I got you under my skin

I GOT YOU UNDER MY SKIN

Autora: Clumsykitty

Fandom: Marvel Mcuoso a veces.

Pareja: Stony

Derechos: a una dieta rica en galletitas.

Advertencias: esta historia es una mezcla loca entre The Boys y el show de Tiger&Bunny, con drama de jóvenes enamorados y cosas propias del SteveTony que tanto conocemos. Una historia de encargo.

Gracias por leerme.


*****


I got you under my skin.


Tony volvió en sí, encontrándose en una camilla dentro de una ambulancia estacionada cerca de la playa, todos moviéndose de un lado para el otro, policías dando instrucciones, gente de SHIELD también organizándose. Recordó al Capitán América, sentándose de golpe y casi matando de un susto a la joven paramédica que estaba atendiéndolo, sujetándola por el codo.

-¡El capitán! ¿Cómo está?

-Eh...

-¡Por favor!

-Fue llevado de urgencias, tenía heridas graves de... ¡señor, no puede levantarse todavía!

El castaño lo hizo por dos grandes razones: la primera fue que deseaba saber a dónde habían llevado al capitán y si tenía un pronóstico alentador. Poseía una súper fuerza, debía resistir, pero quiso asegurarse. La segunda razón fue que aun debía encontrar a Steve, no sabía si también había sido atacado por esos encapuchados quienes definitivamente entraron en su lista negra de gente odiosa a más no poder. Tony miró a todos lados, buscando a alguien de la gente de SHIELD que se notara fuese importante, sus ojos captando la figura de una mujer en un uniforme diferente al resto a la que se dirigió de inmediato sin importarle si estaba permitido o le respondería.

-¿Dónde está el Capitán América? ¿Está bien? ¿Se salvará?

La mujer arqueó una ceja, dejando su tableta para examinarlo antes de suspirar, intercambiando una mirada con otra agente de SHIELD a su lado.

-Fue al hospital general, donde están los mejores. No morirá sin duda, pero deberá tener unos días de descanso hasta que se recupere, su capacidad de sanar es más alta que la de un humano normal.

-¡Gracias!

-¡Espera...!

Ya no la escuchó, dejando esa zona al ver que todos estaban atendidos, no vio a la pequeña más supuso que seguramente la estaban llevando ya al mismo hospital. Tony silbó a un taxi al que subió, pidiendo que lo acercara lo más posible hacia la zona donde había ocurrido la primera explosión. Cuando llegó ahí, la gente ya estaba amontonándose para tomar fotos o enterarse, con la prensa peleando con la policía. Entre tanto barullo, una mano tiró de él.

-¡Tones!

-¡Jan!

Se abrazaron por unos segundos, hasta que el dolor de los raspones y golpes hizo quejarse al castaño. Janet se alejó, revisándolo.

-Por todos los cielos, Tony, ¿qué...?

-Necesito encontrar a Steve, por favor, Jan ayúdame.

-¿Estaba aquí a estas horas?

-Lo llamaron de emergencia. ¿Tú cómo llegaste aquí?

Ella sonrió un poco nerviosa, negando luego. -Estaba en una cita.

-¿De verdad?

-Lejos de aquí, vamos, vamos. Encontraremos a Steve, seguro que no le sucedió nada.

-¿Cómo pasaremos el cerco?

-Déjamelo a mí.

Si algo tenía Janet Van Dyne, era que cuando deseaba que se le obedeciera, no existía ser humano en el planeta capaz de desafiarla. Unas cuantas palabras con un par de policías y ellos saltaron el cerco para ir corriendo hacia la cafetería que había sido afectada, aunque se conservaba gran parte del inmueble. Hablando con bomberos y rescatistas, dieron con el dueño quien hablaba con su agente de seguros, limpiándose el rostro todavía, aparentemente ileso ante la explosión, lo que dio esperanzas a Tony de que Steve también se encontrara a salvo.

-Disculpe, buen señor -habló Janet- Estamos buscando a Steve Rogers.

El hombre frunció su ceño, parpadeando al verlos ahí cuando obviamente no debían estar, si bien el estado de Tony era para aceptar que también había pasado por un amargo momento.

-Rogers... bueno...

-¿Sí? -Tony se le acercó, desesperado- Por favor, dígame dónde está.

-Se lo llevaron al hospital general -murmuró el dueño de la cafetería, mirando a Janet.

-¡Vamos, Tony!

Fue otra carrera, abriéndose paso entre los periodistas ya amontonados al saber que el líder de los Seis Grandes estaba ahí malherido. Tony no quería llorar, todavía no, apretando la mano de su amiga quien hizo gala de sus influencias para que en Emergencias les dijeran sobre el estado del rubio, solo que nadie había recibido a ningún Steve Rogers.

-Pero, nos dijeron que vino aquí -rebatió Janet-Y sé que está aquí, han traído a todos aquí.

-No tengo anotado a ningún Steve Rogers -la empleada les mostró el monitor.

Incluso estaba la pequeña que Tony salvó, pero no su novio. ¿A dónde pudo haber ido? Janet lo observó en silencio, luego jalándolo hacia el baño de hombres donde los dos entraron, cerrando la puerta una vez que ella se aseguró de que no había nadie más ante la sorpresa del castaño, pues la vio comportarse de una forma muy rara con todo y que era la extravagancia andando.

-¿Jan?

-Tones, escucha, hay algo que debes saber.

-No me digas que lo encontraste y está en la morgue del hospital.

-¡Tony, no! Escúchame primero. Y respira, uno, dos, tres.

-Dime, no me tengas así.

-Steve sí está aquí, pero... te llevaré más vas a prometerme que te controlarás ¿okay?

-¿Por qué debo controlarme?

-Tony.

-De acuerdo.

-Ven.

Tomándolo de la mano, su jefa lo llevó al elevador, pulsando un botón de un piso cuyo corredor principal estaba atascado de agentes de SHIELD. Los más cercanos se hicieron a un lado, dejando que pasaran para asombro de Tony quien pensó que, debido a las conexiones de Janet por la agencia, era que la conocían pues notó que más de uno de los agentes la saludaba con una sonrisa. Fueron hasta la recepción del piso, encontrando a la mujer que el castaño interpelara en la playa.

-Me preguntaba cuánto tiempo te tomaría traerlo, Avispa.

-¿Eh? -Tony parpadeó, girándose a su amiga.

-Quiere ver a Steve.

-Todavía está en cirugía.

-¡Steve está aquí!... esperen, ¿por qué está aquí?

-Los llevaré a la habitación donde podrán esperarlo.

-Gracias, Subdirectora Hill.

-Por aquí.

El castaño no sabía qué estaba ocurriendo, siguiendo a las dos mujeres hasta una habitación privada en donde tomaron asiento al fin cuando la mujer del uniforme los dejó a solas. Janet alcanzó sus manos, palmeándolas un poco al tomar aire para hablar.

-Soy un agente de SHIELD, Tony. Digamos que una suerte de... informante.

-Pero... ¿cómo...? Tú...

-Mi nombre clave es Avispa. Trabajo desde hace un tiempo con ellos, fui yo quien recomendó a varios de los Seis Grandes para convertirse en la imagen de SHIELD.

-¿T-Tú...?

-No quería ocultártelo, pero era necesario, más porque... porque eres la pareja de Steve.

-¿Qué tiene que ver Steve en todo esto, Jan? Por favor, siento que me volveré loco.

-Sshh -ella pellizcó su mejilla- Mira, lo que sucede es que esos encapuchados ya tenían tiempo molestando a la policía, eran muy peligrosos porque como pudiste darte cuenta, también tenían poderes. Solo que los usaban para dañar a la gente. Cuando... cuando los Seis Grandes estropearon sus planes es que tomaron venganza atacando la ciudad.

-Okay.

-Steve jamás quiso que te vieras involucrado así.

-Jan, dime por favor qué hace Steve en SHIELD.

-¿No lo has descubierto todavía, Tones?

Tony abrió sus ojos, tragando saliva mientras recapitulaba su vida con el rubio. De pronto empezó a ver ciertas coincidencias, como que Steve solía tener horas extras o guardias de emergencia que coincidían curiosamente con misiones de los Seis Grandes. Janet pareció leer las expresiones de su rostro, asintiendo con una ligera sonrisa sin soltar sus manos.

-Sí, Tony, Steve es el Capitán América.

-¡OH, POR LOS JODIDOS INFIERNOS!

-¡Anthony Stark, cálmate!

No pudo hacerlo hasta no dar una docena de vueltas alrededor de la habitación tirando de sus cabellos e insultándose por haber sido tan idiota en no ver las evidencias frente a sus narices. Siempre estuvo ahí, las heridas, rasguños, moretones además del cansancio de su novio de cuando en cuando. Tony jadeó, tallándose el rostro y luego sentándose junto a una paciente Janet quien palmeó su espalda suavemente en consuelo, examinándolo para asegurarse de que no fuera a tener un ataque de pánico.

-Sé que es toda una noticia.

-Steve... ¡no puedo creerlo! Claro, cuando volvía a casa ya estaba recuperado o casi recuperado. Su fuerza sobrehumana ¿eh?

-Me temo que sí.

-¿Me diste el empleo porque él te lo pidió?

-No, Tony, en realidad sí que te lo ganaste, Steve no sabía que habías ido conmigo. Cuando se lo dije, me encargó mucho que te cuidara.

-Por eso sabía tantas cosas.

-Opsie.

-Me siento estafado, burlado, traicionado.

-Tony, Tony, Steve no lo hizo de mala fe.

-¿Vas a decirme ese discurso de la pareja romántica del héroe que debe ser ocultado por su propio bien?

-Te diré sobre lo mucho que te ama Steve, tanto que cuando supo que esos encapuchados te habían atrapado, lo dejó todo para ir a rescatarte, aunque eso le costara puntos.

-¿Perdió puntos por mí?

-Sí.

Tony bufó, bajando su mirada. -¿Por qué no me lo dijo antes? Tampoco es que soy tan idiota como para no entenderlo.

-Quiso, pero era difícil. Tú estabas muy enamorado de...

-¡Claro que no! Se lo dije, mi dios vikingo solamente era un gusto. Yo... yo lo amo, Jan. Con todo y que me vio la cara de idiota.

-Y él te ama, te lo puedo asegurar.

Un grupo de médicos y enfermeras entraron poco después, trayendo la camilla con Steve inconsciente pero más recuperado. La subdirectora Hill les informó que en un par de días podría darse de alta para descansar en casa hasta que le volvieran a dar el visto bueno. Tony miró ese rostro pálido aun en su novio, el famoso líder de los Seis Grandes. Alcanzó una de sus manos que apretó apenas, acariciándola por el dorso pensando el todo lo que siempre estuvo haciendo por él, entendiendo mejor porque no podía negarse a las exigencias de su trabajo, estaba siendo el héroe que siempre había sido.

-¿Tones?

-Estoy bien, Jan.

-Los dejo solos. Estaré afuera por si me necesitas.

-Gracias.

Le dolió ver el estado del rubio, pese a que ya parecía mejor, si su naturaleza de súper héroe había hecho lo suyo en su cuerpo, aquella explosión en verdad lo hubiera matado de no haber sido el Capitán América. Y todo porque había estado distraído protegiéndolo. Tony se sintió algo culpable, olvidando su enojo inicial por ello, no que se lo pasara por alto tan fácil, parecía que todo mundo sabía quién era en realidad su novio menos él, esa sensación no le gustó mucho. Steve no despertó hasta horas después, desorientado primero antes de reconocer a su novio, quedándose muy serio al entender lo que ocurría.

-Hey -saludó el rubio apenas con voz carrasposa.

-Hey -Tony apretó una sonrisa- Los doctores dicen que te recuperas rápidamente.

-Sí...

-Jan me trajo -informó el castaño, bajando su mirada, sus dedos bailoteando sobre la sábana de la camilla- Eso fue muy peligroso.

-Es mi deber.

-Siempre tan patriota.

Steve lo observó unos segundos en silencio, buscando alcanzar la mano del castaño quien no se la negó, levantando la mirada hacia él.

-¿Sabías que mi primer nombre fue Patriota?

-¿Hablas en serio?

-Sí, así fue como me di a conocer antes de que entrara a SHIELD como parte de los Seis Grandes.

-Jan dice que te recomendó.

-Ella busca nuevos perfiles, nuevos candidatos. Yo le parecí genial.

-Suena a Janet Van Dyne.

Ambos se quedaron callados por un largo rato, Tony suspirando hondo antes de volver a hablar, no quería ser grosero, solamente estaba... confundido.

-No fue lindo enterarme así.

-Quería decírtelo, Tony, de verdad.

-¿Creíste que ya no te querría igual?

-Me odiabas.

-¡Eso no es cierto! Solo dije que me parecías demasiado correcto. Pero nunca te odiaría, ni aun ahora que estoy algo ofendido además de perturbado porque mi novio ha resultado ser el mismísimo Capitán América te podría odiar.

-Lo siento.

-Si yo no hubiera estado ahí, no te hubiera pasado nada.

-Tony, no.

-Sí, es verdad, te distrajiste por mi culpa y eso me hace ver también el por qué no querías revelar tu identidad secreta a mí. Te pongo en peligro.

-Es al revés, cariño. Yo te pongo en peligro.

-Pues no me importa -Tony sacudió su cabeza, apretando la mano de Steve- Es decir, vas a tener que trabajar mucho en eso de contentarme porque lo ofendido no se me va a pasar tan pronto, pero no dudes ni un segundo que estoy muy orgulloso de ti. ¡Tengo un novio súper héroe! Y no solo cualquier héroe, es el líder de los seis más fuertes que me estuvo coqueteando, burlándose de mí.

-Oh.

-La verdad es que me asusté mucho, cuando pensé que te perdería, que ya no te volvería a ver. No me gusta pensar que ya no estarás.

-Siempre volveré, te lo prometo.

-Pero no es algo seguro ¿cierto? Debes cumplir con tu deber, no puedes dejar a la gente indefensa.

-No estoy solo ¿sabes? -Steve ladeó apenas su rostro- Tengo un equipo genial, que espero conozcas pronto.

Eso sucedió un par de horas después, cuando el rubio se sintió mucho mejor para tener más visitas. Tony saludó al resto de los Seis Grandes, todos preocupados por el estado de su líder, dándose cuenta de lo mucho que lo apreciaban, llevándose como una familia. Sintió unos ligeros celos, pues ellos conocían una faceta de su novio que él no, dejándolos pasar al escuchar esas conversaciones que se le antojaron de lo más normales, al final del día todos esos súper héroes no eran más que seres humanos superdotados, sí, pero seres humanos al fin. Tenían hambre como todos, sueño como el resto, problemas y alegrías igual que todas las personas.

-Me alegra conocerte al fin -le dijo Natasha, la Viuda Negra- Tener de frente a quién se había robado el corazón de nuestro apuesto capitán era de mis mayores deseos.

-¿Sí?

-Claro, él siempre hablaba de ti.

Tony sintió sus mejillas tibias. -¿Qué decía sobre mí?

-Mm, que eras muy inteligente, que tu imaginación era la más grande de todas, lo emocionado que te ponías por nuestras puntuaciones. Una que otra vez hicimos trampa para que se cumplieran tus expectativas, fue un favor que nos pidió.

-¿H-Hablas en serio?

-Por supuesto. Nosotros encantados, Steve nos ha salvado más de una vez, así que le debemos muchos favores.

-Eso no lo sabía.

-Siempre hay una primera vez para todo.

Fue difícil mantenerse enojado con su novio escuchando todo lo que le contaban de sus hazañas y esa forma de procurar por todos que era igual a cuando era solo Steve Rogers. Cuando al fin lo dieron de alta, volvieron a su departamento, Tony siempre pendiente de lo que necesitara el rubio aunque ese poder suyo lo estaba dejando como nuevo. De todos modos lo consintió, preguntándole de lo que nadie veía en televisión sobre lo Seis Grandes, cómo entrenaban, dónde comían o qué hacían mientras no tenían misiones, además de esos detalles personales de cada uno.

-Si quieres, podemos comer todos juntos -ofreció Steve- Ellos estarán encantados.

-¿También llevarán a sus parejas?

-Seguro, así todos se conocerán.

-De acuerdo, pero hasta que no tengas ni un solo raspón, todavía veo un puntito ahí pequeñito junto a tu ojo izquierdo.

-Tony, es chocolate.

-Nope, es algo más.

Luego de cuidar con tanto esmero a su novio, por fin tuvieron esa cena con el resto de los Seis Grandes, Tony muy emocionado de verlos a todos en esa fase de personas comunes y corrientes. Ya Steve le había dicho que Nat y Clint -Ojo de Halcón- eran pareja, así que ellos no llevaron a nadie. Quien fue acompañado fue Donald, su dios vikingo con un chico de ojos verdes y cabellos rubio oscuro llamado Peter Quill. El famoso verde llamado Bruce Banner llegó con una chica de nombre Betty, mientras que la capitana Carol Danvers apareció de la mano con una hermosa mujer, Jessica Jones.

Reunidos en un restaurante sencillo y algo apartado, juntaron mesas para comer y brindar porque una vez habían logrado detener unos villanos peligrosos. Tony notó que Steve estaba algo nervioso, con Nat echándole miraditas sospechosas, aguantando la risa igual que Carol o de Clint. Pensó que quizá era que ahora ya estaba ahí con todos ellos, formaba parte de la gran familia de los Seis Grandes, de hecho la subdirectora Hill se había presentado en su departamento para darle un gran sermón sobre lo que implicaba la responsabilidad al ser familiar del Capitán América, lo que sí y no podía hacer.

-Quiero proponer un brindis por nuestro gran líder, que siempre está arriesgándose para que nadie más salga lastimado, un gran guerrero como un ejemplo a seguir.

-¡Por Steve! -corearon los demás.

El rubio sonrió, mirando su copa de la que había bebido, antes de ponerse de pie, todos dejando lo que estaban haciendo para prestarle atención.

-Quisiera hacer otro brindis, por esta familia que nunca pensé formaría.

-¡Por la familia!

-Y también... quisiera aprovechar para hacer algo más -Steve se giró hacia el castaño- Tony, sé que no fue la mejor manera en cómo te enteraste de mi verdadera profesión, eso no estuvo bien y ya lo hemos hablado. Solo quiero dejarlo en claro con testigos, que jamás tuve malas intenciones contigo, porque eres lo que más amo en esta vida.

-Aww -susurró Peter Quill.

-Así que he pensado desde hace un tiempo que... me gustaría que las cosas entre nosotros fuesen más formales, algo definitivo...

Ante los ojos atónitos de Tony, su novio hincó una rodilla en el suelo, los demás apurados sacando su celular para tomarles fotos, expectantes a lo que venía.

-Anthony Stark, ¿quieres ser mi esposo?

Una linda cajita de terciopelo negro fue abierta ante el castaño, con un anillo de compromiso que tenía un par de alitas sujetando el precioso anillo de diamantes. Tony jadeó, abriendo su boca y mirando a todos antes que al rubio, sintiendo que quería llorar hasta que recordó que Steve estaba esperando por una respuesta.

-¡Claro que sí!

-¡Lo sabía! -canturreó Clint, los demás aplaudiendo cuando Steve colocó el anillo en la mano de Tony, besándola luego.

-¡Vivan los novios!

-Amo las bodas, así que espero estar invitada -comentó Jones.

-La familia de mi futuro esposo estará en la mesa de honor -prometió Tony, tomando el rostro del rubio para estamparle un beso, el resto aullando y rechiflando.

-¿Eres feliz, Tony?

-¿Bromeas, Steve? Voy a ser el esposo del Capitán América, estoy más que feliz, súper feliz.

-¿Con todo y que no podrás presumirlo a los demás?

-Eso no importa, con que yo lo sepa es más que suficiente.

-Te amo, Tony.

-Te amo, Steve.

La boda sería sencilla, a puerta cerrada con las estrictas medidas de seguridad que SHIELD pidió para la ceremonia y fiesta posterior. Tony se acostumbró pronto a ello, no había muchos cambios salvo que ahora cuando veía por las pantallas de la calle o televisores de locales comerciales la transmisión de los Seis Grandes, una sonrisa de orgullo aparecía en su rostro.


"¡Capitán! ¿Qué es lo que lo motiva a pelear con tanto valor?"

Steve miró a la cámara detrás de esa máscara, sonriendo.

"Debo volver a mi hogar."


F I N

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top