𝟎𝟐 : 𝐡𝐨𝐮𝐬𝐞 𝐨𝐟 𝐚𝐫𝐜𝐡𝐢𝐭𝐞𝐜𝐭𝐬
Nadie sabrá nunca cuánto lloró Gabrielle Chanel esa noche.
Sus llantos se escuchaban desde cualquier lugar en la base de La Bauhaus. Activaba su habilidad frente al espejo para volver a ver a su amado y se obligaba a sonreír para que una sonrisa se copiase en los labios de Théo Van Doesburg, sin embargo su habilidad rápidamente desaparecía, y el pelo blanco y corto de Theo se reemplazaba por la melena larga castaña y ondulada de Chanel cada vez que esto pasaba.
Gabrielle rompe el espejo cuando es proceso se ha reproducido ya tres veces. No puede más, ojalá pudiera ver a Theo de nuevo, ojalá pudiera volver atrás en el tiempo... Ojalá nada de esto hubiera pasado. Ojalá esa zorra de DeRohe nunca le hubiera puesto las manos encima a Théo...
⠀⠀⠀-Aún no lo sabemos, Cocó...
⠀⠀⠀-No la defiendas, Alvar. Ha sido ella. Danyka no tiene habilidad, fácilmente ha podido vencer a Théo... Y encima ha hecho que parezca un suicidio...
Alvar hace lo posible por contener el crujido de su voz cuando Cocó le enseña las fotos del asesinato de su compañero. Théo cuelga de una soga desde el cuello desencajado, sostenido por su propia nuca contra el peso de las piernas. Alvar toma las fotografías llenas de lágrimas y arrugadas por Chanel y se las guarda en el bolsillo, no es bueno que Chanel guarde estas fotos. Ella le mira con rencor.
⠀⠀⠀-¿Vas a seguir defendiéndola?
⠀⠀⠀-Sabes que el objetivo nunca fue Danyka, Cocó.
⠀⠀⠀-No, pero todos sabíamos que ella se interpondría. Ha estropeado nuestra base de datos, ha rastreado nuestras estrategias... ¡Ha matado a Théo, Alvar!
⠀⠀⠀-Estoy a punto de arreglar la base de datos. No te preocupes por ello, podemos rastrearla de nuevo. Encontraremos al objetivo y los esfuerzos de Danhyka por protegerle serán en vano.
⠀⠀⠀-Y cómo demonios se supone que vamos a conseguir eso.
⠀⠀⠀-Piet tiene un plan.
La puerta se abre revelando a los dos miembros restantes de Bauhaus. Piet Mondrian y Le Corbusier se acercan hacia Chanel y Alvar, agachados en el suelo, y los instan a levantarse y ponerse de pie. Alvar sostiene los hombros de Chanel cuando esta se tambalea por la conmoción.
Le Corbusier mira a los ojos a Mondrian y este asiente, solo entonces Le Corbusier habla.
⠀⠀⠀-Hay una mala noticia y otra buena. La mala es que Danyka rompió el artefacto con el que íbamos a rastrear a Nakahara. No podemos arreglarlo...
⠀⠀⠀-Yo podría.
⠀⠀⠀-No, Alvar. No podrías. Has estado encerrado tres horas en el taller y no has sacado nada en claro. DeRohe se ha asegurado de romperlo para que tú no puedas arreglarlo. Recuerda que Danyka hace dos semanas era nuestra compañera.
El silencio se hace entre los integrantes de la organización. Danyka era el cerebro y Theo era el logístico, por una vez no hubo nada que decir en La Bauhaus. Mondrian suspiró y le colocó una mano enguantada a Chanel en el hombro antes de irse con Le Corbusier tras él. Alvar ni siquiera era capaz de mirar a Gabrielle a los ojos.
⠀⠀⠀-¿Y la buena noticia?
La voz ronca de la única chica de La Casa de Arquitectos ecualizó en la sala. Su reflejo dividiéndose y repreoduciéndose simultáneamente en cada pedazo del espejo.
⠀⠀⠀-Que Danyka intentará proteger al objetivo a cualquier costo. Y a ella sí podemos localizarla.
⠀⠀⠀-Si Danyka nos abandonó, también abandonará al objetivo. Es una zorra traidora y merece morir.
Alvar fulmina con la mirada a Chanel. Entiende que está dolida, y probablemente Danyka se merezca todos los improperios e insultos que Chanel tenga para ella, pero eso no impide que la mandíbula cuadrada y afilada de Alvar se tense. Mondrian vuelve a hablar, esta vez mirando a Le Corbusier.
⠀⠀⠀-Con el tiempo, arreglaremos el localizador. Hasta entonces, la usaremos a ella. Está herida, Théo llevaba un arma consigo por si acaso, y no la llevaba cuando la policía le encontró, así que debió haberla usado. Tampoco encontramos el arma en la escena del crimen así que probablemente ella se la llevó para no dejar su rastro. Danyka intentará proteger y alertar al objetivo. La conocemos demasiado bien. Sabemos cómo actúa y cuándo.
⠀⠀⠀-No te preocupes, Gabrielle. DeRohe está más acorralada de lo que piensas.
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Danyka DeRohe se despierta de un sobresalto, y toda el agua sobre sus hombros y abdomen salta lejos de su piel y empapa la alfombra bajo su bañera, y también la ropa sucia manchada de sangre que se quitó anoche a toda prisa. La joven quita el tapón de la tina con los dedos de sus pies y deja que el agua ensangrentada descienda. Gracias a dios la herida no era más que un corte furtivo, desagradable... horizontal... E inexperto.
Entonces las lágrimas cayeron de sus ojos cuando se dio cuenta de que había matado a Théo, y lo que es peor, probablemente no había sentido ningún tipo de reparo ni remordimiento en hacerlo, no cuando sabía cuál era la otra opción.
Théo había sido encargado hacia Yokohama con una tarea, una única tarea, y era más que obvio que conseguiría cumplirla. Al fin y al cabo, ¿Qué tan sencillo era poner la habilidad de la persona más poderosa de Yokohama en su propia contra?
El objetivo de la Bauhaus no era ni más ni menos que Nakahara Chuuya.
Danyka no pensaba en otra cosa que en Chuuya cuando Théo consiguió apuñalarle el abdomen, cuando se las apañó para que pareciera un suicidio, cuando se negó rotundamente a permitir que Corrupción acabara con él si Théo usaba su habilidad contra él y Chuuya se resistía demasiado. Ya era demasiado peligroso.
Ella ya le vio una vez al borde de la muerte usando Corrupción. Y no podía depender de que Osamu Dazai, su antiguo compañero, estuviera siempre en el momento preciso en el lugar correcto para salvarlo. Cierra los ojos con fuerza y consigue moverse lo suficiente como para terminar de ducharse con jabón y agua caliente, ponerse ropa interior limpia y una bata que al menos le cubra los hombros.
DeRohe no había terminado de curarse la herida cuando Le Corbusier irrumpe en su apartamento.
Los ojos de la joven se abren como platos y ella busca la pistola más cercana, pero Corbusier ya tiene una.
⠀⠀⠀-Ya tienes a Gabrielle en tu contra. ¿Vas a poner también en tu contra a Mondrian si me matas a mí también, DeRohe?
⠀⠀⠀-Si me vas a matar, hazlo ya.
⠀⠀⠀-Una cosa que me gusta de mí mismo es que no soy como tú. Yo no mato a mis propios compañeros por mis propios fines egoístas.
⠀⠀⠀-Ya no somos compañeros.
⠀⠀⠀-No, y de hecho, si te matara le haríamos un favor a Chanel.
Los labios de la joven tiemblan cuando Corbusier se acerca con una sonrisa neutra y suficiente. Falsa, esa sonrisa que no llega a sus ojos, que hace como un movimiento involuntario porque no sabe si dejarla vivir o no. Danhyka se teme lo peor cuando no la mata con esa pistola que tiene en las manos, definitivamente cargada.
⠀⠀⠀-¿Qué es lo que quieres?
⠀⠀⠀-Muchas cosas. Siempre he sido una persona muy ambiciosa. Me gustaría... Una hermosa villa en Francia, una casa moderna... Entera de color blanco y con una terraza en el tejado. ¿No sería genial?
⠀⠀⠀-Corbusier. Qué quieres.
La sonrisa de Le Corbusier esta vez si llega a sus ojos, lo que asusta mucho más que cuando sonreía solo con la boca.
⠀⠀⠀-Queremos a Chuuya Nakahara en una bandeja de plata.
⠀⠀⠀-Buena suerte con eso.
⠀⠀⠀-Es muy triste, DeRohe. De verdad. Muy triste. Porque enviamos a Théo a secuestrarle y tú le matase. Pero has retrasado un proceso que realmente es inevitable. Théo murió en vano, y tú tienes esa herida en vano, porque tenemos más métodos para conseguir a Chuuya.
Ella entrecierra sus ojos violetas.
⠀⠀⠀-Dime uno.
Mondrian se echó a reír. Su risa como el arrastrar de unas garras en una pizarra. Danyka tragó saliva, pero no se acobardó.
⠀⠀⠀-Dime uno. Destrocé vuestra base de datos y también vuestro maldito localizador. ¿Cómo vais a localizar a Chuuya? De ninguna manera. Además raramente está solo.
⠀⠀⠀-Eso es una mentira como una casa, Danyka. Chuuya siempre está solo.
Dice Corbusier echándose a reír y guardando la pistola en el interior de la gabardina. Deja de reír fríamente y le dedica otra de esas sonrisas momentáneas que no llegan a sus ojos, chasquea la lengua en el paladar y juguetea un poco con los cubiertos de su fregadero.
⠀⠀⠀-Tú, Danyka.
⠀⠀⠀-¿Qué?
⠀⠀⠀-Tú nos vas a ayudar a conseguir a Chuuya Nakahara por las buenas.
Danhyka se cruza de brazos y alza la barbilla.
⠀⠀⠀-Si seriamente crees que voy a entregaros a Chuuya, has guardado esa pistola demasiado rápido. Mátame ya.
⠀⠀⠀-Oh, DeRohe, te conocemos. Mejor de lo que crees. Quizá tu vida no te importe tanto, pero seguro que te importa la de Chuuya.
La sangre de Danyka se congela y las encías de Corbusier asoman siniestras tras sus dientes blancos y perfectos en otra de sus sonrisas vacías.
⠀⠀⠀-¿Qué quieres decir?
⠀⠀⠀-Que tendremos a Chuuya Nakahara por las buenas o por las malas. Por las buenas, opción uno; tú nos lo traes, le hacemos prisionero, no le matamos de hambre... No lo torturamos...
⠀⠀⠀-¿Y la opción dos?
⠀⠀⠀-La opción dos... Le conseguimos igualmente. Y que Mondrian se encargue de ello. Y no quieres que Mondrian tome cartas en el asunto. ¿Eh? No, claro que no. Cualquier cosa menos Mondrian.
⠀⠀⠀-No lo dices en serio.
⠀⠀⠀-¿Ves? Gabrielle tenía razón. Dijeron que era mejor que viniese Alvar a darte el ultimátum, porque si venía yo, no me ibas a creer. Pero Alvar es un poco blando.
Su corazón se sale de su pecho y lo siente en su garganta. Sus manos tiemblan cuando Corbusier se acerca a su oído y susurra una frase antes de desaparecer con su habilidad.
⠀⠀⠀-Tienes una semana para decidir, DeRohe.
El miedo mordió entre sus costillas cuando Corbusier abandonó su apartamento. El frasco de alcohol y yodo que estaba utilizando se le cayó de las manos empapando la alfombra. Jamás había tenido mayor necesidad de volver a echarse a fumar.
Cuando quiso volver a colocarse las vendas en la pierna, el envoltorio se le cayó también y las cintas fibrosas y blanquecinas se desparramaron por el parqué de su piso.
El aliento se le atascó en la garganta cuando alguien llamó a la puerta. ¿Era ese desgraciado de Corbusier otra vez?
Sus pies tropezaron de camino a la puerta y el pelo mojado se le pegó a la mejilla cuando se ayudó del impulso que no tenía debido a su herida mal vendada y abrió la puerta con brutalidad.
Los ojos azules que la esperaban no eran los de Corbusier.
Chuuya Nakahara cerró la puerta de un portazo antes de tomarla por el cuello y estamparla contra la pared.
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