Capítulo 10 : HANDS

" No pintes maravillosas mentiras sobre mí, que se acaban borrando."
—Bastille







La bajada de la montaña fue silenciosa, Jungkook todavía podía sentir esa tranquilidad al respirar que muchas veces ocurre cuando dejas ir tu llanto desprendiendote de todo aquello que ha llenado tu mente de dolores durante días, meses, o en su caso personal, años.

Mientras observaba la naturaleza que rodeaba su camino hacia la zona en la que había dejado el coche, se tomó un instante para respirar profundamente. Apreciaba el aire frío despertando sus sentidos, y como la luz del sol todavía anaranjada hacia parecer sus sombras mucho más largas.

—¿Mejor niño bonito? - Kim acarició el cabello de Jungkook con cierto cariño, más allá de ser un entrenador serio era un ser humano sensible y sabia que ese chico parecía estar sumido en la necesidad de hacerlo todo bien a nivel físico, olvidando la parte más importante : su cabeza y mente, lo que realmente mantenía a las personas funcionando por encima de cualquier otra cosa.

—Mejor entrenador - Jeon asintió mientras tomaba otra respiración profunda, sus ojos volaron hacia Peach. La perrita se mantenía cerca de ambos acompañando su paseo, porque aunque la subida había estado cargada de retos y risas, la bajada parecía encontrarse bañada por los emocionales recuerdos que todavía fluían por la cabeza del nadador. Le gustaría hablar, decirle al mundo todo lo que opinaba sobre cualquier cosa, sentía y quería, pero difícilmente lograba abrirse hacia quienes lo rodeaban. Su confianza se resumía en Sejin, su hermana pequeña y solo a veces su madre.

—Si necesitas hablar de esto… - Jin tendió la mano primero, el entrenador Kim observaba al muchacho con ojos curiosos y una cercanía que casi golpea con fuerza la realidad de Jungkook. Estaba acostumbrándose a ese hombre.

—Está bien, he dejado salir lo que necesitaba ahí arriba - Jungkook hundió las manos en sus bolsillos mientras apartaba los ojos de Kim repentinamente cohibido. Incluso se había lanzado a los brazos de este en un intento por cubrir el vacío que las memorias de su niñez le habían dejado - Quizás demasiado incluso.

Kim dejó escapar una sonrisa leve a su lado, el nadador ni siquiera se apartó cuando el tacto suave de las manos de su entrenador hizo presencia. Sentir el leve masaje que este dejaba sobre sus cervicales se había convertido en rutina tras los entrenamientos, era habitual, tanto que si alguna vez cambiase la persona que realizaba esos suaves masajes destinados a calmar sus músculos, él sin duda podría notarlo hasta con los ojos cerrados. El entrenador Kim tenía un tacto fuerte, casi rudo en ocasiones, sin embargo jamás le hacía daño, siempre curaba el estrés de su cuello y hombros sin demasiada complicación.

Quizás por eso Jungkook se encontró a sí mismo frenando sus pasos y bajando levemente su chaqueta de deporte para permitir que el tacto del entrenador fuese más notable, a la par que echaba su cabeza hacia un lado y abría sus labios dejando que un suspiro de pura tranquilidad abandonase su boca.

—"Aún con los ojos cerrados" - se dijo a sí mismo mentalmente.

—Si alguna vez necesitas hablar puedes acudir a mi antes de que lo que sea que esté en tu cabeza te haga explotar de nuevo, niño bonito - Kim pasó sus manos sobre la piel nívea del muchacho. Su toque se había hecho más delicado automáticamente, casi sentía que estaba acariciandolo para calmar su mente en lugar de masajear sus músculos para calmar el cansancio.

—Aha - Jungkook se limitó a asentir. Odiaba admitirlo, incluso mentalmente, pero las manos del entrenador Kim eran un regalo. Realmente disfrutaba de todos esos masajes, ni siquiera los masajistas de su staff conocían tan bien como él las zonas concretas que todos los nadadores sentían doloridas tras los entrenamientos. Su cuello siempre estaba molestando con tirantez tras un tiempo de brazada intensa.

—Eres mimoso niño bonito - el entrenador Kim ya no podía distinguir si su tono iba acompañado de broma o si tan sólo había querido hacer una observación completamente realista. El muchacho ante sus ojos siempre se mostraba feliz a la hora de obtener un poco de atención, Jin había notado como los cumplidos realistas mejoraban su humor y el modo en el que incluso sabiendo cocinar parecía más feliz cuando alguien preparaba algo exclusivamente para él. Aunque si tenía que ser objetivo, esa era la clase de cosas que a la mayoría de personas le gustaban. En su opinión cualquiera que dijese que no disfrutaba de ser cuidado mentía.

Jungkook protestó audiblemente, sin embargo no se apartó del contacto dejando que la sensación de curación de sus músculos se extendiese. Un leve gemido de dolor se escapó de entre sus labios cuando el entrenador le ayudó estirar su hombro para después masajearlo con cuidado.

—Todavía está bastante inflamado, ¿te has puesto hielo esta mañana? - Jungkook asintió dejándose hacer - Bien, supongo que en una semana podremos retomar el entrenamiento normal. Mientras tanto intentaré encontrar algunas alternativas que puedan resultar amenas y útiles niño.

Nuevamente Jungkook asintió perdido en la sensación de las yemas de los dedos de su entrenador contra su piel, por mucho que lo pensase seguía sin encontrar respuesta al motivo por el cual su tacto parecía mucho más adecuado y saciante que el de cualquier masajista. A veces se decía a sí mismo que se debía al simple detalle de que el entrenador Kim había sido nadador profesional en el pasado, seguía repitiendo esa excusa : era un buen entrenador por aquello, también tenía un increíble cuerpo debido a eso, lo entendía mejor que nadie simplemente por ello… porque había sido un gran deportista, un experto al que Jungkook quería escuchar y no un simple entrenador acostumbrado a dar órdenes sin pensar en la persona que se encuentra bajo el agua.

—Me parece bien - su voz sonaba como un susurro mientras disfrutaba de cada toque - Tendré tiempo de entrenar suficiente en piscina para las primeras competiciones.

Jin asintió dejando ir dificultosamente sus manos de la piel del niño bonito. Jungkook era cálido y suave, aquello empezaba a crear imágenes en su mente que se veía obligado a bloquear para poder trabajar con seriedad.

—Lo harás bien, no le des demasiadas vueltas. La nueva rutina que estoy preparando te mantendrá sano y a un buen nivel.

Ambos comenzaron a caminar de nuevo con Peach siguiendo sus pasos animadamente, la atmósfera no era incómoda pero siempre existía un primer silencio tenso después de todos esos masajes, daba igual si estaban en el gimnasio, en la piscina o en la montaña. Como si ambos guardasen algo que necesitaban compartir, las ganas de llegar más lejos confundiendolos más a uno que otro y creando la sensación de vacío.

—¿Iremos al gimnasio ahora? - Jungkook se encargó de abrir la puerta trasera del coche de Kim y asegurar a Peach con su arnés.

—Antes pasarás por el quiropráctico, quiero escuchar su opinión acerca de tu hombro. Aunque sé lo que es prefiero tomar todas las precauciones posibles con las primeras competiciones tan cerca.

Jungkook dejó escapar un asentimiento entrando en el vehículo al lado de su entrenador, su mano fue automáticamente hacia el reproductor de música para buscar alguna canción que relajase el cúmulo de sensaciones que había vivido esa mañana.

—¿Y después de eso?

Kim observó al chico antes de arrancar el vehículo, Jungkook parecía ansioso por algo.

—Al gimnasio, ¿ocurre algo? - la pregunta era absurda, estaba claro que el nadador parecía nervioso.

—No es nada importante, tengo que acompañar a Yuqi a un par de cosas y no quiero llegar tarde. Hemos pasado gran parte de la mañana subiendo hasta la cima de la ruta y todavía tengo que ir al quiropráctico además de al gimnasio.

Kim observó el reloj de su coche y suspiró levemente.

—Te dejaré irte antes del gimnasio si tardamos mucho en la consulta del quiropráctico. No te preocupes, Yuqi puede venir con nosotros si quieres, te ahorrarás el tiempo de recogerla más tarde.

Jungkook dudó por unos instantes, no quería decirle a su entrenador qué lugar visitaría con su hermana y mucho menos darle la más mínima información al respecto, así que finalmente negó. Se las arreglaría para cuadrar su tiempo.

Jungkook se estiró sobre la camilla del quiropráctico, las manos de aquel hombre se sentía extrañas. Más gruesas y esposas que las de su entrenador, menos expertas en cuánto a que zonas tocar para calmar el estrés del ejercicio incluso cuando se encontraba ante un verdadero experto.

La voz de su entrenador sonaba de fondo, parecía estar teniendo una conversación con su madre.

—Estoy bien...no, todavía no he ido... Sí, supongo que dentro de una o dos semanas… No te preocupes , cuando tenga tiempo iré a casa… pues claro que estaré para el cumpleaños de mi sobrina, es la única que tengo… Mamá, te llamaré luego… por favor no insistas… Lo intentaré, pero no puedo prometerte nada, es grande de sobra para tomar sus propias decisiones. Lo sé mamá… luego te llamo.

Jungkook alzó la cabeza para observar a su entrenador recibiendo un reclamo del quiropráctico , quién trataba de hacer su trabajo. Si comparaba aquello con los masajes del entrenador Kim casi parecía que el experto estaba amasando sobre su lesión, aunque él no entendía nada sobre aquello… y probablemente su entrenador solo sabía unas cuantas cosas. Estaba comenzando a hacerse preguntas cuando una nueva charla tuvo lugar respondiendo algunas de sus dudas.

—¿Cómo van tus estudios de fisioterapia? He escuchado de tu madre que sigues en ello a la par que trabajas de entrenador.

Jungkook pudo reconocer el suspiró estresado de su entrenador y casi sintió ganas de sonreír.

—Para ella siempre será así, cree que una carrera me dará algo más estable que esto. Aunque me apoya siempre deja caer todo lo demás, mi carrera va...bueno, funciona. Estoy haciéndolo de forma lenta pero precisa.

El quiropráctico sonrió.

—Es curioso que eligieras la fisioterapia como carrera cuando sigues dejando ir de una forma tan irresponsable tu hombro, te dijeron que debías volver a operarte. ¿Hasta cuándo lo vas a retrasar Kim?

Nuevamente el suspiro de su entrenador llegó hasta los oídos de Jungkook, quién había olvidado la diversión para sumirse en la gran curiosidad que aquella charla le proporcionaba.

—No estoy aquí por mi hoy Namjoon. Limítate a concentrarte en mi nadador, quiero saber cuan grave es.

El hombre sonrió por tercera vez. Jungkook se sentía casi expuesto boca abajo mientras el hombre analizaba la lesión de su hombro.

—Ya sabes lo que le ocurre, y él también. Es algo habitual en nadadores que solo necesita un poco de descanso y vida normal fuera de la piscina, hielo un par de veces al día, no forzar demasiado … ¿Qué quieres que haga?

Los pasos del entrenador Kim acercándose captaron la atención de Jeon , cuando las manos sobre su hombro cambiaron pudo notarlo de una forma tan sumamente obvia que casi se sintió asustado.

—Todavía está muy inflamado, creí adecuado consultarlo contigo antes de nada. Los médicos en su staff son buenos pero tú eres mejor, te he visto trabajar con casos realmente difíciles.

—Tú eres el más difícil, por favor, operate de nuevo. Ese hombro necesita más atención que el de tu nadador Jinie.

Jungkook se levantó en cuanto el experto le indicó que podía hacerlo y sus ojos volaron al instante hacia su entrenador, este parecía pensativo mientras se llevaba una mano hacia su propio hombro. No era de extrañar que le doliese si estaba retrasando una operación, al menos eso había sacado el nadador de aquella charla.

—¿Tienes que operarte?- la pregunta salió sola de su boca y nuevamente Jungkook se encontró expuesto ante la mirada de aquellos dos hombres que parecían haber olvidado su presencia - Quiero decir, si no lo haces porque estás entrenandome es una estupidez. Puedo encontrar a otro entrenador, no sería la primera vez que…

—No es por eso niño bonito, vístete y espérame fuera. Iré en un par de minutos y te llevaré a comer algo.

Jungkook quería protestar pero no tenía motivos razonables para hacer tal cosa, por lo que sencillamente se levantó y haciendo caso a su entrenador de puso la camiseta y salió hacia el pasillo del hospital. Aunque comprendía que no tenía nada que decir sobre las decisiones que Kim tomaba, sentía ganas de aclararle lo absurdo que le parecía que este no se operase. El otro hombre, el quiropráctico, parecía compartir su opinión después de todo.

Cuando el entrenador Kim salió de la consulta sus ojos habían tomado un carácter doloroso, parecía frustrado y lleno de pensamientos.

—Tú también puedes hablar conmigo antes de explotar, ¿sabes eso?

Kim sonrió y acarició la nuca del muchacho, se había convertido casi en un acto reflejo.

—No te preocupes, no es nada importante. Solo un par de decisiones que tomar - Kim alzó la mano con lo que parecía una anotación médica - Namjoon me ha recomendado una crema para la inflamación de tu hombro. Después de comer iremos a por ella, al gimnasio y finalmente serás libre a tiempo para ir con tu hermana a dónde quieras.

Jungkook asintió, sus ojos siguieron el movimiento de su entrenador y antes siquiera de pensarlo se encontró a sí mismo siguiendo a este hasta su coche.

—¿A dónde iremos a comer? - preguntó finalmente.

—Elige por ti mismo algo que se adapte a tu nueva alimentación, hay muchas cosas que todavía puedes comer a pesar de tu dieta.

—Está bien - de alguna manera los ánimos del entrenador Kim habían decaído, podía notarlo por su mirada apagada y sin brillo, eso le quitaba las muchas ganas de hablar que antes había tenido Jungkook.





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Lo prometido es deuda, ayer me retrase pero hoy lo tenéis aquí sin falta. Como siempre espero que os haya gustado:

Un beso, Mel 😘

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