Capítulo 29
—Quiero estar contigo Maya. Por siempre. — Lucas acariciaba mis mejillas con amor y delicadeza, haciendo que me derrita por sus dulces palabras.
—No hay nada que quiera más en este mundo. — contesté mirándolo a los ojos.
Agarré su camisa y lo atraje hacia mí, cortando la distancia con un beso apasionado. Nuestros labios se movían furiosamente y la piel de mi cuerpo se estremeció.
De repente caímos en una cama y el ambiente se volvió más íntimo. Lucas bajó sus labios a mi cuello y al sentir su tacto dejé salir un jadeo.
—Hora de despertarse. — la voz de mi mamá hizo que me levantara de golpe con la respiración agitada. — ¿Estás bien? — me miró extrañada.
—Uh...sí. Solo tuve un sueño raro. — me pasé la mano por la cara.
Y no mentía. Jamás había tenido un sueño así. Se sintió tan real.
Al pensar en el sueño mis mejillas se acaloraron pero por suerte mi madre no lo notó.
—Vale. Solo vístete rápido para ir al centro comercial.
Ahora yo la miré extrañada.
—¿Acaso se te olvidó que en dos días es navidad? — abrí los ojos en grande y me levanté de la cama para ir a darme una ducha rápida. — ¡Nos vamos en 10 minutos! — gritó antes de irse de la habitación.
Mientras me bañaba las imágenes del sueño aparecieron en mi cabeza. Toqué mis labios imaginando a Lucas besarme con la misma intensidad del sueño. Un escalofrío recorrió mi cuerpo lo cual me hizo temblar.
Sacudí mi cabeza para quitarme esos pensamientos y me enfoqué en terminar de bañarme.
Al terminar me vestí con velocidad para hacerme una coleta alta en el cabello. Con un zapato puesto, salí brincando de mi habitación intentando ponerme el otro zapato.
—Déjame ayudarte antes de que caigas. — mi madre me detuvo y me ayudó a ponerme el zapato. — Ahora si, vamos.
Antes de que pudiera quejarme me dio una bolsa. La abrí y sonreí tomando el sándwich.
No podía irme sin comerme algo.
A menos de que quisiera que me desmayara en pleno centro comercial.
☆
Manejaba el carro de compras que estaba lleno de decoraciones navideñas y uno que otro conjunto de ropa. Mi mamá iba más adelante ya que yo iba mas lenta debido a que me dolían las piernas de tanto caminar.
Ya eran alrededor de las 5 de la tarde, después del incómodo almuerzo que tuve en Topanga's debido a Riley por la mañana fui a mi casa y tomé una pequeña siesta.
Sentí mi bolsillo vibrar por lo que saqué mi celular viendo el mensaje entrante de Lucas.
-Hey blonde beauty :)
Sonreí en grande y me apresuré a escribirle de vuelta por lo que dejé de ver hacia donde conducía el carro de compras.
Un estruendo hace que deje de escribir y alce la mirada. Frente a mí se encontraba un hombre mayor, no parecía más de 40. Este se agarraba un pie mientras exclamaba en dolor.
Mi madre corría hacia nosotros aterrorizada y yo solo miraba en confusión.
—¡Oh Dios mío! ¿Se encuentra bien? — mi mamá le preguntaba al señor y éste asentía, pero su expresión decía otra cosa. — ¡Maya! ¿Qué no ves por dónde caminas? — me regañó.
—Técnicamente iba conduciendo- — dejé de hablar al ver la mirada asesina de mi mamá y suspiré. — Lo siento señor, tenía la mirada en el celular. — me disculpé.
—No se preocupen, estoy bien. — el hombre se compuso y nos sonrió algo apenado. — En parte la culpa es mía por no ver por donde iba tampoco. — rió. — Me llamo Shawn, Shawn Hunter. — extendió su mano a mi mamá.
Se sacudieron de la mano y luego la extendió hacia mí, pero no la acepté.
—¡Maya! — recibí otro regaño de parte de mi madre.
—No lo conozco, y no sé dónde ha puesto su mano. Siento haberlo pisado, adiós. — tomé el carro de compras y seguí caminando.
Escuché como mi mamá se disculpaba y le deseaba felices navidades.
Apresuré el paso al saber que iba a recibir un sermón de su parte.
☆
Al terminar nuestra compra de navidad fuimos a una cafetería cercana y nos sentamos en una mesa afuera. Comía una empanada de pollo que estaba bastante deliciosa y mi mamá disfrutaba de su café.
La mirada de ella estaba puesta en mí y parecía que quería decirme algo, pero no hablaba por lo que decidí romper el silencio.
—¿Qué pasa mamá? — pregunté dejando de lado mi comida.
—Bueno, es solo que se acerca el día de navidad y siempre la hemos celebrado en casa de los Matthews. Al igual que en Año Nuevo. — mordí mi labio sabiendo de que trataba el tema. Tomó mis manos y les dio un apretón. — No tenemos que ir este año, si eso es lo que quieres.
—Si soy sincera, no sé que hacer. — confesé. — Nunca pensé que habría un día donde no celebrariamos todos juntos.
—Podemos hacer nuestra propia fiesta, tu y yo. — sugirió.
—Nunca hemos hecho eso.
—Lo sé, pero podríamos intentarlo. — me sonrió con tranquilidad. — No será tan extravagante como quisiera, pero-
—Eso no me importa mamá. — la interrumpí. — Mientres estés a mi lado estoy feliz.
Nos dimos un abrazo y después mi mamá fue a pagar la cuenta. Recibí una llamada de parte de Lucas por lo que contesté.
—¿Ya me extrañas? — pregunté burlona, y escuché como reía por lo que sonreí.
—Cada minuto. — contestó y mis mejillas se volvieron rojas. — También quería preguntarte que harás para navidad.
—Oh, pues no tengo idea. Cada año nos juntábamos con los Matthews pero.... no se si sea una buena idea este año.
—Ni que lo digas. — ambos nos quedamos en silencio por unos minutos. — Sea lo que hagamos, estaré contigo. Siempre estaré contigo.
Esas palabras me hicieron recordar el sueño que tuve.
"—Quiero estar contigo Maya. Por siempre.—"
—Uhm, tengo que irme. Te llamo luego. — sin esperar a que contestara colgué a la misma vez que mi mamá regresaba.
Frunció el ceño mientra me analizaba.
—¿Sucede algo? — preguntó.
—Era Lucas, básicamente me habló lo mismo que tú. — dije bastante rápido, casi ni me entendí.
Aunque no mentía, mi mamá aún sospechaba algo.
—Mamá, ¿puedo preguntarte algo? — las palabras salieron bastante lentas.
—Claro que sí. — se sentó.
—Alguna vez.... ¿has tenido un sueño raro? — quería que la tierra me tragara ahora mismo.
—Todo el tiempo. — rió. — Una vez soñé que me perseguía un T-Rex y de repente tenía súper poderes.
—No, o sea me refiero a....— jugaba con mis manos nerviosa. — ¿Con un chico?
Mi mamá me miraba confundida, pero luego captó a lo que me refería.
—Oh.
Quería salir corriendo. ¿Y si me mudaba de continente?
—Olvídalo, es tonto. — iba a levantarme pero mi mamá sujetó mi brazo.
—No es tanto, tranquila. Solo me tomó por sorpresa. — respiró hondo. — Sí tuve esos sueños, más de una vez y es totalmente normal. — se acercó a mí para susurrarme:— Ellos también tienen esos sueños. — me guiñó el ojo.
—¿En serio? — la miré un poco menos avergonzada.
—Tienes 15 años. Claro que vas a tener esos sueños. Estás sintiendo cosas nuevas y a veces vas a querer dejarte llevar por ellos, pero debes pensar bien y solo hacer algo cuando te sientas preparada.
—¿Cómo sabré que lo estoy?
—Lo sabrás, pero ahora mismo no lo estás.
Nos quedamos en silencio mientras absorbía la conversación en mi mente. Asentí más tranquila y ya no me sentía avergonzada.
En realidad estaba aliviada de poder hablar con ella sobre eso.
—Creo que deberíamos pasar la navidad con los Matthews. — sugerí. — Una última vez.
"I'm fallin' in too deep. Without you, don't wanna sleep. 'Cause my heart belongs to you."
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