Parte única
Kim JongIn llegó al campo de entrenamiento un minuto antes de que la puerta se cerrara. Casi se iba por su tercera tardanza, lo que terminaría en una inminente baja del servicio, y esta vez, por más que su tío fuese el General más respetado de la base, no podría salvarlo de tal deshonroso hecho. Había pedido unos días para visitar a su familia antes de tomar la nave de regreso al Hexágono, en donde tendría que quedarse por al menos unos seis meses en los que culminaría el curso básico para convertirse en Alférez.
El Hexágono, la base militar que entrenaba soldados para enviarlos a la sede espacial, solo recibía personas altamente calificadas para servir de forma eficiente y que tuvieran la disposición de dar su propia vida por la misión a la que fueran asignados. Pero digamos que JongIn había terminado ahí por cosas del destino —contactos de su familia— y porque era el único alfa del hermano del General Kim, así que por supuesto que tenía que entrar.
Y aunque JongIn era un alfa, realmente carecía de las cualidades de uno. Era bastante alto, sí, pero eso era lo único que tenía a su favor. Su personalidad no atraía ni a una mosca, no tenía rasgos de liderazgo, en realidad era muy torpe, y su cuerpo era demasiado delgado a comparación con el resto de alfas. Lo peor de todo no era solo su aspecto físico ni su carácter, sino que también carecía de algo muy importante, y es que hasta el momento no había experimentado su primer celo, ¡y ya tenía veintiún años! Definitivamente había algo mal en él. Sobre este tema nadie más tenía conocimiento. Para su familia, JongIn era un alfa tan normal como cualquier otro, y así debía mantenerse.
Al llegar a la base fue reprendido nuevamente por su instructor, quien le advirtió tomar muy en serio el entrenamiento o, de lo contrario, llevaría la vergüenza a la familia del respetado Kim.
—Sí, señor. —Fue lo único que respondió y agachó la cabeza. Tan sumiso como siempre, no pudo objetar nada más.
Luego de caminar un buen tramo, llegó al fin hasta los dormitorios, en donde encontró a uno de sus compañeros desempacando sus cosas.
—¡Hey, JongIn! Se te pegaron las sábanas de nuevo.
Ese era Oh SeHun, un alfa un poco más joven, intrépido, muy seguro de sí mismo y con una figura esbelta. Por completo encajaba con la definición de alfa. Las circunstancias pusieron a JongIn como su compañero de cuarto, y aunque sus personalidades eran totalmente distintas, de alguna forma lo había adoptado en su grupo de amigos junto a...
—Eeeese JongInnie, ¿por fin llegaste? Creímos que ya te habías dado por vencido.
Park ChanYeol, su otro compañero de cuarto, un alfa en buena forma y masa muscular, bastante alto y extremadamente extrovertido. JongIn se sentía pequeño al lado de estos chicos, pero intentaba no mostrarlo e imitar sus acciones para no quedar como el tonto del grupo.
—Tuve unas complicaciones —se excusó, suplicando que no hicieran más preguntas.
—Pues menos mal que llegaste o sino nos hubieran puesto a otro bicho raro como Zhang —dijo Park señalando al otro muchacho que descansaba en una de las literas.
Zhang YiXing era un alfa extranjero que se había unido recientemente al Hexágono. El chico era callado, parecía que siempre estaba pensando en algo, y no le gustaba interactuar con los demás, por lo que ChanYeol y SeHun lo trataban como un ente extraño. JongIn no tenía problemas con su forma de ser, para él, YiXing solo era diferente. Sin embargo, si se ponía se su lado, entonces era probable que terminara siendo el blanco de burlas de todos en el escuadrón, y ya suficiente tenía con su propia cualidad rara que mantenía en secreto.
Mientras acomodaban sus cosas y escuchaba las anécdotas de sus compañeros, alguien llamó a la puerta. JongIn decidió atender porque estaba más cerca y porque quería huir de esa banal charla que los otros dos estaban teniendo.
—Cadete Kim, tengo un encargo para usted —anunció el teniente que había venido a visitar la habitación. El hombre se descolgó la mochila y se la dio—. Entregue los paquetes a sus destinatarios y luego únase al campo de entrenamiento. Se requiere de su apoyo con urgencia.
Hizo una venia y se marchó sin dejarle opción a refutar o preguntar la razón de esta improvisada misión. JongIn miró la mochila y luego a sus compañeros, quienes se rieron en su cara.
—Tu regalo de bienvenida, señor impuntual —dijo SeHun en un tono claro de burla.
—Hoy te quedas sin desayuno —advirtió ChanYeol, igual de sarcástico que el otro.
JongIn, como siempre, se reservó sus comentarios.
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Media hora después, el cadete Kim se encontraba buscando la oficina por la que debía pasar para entregar el último paquete. Todo el pasillo estaba vacío y silencioso, seguramente ya los demás se habrían ido a desayunar, pero esperaba que su destinatario aún estuviera en su oficina.
Un olor a lavanda, casi imperceptible, llegó a sus fosas nasales; tan fresco, tan delicioso, tan irresistible. Cuanto más se acercaba al lugar, el aroma se hacía más fuerte; sin embargo, no era del todo escandaloso, se sentía más como una pequeña brisa, como si fuera tímido y no quisiera mostrarse.
JongIn tocó la puerta cuando llegó a su destino.
—Adelante —le indicaron desde adentro.
Al abrir la puerta, el joven soldado se encontró con un hombre más bajo que él, de facciones dulces y completamente adorable a su parecer. Vestía una bata blanca que le cubría hasta las rodillas y unos lentes transparentes que mantenían sus ojos lejos del peligro de una mala reacción química. El pequeño gafete colgado en su pecho resaltaba su nombre: Do KyungSoo.
—Me llamaron hace un momento de la administración para decirme que tenían un paquete para mí. No creí que vendría tan rápido —confesó el hombre con una sonrisa divertida—. Déjalo ahí, por favor.
JongIn, que hasta el momento no había articulado palabra alguna, obedeció cual corderito a su dueño y dejó el paquete sobre la mesa. Sus ojos volvieron a buscar los del científico, quien ahora lo veía con cierta curiosidad.
—¿Pasa... Algo? —dudó en preguntar KyungSoo.
Exactamente, ¿pasaba algo? JongIn también quería saberlo porque no podía apartar su mirada de ese chico.
Sin poder decir algo, el joven cadete negó con la cabeza.
—Ah... Bueno, entonces, supongo que eso es todo. Muchas gracias por traer mi pedido.
Esa era su señal para salir, pero sus pies no se movieron ni un poco del piso. JongIn se había quedado embelesado mirando al científico, quien lejos de tener la pinta de un súper modelo, lucía adorable con ese look de nerd refinado.
—¿Necesitas algo?
—¿Eh? N-No.
—Entonces...
—¿Es usted omega?
JongIn quiso golpearse la cabeza contra la pared después de decir eso, porque no era normal ir por la vida consultando el segundo género de una persona como si de la hora se tratase. Por supuesto, el científico se sorprendió por la inesperada pregunta, pero finalmente sonrió y dejó salir una pequeña risita que se escuchó como un eco sublime en los oídos del cadete.
—Lo soy o al menos eso dice mi tarjeta de identidad. Así que, a menos que le hayan mentido a mis padres al nacer, eso soy. Aunque creo que puedo estar seguro de ello por ese tema que nos da cada mes.
JongIn se sonrojó al entender qué quería decir KyungSoo, y a la vez se sorprendió por la forma tan normal en la que hablaba sobre el tema.
—Dios, lo siento mucho. Disculpe mi intromisión, en serio no quise incomodarlo.
—No te preocupes, de hecho, fue una interesante pregunta. ¿Tienes alguna otra?
—No, en realidad no.
—Bueno, entonces eso sería todo —señaló con amabilidad.
—Sí...
JongIn se obligó a caminar hasta la puerta, porque su cuerpo de algún modo estaba intentando aferrarse a cada segundo de su estadía en ese laboratorio.
—¡Ah, cierto! ¿Cuál es tu nombre? —preguntó KyungSoo justo antes de que saliera e hizo que el joven cadete se girara una vez más.
—K-Kim JongIn —tartamudeó por los nervios.
—Kim-Jong-In —deletreó KyungSoo como si fuera un método para memorizarlo—. Es una linda combinación de caracteres. Tus padres hicieron una buena elección. Totalmente te queda.
Sonrió. KyungSoo sonaba tan nerd y raro, pero eso terminó por encantarle a JongIn.
🛡️
En la noche, mientras todos descansaban en sus literas, JongIn comenzó a retorcerse de dolor sobre su cama. Estaba cubierto de sudor de pies a cabeza, sus palpitaciones eran erráticas y aceleradas, y su cabeza daba vueltas. Se sentía fatal.
Bajó de su cama con dificultad, parecía que su pecho se cerraba y la falta de aire lo estaba mareando. Todo su cuerpo ardía, era una sensación que jamás había experimentado, y que lo estaba asustando. Intentó despertar a SeHun, pero las fuerzas no le dieron.
Eso era todo, iba a morir joven y virgen.
Cuando ya estaba por desmayarse, unos brazos lo auxiliaron y lo arrastraron de regreso hacia su cama. JongIn entreabrió los ojos con pesar, intentando enfocar el rostro de su salvador, pero no pudo.
—¡Kim! ¡Oye, Kim! No te duermas y mírame —escuchó una voz susurrada que pudo reconocer segundos después. Era YiXing, el cadete extranjero que a ninguno de sus roommates le caía por ser poco sociable—. ¿En dónde pusiste tus supresores de emergencia?
JongIn intentó responder, quería decirle que no sabía nada de ellos porque jamás los había necesitado, pero sus palabras salieron como pequeños balbuceos.
—¡Mierda! —masculló Zhang—. Olvídalo. Quédate aquí e intenta tranquilizarte. Iré por los míos.
YiXing lo dejó por un breve momento, el cual le pareció eterno, hasta que volvió con una aguja, la cual enterró en su brazo luego de desinfectar la zona. JongIn dio un respingo por la intromisión del objeto, pero no emitió ningún sonido. La sustancia que su compañero le había inyectado comenzó a hacer efecto unos minutos después. Sus palpitaciones fueron regularizándose, la temperatura de su cuerpo se estabilizó y el dolor de cabeza fue disipándose, aunque todavía sentía una extraña molestia en la parte baja del abdomen.
—Deberías ir al tópico a que te den medicina para que ayude a aminorar los demás síntomas. Y tienes que ser más cuidadoso, llevar la cuenta de tus periodos de celo —sugirió YiXing.
—¿Celo? —preguntó JongIn frunciendo el ceño. Estaba confundido.
—Sí, celo —repitió con brusquedad—. ¿Lo estoy pronunciando mal?
—No, es que... —Se detuvo, no podía confesarle algo tan vergonzoso como eso—. No es nada. Lamento haberte molestado. Estoy muy agradecido, en serio, te debo una.
—Lo que me debes es un supresor. No te olvides.
JongIn lo vio caminar de regreso a su litera sin decir nada más. Suspiró de alivio. Ninguno de sus otros compañeros había despertado; agradeció que tuvieran el sueño pesado. Por otro lado, estaba verdaderamente agradecido con que YiXing lo salvara, tal vez debería empezar a dejar de ponerse de lado de sus torpes amigos y defender al extranjero.
Tan solo si fuera más valiente.
🛡️
Luego de una arduo entrenamiento, el miércoles por la mañana, JongIn volvió a ver a KyungSoo. Este último lo había estado observando durante sus prácticas desde las gradas del campo. Se sintió avergonzado y nervioso, ¿habría estado haciendo bien los ejercicios o se veía como un tonto tratando de seguir a los demás?
¿En qué estaba pensando? Lo más probable era que KyungSoo había venido a ver a otra persona, porque ellos dos solo habían cruzado palabras una vez.
—Hola JongIn —saludó el científico sin reparos de ser visto por los demás.
El joven cadete había estado siguiendo a la multitud para salir del campo cuando fue llamado por KyungSoo, lo cual, lo sorprendió en demasía.
—H-Hola —respondió y rompió filas para acercarse.
—Te vi entrenar desde temprano. Trabajas muy duro.
—Eh, bueno, supongo que sí. —JongIn se llevó la mano a su nuca para frotarla. Era claro que no sabía cómo actuar frente al omega.
—Qué adorable —le dijo y apretó una de sus mejillas.
¿Adorable?, ¿KyungSoo lo había llamado "adorable"? ¡Y Dios mío! ¿Qué había sido ese apretón?
Lejos de enojarse por ser llamado así, siendo un alfa ya adulto, JongIn se sintió bien por el contacto en su piel, así que no se pudo resistir a atrapar la mano del omega en su mejilla. KyungSoo solo lo miró.
—Soy un alfa —indicó JongIn en un tono serio. KyungSoo enarcó una ceja.
—Lo sé.
Un remolino de emociones se formó dentro del cadete, algo nuevo por completo. Su pecho ardía y un impulso salvaje quería apoderarse de su ser. Al estar cerca de KyungSoo sintió seguridad, sintió que podía con cualquier cosa que le pusieran enfrente, se sintió como un verdadero alfa.
¿Por qué parecía que la adolescencia recién lo había alcanzado?
—¡Oye, JongIn! —le llamaron, pero no se giró a ver. En cambio, KyungSoo miró hacia los dos jóvenes alfas que esperaban a su compañero.
—Creo que te vas a perder el desayuno otra vez —advirtió sonriente. Pero qué más daba si se perdía la tonta comida, estar aquí valía más la pena—. Ve con ellos.
No podía desobedecer, si KyungSoo se lo pedía, entonces lo haría, porque hasta en las más pequeñas cosas deseaba complacerlo.
—Nos vemos luego —lo despidió antes de correr hacia sus colegas, quienes no dudaron en preguntarle acerca de KyungSoo.
—¿Y quién es ese? —dijo ChanYeol.
—Ah... Es uno de los científicos de la base.
—Se nota —comentó SeHun—. Vaya gafas que lleva, parecen binoculares.
ChanYeol se echó a reír fuerte tras el comentario de burla de su amigo. JongIn arrugó el entrecejo, eso no le pareció para nada divertido, pero no dijo nada al respecto, solo cerró sus manos en fuertes puños.
🛡️
La primera semana en El Hexágono se pasó en un parpadear. Extrañaba a su familia, su cuarto y sobre todo su cama, todos esas comodidades de las que había sido privado. Pero la estadía se estaba haciendo llevadera gracias a la presencia del científico omega. Para ser francos, JongIn se sentía como de regreso a la secundaria, todo un adolescente hormonal y flechado.
De vez en cuando, se escabullía de sus tontos compañeros e iba a dejarle a KyungSoo una lata de jugo en su escritorio, o quizá una galleta, cualquier detallito que le alegrara el día, pero siempre a escondidas. Si ChanYeol o SeHun supieran de esto lo juzgarían de inmediato y le dirían que solo se comportara como un verdadero alfa y sometiera al omega para cogérselo, tan simple como eso.
Pero eso sonaba grotesco e injusto. Los omegas también eran seres humanos, ¿por qué habría de tratarlos como objetos?
—¿Qué estás haciendo?
JongIn dio un brinco al ser sorprendido por su roommate extranjero, mientras intentaba dejar un supresor en su cómoda.
—Dios santo... —se tomó el pecho, afligido—. ¿Llegaste a hace rato? ¿Por qué no haces ruido?
—¿Qué es eso? —preguntó YiXing, ignorando por completo su pregunta.
—Ah, esto es el supresor que te debía. Toma.
YiXing revisó la ampolla con cuidado y meneó la cabeza en desaprobación para luego devolvérsela.
—Esto es un supresor de celo —indicó—, lo que yo te di fue un supresor de emergencia. No voy a aceptarlo.
—Pero ¿cuál es es la diferencia? ¿No son lo mismo?
El extranjero, en lugar de responder de inmediato, estudió la expresión de confusión de JongIn con sumo cuidado y atención.
—Fue tu primera vez, ¿cierto? —resolvió muy seguro.
—¿Eh? ¿Qué? ¿D-De qué-
—Ya decía yo que se me hacía muy raro tu actuar esa noche.
—N-No, estás equivocado. No sé por qué sacas esas conclusiones, pero no es cierto. Soy un alfa normal como cualquier otro.
—¿Acaso dije que no lo fueras? —arrugó el entrecejo.
—Pero piensas que esa fue la primera vez que me llegó el celo.
—¿Y?
—¿"Y"? —lo imitó—. ¡Que eso es extraño!
YiXing soltó una pequeña risa involuntaria por lo bajo y siguió meneando la cabeza.
—Juntarte con ese par de idiotas te está secando la cabeza —dijo—. Sería bueno que vieras a un doctor y que comenzaras a tomar los supresores que te recomiende de acuerdo a tu organismo. Y por si no quedaba claro, tarde o temprano a todos nos llega el celo, ¿cuál es el problema? No eres menos alfa u omega porque se te atrasó. Pensar así es de tontos.
Claramente, JongIn era un tonto.
🛡️
La siguiente vez que JongIn vio a KyungSoo fue en la cafetería a la hora del almuerzo. El cadete se había adelantado para comer rápido y luego ir a entrenar, era por eso que se encontraba solo en la mesa. Sin embargo, su soledad fue desplazada cuando una bandeja llena de comida fue colocada frente a él.
—Hola —dijo muy sonriente el omega y se sentó—. Vengo a hacerte compañía, espero que no te moleste.
—Claro que no —sonrió de vuelta y echó un ojo hacia su alrededor. Ya habían unas cuantas personas en el comedor.
—Hoy almuerzas temprano.
—Sí, es que planeo entrenar toda la tarde.
—¡Qué soldado tan dedicado! Me he dado cuenta que también estás sacando algo de músculos en tus brazos, pero aún sigues siendo muy adorable.
JongIn tampoco se molestó por el comentario esta vez, mas bien se ruborizó.
—E-Espero que me veas atractivo también —se atrevió a decir y pronto se arrepintió. Su rostro se volvió de todos los colores por eso.
—Oh, pero si ya te veo atractivo —admitió sin vergüenza—. Eres un alfa muy adorable, pero eres bastante sexy. No estoy ciego, bueno sí lo estoy, por eso uso estas botellas en los ojos, pero ya sabes a qué me refiero.
JongIn no supo si reír por el sincero comentario sobre su poca visión o saltar de alegría porque KyungSoo lo veía atractivo. Era impresionante cómo podía sentir mil emociones en tan solo un segundo cuando estaba a su lado.
—¿En serio? Creí que solo me veías adorable y eso no es algo tan asombroso, ¿sabes?
KyungSoo se demoró unos segundos en responder. Parecía estar pensando en algo.
—¿Sabes, JongIn? Las mariposas son adorables, pero también son asombrosas. ¿No crees que es impresionante su proceso para convertirse en mariposas? Pasan un buen tiempo dentro de un capullo y luego deben romperlo para salir de ahí y volar. Muchas suelen dañar sus alas en el proceso —explicó KyungSoo—. Ser adorable no define tu historia o quién eres. Pero si no quieres que te lo diga, no hay problema.
—¡No! —aclaró de inmediato—. No quise decir eso. Es solo que...
—Lo entiendo, eres un alfa.
¡Qué tonto! De nuevo estaba cayendo en el estereotipo de lo que se suponía que debía ser. No quería que KyungSoo se llevara esa impresión de él, porque no era así, en realidad, no quería convertirse en uno de ellos.
—Lo soy, pero soy un alfa adorable —dijo entonces, haciendo una pose tierna solo para Kyungsoo, quien rio en respuesta.
Y así pasaron el almuerzo, hablando y riendo. El omega le contó acerca de su trabajo, le dijo algunos datos científicos interesantes y JongIn lo escuchó atentamente. KyungSoo también hizo algunas bromas nerds, y JongIn se rio de ellas aunque no las entendiera del todo.
Después de comer, regresaron a los pabellones para dirigirse a la oficina de KyungSoo. Cuando llegaron a la oficina, ambos se detuvieron en la puerta, entonces JongIn habló primero.
—KyungSoo, me gustaría decirte algo...
—¿Sí? —esperó con curiosidad, pero antes que el cadete hablara, KyungSoo se llevó la mano a la boca y lo miró con preocupado—. Ay, no me digas, ¿tengo algo en los dientes?
Y al instante ya le estaba mostrando su dentadura para que el otro verificara.
—No, no —JongIn respondió entre risas. KyungSoo era tan abierto con las cosas que sus comentarios solían tomarlo por sorpresa—. No es eso.
—Uf, pues menos mal porque saludé a varias personas de camino aquí. Entonces, ¿qué es lo quieres decirme?
—Bueno, en realidad es una pregunta. —KyungSoo aguardó atento por ella—. He visto que la mayor parte del tiempo estás solo... ¿No tienes compañeros?
—Los tengo —respondió sin problemas.
—¿Ah sí? Entonces...
KyungSoo se encogió de hombros.
—Soy raro incluso para los raros.
—¿Por qué dices eso? —afirmó JongIn con el rostro enseriado.
—Porque sé bien que me evitan. No les gusta mis comentarios directos y no comprenden mi sentido del humor. Soy un bicho raro entre su especie.
—No eres raro, solo eres diferente.
—Esa es solo una forma más amable de decir que soy raro.
—¡Pero no lo eres! Tú eres asombroso, inteligente y todos deberían saberlo. Tienen que dejar de llamarte así, no pueden-
—JongIn —lo detuvo con una amable sonrisa—, está bien, no me molesta lo que digan o piensen los demás. Estoy feliz así, porque sé lo que realmente soy. ¿Y qué si soy diferente? Todos lo somos a nuestra manera, ¿no lo crees? Además, no tendré amigos aquí, pero tengo unos cuantos en mi pueblo natal, y ahora te tengo a ti también.
No era una respuesta que había estado esperando, pero ahora que había llegado se sentía feliz de escucharla.
Antes, JongIn sentía la necesidad de demostrar, ante su familia y amigos, que era un verdadero alfa, pero por las razones equivocadas. Ahora, la verdadera razón había llegado y estaba frente a él. KyungSoo era la respuesta a todas sus interrogantes e inseguridades. Por fin comprendía que todo llegaba a su tiempo. Aquí había podido tener su primer celo y eso era porque tuvo la oportunidad de conocer a su omega, a ese que el destino había diseñado para complementarlo.
KyungSoo era suyo y JongIn no tenía problema en entregarse a él. Así que, muy seguro de lo que tenía que hacer, aunque tuviera experiencia nula en esto, tomó el rostro del omega entre sus manos y lo besó. No esperó demasiado en ser correspondido, lo cual lo llenó de alivio y satisfacción.
Al romper el beso por la falta de aire, KyungSoo nuevamente se llevó una mano a la boca y lo miró sorprendido.
—¿Qué pasa? —preguntó JongIn, asustado.
—Aún no nos lavamos los dientes —respondió sincero, lo que hizo reír de alivio al alfa.
—Y eso es lo que te preocupa.
—Ante todo la higiene.
JongIn negó divertido. ¡Qué curiosa y extraña elección del destino!
🛡️
La cuarta semana estaba transcurriendo tan normal como de costumbre, hasta que sus compañeros de cuarto decidieron interrogarlo a la hora del almuerzo.
—Oye, Kim, ¿en qué andas, eh? —preguntó ChanYeol.
—¿De qué hablas?
—Últimamente te vemos seguido con el científico rarito —respondió SeHun con la boca llena.
—No se te vaya a pegar la rareza —se burló ChanYeol y su amigo lo celebró riendo y con un choque de puños.
—KyungSoo no es raro —afirmó JongIn con un tono severo.
—Uy, claro que no, por eso hasta sus compañeros lo repelen —continuó ChanYeol.
—Debe ser por esas botellas que lleva en los ojos y por su risa de cerdo —agregó SeHun.
JongIn respiró pesadamente y apretó los puños con fuerza.
—Es una lástima que sea tan raro. Es un omega con buen trasero.
Ante el comentario repulsivo de Park, JongIn se puso de pie, lo tomó de la camisa y le propició un golpe en el rostro. ChanYeol no se quedó atrás y le devolvió el golpe. La cafetería pronto se convirtió en un rin de pelea para estos dos. SeHun intentó separarlos, pero fue empujado lejos en varias ocasiones, y los demás, en lugar de venir a ayudar, solo miraron el espectáculo y se divirtieron tomando un bando.
Los superiores no tardaron en llegar, deteniendo la pelea y enviándolos a ambos a ver al General de la base. Después de explicar la situación y revelar sus versiones de los hechos, los dos cadetes recibieron una sanción, la cual, felizmente, no resultó ser una expulsión. ChanYeol fue enviado a hacer la limpieza de los baños y pasillos por un periodo de tres meses, mientras que a JongIn se le ordenó limpiar el campo después de cada entrenamiento que se llevara a cabo durante el día.
No había sido un actuar correcto, eso JongIn lo tenía muy claro, pero no pudo simplemente dejarlo pasar esta vez. ChanYeol y SeHun eran unos idiotas, y alguien debía ponerlos en su lugar.
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Al día siguiente, el cadete se volvió a encontrar con KyungSoo de camino al comedor. El rostro del alfa estaba lleno de moretones, pero KyungSoo no se sorprendió al verlo de esa forma.
—Oí que te metiste en una pelea por mi culpa —confesó entristecido.
—No, no fue tu culpa —aclaró de inmediato.
—Mira cómo estás —dijo el omega tomando el rostro del más joven—. ¿Acaso valió la pena?
—Ese idiota lo estaba pidiendo a gritos desde hace tiempo.
KyungSoo suspiró.
—Niños...
—¡Oye! ¿Acaso estás saliendo con un niño? Soy un alfa adulto.
—Lo sé —cedió razón—. Eres un alfa adulto y muy apuesto, así que no arruines tu rostro por tonterías.
—No volverá a pasar, lo prometo.
Caminaron juntos hacia una mesa, después de llenar su bandeja con comida. JongIn decidió detenerse en una que estaba ocupada solo por una persona.
—¿Se puede? —preguntó.
El cadete Zhang alzó la mirada hacia su roommate y el omega que iba a su lado, y se alzó de hombros. Así que, JongIn le hizo una señal a KyungSoo para que tomara asiento.
—KyungSoo, él es Zhang YiXing, uno de mis compañeros de cuarto. YiXing, este es KyungSoo, un excelente científico de la base y... Mi pareja —dijo esto último sonrojándose.
—Ah, así que tú eres el responsable de... —YiXing miró a JongIn, y este, al entender lo que quería decir, le dio una patada en la canilla—. ¡Auch!
—¿Qué pasó? —preguntó KyungSoo, alarmado.
—Oh, nada —respondió JongIn—. A YiXing a veces se le acalambra la pierna.
—¿De verdad? Para eso es muy bueno el plátano, tiene grandes cantidades de potasio que ayudarán a regular la circulación sanguínea de tu cuerpo —informó KyungSoo—. Te recomiendo añadir a tu dieta una buena cantidad para que dejes de padecerlos.
—Sí, gracias —respondió YiXing a regañadientes—. ¿Y a qué se debe esta reunión?
—A nada —dijo JongIn—. Solo me di cuenta de que merece la pena conocer a algunas personas. ¿No crees que podemos ser amigos los tres?
YiXing los miró inexpresivo, como siempre.
—Pues vaya grupo que vamos a formar —resopló.
—¿Verdad que sí? —agregó emocionado KyungSoo—. Es más, ¡hasta podrían terminar asignándonos a una misión en el espacio juntos!
—Eso sería genial —comentó JongIn con la misma emoción.
—¡Woo-hoo! —agregó con sarcasmo el extranjero.
No había forma de poner en palabras lo que se estaba formando en aquella mesa de un inmenso comedor común; solo el tiempo lo diría. Pero sí que había algo certero en todo esto: diferente no significa algo malo, solo quiere decir que tendrás la oportunidad de conocer nuevas cosas.
Y eso es lo emocionante de la vida.
FIN
🦄
+++
Espero que este cortito relato les haya gustado. La verdad es que no esperaba hacer otro omegaverse pronto, pero resultó ser así 😂.
No se olviden de dejar su estrellita y un comentario para saber qué tal te pareció la historia
🤗
~Nos leemos en otro relato~
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