Capítulo Tres.

- ¿Qué trama tu mejor amigo, K? – Le pregunta Dexter a la chica mientras alza una ceja y toma otro trago de cerveza, llamándola por el apodo que le puso cuando la conoció.

Ha pasado un día desde el concierto, y Thomas y Dylan, que no se habían visto desde que se abrazaron por última vez (después de haberlo hecho como diez veces) al terminar el concierto, estaban recuperando el tiempo perdido. Parecía que al rubio ya se le había olvidado el hecho de que supuestamente a Dylan no le gustaba ni como tocaba, ni como cantaba, porque los dos están sentados en el sofá del bus en el que vive la banda mientras están de gira susurrándose cosas al oído y acariciándose tanto el pelo, como la cara, como las manos... A Ki, sentado a unos metros de ellos en un sillón distinto, le están volviendo loco, ya que no tiene con quien hablar, porque en cuanto Will ha visto que se ponían demasiado cariñosos ha mirado a su amigo con preocupación y ha salido con la excusa de que quiere ir a comer algo que no sea precocinado.

- Hey, Dex, Dylan es buen chico y es como un hermano para mí. No desconfíes de él. Sólo quiere ganarse su corazón. – Susurra como respuesta la ojiazul.

- No lo hago, pero, ¿por qué no lo trajiste al backstage el primer día para que nos conociéramos todos? Así no habría mentiras de por medio. – Se queja el moreno.

- Dyl insistió, y le entiendo. Créeme cuando te digo que está obsesionado con vosotros y con vuestra música. A ningún famoso le gustaría una relación con un fan, ¿o sí? – Le pregunta Kaya con ironía y él sacude la cabeza.

- Tienes razón, pero T odia las mentiras, K. En cuanto se entere de que D tenía un plan desde el principio...

- Por eso no lo hará. Tú no se lo vas a contar, y yo tampoco. – Ordena la chica. – Y, ¿puedes dejar de llamar a todos por la primera letra de su nombre? Es realmente estúpido.

- ¡Concuerdo con ello! – Grita Dylan desde el sofá donde estaba acurrucado con Thomas. Vuelve a girarse para mirarlo a los ojos y acariciarle el pelo. – Lávate el pelo, lo tienes hecho un estropajo.

- ¡Dyl! – Se enfurruña Thomas haciendo un puchero y el castaño ríe. – Retira eso.

- Por mucho que lo retire no dejará de ser cierto... - Canturrea Dylan en voz baja y su amigo le pega un codazo.

- ¡Porfi! ¿Qué tengo que hacer para que admitas que mi pelo es suave?

- Dejarme tocarlo un ratito más. – Contesta rápidamente y Dexter se ríe porque, ¿cómo Thomas puede no darse cuenta de que tiene a Dylan totalmente enamorado? – Ya sabes, para comprobarlo bien, y eso.

- Está bien, pero solo porque quiero que admitas que mi pelo no es un estropajo. – Replica el rubio y se acurruca de nuevo en el pecho de Dylan a lo que Ki pone los ojos en blanco.

- Veo que por aquí la atmósfera no ha cambiado mucho. – Dice Will frunciendo el ceño cuando todos le miran y le ven recargado en la puerta.

- ¿Te molesta acaso? – Pregunta Kaya levantándose enfadada.

- Reunión de banda. Ahora. – Contesta Will y agarra a la chica de la muñeca mientras la arrastra a la otra habitación del bus.

- Dyl, ahora sigues, tengo que ir... - Murmura Thomas no queriendo levantarse y hacer que el castaño pare de acariciarle.

- No, tú no. – Le dice Dex y, después de dejar pasar a Ki, cierra la puerta con un humor de perros.

- ¡Eh! Pero si estoy en la banda. – Resopla el rubio.

- Te han reemplazado, Tommy. Te dije que debías pedirle a Ki un par de lecciones de canto. – Al ver el adorable puchero de Thomas ríe y retira lo dicho. - ¡Es broma, es broma! Prometí no volver a tocar el tema. Ya me callo.

- Oye, ¿no decías que tenías ganas de hablar con Ki? ¿Por qué ahora que tienes tiempo no le prestas atención?

Te adoro, Tommy, pero eres tan inocente a veces que me pregunto cómo serás en la cama... Piensa Dylan.

- Hm... Es que... No puedo. – Se rasca la nuca nervioso intentando inventarse una mentira.

Y cuando ve que su móvil empieza a sonar indicando que alguien le está llamando sonríe, porque ya tiene una mentira perfecta preparada.

- Es que a mi mejor amigo le gusta Ki. No puedo hacerle ese feo.

- ¡Eso es genial! – Se alegra Thomas. – Tenemos que presentarlos. ¿Es el que te está llamando? Dile que venga ya, voy a arreglar a Ki para que esté presentable. ¡Chino, prepárate, te voy a conseguir un novio! – Grita levantándose para abrir la puerta de la otra habitación del bus.

- Tyler, tenemos un problema. – Dice Dylan tragando saliva mientras contesta la llamada cuando ve que el rubio no puede escucharle.

- ¿¡Cómo que le has dicho a tu Tommy que me gusta el chino ese?! – Grita Tyler moviendo los brazos mientras Dylan se acerca a él y le tapa la boca para callarle.

El pobre Tyler había llamado a su mejor amigo para que le ayudara con un proyecto de historia que no sabía terminar, y cuando el castaño le ha dicho que viniera lo más rápido que pudiera, se alarmó a tal nivel que llegó a pensar que le había pasado. Pero como de costumbre, lo único que había sucedido es que su amigo la había liado parda. Los chicos se conocían desde pre escolar, y desde ese entonces, Dylan ha metido en problemas a Tyler incontables veces, y esta no sería la última de ellas.

- Tyler, por favor, por favor, por favor, tienes que hacer esto por mí. Solo este último favor y no volveré a pedirte absolutamente nada en la vida. – Se pone de rodillas el chico y junta sus manos mirando a Ty con ojos de cachorrito.

- Pero, ¿cómo pretendes que actúe como si estuviera enamorado hasta las trancas de este chico que ni conozco? ¡Que no soy tú, Dyl!

- ¡Eh! Yo a Thomas si le conozco. – Replica levantándose.

- Sí, verlo a través de una pantalla te hace su mejor amigo, seguro. – Se burla de él y su amigo le pega un codazo. Mientras, escuchan que la puerta del autobús se abre y salen de él un Ki muy incómodo y un Thomas muy sonriente que le revisa el pelo a su compañero de banda para que esté totalmente perfecto.

- Se llama Ki, es todo lo que tienes que saber. – Murmura entre diente Dylan hacia su mejor amigo y lo agarra de la muñeca para ponerlo delante del asiático. – Este es Tyler Posey, mi mejor amigo, está encantado de conocerte, llévalo a tomar un café o algo así, adiós. – Entrelaza sus manos y los empuja para que vayan andando a un sitio lejos de aquí, y lo raro es que incluso cuando Dylan y Thomas ya no les ven siguen cogidos de la mano. Cuando ya no hay nadie que se interponga entre Dylan y su rubio se gira hacia él y le sonríe. – Por fin solos, ¿eh?

- Sí, supongo... - Thomas deja soltar una risita breve y se tapa la boca con la mano haciendo que el castaño la coja y la retire de ahí.

- No te tapes, me encanta tu risa. – Le sonríe el castaño y el rubio le devuelve la sonrisa. - ¿Qué te parece si yo también te llevo a tomar un café?

- Soy más de té. – Contesta Thomas intentando picar un poquito a su amigo.

- Pues tomamos té. – Replica Dylan sin darse por vencido.

- Hm... - Se queda pensativo rascándose la barbilla.- Es que creo que no me apetece.

- Y, ¿a pasar tiempo conmigo? – Pone un puchero y ojos de cachorrito pero Thomas sigue sin reaccionar, a pesar de que quiera decirle que sí le encanta discutir así con él. Este suspira. – Bien... No me dejas más remedio.

Antes de que el rubio pueda contestar que a qué se refiere, nota como se agacha y le coge por la cintura como a una novia. El chico le pega ligeramente, grita, pero jamás deja de reír estando en sus brazos.

- Tengo una sorpresa para ti. – Dice Dylan sonriente antes de meter a su amigo a su Jeep azul.

- ¿Puedes decirme adónde me llevas ya? – Pregunta Thomas con los ojos cerrados, ya que el castaño le ha obligado a hacerlo. Mientras, este le va guiando por un camino en el que siente algo parecido a, ¿arena? Pero es imposible, están en el centro de la ciudad y ha escuchado como se abría una puerta. De repente, siente sus pies bajar por unas escaleras y cuando para y Dylan le da la señal de que puede abrir los ojos, lo hace.

Lo que se encuentra en frente de él le deja la boca abierta. Realmente estaba pisando arena antes, solamente que esta arena se encuentra en el interior de un bar. El bar intenta simular una playa, por lo tanto hay tumbonas, dibujos en las paredes que te hacen imaginarte estando en el Caribe, luces flotantes de distintos colores...

- Dylan, ¿cómo...?

- Mi madre era dueña de este lugar antes de morir. Puso todo su esfuerzo y cariño en armar este sitio para que fuera único y pudiera hacerte olvidarte de todos tus problemas siempre que lo necesitaras. – Dice y después dirige su mirada a los ojos de Thomas y le da una media sonrisa. – Espero que te guste.

- ¿Bromeas? ¡No he visto cosa más espectacular en mi vida! – Se ríe Thomas pareciendo un niño pequeño con su dulce favorito mientras va a sentarse en la arena. - ¿Por qué no hay nadie?

- Le he pedido a mi tía que nos dejara la planta de abajo solamente para nosotros. Arriba hay un pequeño restaurante que también es precioso, si quieres luego podemos subir y...

- Prefiero estar aquí. – Interrumpe Thomas. – Solo contigo.

Los dos se miran fijamente con una sonrisa de oreja a oreja y esperan hasta la llegada de la comida hablando de cosas aleatorias y haciéndose reír. Unos cinco minutos después de que hayan llegado una mujer les trae una bandeja con sushi y dos zumos que parecen ser de naranja.

- No sabía que te gustaba y qué no así que he cogido el plato típico que se hace aquí... - Murmura entre dientes el castaño pasándole la comida a su cita. En realidad sabe perfectamente que Thomas adora el pescado, lo ha dicho en más de una entrevista, y la naranja es su fruta preferida.

- Tienes suerte de que me encante el sushi. – Se ríe y coge los palillos para empezar a comer. Se lleva un nigiri de salmón a la boca y cierra los ojos de lo mucho que le ha gustado. – Esto está buenísimo, Dyl. ¿Los hace tu tía?

- Sí, ella es la cocinera. Mi madre pasó una temporada en Japón y allí aprendió a hacer platos así a la perfección. Por si te lo preguntabas, yo también cocino muy bien. – Le guiña un ojo y los dos ríen a carcajadas.

- Eres buen partido por lo que veo, la chica que salga contigo se va a llevar un buen marido. – Contesta y el castaño no puede evitar reírse confundiendo a Thomas haciéndole alzar una ceja.

- ¿De dónde has sacado que me gustan las chicas? ¿Tan heterosexual parezco?

- Oh, yo... Lo siento, no debí haberlo dado por hecho. – Las mejillas del rubio se tiñen de rosa e intenta disimularlo hinchándose a sashimis y mirando para otro lado hasta que nota la mano de Dylan encima de la suya.

- Eh, tranquilo, solamente te has confundido. No es tu culpa. – El castaño le transmite mucha seguridad y solamente por eso sonríe y asiente con la cabeza. - ¿Y tú?

- ¿Yo que? – Habla Thomas con la boca llena y Dylan se echa hacia atrás para reírse. Se estaba enamorando del chico más con cada segundo que pasaba precisamente por este tipo de cosas. – Perdón...

- Tommy, ¿es que no te das cuenta? Podrías roncar y creo que te haría un altar por ello, eres increíble y cualquier cosa que hagas te hace ver increíblemente lindo. Deja de pedir perdón por ser tú mismo. – Interrumpe Dylan haciendo sonrojar al rubio por segunda vez ya.

- Bueno, tú no te quedas atrás... - Susurra Thomas sacando valor de ni siquiera él sabe dónde esperando que su amigo no le oiga, pero lo hace, y sonríe por ello.

- ¿Ah, sí?

- Sí, bueno, tienes unos hoyuelos muy monos... Pero solo te salen cuando sonríes así que deberías sonreír más a menudo.

- Créeme, eso no va a ser difícil si sigo estando contigo. – Murmura acercándose más a él.

- ¿Quieres pasar más tiempo conmigo? – Pregunta, copiando el gesto del menor.

- ¿Quién no querría hacerlo?

- Pensaba que no te gustaba mi música... - Susurra estando ya a centímetros de la boca del castaño.

- Que no me guste tu música no significa que no me gustes tú.

Y cuando sus labios están a punto de tocarse la tía de Dylan aparece como un huracán interrumpiendo su precioso momento íntimo.

- ¡Bueno, bueno! Mira quién ha decidido visitarme por fin, eh. – Grita la mujer bajando las escaleras como un torbellino haciendo que los dos chicos den un salto y vuelvan a sus sitios. Ella se da cuenta y para un momento. – Oye, que si he interrumpido algo yo me voy, que no vaya a ser que se me queme la sopa.

- Pues sí, la verdad es que... - Intentan decir Dylan pero su amigo le interrumpe.

- ¡Oh, pues claro que no, señora O'Brien! Estoy deseando conocerla. – Responde el rubio por él sacando su mano para agitarla con la de la mujer pero ella lo ignora y le da un abrazo de oso.

- ¿Cómo que señora? ¿Tan vieja estoy ya? Madre mía, pero sí Lisa tendría ahora cuarenta y ocho, y yo solo soy menor por unos segundos, ¿tengo arrugas acaso ya, Dylan? – Dice mirándose en un espejo pequeñito que acaba de sacar de su bolsillo y toqueteándose la cara. – Y eso de O'Brien a mí no, eh, que la que se casó con el tonto de Patrick fue mi hermana, no yo, llámame Tanya, cielo. – Dice la mujer y se sienta a su lado.

- ¿Ya estáis hablando mal de mí? – Pregunta un hombre entrando a la sala con una sonrisa mientras se sacude la suciedad de las manos con un trapo. – Ya no puedo confiar ni en mi propia familia.

- Papá, tía Tanya, os quiero mucho, pero, ¿podéis iros? – Replica Dylan con una mano en la frente mientras suspira cansado, lo que hace a Thomas reír ya que le encanta esta familia.

- ¿Qué pasa, te avergonzamos delante de tu novio? – Se burla su padre sentándose a su lado y pasando su brazo por el hombro de su hijo.

- ¡Papá! Por Dios, que ni siquiera sé si es gay... - Le susurra a su padre en la oreja intentando que no le escuche su rubio.

- En realidad, - Interrumpe Thomas atrayendo la atención de todos. – Sí, soy gay. – Hace una pausa para escanear detenidamente a Dylan, y después de pasarse la lengua por los labios con disimulo sigue. – Y mucho.

STE THOMAS JAJAJA, bueno, como siempre espero que os haya gustado el capítulo. <3 No sé por qué pero siento que este no me ha salido tan bien como los demás :/ Bueno, ya sabéis que en comentarios me podéis dejar teorías de que creéis que pasará entre Dylan y Thomas, sugerencias, opiniones, amor Dylmas y todo lo que queráis. :3 No sé si podré actualizar la semana que viene, o al menos no el fin de semana porque no creo que tenga Internet ya que me voy de vacaciones durante unos cinco o seis días, pero escribiré el capítulo igualmente para poder subirlo en cuanto pueda. Os mando mucho amor, abrazos y besitos virtuales. <3

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