Parte única
El profesor Do había terminado de dictar su clase y se encontraba borrando la pizarra como era costumbre al finalizar el día. Por el rabillo del ojo miró la pila de trabajos que sus pequeños estudiantes habían dejado sobre su escritorio. No suponía gran trabajo revisar la tarea de un niño de cinco años, pero de todos modos eran bastantes papeles y él sólo quería tener un fin de semana libre, sin colocar ese sello de estrellas en las hojas llenas de garabatos.
—Maestro, su novio lo está buscando —dijo uno de sus pequeños alumnos.
KyungSoo alzó las cejas sorprendido, pero lo entendió de inmediato cuando dirigió su mirada hacia la puerta del salón.
—EunWoo, él no es mi novio —afirmó con una tierna sonrisa en los labios—. Es el tío de RaHee.
El niño hizo un adorable mohín en total desacuerdo.
—RaHee dice que su tío es su novio.
«De nuevo esa niña», suspiró. La pequeña no dejaba de decirle a todo el salón que su tío era su pareja, y que por eso nadie debía ponerle las manos encima o siquiera mirarlo. Aunque era una total mentira, tenía curiosidad, ¿de dónde había sacado eso?
Decidido a ponerle fin al misterio, fue con el otro protagonista de la fantasiosa historia de la menor.
—Buenas tardes, ¿usted es el tío de RaHee? —El tono de KyungSoo fue amable, como siempre; aun cuando la situación era, ciertamente, incómoda.
El hombre frente a él era alto, de piel bronceada con unos toques dorados —a su parecer—, y de ojos café como el color de su cabello. Fácilmente, cualquier ser humano podría caer ante sus pies con tan solo mirarlo, pues era un joven bastante atractivo y con un aroma exquisito.
KyungSoo se sorprendió ante esto último. ¿Por qué ahora su mente no podía dejar de pensar en el olor de este hombre?
De inmediato, sacudió su cabeza intentando alejar ese pensamiento, aunque su cuerpo parecía disfrutar en demasía ese aroma. Y vaya que estaba teniendo un gran problema aquí, porque el hombre era el prototipo perfecto de un alfa, y KyungSoo era un omega, aunque lo escondiera y fingiera ser un beta para convivir en la sociedad de forma más segura.
—Así es, soy Kim JongIn —respondió el moreno con una sonrisa que lo hacía lucir mucho más apuesto—. Usted debe ser el profesor Do, ¿no es así?
Aunque lo había visto un par de veces en la entrada de la escuela, esta era la primera vez que cruzaban palabras.
KyungSoo salió de su breve hipnosis y asintió como pudo, también carraspeó un poco para despejar su garganta. ¿Por qué de pronto hacía tanto calor?
—Uhm, sí —dijo con dificultad, recordando el punto por el cual se había acercado a él—. Verá, RaHee está teniendo una especie de confusión acerca de nosotros.
El alfa frunció el ceño, notoriamente sorprendido, pues esta era la primera vez que recibía reportes sobre conductas extrañas de su sobrina.
—¿A qué se refiere?
—RaHee le está comentando a sus compañeros que usted y yo estamos en una relación amorosa. Para serle sincero, no entiendo de dónde ha sacado eso, siendo esta la primera vez que nos vemos.
El muchacho balbuceó algo entre dientes que KyungSoo no alcanzó a entender.
—¿Disculpe? —preguntó inquieto.
—Oh, que yo hablaré con ella, no se preocupe —respondió JongIn.
A KyungSoo le pareció bien, por lo que estuvo de acuerdo y se quedó más tranquilo.
—Nos vemos entonces. —Se despidió del hombre que ya sostenía a su sobrina de la mano y luego se inclinó hacia ella—. Adiós, RaHee.
—Adiós, tío Soo —dijo la menor, agitando su pequeña mano hacia él.
KyungSoo le dio una última mirada al alfa y este le sonrió con pena por la traviesa indiscreción de su sobrina.
🌺
—He visto al tío de RaHee antes y déjame decirte que es un alfa demasiado sexy como para ignorar su presencia —dijo su amigo y colega, Byun BaekHyun, mientras compartían una amena charla un lunes por la tarde, junto a una taza de café, en un restaurante cerca a la escuela—. Y te lo digo yo, un beta que no se vuelve loco por los alfas así como los omegas.
KyungSoo lo regañó con la mirada.
—Oh Dios, lo siento, soy un imbécil —dijo apenado—. A veces olvido que tú también eres un omega pero fuera del estándar. Hablando de eso, ¿no es agotador tener que fingir siempre? Yo no sé si podría esconder mi verdadero ser por tanto tiempo.
KyungSoo se alzó de hombros, llevándose a la boca su taza para probar un sorbo de su bebida.
—Lo he hecho prácticamente toda mi vida, no es gran problema.
—¿Y cómo la pasas en las temporadas de celo? —curioseó el beta—. He oído que esa cosa duele como el infierno.
—Los supresores ayudan —afirmó.
—¿Son tan milagrosos los que tomas? Tengo amistades que sufren mucho, ¿de qué marca usas?
KyungSoo tenía tantas ganas de terminar el interrogatorio pronto, porque se estaba comenzando a quedar sin respuestas. Se llevaba muy bien con BaekHyun, pero ese tema era un campo en el que no quería entrar ni hacerle saber. Sí, el celo dolía como si te sacaran la muela del juicio sin anestesia. Los supresores ayudaban, pero ya tenía 26 años, y haber pasado todo ese tiempo sin un alfa, ocasionaba que su celo fuese cada vez más insoportable. Durante esos periodos prefería pasarlo solo, pues ya había probado a los betas y no eran de mucha ayuda, desafortunadamente.
—Es tarde —anunció de pronto—, debo volver por unos folders que tengo que revisar.
—De acuerdo.
Ambos pagaron la cuenta y se despidieron en la puerta. BaekHyun volvería a su casa, mientras que KyungSoo regresaría al colegio por los documentos que olvidó. Cuando llegó al recinto, agradeció que no hubiera nadie por ningún lado porque lo que menos quería era involucrarse en una conversación innecesaria con algún otro docente.
Terminó de colocar los papeles en su maleta y caminó hasta la puerta del salón para salir; en cuanto la abrió, se encontró con una figura masculina frente a él. Se veía agitado y unas gotas de sudor caían por sus sienes, las cuales también adornaban su atractivo pecho descubierto.
—¡Profesor Do! —saludó el alfa.
KyungSoo estaba sorprendido.
—¿S-Sí?
El moreno poco a poco volvió a recuperar el aliento y le sonrió una vez que se encontró mejor.
—Vengo por la mochila de RaHee, nos la olvidamos.
—Oh... Ah, sí, pasa.
KyungSoo le indicó el estante en donde se colocaban las mochilas de los niños y el joven fue a buscar la de su sobrina. Al pasar por su lado, el aroma del alfa lo inquietó, haciendo que su omega se removiera desesperado en su interior, deseando querer salir y abalanzarse sobre el chico.
El docente entró en pánico, no creía en las parejas destinadas, pero lo que le estaba pasando se sentía como haber encontrado a la suya. No, en definitiva no podía, todavía debía terminar su maestría y conseguir un ascenso. Absolutamente, no podía enlazarse ahora y abandonar sus sueños, eso era simplemente inaceptable.
—Aquí está —dijo JongIn, enseñándole la pequeña mochila y caminando hacia él.
El profesor estaba intentando no perder el control de sí mismo, pero el fuerte olor del muchacho no se lo hacía fácil.
—Ya que estamos aquí, quería hablarle acerca de lo que me comentó aquella vez.
JongIn lucía muy dispuesto a tener una charla, pero él no se encontraba en condiciones.
—Lo lamento, tengo mucha prisa —se excusó—. Encontrémonos otro día, ¿sí?
Y caminó con pasos apresurados hacia la salida sin contar con que el alfa le tomara del brazo y lo hiciera detenerse.
—¿Está huyendo, profesor Do? —preguntó.
KyungSoo arrugó el entrecejo.
—¿Cómo dice?
El alfa soltó su agarre y tomó una postura más desafiante.
—Parece como si estuviera huyendo.
El maestro reunió las fuerzas necesarias para hacerle frente.
—No sé de qué está hablando, ¿por qué huiría?
—Tal vez porque se ha dado cuenta de lo que estoy provocando en usted.
KyungSoo se congeló en su sitio. Se encontraba desarmado, expuesto y a merced de ese hombre. ¿En dónde había quedado el gentil tío que venía a recoger a su querida sobrina?
—Señor Kim, creo que está confundiendo las cosas —dijo intentando parecer muy seguro—. Yo soy el profesor de RaHee y usted su familiar, no hay nada que nos relacione o vaya a relacionar de otra manera, así que, si me disculpa, tengo cosas importantes que atender.
—¿Por qué lo intenta negar? —reclamó muy serio—. ¿Acaso no siente lo mismo? Me está llamando todo el tiempo con su aroma.
—¿De qué demonios habla? ¿Todo el tiempo? ¿Es usted un acosador? —habló indignado, pero pronto se dio cuenta de que exaltarse no le daría solución a nada—. Mire, no quiero problemas, llevemos la fiesta en paz por RaHee.
Pero JongIn no estaba de acuerdo.
—No soy un acosador, soy un alfa que está seguro de haber encontrado a su omega y lo único que quiero es cuidar de él.
KyungSoo tembló y abrió los ojos más que sorprendido.
—¿Cómo...?
—¿Cómo lo sé? —El alfa mostró una sonrisa de lado—. Porque usted es mi omega destinado, el compañero que la diosa Luna creó para mí, así como yo fui diseñado para usted. No puede ocultarse de mí y le aseguro que estoy muy decidido a no dejarlo ir ahora que lo he encontrado.
KyungSoo jadeó ante la seguridad de ese hombre, cuyos ojos brillaban llenos de vigor y fiereza.
—¿Es esa una amenaza? —cuestionó entre temblores por la adrenalina que se desataba desenfrenada a través de todo su cuerpo.
Pero a pesar de no mostrar amabilidad en su pregunta, JongIn no tuvo nada más que una sonrisa cálida y alegre para él.
—Es una promesa.
🌺
—Entonces, no se te ocurrió otra cosa mejor cosa que huir. —BaekHyun le recriminaba con esa expresión en el rostro que le decía:"¿en serio hiciste esa tontera?"—. Huiste y te encerraste en tu propia casa.
—Si solo has venido a juzgar mis acciones, te voy a pedir que te vayas ahora mismo.
Después de ese intenso encuentro, KyungSoo no le había dado tiempo a JongIn de decir algo más; tan solo salió corriendo despavorido de la escuela y se escondió en su casa. Desde aquella vez, una semana había transcurrido, y tuvo que recurrir al descanso médico para justificar sus faltas.
—No te estás comportando como un adulto, KyungSoo —continuó su colega—. Ya es doloroso ser rechazado por tu destinado, incluso para nosotros los betas que no tenemos el instinto a flor de piel como ustedes. No me puedo imaginar cómo de mal la estará pasando el pobre hombre. JongIn debe sentirse muy herido y quizá hasta haya perdido la cordura para estas alturas.
KyungSoo rodó los ojos.
—No exageres, por favor.
—¡Yo qué sé! Pero de que actuaste mal, actuaste muy mal.
KyungSoo no necesitaba toda esta charla de padre, solo quería estar tranquilo y buscar una forma de arreglar su vida de nuevo.
—Quiero terminar de estudiar, BaekHyun, en serio, me falta tan poco y no lo quiero arruinar.
—¿Quién dice que dejarás de estudiar si te emparejas?
—Es así —afirmó con tristeza—. Los alfas son posesivos por naturaleza, así que no permiten a sus omegas salir de la casa si no es con ellos.
Fue el turno de BaekHyun de poner los ojos en blanco y chasquear la lengua.
—No todos los alfas son iguales, y a mí no me parece que JongIn sea así. ¿Has visto cómo es de cariñoso con su sobrina?
—Eso no me asegura nada —dijo KyungSoo, comenzando a irritarse ante tal insistencia de su compañero—. Y ya no digas más, Byun, no voy a ceder. Así lo he decidido.
BaekHyun suspiró, rindiéndose.
—¿Y qué harás con el trabajo? No puedes faltar para siempre.
—Ya veré qué hago con eso.
🌺
Por supuesto que no podría faltar para siempre a su empleo, a menos que realmente se fracturara una pierna, y no se expondría de esa forma tan solo por algo estúpido. Si ese muchacho aparecía de nuevo, entonces le haría frente como el buen hombre valiente que era.
—Qué gusto volver a verlo, profesor Do.
Nada más escuchar esa voz de nuevo hizo que sus piernas temblaran y comenzara a ponerse nervioso.
¿Hombre valiente había dicho?
—RaHee me contó que estuvo enfermo durante una semana, ¿se encuentra mejor?
KyungSoo no lo quiso mirar, por lo que simuló seguir revisando los papeles sobre su escritorio mientras respondía.
—Sí, así es.
JongIn, como buen alfa terco, tomó asiento sobre una de las pequeñas mesas de adelante, justo en la que quedaba frente al escritorio del maestro.
—¿Es eso cierto o solo fue una excusa para evitarme? —insistió.
Esta vez tuvo que levantar la mirada hacia él fingiendo indignación.
—¿Sugiere que yo pondría mi trabajo en riesgo por un simple capricho? Es claro que no me conoce, así que ahórrese sus comentarios.
—No es mi intención faltarle el respeto, pero ya podría haberme dado una oportunidad para acercarme a usted y conversar, ¿no lo cree? —dijo—. No fue muy cortés de su parte salir corriendo, después de haberme presentado como su compañero.
El maestro golpeó la mesa con ambas manos y se puso de pie.
—¡Por favor! Deje de decir esas cosas, la gente podría malinterpretarlo.
—¿Malinterpretar qué? Usted es mi compañero, ¿cómo podría ser eso malinterpretado?
—No, no lo soy. Déjeme en paz.
KyungSoo intentó escapar una vez más, pero el alfa fue más rápido en esta ocasión y lo detuvo, haciéndolo girar, obligándole a encararlo. El omega forcejeó un poco para zafarse del fuerte agarre, mas no tuvo éxito; por lo que dejó de hacerlo. Entonces, deslizó lentamente su mirada por el gran torso de JongIn hasta que se encontró con sus atentos ojos café, los cuales no se perdían ni un movimiento o reacción suya.
Tan solo por un momento, el omega se permitió confiar en esa mirada, sentirse seguro entre esos brazos y aspirar con deleite el aroma que picaba en sus fosas nasales. KyungSoo nunca se había sentido tan en casa como ahora, ni siquiera entre los brazos de su madre. Por eso, cuando vio al alfa acercarse para depositar un beso en su frente, no se movió ni un milímetro. El espacio entre ellos comenzó a doler cuando JongIn se alejó un poco. Un jadeo traicionero salió despacio de los labios de KyungSoo, añorando volver a tener al alfa tan cerca como hasta hace unos segundos.
JongIn volvió a sonreír al escucharlo, y lo único que KyungSoo deseó fue probar esos labios, deslizarse dentro de él y abrazar el calor que pudiera brindarle.
Pero no, no podía hacerlo, no debía caer ante esta estúpida magia que el omega dentro suyo le hacía creer. Él tenía una meta y había llegado demasiado lejos como para echarlo todo a perder.
De pronto, el hechizo pareció romperse, haciendo que KyungSoo diera un brinco hacia atrás, dejando al alfa muy confundido.
—No —negó con todo su cuerpo—. No está bien, no se acerque a mí de nuevo. Se lo advierto o será la última vez que me vea en su maldita vida.
Tomó sus cosas y se fue echando una última mirada al muchacho, quien tenía la expresión más triste del mundo. Y aunque odiara hacerlo, debía admitir que eso lo partió en mil pedazos.
🌺
—RaeOn me dijo que su tío se encuentra un poco enfermo, ¿lo sabías? —BaekHyun siempre le traía las primicias antes de comenzar las clases.
RaeOn era el hermano menor de la pequeña RaHee, sobrino del alfa Kim, de quien había seguido huyendo.
—No lo sabía. —KyungSoo bebió de su café sin despegar la vista del periódico.
El beta se removió en su asiento buscando una buena posición para recostar su cabeza sobre el escritorio, mientras miraba a su amigo.
—Supongo que no, de lo contrario serías muy cruel que aun sabiéndolo no fueras a verlo.
El omega descendió el periódico hasta su regazo.
—¿Por qué sería cruel?
—Porque es tu compañero, KyungSoo.
—¡Y dale con eso! —chilló enojado—. ¿Puedes parar? Ese hombre no es mi compañero, yo no tengo uno. Todo está en su cabeza.
BaekHyun meneó la cabeza en desaprobación.
—No creí que fueras tan terco como para negarlo. Terminarás marchitándote también, JongIn ya comenzó a hacerlo.
Su colega tomó su maletín para ir a su salón, pero antes de hacerlo le dio otra mirada a su amigo.
—Espero que no sea demasiado tarde para ti cuando te des cuenta de lo que estás haciendo.
KyungSoo suspiró frustrado. Vaya drama que se estaba armando BaekHyun en la cabeza.
Nunca en su vida había visto o escuchado sobre la muerte de un alfa por ser rechazado. Lo de JongIn solo era un capricho, no le duraría mucho tiempo porque así eran los de su clase. Cuando encontrara a su próxima víctima lo dejaría tranquilo, estaba seguro.
KyungSoo llegó a su aula bastante temprano; como siempre, era el primero en llegar para recibir a sus pequeños alumnos. La segunda en llegar fue RaHee, acompañada de su tía.
—Buenos días, ¿usted es el profesor Do? —preguntó la mujer.
—Buenos días —respondió al saludo con una leve reverencia—. Sí, soy yo.
La mujer le sonrió con dulzura.
—Es bueno conocerlo al fin, maestro Do. Por favor, cuide de nuestra RaHee muy bien.
—Claro que sí, no se preocupe.
—¡Tío Soo! Tío Nini le envía esto —dijo la niña extendiéndole una gardenia roja solitaria y muy hermosa.
KyungSoo miró a la mujer con un gran incógnita en el rostro y esta solo le sonrió aun más, asintiendo hacia él como animándole a aceptar la flor. Y así lo hizo, aunque la tomó con cierta duda.
—Gracias pequeña —dijo y la niña fue a sentarse en su lugar.
La mujer se despidió y abandonó el salón sin decir algo más. Las clases transcurrieron de forma tranquila y normal ese día.
KyungSoo hubiese amado afirmar que todo continuó como siempre, pero a medida que los días fueron pasando, se sintió cada vez más triste, desanimado y hasta la comida le comenzaba a caer mal. Le resultaba peor cuando RaHee le traía una gardenia nueva todos los días porque, inevitablemente, pensaba en él.
¿Qué estaría haciendo? ¿Se sentiría igual de enfermo?
Quería saber y a la vez no. Deseaba verlo de nuevo, pero su orgullo podía más, y aunque empezaba a detestar ser tan testarudo, no cambiaría de parecer.
🌺
—¿Cuántas gardenias han sido ya? —preguntó Baekhyun, llevándose la comida a la boca.
—No lo sé, ¿cuántos días han pasado?
KyungSoo traía una dolorosa jaqueca que no lo dejaba ni ver.
El beta lo miró con lástima.
—Te ves terrible, ¿sabes? Te dije que esto te haría mal.
Pero KyungSoo no quería seguir peleando, estaba demasiado cansado como para rebatir, así que se mantuvo callado, recostándose sobre la mesa del comedor.
—Al final no podrás ni terminar la maestría porque te morirás antes, ¿habrá valido la pena entonces?
No tenía una respuesta positiva para eso, pero ¿qué más podía hacer?
—Le echaré agua a las flores —dijo su amigo, una vez que terminó su almuerzo—. A ver si ellas logran vivir un poco más tiempo que tú.
Antes, cuando BaekHyun lo dejaba solo, KyungSoo podía tener un poco de silencio para él; pero desde que conoció a JongIn, los silencios simplemente eran tortuosos, pues sus pensamientos nunca se apagaban.
Estaba perdido, KyungSoo lo sabía bien. Esto era su culpa, solamente suya, pero ¿alguien podría culparlo? Él había sido criado de esta forma; había vivido en medio de una familia caótica que solo ocasionó en él la inevitable construcción de un gran cascarón en donde pudiera refugiarse para sobrevivir. Era un omega y, aunque fuerte, todavía seguía teniendo una notoria desventaja frente a la sociedad. Así que conocer a este alfa significó tirar abajo años levantando fuertes murallas que lo protegieran de todas esas malintencionadas palabras y acciones de las personas a su alrededor.
Aunque, si era un poco honesto, JongIn le gustaba, se sentía seguro en sus brazos, quería pasar el resto de su vida entre ellos. Amaba la forma en la que lo veía, el respeto con el que le hablaba, la delicadeza de sus fuertes manos sobre él. Adoraba su aroma, le apetecía probar sus labios y abrazarlo fuerte mientras se fundía en ellos.
Dios, sí que estaba acabado.
Con la poca fuerza que le quedaba en el cuerpo, pero con la voluntad latente y casi saliéndose del pecho, se puso de pie y corrió hacia la entrada del colegio. RaHaee apenas estaba yéndose con su tía, así que no dudó en llamar la atención de la mujer.
—Disculpe... —hizo una breve pausa para recuperar el aliento—. ¿Sabe en dónde puedo encontrar a su hermano? Necesito hablar con él.
🌺
Al llegar a la dirección indicada, KyungSoo inspeccionó con ojo crítico la fachada de la casa, la cual se veía sencilla, pero bastante bonita y espaciosa. Se preguntaba si vivía solo. Esperaba que sí o de lo contrario resultaría muy incómodo que alguien más escuchara su conversación.
El omega dirigió su mano hacia el timbre, pero nuevamente se detuvo ante un nuevo pensamiento intruso que lo hizo retroceder. «¿Si vive solo, eso quiere decir que sus padres le regalaron la casa?», KyungSoo se cuestionó seriamente esto, porque no había forma que alguien en sus veintes tuviera una casa como esta.
«¡Concéntrate!», se reprendió. Solo había venido a hablar; las posesiones del alfa no eran de su incumbencia, después de todo.
Finalmente, respiró profundo y se armó de valor para tocar el timbre. Un momento después, el alfa abrió la puerta.
—¿Profesor Do? —preguntó estupefacto. Su apariencia no era la mejor, podían notarse con claridad las ojeras adornando sus preciosos ojos, y también parecía haber adelgazado bastante—. ¿Qué hace aquí?
KyungSoo se mojó los labios para hablar.
—¿Puedo pasar?
—Sí, claro.
Todavía un poco sorprendido, el alfa lo dejó entrar a su casa, la cual no se encontraba ordenada ni limpia, KyungSoo pudo notarlo; de alguna forma, relacionó eso con lo que les estaba pasando, porque así de caótico también se encontraba su propio departamento.
Ya dentro, el joven docente eligió no sentarse, quería hacer esto rápido.
—Voy a ser directo y dejar las formalidades atrás —dijo, frenando en seco al alfa, quien parecía estar a punto de invitarlo a ponerse cómodo—. Tú y yo estamos pasando por toda esa rara cosa de las parejas destinadas. Y por más que lo intento, no logro entenderlo aún. Tú eres un alfa, a los de tu clase no les importa nadie más que ustedes mismos, así que esto es una locura. ¿Por qué parece ser que estás sufriendo? ¿Por qué incluso me duele más verte así a ti que a mí? —Y perdiendo la poca paciencia, incluso se atrevió a decir, exaltado: —¿Por qué nada de lo que estoy diciendo siquiera me hace un poco de sentido?
JongIn negó con la cabeza y soltó una corta risa.
—De verdad no sabe nada sobre los compañeros, ¿no es así? —Al ver a KyungSoo ladear su cabeza como un pequeño cachorro, JongIn supo que tenían una larga charla por delante, así que continuó—. ¿De dónde saca eso de que los alfas no se preocupan por nadie más que por ellos mismos?
—¿Acaso no es verdad?
—Por supuesto que no —aseguró JongIn, sentándose en uno de sus sillones—. Amo a mi familia, a cada uno de ellos: mi madre, mi padre, mis hermanas y mis sobrinos. Daría mi vida por todos ellos. Y, profesor Do, también lo haría por usted.
KyungSoo alzó una mano para detenerlo, mientras imitaba su acción y tomaba asiento a su lado.
—Alto ahí, no me conoces, ¿por qué arriesgarías tu vida por mí?
—Sonará cliché, pero no lo hace menos cierto que usted es mi otra mitad. Sin usted, mi vida probablemente seguiría, pero yo no volvería a ser ni la cuarta parte del hombre que alguna vez fui —explicó amablemente, sonando un poco herido también—. Me lastima ver que está pasando por el mismo dolor que yo, y aun así se niega a comprenderlo.
La respuesta estaba allí, pero KyungSoo no lograba entenderlo. ¿Cómo era esto posible? Había crecido rodeado de alfas en su ciudad natal. Todos estaban locos, incluyendo su padre, tíos y vecinos. Había sido testigo del trato injusto hacia sus parejas omegas, y él simplemente no pudo soportarlo. Conforme a lo que había visto mientras crecía, los omegas solo servían para traer a los hijos de los alfas al mundo, y para usarlos como sus amas de casa. Era terriblemente repugnante.
—Deja de esmerarte en fingir querer ganar mi corazón. ¿Qué es lo que realmente quieres? ¿Sexo? ¿Es eso lo que buscas? —Su tonó de voz se incrementó sin darse cuenta—. Si lo hacemos, ¿me dejarás tranquilo?
JongIn lo miró decepcionado.
—¿Es así como me ve? ¿Que lo desecharé una vez que nos hayamos acostado?
—¡Es que no lo entiendo! ¡No comprendo absolutamente nada! —KyungSoo estaba perdiendo el control y su aroma lo delataba—. Lo único que sé es que tenía que venir a verte porque me estaba volviendo loco y sentía que la vida se me acababa. No tiene sentido, es absurdo, es tonto, es...
Para el alfa eso fue suficiente, no quería seguir escuchando argumentos sin sentido, ni ver cómo su compañero iba perdiendo la cordura delante suyo. Lo que hizo fue algo tan simple como acunar su rostro entre sus manos y besarlo hasta que el alma le regresara al cuerpo, sintiendo la vida correr por sus venas otra vez. Un simple choque al inicio, dejando que sus labios se conocieran por primera vez y dándole espacio al omega para que este se sintiera seguro y cómodo entre estos. Al sentir el primer movimiento por parte de KyungSoo, supo que podía profundizar el beso, así que entreabrió sus labios para dejarlo entrar.
Fue un primer beso cálido, sin prisas; solo ellos dos conociéndose y haciendo de ese momento uno mágico que pudieran recordar por el resto de sus vidas.
Al separarse, JongIn se mantuvo en la misma posición para observar al omega abrir sus ojos y sostenerle la mirada.
—Yo... —susurró KyungSoo, intentando recuperar el aliento que le fue robado con aquel beso—. No sé qué es esto, pero de todos estos días y después de todas esas gardenias, esto es lo único que ha tenido sentido para mí.
Dicho eso, lo atrajo nuevamente hacia sus labios para entregarse por completo a su destino, sin chistar u objetar algo más.
.
.
.
JongIn acariciaba los brazos desnudos de su pareja, mientras se embriagaba de su exquisita fragancia. KyungSoo se encontraba en paz, por primera vez, en mucho tiempo, sentía una verdadera armonía entre él y su omega. Le agradaba esta sensación, le hacía sentir completo.
—Mi padre jamás fue así de cariñoso con mi madre —dijo con un tono triste, solo ahora dándose cuenta de la mala suerte con la que había corrido su progenitora.
—Ellos no estaban destinados, puedo asegurarlo, pero aun así tu padre fue un completo imbécil —espetó inevitablemente molesto, aunque luego se arrepintió por eso y se apresuró en decir: —Lo siento.
—No, no te disculpes, realmente lo fue, los demás a mi alrededor también. Siempre creí que eso era lo que me esperaba. Esa fue la razón por la que me escondí durante tanto tiempo, fingiendo ser un beta para que ningún alfa estúpido me marcara solo porque sí.
JongIn lo abrazó con fuerza.
—No tienes que esconderte nunca más.
—Ahora lo sé —admitió contento—. Pero si te soy honesto, todavía hay algo que quiero hacer antes de que me pidas darte hijos y todo eso.
—KyungSoo, no voy a obligarte a que me des hijos, ni ahora ni nunca. Eso se dará con el tiempo, si tú quieres y si te encuentras listo para ellos.
KyungSoo sonrió agradecido.
—Y con respecto a lo otro... Aún quiero terminar mi maestría, valerme por mí mismo sin que tengas que mantenerme.
—Estoy muy de acuerdo con eso, aunque no tengo problemas con mantenerte si puedo abrazarte de esta manera todas las noches.
—JongIn...
—Es broma, claro que puedes seguir estudiando. Ni siquiera debes pedirme permiso, ambos somos adultos.
KyungSoo se quedó más tranquilo con esa respuesta. ¿En serio existían más alfas como JongIn o él era único en su clase? No lo sabía, pero esperaba que más omegas como él también encontraran una pareja adecuada que no les impusiera el camino a seguir, sino que caminaran juntos por el sendero que ambos eligieran trazar.
—¡Oh!
—¿Qué sucede? —preguntó el alfa, alarmado.
—No me marcaste...
JongIn le mostró una sonrisa de lado y besó su frente.
—Aún no, amor, este ha sido nuestro primer encuentro. Quiero hacerlo de la forma adecuada.
—Pues espero que realmente sea algo que valga la pena —bromeó entre risas para luego girarse hacia él y abrazarlo fuertemente.
🌺
—Entonces... ¿Ya no habrán más gardenias? —preguntó BaekHyun, algo triste por aquellas flores que comenzaban a encantarle—. Tanto que me gustaba regarlas...
KyungSoo se rio de la fatídica expresión de su amigo.
—Deberías encontrar a alguien que te envíe unas.
—Ay, sí, ahora don negatividad irradia tanto amor que ya se le olvidó lo terco e irracional que fue, ¿no? —Se burló, recibiendo un leve golpe en el brazo por eso—. Como sea, pregúntale a JongIn si tiene algún amigo soltero así de guapo y amable como él.
—Supongo que sí, pero ¿por qué una persona así se fijaría en alguien como tú? —BaekHyun hizo una expresión indignada y eso hizo estallar en risas a KyungSoo—. Es broma, tonto, seguro que pronto llegará alguien para ti.
—Sí, ya... Seguro que sí —respondió resignado—. En fin, me iré al salón con mis pequeñitos. Nos vemos luego.
BaekHyun se despidió, dejándolo solo en el aula. El reloj en la pared le informaba del retraso en la llegada de sus alumnos y eso empezó a inquietarlo. Así que, decidido a esperar un poco más, se sentó en su escritorio mientras avanzaba con sus cosas.
Momentos después, escuchó ruido afuera, por lo que salió a ver, encontrándose en la puerta a su alumnita con una gardenia en la mano.
—¿RaHee?
—¡Tío Nini quiere ver a tío Soo! —informó muy feliz, la niña.
KyungSoo intentó preguntar qué estaba pasando, pero pronto vio que sus demás alumnos lo esperaban con una gardenia roja en la mano, formando un camino hacia el patio de la escuela que quedaba a la vuelta de los salones. Caminó lentamente hacia la esquina y, cuando estuvo a punto de voltear, logró divisar a un hombre alto con un traje negro, sosteniendo un enorme ramo entre sus manos.
¿De qué se trataba todo esto?
—¿JongIn?
—Han pasado oficialmente cien días desde la primera vez que te vi —dijo el alfa.
—¿Qué? Claro que no, si apenas fue el mes pasado —le corrigió.
—Te vi mucho antes que tú me vieras a mí, ¿de dónde crees que RaHee sacó lo de "tío Soo"?
KyungSoo frunció el ceño confundido, pero cuando al fin procesó la nueva información abrió la boca sorprendido.
—¡Kim JongIn!
—Y desde entonces supe muy bien quién eras. Aunque no creí que fuese tan difícil ganarme tu corazón.
—JongIn...
—Lo cierto es que estoy demasiado feliz por haberlo logrado, así que tengo una pregunta que hacerte.
Oh, Dios mío, KyungSoo esperaba que no fuera una propuesta de matrimonio porque consideraba que aún estaba joven como para hacerlo.
—Do KyungSoo... —JongIn comenzó a hablar, manteniendo el suspenso en el aire—. ¿Me harías el honor de aceptarme como tu única y legítima pareja hasta que la muerte nos separe?
Solo entonces, KyungSoo soltó el aire contenido y se rio.
—Me parece que acabas de saltarte la propuesta para irte directo a la ceremonia —respondió divertido.
JongIn también se rio.
—Tiendo a hacer las cosas un poco mal, ya sabes.
—Sí, ya lo creo —bromeó un poco antes de contestar a su pregunta.
—¿Entonces...?
—Si digo que sí, ¿nada entre nosotros va a cambiar?
—Por supuesto que nada cambiará.
KyungSoo asintió.
—Entonces, claro que sí.
El alfa le entregó el ramo y envolvió el cuerpo del omega con sus fuertes brazos, mientras que los niños aplaudían contentos por el éxito del muchacho.
—Y de todos modos, ¿por qué elegiste gardenias en lugar de rosas?
JongIn acarició su mejilla.
—Porque ellas me hacen recordar a ti y todo lo que siento por ti. Este amor secreto que escondí durante un tiempo, mientras intentaba llegar a ti de alguna manera. Pero sobre todo, porque ellas desprenden un aroma tan exquisito como el tuyo.
KyungSoo se sonrojó.
—¿Así que soy tu gardenia gigante, entonces?
—Eres la única gardenia que quiero cuidar para siempre.
🌺
—¡Mírate nada más! ¿Quién lo habría dicho? Tú emparejado, casado y próximo a ser padre de familia —bromeaba su inseparable amigo beta, mientras acariciaba el enorme vientre del omega.
Desde el encuentro con su compañero destinado, dos años habían transcurrido, y junto a ellos muchas cosas más. KyungSoo era ahora un maestro a tiempo completo y tenía una maestría en educación como tanto había deseado. Estaba casado, portaba una hermosa marca en el cuello que lo unía a su tan apuesto alfa y estaba esperando a su primer cachorro. Así que, sí, KyungSoo era feliz, se sentía realizado y seguro.
Sonrió para su amigo y se alzó de hombros.
—Qué decirte, no me pudo haber tocado mejor alfa que JongIn.
—Tengo envidia —dijo BaekHyun haciendo un tierno mohín—. No sé si algún día vaya a encontrar a mi destinado. Estoy comenzando a creer que es cosa de alfas y omegas, nada más.
—No seas tonto, Baek. Puede que tarde en llegar, pero definitivamente no te quedarás solo.
BaekHyun bufó.
—Da igual, mejor hablemos de ti, ¿JongIn está de acuerdo en que sigas trabajando?
—Es mucho más cuidadoso conmigo estos últimos meses. Me dijo que tomara la baja de paternidad en cuanto sienta que ya no puedo seguir.
—Wow... Sí que es el hombre ideal —dijo algo celoso—. Espero que cuando llegue el mío sea así de bueno, de lo contrario, prefiero que no aparezca nunca.
KyungSoo se carcajeó ante el comentario de su amigo. BaekHyun solía ser así, era todo o nada con él.
—Ya me tengo que ir —dijo el omega—. JongIn está esperando por mí. Nos vemos mañana.
—¡Hasta mañana, Soo! Cuida bien de mi sobrino.
KyungSoo meneó su mano para despedirse, mientras caminaba hacia la entrada del colegio en donde se encontraba su esposo con un ramo de gardenias blancas.
El omega las tomó con una sonrisa divertida en el rostro.
—¿Blancas?
—Son un símbolo de pureza. En honor a tu pureza y a la de nuestra relación.
—JongIn... ¿No crees que estás siendo muy cursi? —dijo para luego rodear su cuello con sus brazos.
El alfa depositó un beso en sus labios.
—¿No te gusta?
KyungSoo asintió manteniendo la sonrisa en sus labios.
—Sí, pero me estás malacostumbrando.
—Me gusta hacerlo.
—Así que, ¿habrán más gardenias a partir de ahora? —preguntó curioso.
—Para el profesor Do, todas las gardenias que desee.
Ambos rieron como solo dos enamorados podrían hacerlo, dentro de su propia burbuja de amor. KyungSoo había obtenido más de lo que siempre soñó y no podía estar más que satisfecho con la pareja que el destino puso en su camino. Esperaba que su futuro estuviera tan lleno de amor, así como de hermosas gardenias adornando su vida.
F I N
🦄
+++
¡Gracias por leer!
[El KaiSoo volverá en "Hasta la luna para el maestro Byun"]
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top