01/04
Hanji gateó arrastrando su peluche de pingüino con él, su boca estaba ocupada con un chupete, pero apenas era un poco ruidoso. Se había levantado solo, sin nadie en la habitación más que sus juguetes esparcidos por ahí.
Durante la madrugada se había sentido pequeño, muy pequeño, y sólo se dejó llevar.
Eran vacaciones después de todo. Estaría bien.
Miró escaleras abajo, pero tenía miedo de caerse así que mejor se arrastró hasta el barandal y miró hacia el primer piso. Todos sus papis estaban en la sala, tomando el desayuno.
Hizo pucheros, triste, porque nadie fue a levantarlo.
Sintió picor en la nariz y un dolor feo en la garganta. Se recostó en el suelo, todavía viendo hacia el primer piso, nadie notó que él estaba allí arriba.
―¿Vamos a salir de paseo? Tenemos como diez días de vacaciones esta vez ―comentó Jeongin distraídamente, aunque se oía la emoción en su voz.
Algunos alzaron la mirada hacia él y otros sólo esperaron por una respuesta mientras seguían comiendo.
―Huh, sería bueno salir ―Minho sonrió, pero su mueca poco a poco se rompió―. Aunque yo no podría ir.
Chan frunció el ceño.
―¿A qué te refieres? ―preguntó dándole un sorbo a su bebida―. ¿Irás a casa con tus padres? ―Minho negó―. ¿Entonces? Estaba pensando en visitar Jeju. Vamos todos juntos.
Minho juntó sus labios en una fina línea recta. Al ser el mejor amigo de Jisung, sentía que tenía más responsabilidad para con Hanji.
―Jisung es pequeño desde anoche. Tal vez lo sea durante todas las vacaciones, al tener días libres se dejó llevar ―dijo resignado, bajando su cabeza y dejando salir un suspiro―. Tengo que quedarme y cuidarlo.
Todos hicieron silencio por un momento, se notaba la incomodidad. No los malinterpretes, todos amaban cuidar a Hanji, pero últimamente era era muy difícil. El pequeño se pasaba noches enteras despierto, jugando o llorando, estaban algo cansados y de verdad querían vacaciones.
Un pequeño inestable y sin disciplina era algo complicado.
―Yo voy a quedarme, tú ve con los demás. ―Hyunjin sonrió―. Me gusta cuidar del pequeño Hanji. Además, si tú te quedas... con lo frustrado que estás, temo que lo hagas sentir mal.
Minho abrió la boca, sorprendido, pero no lo negó.
Seungmin le sonrió al mayor y sintió cosquillas en el pecho.
―Yo también me quedo ―dijo Seungmin alzando la voz; Chan se exaltó por su acotación―. No podrás tú sólo con Hanie, últimamente es muy difícil cuidar de él. Y sobre la idea de llevarlo... la última vez que salimos con él siendo pequeño...
Seungmin ni siquiera terminó su oración y todos asintieron.
―Pero, amor. ―Chan tomó su brazo―. Haríamos cosas juntos...
Hanji volvió a sentarse en el suelo y se agarró a los barrotes. Sus ojos se llenaron de lágrimas y los escuchó discutir por un largo rato acerca de él. Ninguno quería dejarlo sólo en casa, pero tampoco querían cuidarlo. Hanji lo entendía, aunque en este momento fuera sólo un niño, él sabía que ninguno de ellos quería quedarse en vacaciones sólo por él.
Limpió sus lágrimas violentamente con las mangas de su ropa y gateó nuevamente hasta la habitación. Miró todo el desorden de sus juguetes y lentamente comenzó a guardarlos en su caja; debía ser más ordenado, debía comportarse bien para que sus papis no tuvieran tanto trabajo.
Gateó de rincón a rincón buscando juguetes y los guardó, limpiando las lágrimas que continuaban bajando por sus mejillas.
―Soy grande...
Un golpe en la puerta se oyó y Hanji se quedó sentadito, cerrando la caja de juguetes. La puerta se abrió y la voz suave de Minho hizo que Hanji se sintiera un poco mejor.
―Hey, bebito, juntaste todos tus juguetes. Qué buen niño eres ―halagó Minho arrastrando las palabras con cariño, se oía realmente sorprendido―. ¿Quieres bajar a desayunar? Papi Binnie hizo waffles para ti y Hyun está calentando la leche.
Hanji negó con la cabeza, todavía de espaldas a Minho. No quería que el mayor se diera cuenta de que estaba llorando.
―No... quero domir ―contestó bajito, quitándose el chupete de la boca por un momento, luego gateó hasta la cama.
―¿Todavía tienes sueño, dulzura? ―Minho preguntó sólo recibiendo un pequeño "mm" de parte del menor―. Está bien, es temprano. Volveré a las nueve para levantarte.
Minho cerró la puerta sin querer molestar más al pequeño.
Cuando Minho se fue, Hanji sollozó bajito y se abrazó fuerte a su pingüino. Si él pudiera ser Jisung, el grande, los demás podrían salir a divertirse, pero se sentía pequeño y sólo quería mimos, él quería jugar con papi Innie y papi Lix especialmente, además, hace poco le habían obsequiado un enorme set de crayones y disfrutaba mucho pintar con papi Hyun y Bin, pero...
Tal vez solo estaba molestándolos a todos.
Hanji no tenía un cuidador en especial, todos se hacían cargo de él a medida que podían. Con algunos podía jugar por horas, con otros pasaba las noches difíciles, otros lo consolaban y le mimaban con mucho cariño... Hanji ya no quería molestarlos, pero tampoco quería estar solo.
No supo cuándo se durmió, pero despertó con la voz suave de Minho llamando su nombre.
Hanji abrió sus ojitos y estiró las manitos para que el mayor le sujetara; Minho lo hizo sin quejas.
―Papi...
―¿Qué pasa, amor, tienes hambre? ―preguntó sobando su espalda cariñosamente.
Hanji negó varias veces.
―Quiero ser grande...
Minho se extrañó por esa respuesta, se separó ligeramente de él y fue entonces que notó lo hinchados que estaban sus ojitos.
―¿Grande como Jisung?
Hanji asintió.
―Si estás cansado y te sientes pequeño, puedes hacerlo. Voy a estar ahí para cuidarte, papi siempre va a cuidarte. ―Minho pasó la mano por su cabello y le dio besitos en los ojos, en las mejilas, en la nariz, causando algunas risitas en el menor―. Te amo, Hanji, eres mi bebé.
Hanji asintió, pero no volvió a sonreír.
(...)
Era el tercer día de vacaciones, todos se habían quedado en casa finalmente, ninguno había tomado vacaciones individuales. Hanji los miró desde el suelo, sentado junto a su pila de juguetes (Felix le enseñaba a armar legos).
La mayoría ya se había levantado.
Y había algo, que claramente él no sabía identificar, pero que le dolía y ya no lo podía aguantar.
Resentimiento.
Chan, Minho, Jeongin... ni siquiera le miraban a los ojos. Le dedicaban pocas palabras, ninguno de ellos parecía contento. Hanji sabía porqué.
Hanji tembló y sus ojos se llenaron de lágrimas, pero tragó fuerte y sacudió su cabecita.
―Mamá...
Hyunjin alzó la mirada hacia él, muy sorprendido. Hanji jamás le había dicho mamá a nadie, por lo que Hyunjin no comprendía.
―Llamé a mamá... ―Hanji dijo de repente, mintiendo como sólo los niños pequeños saben mentir―. Hyung vendrá a buscarme hoy e iré con mamá y papá.
Hyunjin abultó su labio inferior y sobó la nuca del pequeño con preocupación.
―¿Ya no quieres estar aquí con tus papis?
Hanji negó y sus labios temblaron violentamente.
No se sentía bien, no quería estar con todos ellos alrededor en ese ambiente tan pesado e incómodo.
―¿Tu hyung vendrá a buscarte? ―preguntó Chan escuchando la conversación que el menor tenía con el pequeño.
Hanji asintió lentamente y una pequeña sonrisa se escapó de sus labios; por fin veía a su papi Chan feliz otra vez.
―Eso es genial. ¡Sí! ―el líder pegó un salto de la emoción, sin poder ocultar su felicidad.
―¡Chanie!... ―le regañó Hyunjin―, Hanji, no escuches a papi Chan, él no quiso decir eso.
Hanji asintió y se estiró hacia Hyunjin, dándole poca importancia a lo dicho por el líder, buscando un abrazo que pudiera reconfortarlo un poco, al menos hasta que se quedara solo. Cuando los minutos pasaron, todos daban vueltas por la casa empacando para su viaje, incluso Minho y Hyunjin se irían. Hanji los miraba nervioso, sin saber qué haría durante la semana.
¿Quién le daría de comer, cómo se bañaría solo? ¿Cómo haría? ¿En serio se irían todos? Nervioso, comenzó a llorar, pero se ocultó para que nadie le escuchara.
Pocas horas después, ya entrada la noche, todos estaban listos, pero aún esperaban a que pasaran a recoger al pequeño.
―Hey, bebé. ¿Cuándo dijo hyung que vendría? ―preguntó Minho acariciando su mejilla dulcemente.
Los brillosos ojitos de Hanji analizaron la expresión fatigada del mayor.
―Cena ―dijo sin dudar.
―¿Antes de la cena o después?
―Antes... ―contestó y los miró a todos, sus papis le sonreían con cariño―. Bye-bye ―Hanji estiró su manita despidiéndose de ellos.
―No, bebé, vamos a esperar a que hyung llegue.
Hanji frunció la nariz. Ningún hyung llegaría, ni ahora ni después.
―Mmm ―negó con la cabeza varias veces e insistió en que se fueran―. Bye-bye. Hannie solo... Juguetes y Rumie ―señaló a todos sus juguetes en la alfombra―. Espero, quieto...
Minho dudó, pero la sonrisa ajena hizo que confiara en él.
―Vamos, Minho. No pasará nada, falta poco para que su hyung llegue y Hanie no es tan pequeño.
Hanji asintió a lo dicho por Jeongin.
―Tengo así ―dijo Hanji mostrando cinco dedos.
Minho sintió mucha ternura.
―Está bien... Me envías un audio cuando hyung llegue, ¿está bien? ―insistió sonriendo cálidamente al pequeño―. ¿Me lo prometes?
Minho revisó que el teléfono de Jisung tuviera batería y estuviera sin la clave de seguridad, lo dejó cerca del menor y besó su frente por largos segundos.
―¿Quién es el niño más lindo del mundo? ―susurró Minho.
―¡Hannie!
―Así es, amor.
Hanji sintió su nariz picar cuando los vio a todos en la puerta.
―Bye-bye ―murmuró estirando su manita.
―Bye, dulzura.
―Adiós, bebito.
Un cántico de saludos se oyó antes de que todo quedase en silencio. Hanji bajó la mirada y se abrazó a sus piernas, comenzando a llorar en silencio.
(...)
Habían pasado ya tres horas desde que Hanji se quedó solo y no podía dejar de llorar. Tenía miedo, hambre y muchas ganas de ver a sus papis.
Vio el teléfono en el suelo y dio a reproducir el audio que Minho le había enviado cuando Hanji le dijo que “hyung ya vino por mí”.
“Está bien, amor, diviértete con hyung, no duermas tarde, salúdame a papá y mamá Song, por favor” decía con su voz dulce. “No olvides que tus papis te aman mucho, mucho.”
Hanji sollozó más alto.
Al amanecer del día siguiente la pancita de Hanji rugió fuerte como un león. No cenó la noche anterior y ya eran pasadas las nueve de la mañana, por lo que obviamente tenía mucha hambre.
Bajó cuidadosamente las escaleras, llevando a su peluche en la boca. Fue hasta la cocina y buscó en los gabinetes algo que pudiera comer; sólo encontró paquetes de galletas y cajas de leche.
Tomó unas galletitas de chocolate y las dejó a un lado, luego se dirigió a la heladera y tomó la caja de leche abierta, vertiendo esta dentro de un tazón (los vasos eran demasiado pequeños, y tenía volcar todo, papi Chan se molestaría por la suciedad). Fue a la sala y encendió la televisión, mientras comía su desayuno y hablaba distraídamente con Rumie, el pingüino.
―Esos le gustan a papi Chan. ―Señaló sorpendido hacia la televisión por el anuncio de un gimnasio―. Hace fuerza. ¿Tú fuerte?
Rumie no respondió.
―Papi Chan sí.
(...)
Tercer día solo.
Hanji estaba esparcido sobre la alfombra, fingía ser un juguete más. Estaba muy aburrido.
Como odiaba subir y bajar las escaleras todos los días y temía lastimarse, sin nadie que pudiera consolarlo alrededor, decidió llevar sus mantas al primer piso y dormir en el sillón. Ahora mismo jugaba con su teléfono, pero este estaba casi muriendo, y Hanji no sabía dónde estaba su cargador.
El teléfono sonó y un mensaje llegó, rápidamente Hanji vio que se trataba de papi Hyun.
“¡Buenos días, dulzura! ¿Cómo estás?” se escuchaba su voz emocionada y las risas de los demás de fondo, junto a algunas quejas. “Te extrañamos mucho, pero en tres días ya vamos a volver a casa. Espero que te estés portando bien con hyung, te amamos.”
Hanji comenzó a llorar inmediatamente.
―Papi...
Hanji se sentó y miró toda la casa, era un desastre. Sería castigado cuando llegaran, sus papis iban a odiarlo por siempre y jamás confiarían en él otra vez.
Desesperadamente gateó por la sala y trató de juntar todo lo que pudo, lavó como pudo todos los tazones en la cocina, dejándolos con residuos de jabón, tiró las cajas vacías de galletas a la basura y luego volvió a la sala, sobre su alfombra. Respiró agitado, ¿cuánto eran tres días?
No pudo dejar de llorar.
(...)
―Mm. Hannie no responde. ―Hyunjin bufó, preocupado―. Ahora mis mensajes no le llegan.
Chan golpeó suavemente su hombro.
―Seguro se apagó su teléfono, él nunca recuerda cargarle la batería ―dijo restándole importancia―. Probablemente se está divirtiendo con sus padres y su hyung.
―Me siento mal porque lo dejamos... Todos hicimos que se sintiera incómodo y tuvo que llamar para que lo sacaran de ahí ―Hyunjin masajeó su pecho―. Minho también, velo, está perdido como aguja en un pajar. Tal vez debimos traerlo, este lugar es muy tranquilo, no hubieran habido inconvenientes.
Felix y Jeongin pasaron por su lado y se sentaron en el césped fuera de la casa, Seungmin les siguió poco después.
Chan suspiró.
―Para la próxima.
Changbin estaba pálido cuando Hyunjin se percató de su presencia. Miró al menor, preocupado, y se acercó a él inmediatamente. Changbin miraba su celular con los ojos abiertos en horror.
―¿Changbin hyung? ¿Qué pasa?
Hyunjin tocó su hombro.
―La... La casa es un desastre ―dijo Changbin, enseñándole su teléfono―, hay cosas tiradas por todos lados...
―¡Oh, Dios! ―dijo Hyunjin horrorizado, Chan se acercó también al oír la conversación―. ¿Se metieron a robar?
La cámara del dron espía que Changbin tenía en la cocina señalaba una casa casi dada vuelta, habían juguetes, mantas y ropa esparcida por ahí, también parecía que la cocina había sido asaltada.
Jeongin y Minho se acercaron también tras ver que los chicos parecían muy preocupados.
―Oh, Santo Cielo ―Hyunjin cubrió su boca al ver a Hanji gateando por la casa, yendo hacia la cocina―. ¡Es Hanji, está en la casa! ¿De cuándo es esta grabación?
Changbin titubeó antes de poder responder. Su corazón latía a mil.
―Tiene un poco de retraso, pero es en vivo...
Un fuerte llanto se oyó a través del teléfono.
(...)
Hanji subió las escaleras hacia el segundo piso y buscó su estuche de crayones. Haría hermosos dibujitos para sus papis.
holis, como siempre les traigo una adaptación y espero que les guste
lamento no poder escribir nada nuevo todavía, pero bueno aún hay personas que no han leído esto jeje
si hay algún error luego lo corregiré 🥺💖💖💖
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