Capítulo 24

El día más aterrador de mi vida había llegado.

La competencia de montar al toro empezaba en unas cuantas horas y no podía estar más nerviosa.

—Hey. — dijo una voz familiar detrás de mí.

—Hey. — giré a ver a Lucas. Los dos nos quedamos en silencio sin romper contacto visual. — Así que vas a competir.

—Aún no lo quiero creer. — respiró hondo. — Si soy sincero contigo, estoy aterrado de montar al toro.

—Entonces no lo hagas. — me acerqué a él y tomé sus manos. — No tienes que participar en esa estúpida competencia.

—Lo sé, es solo que.... — lo miré esperando a que continuara. — Quiero hacer orgulloso a mi familia, sobretodo a Pappy Joe. — admitió

—Lucas, ya tu familia está orgulloso de ti. — llevé una mano a su mejilla y la acaricié con lentitud. — Yo lo estoy. — sonreí.

Nos volvimos a quedar en silencio, pero esta vez era uno cómodo y tranquilo. Di un paso hacia al frente sin dejar de mirar a Lucas. Éste puso sus manos en mi cintura y me acercó más a él a tal punto que nuestros labios se rozaban. Cerré mis ojos lista para acabar con la poca distancia entre nosotros cuando fuimos interrumpidos por la voz de Riley.

—Lucas. — habló la castaña acabando con el momento mágico entre Lucas y yo.

Abrí los ojos con fastidio y me separé de Lucas quedando a su lado.

—Riley, hey. — dijo el rubio algo avergonzado.

—Tu abuelo quiere enseñarte unos trucos para la competencia más tarde. — explicó cruzándose de brazos. — Aunque puedo decirle que estás bastante ocupado. — alzó una ceja dirigiendo su mirada hacia mí.

—No, no, iré con él. — se aclaró la garganta y me dedicó una mirada penosa antes de irse.

Me quedé a solas con Riley quien no dejaba de mirarme con seriedad.

—¿Dónde está Farkle? — pregunté intentando acabar con la incomodidad en el aire.

—¿Para qué quieres saber? — blanqueó los ojos. — Oh ya se, como te arruiné el momento con Lucas vas donde Farkle como segunda opción.

Abrí la boca para defenderme pero se fue antes de que pudiera responder.

Faltaba una hora para que la competencia empezara por lo que me estaba preparando. Buscaba que ropa ponerme pero se me hacía difícil teniendo a Riley en el mismo cuarto. Ella ya estaba lista así que podía salirse del cuarto pero se quedó a molestarme. Tenía su cabello peinado en dos coletas y vestía unos pantalones denim cortos junto a una camisa blanca que traía debajo de una camisa franela de cuadrados rojos y blancos.

No quería admitirlo pero se veía hermosa. Mientras tanto yo iba a tirarme de una ventana si no encontraba algo que ponerme en cinco segundos.

—Maya...

—No tengo tiempo para ser atormentada por tus comentarios. — la interrumpí mientras sacaba ropa de mi maleta.

—Maya. — me agarró del brazo y giré a verla dejando salir un respiro. En su otra mano sujetaba un conjunto de ropa. — Ponte esto.

—¿Y tener un hoyo en medio de la camisa? No gracias. — iba a darle la espalda cuando me detuvo.

—¿Prefieres ponerte una ropa vieja que no combina? — alzó una ceja y me dio el conjunto de ropa. — Te espero afuera.

En cuanto salió de la habitación observé la ropa y decidí usarla. Eran unos pantalones denim rasgados junto a una camisa de tela blanca. Por encima me puse una remera abierta de color turquesa sin mangas y una bufanda azul. Decidí ponerme un cinturón negro para definir mi cintura y dejé mi cabello suelto.

Salí de la habitación encontrándome con Riley en el pasillo.

—No veo ningún hoyo en tu camisa. — sonrió refiriéndose a mi comentario anterior. Volteé los ojos y salí junto a ella hacia la sala donde estaban los demás.

Se escuchaban voces hablar entre ellos y al entrar, éstas cesaron. Todos fijaron su mirada en nosotras, pero solo me pude concentrar en la mirada de Lucas, quien tenía la boca algo abierta. Sonreí algo nerviosa al sentir sus ojos en mí.

—¿No dirán nada? — preguntó Riley rompiendo el silencio que había en la sala.

—Wow Maya, te ves bien. — sentí mis mejillas acalorarse ante su halago.

—Gracias, tú igualmente te ves bien. —  respondí con sinceridad.

Farkle se levantó dirigiéndose a nosotras y se quedó observando a Riley con la boca entreabierta.

—¿Sucede algo? — preguntó la castaña confundida por el comportamiento de Farkle.

—No, es solo que te ves hermosa. — admitió dando una media sonrisa.

Miré a Riley y pude jurar ver que sus mejillas tomaron un color rosa por unos segundos.

—¿Están todos listos? — habló el abuelo de Lucas.

Todos asentimos y fuimos con él hacia el pueblo. Había mucha gente esparcida en diferentes actividades pero la mayoría se encontraban reunidas en la competencia de montar al toro. Mi corazón latía a mil debido al miedo que sentía al pensar en que Lucas podría salir lastimado. Los recuerdos del hombre desconocido caerse del toro inundaban mi mente. Entramos en un establecimiento donde varias personas comían y veían la televisión que enseñaba el desarrollo de la competencia.

Al entrar Lucas pareció reconocer a una figura y se acercó a él. Unos segundos después se abrazaron y Lucas lo trajo con nosotros.

—Chicos, les presento a Zay. — sonrió el rubio con alegría. — Zay, ellos son Farkle, Riley, y Maya. — nos presentó y alcé una mano saludándolo.

—¿Cómo están? Lucas me ha hablado bastante de ustedes. — nos sonrió.

Estuvimos todos conversando hasta que agarré el brazo de Lucas y lo separé del grupo para poder hablar a solas con él.

—¿Pasa algo Maya? — preguntó el rubio viéndome a los ojos.

—Lucas, ¿estás seguro de que quieres competir? — lo miré con algo de esperanza de que se retractara.— No tienes que hacerlo si no quieres. Nadie te está obligando.

—Maya...— puso una mano en mi mejilla dándome caricias y depositó un corto beso en mis labios. — Estaré bien.

Asentí rendida pero aún nerviosa. Caminé con él hacia los demás perdida en mis pensamientos. Tal vez no le pasaría nada. Después de todo Lucas se crió aquí y debe saber sobre este tema. Solo vimos a una persona caerse, no significa que todos tendrán la misma mala suerte.

—¡Le toca a mi nieto! — exclamó un señor señalando a la televisión.

Todos giramos a ver la pantalla con curiosidad. Un chico que parecía ser de la misma edad que Lucas se estaba montando en un toro bastante intimidante. En cuanto las puertas abrieron el toro comenzó a brincar con agresión y en pocos segundos el chico cayó rompiéndose una pierna.

Me llevé las manos a mi boca con horror y sentí todo mi cuerpo temblar.

—Tombstone si que está de mal humor. — rió Pappy Joe y los demás dieron una risa débil.

—Se acerca mi turno. — Lucas comenzó a caminar hacia la salida.

Tenía que detenerlo.

—Lucas, no vayas. — supliqué con la voz temblorosa. Volteó a verme y lo miré a los ojos con preocupación. — Por favor.

—Maya, no me pasará nada malo. — intentó calmarme, pero mi corazón decía que algo malo iba a pasar.

—Sí Maya. — Riley se puso a mi lado. — Lucas puede hacer lo que sea, yo creo en él. ¿Verdad que puedes ganar? — giró en dirección a Lucas.

—Uhm....

—¿Sabes que va a ganar? Un funeral. — miré a Riley. — Eso es lo que va a haber cuando Lucas monte al toro.

—Claro que no. Zay, ¿Verdad que Lucas hará genial? Dile que hará genial. — agarró al chico moreno y lo puso frente a ella.

—Harás genial. — dijo mientras comía papitas fritas.

—Ahora dile la verdad. — le ordené

—Vas a morir. — Riley lo regresó a su puesto.

—Yo creo en ti Lucas. Creo que puedes hacer lo que tú te propongas. — la castaña se acercó a él y fui detrás de ella.

—Riley,  ¿por qué quieres que él haga esto? — pregunté haciendo que me mire.

—No quiero que siga siendo una desgracia a su familia. — admitió encogiendose de hombros.

—No creo que soy una desgracia a.....

—Sí lo eres. — le interrumpió. — He hablado con bastante gente.

Llamaron al nombre de Lucas anunciando que era su turno de competir. Pappy Joe caminó junto a su nieto hacia la salida y en un último intento de detenerlo hablé.

—Lucas, mírame. — caminé hacia él sintiendo como mi corazón latía cada vez más fuerte. — Si haces esto, no te hablaré nunca más.

Lucas se quedó sorprendido ante mi amenaza y Riley se acercó a mí.

—Maya....

—¿Por qué quieres que Lucas participe? — la miré enojada.

—Quiero que gane y haga a su abuelo orgulloso. — señaló a Pappy Joe y miré al señor.

—¿En serio no estarías orgulloso de él si no hace esto?

El abuelo miró a su nieto y luego a mí asintiendo.

—En mi opinión esto se trata de enfrentar la vida. Hay que enfrentar nuestros miedos. — caminó alrededor de Lucas, quien asentía a las palabras de su abuelo. — Montas tus miedos, o ellos te montan a ti.

Miré a todos con pánico pero nadie decía nada para detenerlo. Mordí mi labio aceptando la derrota y miré a Lucas una última vez.

—Nunca más te hablaré. — afirmé con certeza y me fui del establecimiento  ignorando la voz de Lucas llamar mi nombre.

"You're my fire and my safety. You never mean to break me and that's why I'm afraid 'cause someday, everybody's leaving."

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