro de su entrenador. Estaba preguntándose cuánto dolería, cómo había sido pero sobretodo tenía gran curiosidad por el modo en el que Kim reaccionó en aquel momento. Había leído algunos artículos así de forma inevitable conocía la versión de la prensa sobre el joven atleta que seguía tratando de luchar a pesar de que claramente no parecía tener oportunidad de lograrlo. Ahora quería saber lo que el propio Kim Seokjin tenía que decir acerca de todo aquello.

—Slap del tipo 4. Tuvieron que reconstruirme el hombro, se supone que con un buen cirujano quirúrgico y la rehabilitación estaría bien , podría volver a las piscinas incluso con menos potencia. Pero eran tres semanas de inmovilización total y otras tres de inmovilización parcial, así que a la quinta semana mi mente de atleta joven decidió que estaba listo para intentarlo a pesar de lo que los médicos decían. Acabe volviendo a lesionarme del mismo modo por el sobreuso y tras la segunda operación el dolor era insoportable, incluso después de realizar bien el periodo completo de rehabilitación e incluso aumentarlo debido al riesgo… cada vez que nadaba sentía que mis hombros y brazos estaban siendo quemados. El dolor era algo que no se podía comparar con nada que hubiese sentido antes… lo intenté pero… mi mente se hizo demasiado débil y tuve que elegir entre la piscina o mi salud anímica. -el entrenador dio un sorbo a su cerveza pareciendo necesitar aquella pequeña pausa - El dolor sigue ahí, nunca llegue a recuperar la movilidad total tampoco, por lo que después de que Namjoon insistiese me hice algunas pruebas, el año pasado un experto me recomendó intentar de nuevo la cirugía ya que mi hombro no se había curado del mejor modo. Pero me niego a volver a pasar por todo el dolor, va más allá de lo que mi cabeza cree poder soportar.

El nadador se mantuvo en silencio durante algunos segundos, de repente el perfeccionismo de Kim cobraba más sentido. Este siempre ponía especial atención en el descanso de los músculos o el adecuado calentamiento para la puesta a punto antes de permitirle entrar en cualquier piscina.

Aquello podría servirle de advertencia, la próxima vez que pensase que sobre esforzarse un poco de vez en cuando no tenía porque dañarlo tendría ante su nariz a alguien que había perdido sus sueños debido a eso mismo. Porque aunque Jin se lesionó en consecuencia de una caída, todo lo que realmente le afectó de la peor forma vino dado a partir de las prisas y el exagerado esfuerzo.

—Supongo que ahora tiene sentido que siempre seas tan insistente conmigo - Jungkook se encogió de hombros tratando de quitarle importancia al asunto, quizás era lo mejor si a Kim le costaba tanto tratar el tema - ¿Qué vas a pedir de comer?

Cuando el entrenador dejó escapar una pequeña carcajada entre sus labios, Jeon se sintió casi victorioso. Prefería el rostro de siempre, la seriedad dolorosa no le quedaba del todo bien a Kim, hacía que sus ojos pareciesen demasiado tristes, vidriosos y enfermos.

—¿Intentas darle un giro a la conversación que tú mismo has iniciado niño? - Kim sonrió apoyando sus codos sobre la mesa e inclinándose levemente hacia Jungkook - No tienes que cuidarme Jeon, ese es mi trabajo, no el tuyo.

Si se encontrasen dentro de un kdrama o alguno de esos animes yaoi que Yuqi siempre veía a escondidas probablemente sus mejillas estarían a punto de estallar con el rubor de la vergüenza, o al menos así se sentía Jungkook.

—N...no seas ridículo Kim, no te estaba cuidando. Simplemente intentaba ser amable…

Jin se limitó a sonreír con los ojos puestos sobre Jungkook, nuevamente sentía esa sensación extraña y agradable que siempre ocupaba su pecho cuando bromeaba con el niño. No podía evitar seguir molestandolo con tonterías, ya era una parte de su rutina.

—Bueno esa es otra forma de decirlo… Jeon.

Jungkook se limitó a imitar las palabras de su entrenador en un intento por olvidar la sensación de timidez y sustituirla por la falsa imagen de bromista. El entrenador Kim empezaba a resultarle lo suficientemente cercano como para que su personalidad real y cálida asomase sin necesidad de que su faceta de nadador experto se impusiera.

—¿Cuándo dejarás esas bromas? - en la voz de Jungkook sólo había resquicios de curiosidad real.

—No lo sé, cuando dejes de responder del mismo modo. Si de verdad te molestase no lo haría, puedes estar seguro de ello. ¿Soy el único que ve esto como un juego de tira y afloja? Ambos lo hacemos, nos pinchamos de vez en cuando con tonterías, reímos y volvemos a la calma. Rutina, Jeon.

A su alrededor la gente de las mesas parecía más tranquila y callada que ellos, quienes desde unos minutos atrás habían estado concentrados en su propio mundo de bromas mutuas sin malas intenciones. No se insultaban o dañaban, en sus palabras estaba implícito el leve cariño de quienes se profesan aprecio. Funcionaban de ese modo, a Jin le servía para rebajar la seriedad que un empleo como el suyo suponía a veces, y a Jungkook lo ayudaba de cierto modo a abrir su mente y para poder aceptar un entrenador de una buena vez por todas.

Por eso aquella dinámica había permanecido volviéndose rutinaria. Formaban parte de sus vidas, trabajo y personalidades.

Los pasillos grises se habían convertido en una parte de su vida que incluso invadían sus recuerdos más infantiles. Jungkook y su hermana conocían a la perfección aquel lugar porque cada semana recorrían el mismo trayecto con el único objetivo de poder ver a su padre.

Si echaba la mente atrás todavía podía sentir los fantasmas de su pasado atrayendo a su memoria los recuerdos de aquel niño pequeño que lloraba asustado mientras agarraba la mano de su madre con fuerza. Nadie lo había preparado para aquello, mucho menos a su hermana.

Uno de los guardias les dedicó una sonrisa y Jungkook forzó sus labios a crear algo similar con el único objetivo de mostrar su amabilidad.

—Papá - su padre estaba allí, sentado en la mesa y con las manos esposadas. Como cada jueves desde hace doce años.

La voz de Yuqi superó a la suya, mientras que su hermana siempre parecía emocionada por el reencuentro él debía convivir con las dudas. El temor a que lo que muchos decían fuese cierto, la sospecha de que su padre podría estar mintiendoles y sin embargo él seguiría creyendo ciegamente en cada palabra que esté les dedicase.

Jungkook amaba a su padre, a su héroe, la persona que durante años le sacó sonrisas y lo ánimo a dedicar su vida al deporte que más felicidad le daba…

—¿Cómo estás? - ese era su último año. Sólo doce meses más y podría volver a encontrarse con su modelo a seguir en una mesa distinta. Una rodeada por tranquilidad y el olor a café, en lugar de vigilada por guardias y cámaras de seguridad.

—Ansioso hijo, es inevitable.

Jungkook apartó los ojos de su padre, del hombre que siempre había adorado, del hombre que todavía quería adorar. Sus manos parecían más interesantes, estaba cansado de que el tiempo pasase sin ningún tipo de prueba acerca de las verdades que aquel hombre siempre pretendía contarle.

—¿Tu abogado no ha dicho nada nuevo? - la pregunta era ácida y Jungkook sabía que no debería haberla realizado de una manera tan directa. Sin embargo, necesitaba respuestas. Algo que lo ayudase a respirar más tranquilo cuando la ansiedad parecía arañar su pecho.

—Buenas noticias - la cara de Yuqi se iluminó con las palabras de su padre - Ella está dispuesta a testificar a mi favor, incluso si eso no me devuelve el tiempo. Me regalará la inocencia ante el mundo…

—¿Todo lo que te importa es eso? - Jungkook suspiró, un codazo de Yuqi llegó hasta su brazo haciéndolo protestar - Han sido doce años desde que te acusaron de acoso sexual reiterado, doce años desde que te metieron aquí… Y son incontables las veces en las que nos has vendido falsas buenas noticias. Papá, por favor, solo queremos la verdad. Sea lo que sea, dilo. Te queda un año y todavía no tengo claro si estás siendo sincero o si tan sólo eres un completo mentiroso compulsivo.

Su padre lo observó con calma, sus ojos cansados decorados por el brillo de las lágrimas. El arrepentimiento de Jungkook llegó casi al instante.

—Lo único que intento decirte es que incluso si ella no habla, nosotros estamos aquí. No necesitas mentirnos, o contarnos las cosas con adulcorantes.

Su padre suspiró de forma audible, las manos le temblaban y el rostro joven que un día se había parecido al que ahora portaba el propio Jungkook, estaba demacrado por el paso de los años en prisión.

—Sea lo que sea, sigues siendo mi héroe. Ya no soy un niño… hace mucho que dejé de serlo.

En algún lugar de su mente su Jungkook casi pudo escuchar a Jin rebatiendo su última frase, y aquello lo hizo sonreír de forma leve. Casi innotable.

Estaba ahí todavía, el recuerdo de la risa, traspasando el peor de los lugares en los que Jungkook podría encontrarse.

—Va a hablar, no os estoy mintiendo. No falta mucho para que la verdad salga a la luz. Soy inocente hijo.















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Hiiiiii!!! Como algunos sabréis ayer fue un día complicado para mi ya que una de mis gatas se ha perdido, no he dormido nada y por eso este capítulo es tan cortito. De veras lo siento muchísimo e intentaré compensarlo si encuentro tiempo.

Un beso, Mel ♥

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