CAPÍTULO 2

Aproximadamente una semana después, Yu se acercó sigilosamente a él en el sofá, presionando contra su costado.

— Hyung, hyung, ¿lo oíste?—Cuando lo miró desde su libro, Yu dejó caer su voz en un susurro dramático, a pesar de que nadie más estaba en el dormitorio. —Escuché que Eunji de A Pink recibió una cirugía para la enfermedad de Hanahaki. Aparentemente comenzó a vomitar pétalos de girasol, y la llevaron al hospital de inmediato.

Entonces el levantó una ceja, sintiendo el familiar latido en su pecho.

—¿Se encuentra ella bien?

Yu se encogió de hombros.

—Sí. Quiero decir, no es una cirugía difícil, ¿verdad? Ella simplemente perdió sus sentimientos por quien fuera, pero escuché que no era tan malo, de todos modos. Solo unos pocos pétalos. Es mejor perder los sentimientos que morir por eso, ¿verdad?

Sintió que su pecho se tensaba nuevamente y se dio cuenta de que necesitaba ir al baño, o que iba a vomitar pétalos encima de Yu.

— Correcto, supongo. Déjame levantar, Yugyeom. Debo ir al baño.

El menor gimió y apretó con más fuerza, frotando su rostro contra el muslo y recordándole a un gran perro.

— Pero estoy muy cómodo. Eres muy agradable y cálido.

Antes de que pudiera apartar a Yugyeom, terminó tosiendo, su cuerpo se convulsionó lo suficiente como para que Yu levantara la mirada. Perdió el tiempo tratando de contenerlo y pétalos carmesí se derramaron de sus labios, cayendo sobre la cara del menor.

Yu lo dejó ir, con los ojos muy abiertos cuando se sentó abruptamente.

—¡Hyung ...!—Gritó, agarrando los hombros y apartando los pétalos. Kim se retorció en el sofá, luciendo como si quisiera decir algo, pero su  hyung negó con la cabeza. Yugyeom lo miró, con los ojos abiertos y congelados cuando él escupió más pétalos, sedosas tiras de color rosa se derramaron de sus labios y revolotearon en el suelo alrededor de ellos. —Hyung, ¿cómo?, ¿cuándo?¿cuándo comenzó esto? Oh, Dios mío, mira cuántos pétalos hay, ni siquiera puedo contarlos. Hyung, tenemos que ir a contarle al gerente.

—¡No!—Dijosaltando y haciendo que los pétalos en su regazo cayeran al suelo. Miró alrededor de la sala de estar en desesperación, tratando de imaginar dónde podría incluso arrojar todos esos pétalos.— Gyeom, por favor. Lo tengo bajo control, lo juro.

Él no lo hizo. La cantidad de pétalos aumentó de forma alarmante. Incluso ahora, los pétalos carmesíes estaban esparcidos por todas partes en la sala de estar y  podía ver los ojos de Yu escaneando el suelo cubierto de pétalos.

—Hyung, ¿cómo puedes tener esto bajo control?— La voz de Yugyeom tembló—Mira cuántos pétalos hay. Tu ¿Cuánto tiempo has dejado que esto continúe?

—No largo. ¿Una semana? ¿Tal vez ?Gyeom por favor. Estoy bien. No quiero... No quiero que me lleven mis sentimientos.

Los ojos del menor sobresalían de su cabeza.

—¿Una semana ?! Una semana y ya se ha ido tan lejos? Hyung, vas a perder esos sentimientos si mueres. Vamos a perderlo si usted muere. ¿Cómo ...?— Kim sacudió violentamente la cabeza como si intentara despejarla. — Tengo que decirle al gerente o Jaebum hyung. Voy a...eso es lo que haré. Le diré a Jae Bum hyung. Él sabrá qué hacer.

Le agarró del brazo.

—No, por favor. Juro que lo tengo bajo control. ¿Por favor? Todo lo que tienes que hacer es fingir que nunca has visto nada.

—¿Eso es todo ?— Yuparecía arruinado. Tenía los puños fuertemente apretados a un lado y las lágrimas caían de sus ojos.—Hyung, ¿cómo puedes pedirme que lo haga solo para verte morir?

El mayor hizo una pausa. Yugyeom se veía genuinamente sacudido, temblando visiblemente y llorando, sus ojos se pegaban a los pétalos en el piso.

—Gyeom— su voz  era suave cuando habló y agarró la muñeca del menor. —No me estoy muriendo.

Yugyeom se frotó enojado sus ojos.

—Pero lo harás . Mira cuántos pétalos hay. Vas a sofocarte de ellos. Y todo habrá sido culpa mía por no haber expresado mi opinión al respecto. —se acercó más hasta que estuvo justo al lado de él, lo suficientemente cerca como para deslizar sus brazos alrededor de la cintura  y acercarlo en un fuerte abrazo. —Y solo mira esto. Te están matando, pero son tan bonitos.

Sabía que la batalla había sido ganada. Yu nunca habría sido capaz de negarle nada, después de todo. Alzó la mano para acariciar la cabeza del menor.

—No me están matando. Vamos, ayúdame a limpiar.

El menor se arrodilló junto a el y levantó los pétalos con sus manos.

—¿Qué flores son?

—¿Rosas? ¿claveles? No lo se—, respondió, levantando un pétalo. Yugyeom se detuvo y frotó un pétalo entre sus dedos.

— Dicen que las flores asi simbolizan el amor puro—susurro.

— Gracias, Gyeom.

—Si mueres— dijo el menor, con una voz inusualmente suave, — Nunca te lo perdonare.

— Entiendo— le dijo cargando todos los pétalos a una bolsa.

—De todos modos, ¿Por quién estas así?

— Nadie, no importa.

— Vamos, ¿Quien tiene la culpa?— el menor quería saber quien sería tan tonto como para rechazarlo.

— ¿La culpa de que?— interrumpió una voz conocida.

En el departamento solo estaban ellos dos puesto que los demás habían salido por la cena, Yu esperaba que se tardarán un poco más y lo hicieron solo que uno de sus hyungs llego antes.

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