III
—Shifu, ¿usted ha visto alguna sirena?—preguntó con interés una voz infantil interrumpiendo la meditación del único adulto entre el grupo de niños.
El hombre abrió los ojos, mirando al pequeño problemático con una ceja alzada.
—Lan JingYi, deberías estar meditando en lugar de pensar en esas historias fantasiosas.
—Pero shifu,—se quejó el pequeño haciendo un puchero.— hemos estado escuchando con atención sus enseñanzas y entendimos su punto de cuál es nuestro papel en este mundo. Debemos proteger a todos, ser amables y continuar alimentando nuestro cerebro con conocimiento.
—Parece que realmente has estado escuchándome. Si sigues por ese camino, te volverás un gran cultivador.
—Pero shifu, usted cómo nuestro profesor está obligado a responder nuestras dudas para que podamos seguir aprendiendo.—Lan Qiren asintió a eso, era su deber iluminar cualquier duda de esos niños.—Entonces, ¿ha visto alguna sirena?
JingYi volvió a preguntar con una amplia sonrisa, causando que las cejas del hombre se apretaran.
—Sé lo que hiciste ahí, Lan JingYi. Debes dejar de pasar tanto tiempo con Wei Wuxian.
El niño solo rio tontamente.
—Por favor shifu, cuéntenos sobre las sirenas.
Esta vez rogó otro pequeño discípulo, siendo seguido por el coro de otras pequeñas voces, quienes imploraban al hombre que les hablara de aquellos seres mitológicos.
—Por favor, hasta Sizhui quiere saber. —JingYi señaló a su amigo, quien a su lado bajaba la mirada con algo de vergüenza de admitir que le interesaba aquel tema.
Lan Qiren suspiro mientras seguía escuchando a los pequeños suplicar.
—Ya que todos han tomado su entrenamiento en serio, les contaré pero solo por hoy. —advirtió lo último con seriedad.— No quiero que crean que solo por cumplir con sus entrenamientos debo de darles algo a cambio.
Los niños festejaron en voces bajas, no podían ser demasiado ruidosos o su profesor se molestaría.
—¿De dónde escucharon sobre las sirenas?
—Un libro que Zewu-Jun nos leyó.—Un niño de ojos verdes respondió al momento, comenzando a relatar con simpleza la trama de aquel libro.—Era una historia de amor donde una sirena se enamoraba de un príncipe que vivía en la tierra. Pero nosotros queremos saber más sobre las sirenas, sin todo ese tema del amor.—Hizo una mueca de fastidio lo cual hizo reír a los otros pequeños.
Lan Qiren pasó la mano a su barbilla, acariciando su barba oscura mientras elegía cuidadosamente sus palabras.
—Es difícil que aprendan sobre las sirenas o la gente del mar, ya que no son más que musas para artistas o personajes de cuentos infantiles. Así que, respondiendo a la pregunta de JingYi. No, no he visto a ninguna.
El grupo de niños bajo la mirada, claramente decepcionados que se tratara de una fantasía.
Lan Qiren podía ser un hombre estricto, pero tras prácticamente criar a sus sobrinos se había vuelto débil ante los niños. No quería ver a los pequeños discípulos desanimados, así que siguió hablando.
—Pero el que no haya pruebas de su existencia, no quiere decir que a lo largo de los años no haya habido rumores sobre estos seres.—Los niños volvieron a alzar sus rostros con un interés renovado, escuchando atentamente a su maestro.— Algunos de estos rumores dicen que las personas del agua cuentan con una belleza indescriptible. Otros que sus voces son como el melodioso canto de un pájaro. Y unos cuantos más desconfiados creen que su naturaleza es vil, que usan esos atributos para que las personas caigan en sus encantos, logrando que se acerquen a ellos en el agua y ahogarlos para que sean su alimento.
Los niños jadearon de sorpresa y terror, claramente no habían esperado que las sirenas no fueran tan amables como lo había mostrado el cuento que Zewu-Jun les había contado.
—Pero nadie puede asegurar que alguno de esos rumores sean ciertos.—El hombre tranquilizó a los pequeños.— Como futuros cultivadores deben de saber distinguir entre la realidad y la fantasía, o las consecuencias podrían ser fatales.
—¿Fatales?—preguntó JingYi ladeando la cabeza.—¿Cómo cuáles?
Lan Qiren se quedó en silencio, pensando en si debía contar a esos pequeños sobre la guerra contra los Wen. En algún momento lo aprenderían, pero el mayor del grupo apenas tenía ocho años. Aún era muy pronto, aunque suponía que podría contarles una de las partes más importantes, y uno de los motivos tras la caída de los Wen.
—Hace algunos años, poco antes de que algunos de ustedes nacieran, había un popular rumor sobre las sirenas. Se decía que sus lágrimas se volvían perlas.
—¿Perlas? ¿Cómo las piedras brillantes y bonitas que venden en el pueblo?—preguntó uno de los más jóvenes.
Qiren asintió.—Justo esas. Las perlas son joyas bastante raras ya que no es fácil obtenerlas, por lo que son consideradas muy valiosas. Para una persona normal valen mucho dinero, pero según esos rumores las perlas de las sirenas son aún más especiales. Se decía que tenían una propiedad especial que potenciaba la cultivación.
—¡Debemos conseguir perlas!
—Así seremos mucho mejores cultivadores.
Los ojos de los niños brillaron de emoción, se notaba que sus sentimientos eran simples e infantiles. Habían escuchado algo que podía ayudar su camino y deseaban obtenerlo.
Lan Qiren carraspeó, callando las animadas voces de los pequeños discípulos.
—Si eso es lo que piensan, entonces significa que no han aprendido nada y tendremos que volver a empezar.
Pronto los niños comenzaron a protestar, a excepción de uno.
El hombre notó como el pequeño de grisáceos ojos se había mantenido en silencio todo ese tiempo.
—Lan Sizhui, —llamó haciendo que este alzara la mirada. — explica a tus compañeros que hicieron mal.
Sizhui realizó una reverencia antes de mirar al resto de los niños.
—No debemos buscar métodos más rápido para alcanzar nuestro potencial. Debemos ser agradecidos con lo que tenemos, y trabajar duro. Además si las sirenas existieran no sería nada amable el quitarles o pedirles sus perlas, sería como si nos pidieran dar nuestro cabello.
Qiren asentía a sus palabras, incluso a las últimas en aquella hipotética situación.
—Ese tipo de métodos solo los llevará a la perdición. Muchos cultivadores se han cegado por las ansias de poder, cayendo en una búsqueda imposible. Incluso llevó a que una secta entera desapareciera. La única clave para ganar más poder es dar todo de ustedes, entrenar y seguir el camino de la pureza. ¿Entendieron?
—Sí.—respondieron los pequeños al unísono.
Sizhui recordó aquel momento de su infancia mientras sostenía al tritón entre sus brazos.
A pesar del impacto de ver a LianHua derramando lágrimas que se volvían perlas, había tomado como prioridad consolarlo. Entró al lago sin importarle el mojar sus túnicas o sus botas. Sus brazos habían rodeado al tritón quien afortunadamente no le alejó, en su lugar apoyó su cabeza contra su hombro.
El azabache se había disculpado varias veces, pero el llanto del tritón no había disminuido.
—LianHua, lo siento mucho. No pude avisarte de alguna manera que iba a llegar tarde. Te juro que no iba a faltar.
Pequeños hipidos salían de sus labios causando que el corazón de Sizhui se oprimiera.
—LianHua, —repitió Sizhui. Esta vez se alejó un poco para ver su rostro, pero el tritón se aferró con fuerza sus túnicas mientras que negaba con la cabeza. El azabache comprendió el gesto sin hacer un nuevo intento de alejarlo, sino pasando su mano izquierda a los cabellos del castaño. Comenzó a dar suaves caricias en la coronilla, recordando los sutiles mimos que su A-die le daba para consolarlo tras una pesadilla nocturna. — jamás te voy a dejar.—murmuró en un tono más dulce pero manteniendo la seriedad.
Sintió como LianHua dejaba de agarrarse de su ropa para abrazarle. Sizhui sonrió. Era una buena señal.
—Jamás volveré a desaparecer, LianHua. Confía en mí cuando te digo esto. Finalmente nos encontramos y quiero estar a tu lado. No quiero que vuelvas a ser un borroso recuerdo.—murmuró contra su oído.
Aún no sabía en qué circunstancias se habían separado cuando solo tenía seis años, pero había sido serio al asegurar que no volvería a pasar.
Aunque no recordaba cada momento que vivieron juntos en su infancia, al momento de volver a verse supo que LianHua era demasiado preciado para él.
No supo cuanto tiempo se quedaron de esa manera, el suave chapoteo de las perlas al caer en el agua era su único indicio que el tiempo pasaba. No se separaron hasta que LianHua dejó de temblar por el llanto y por voluntad propia se alejó.
El tritón tenía sus ojos rojizos por el llanto, incluso la punta de su nariz se veía congestionada lo que le hacía ver adorable.
—LianHua, ¿te sientes mejor?—preguntó con cuidado, sacando un pañuelo de entre sus túnicas para limpiar suavemente el rastro de lágrimas del rostro del tritón.
Este asintió, dejándose hacer aunque Sizhui fue capaz de notar la vergüenza en su rostro.
—Lo siento mucho.—volvió a disculparse una vez que dejó de limpiar sus mejillas.
LianHua le miró con el ceño fruncido. Aún sin tener su extraño juego de mímica Sizhui comprendía que quería decirle. Aunque LianHua dijera que no debía seguirse disculpando, el cultivador no pararía. Lo había hecho llorar, no se sentiría tranquilo hasta asegurarse que el castaño se encontraba bien.
—No, debo hacerlo. —negó con la cabeza sosteniendo su mano. Ahora que ambos se habían separado, Sizhui sentía la falta de la calidez del tritón, su piel siempre se sentía fría y húmeda.— Soy uno de los discípulos principales de mi secta, así que constantemente debo de ayudar a los menores y podrá haber momentos donde no venga tan temprano. Pero LianHua, no importa si es tarde, yo siempre vendré por ti.
Las mejillas del tritón volvieron a adquirir ese tono rojizo, haciendo al cultivador sonreír.
—Lo prometo.—recalcó por si al tritón le hubieran quedado dudas de la seriedad de sus palabras.
LianHua parecía sorprendido, incluso entreabrió sus labios como si estuviera a punto de decir algo. Aquello puso a Sizhui expectante. En sus pocos días juntos solamente había escuchado las adorables risas del tritón, pero este jamás había soltado palabra alguna. El tritón pareció pensarlo bien, finalmente mordisqueó con nerviosismo su labio inferior antes de tomar algunas de las perlas que aún flotaban a su alrededor.
LianHua sostenía un pequeño puño de perlas en la palma de su mano, las inspeccionaba atentamente bajó la confusa mirada de Sizhui.
El cultivador no entendía qué estaba haciendo su amigo, pero sintió que lo mejor sería mantenerse en silencio y dejar que siguiera con lo suyo.
Tras unos minutos LianHua tomó su mano. Haciéndole abrir su palma para depositar sobre esta una joya de tono miel.
—¿LianHua?—preguntó con desconcierto.
El tritón solamente le hizo cerrar su mano, posicionando la suya por encima antes de respirar hondo.
Sizhui no sabía que estaba pasando, pero debía ser algo demasiado íntimo considerando las expresiones del tritón. Tras notar como este seguía viéndose abochornado, solo pudo dedicarle una sonrisa.
—LianHua, cuidare muy bien de este regalo. Lo prometo.
El otro asintió, antes de bajar la mirada y extender sus brazos. Sizhui comprendió su indirecta, apresurandose a guardar la brillante perla en su bolsa qiankun antes de corresponder al abrazo del tritón.
Nuevamente había muchas cosas que Sizhui quería preguntar, pero después tendrían tiempo. En ese momento solo quería quedarse de esa manera. Fundiéndose en un necesitado abrazo con LianHua, perdiéndose en el calmado sonido del agua del lago y el dulce olor a loto del tritón.
Sizhui volvió a su habitación más tarde de lo usual, y aunque estaba demasiado cansado por las horas de sueño que había perdido la noche anterior junto con las actividades de su rutina, no pudo dormir con tanta facilidad.
Dedicó unos minutos para admirar su nuevo tesoro.
La perla era de tamaño mediano, perfectamente esférica y lustrosa. No era un experto en joyería, pero sabía que era difícil conseguir una joya con tales características. Monetariamente sabía que esta valía demasiado, pero ninguna cantidad de piezas de plata sería capaz de cubrir su verdadero valor.
Sonrió acariciando la joya de tono miel con las yemas de sus dedos. Cerró los ojos rememorando la linda expresión que LianHua había mostrado al entregársela.
El tritón era demasiado honesto, aunque no pudiera hablar por medio de sus acciones le entendía. LianHua había buscado entre sus perlas la que estuviera en mejor condición para regalársela. Sizhui habría aceptado cualquier regalo con felicidad. El simple hecho que LianHua le regalara algo le llenaba de regocijo.
No sabía si había un significado tras regalar una perla, o si aquella historia que Lan Qiren les había contado en su infancia era cierta. Podía ser que la perla no tuviera alguna propiedad especial que le diera más poder, y honestamente, no podía importarle menos si eso era cierto o no.
La perla venía de LianHua, era una pequeña parte de él.
Logró percibir una pequeña presencia de energía en la joya. Está era débil, casi inexistente pero lo que más llamaba su atención era la calidez que irradiaba. Le recordaba a LianHua, la manera en que a pesar que usualmente su toque era frío cuando tomó su mano para entregarle tal tesoro eran cálidas.
Nuevamente su rostro se iluminó, una sonrisa tonta se hizo presente en su rostro mientras que acercaba la esfera a sus labios, rozandolos suavemente.
Abrió los ojos tras caer en cuenta de lo que acababa de hacer. Sonrojado se apresuró a guardar la perla en su bolsa qiankun, dejando esta bajo su almohada. Cerró los ojos con fuerza, en un nuevo intento de conciliar el sueño y evitar pensar en la razón tras sus inconscientes acciones.
Fiel a su palabra, Sizhui visitaba todas las noches al tritón en el lago de Yunmeng, o casi todas las noches. Por alguna extraña razón, había un día específico de la semana en la que el tritón no deseaba reunirse.
La primera vez que el tritón le "dijo" que no se reunirían, fue dos noches tras el incidente de su tardanza y las perlas.
Sizhui se despidió de LianHua dando suaves caricias en su cabello antes de salir del lago, prometiendo como cada día que iría a verle a la noche siguiente pero cuando terminó de juntar sus cosas notó la conflictuada expresión del tritón.
Por un momento se había preocupado de haber hecho algo malo o que le molestara, pero cuando encaró al castaño este solamente negó con la cabeza antes de volver a ese juego de mímica.
LianHua primero le había señalado antes de hacer un gesto con su mano y posteriormente volver a negar con la cabeza. En un principio fue difícil para Sizhui adivinar, pero tras unos intentos finalmente comprendió su significado: El tritón no podía verle la noche siguiente.
El cultivador intentó no pensar demasiado en ello, seguramente LianHua también debía tener sus responsabilidades en su mundo bajo el lago. Aún así, constantemente se sorprendía pensando en que ocuparía el tiempo de LianHua como para que no pudieran verse por las noches.
Quería saber tantas cosas de LianHua, pero la barrera en su comunicación evitaba que pudiera aprender más de la vida del tritón. Aunque ambos se comprendieran, había cosas que con sus juegos de mímica era imposible de explicar.
Hasta ahora, tras un mes de visitas e interactuando juntos, Sizhui había descubierto puntos importantes:
1. LianHua no podía hablar.
Aparentemente solo podía hacer pequeños ruidos roncos, pero no formular una oración.
2. El color de sus escamas cambiaba cada vez que se avergonzaba.
Sizhui probó la hipótesis a la que había llegado gracias a la breve conversación con sus padres sobre el supuesto comportamiento de Ouyang Zizhen. Tras constantes mojaduras de la cola del tritón por sus palabras, supo que estaba en lo correcto al admirar los diversos colores en que sus escamas se habían pintado.
3. LianHua le entendía, pero no sabía leer.
Le había mostrado aquel viejo libro de cuentos en el que escuchó por primera vez sobre las sirenas. El tritón lo había tomado entre sus manos, hojeándolo y deteniéndose en algunas páginas para entrecerrar los ojos con una expresión enfurruñada. Sizhui creyó que le devolvería el libro, pero LianHua se dedicó a admirar los dibujos de las sirenas. Con algunos su expresión había cambiado a una de gracia, como si estuviera burlándose mientras que con otros dibujos alzaba una ceja con incredulidad.
4. LianHua no podía escribir, por lo menos no el alfabeto chino y manejaba un lenguaje extraño para él.
Habían hecho una prueba juntos donde el castaño había escrito su nombre con tinta, pero cuando se lo mostró Sizhui sólo fue capaz de ver un montón de círculos con extraños símbolos.
5. LianHua reconocía el dibujo de flor de loto que Sizhui había encontrado en la cabaña, junto con las palabras "Intentar lo imposible".
Cuando lo mencionó se notó sorprendido, más no profundizó en el tema a pesar de sus insistencias. Parecía que el castaño mantenía un secreto. Uno del que aún no estaba seguro de contarle.
Sizhui no se sintió mal porque el tritón mantuviera sus reservas. Debía haber una razón por la que la gente del agua se mantuviera escondida de los cultivadores, sólo le quedaba demostrar que era digno de su confianza y esperar a que LianHua terminara de abrir su corazón a él.
Y un último punto que había descubierto era su enamoramiento por el tritón.
Había sido algo natural. Desde un principio no había dejado de pensar en lo lindo que era el de ojos ocres, no solo hablando por su aspecto físico sino también por su personalidad. LianHua podía ser orgulloso y actuar de forma pasional, pero también era muy sensible y aunque no lo pareciera, genuinamente se preocupaba por los demás.
Aunque constantemente le atacaba con agua por los halagos y bromas, la cantidad que caía sobre él era menor y LianHua siempre terminaba mirándole con inquietud. Apurándole a cambiarse de ropa una vez que el agua del lago perdía su calidez.
El tritón actuaba con dureza, pero en realidad era demasiado suave y lindo.
Como en ese momento.
Esa noche el cultivador se había sorprendido que el tritón no le apresurara para entrar al lago, se quitó sus botas metiendo sus pies al lago sintiendo un escalofrío. El aire comenzaba a refrescar por las noches, como una advertencia que el cambio de estación estaba muy cerca. Sizhui dudaba poder seguir entrando al agua una vez que el otoño se hiciera presente.
El azabache comenzó a hablar, contándole al tritón sobre su día mientras que este se quedaba a su lado escuchándole. Sizhui había estado a la mitad de su historia sobre como Zizhen y JingYi habían sido regañados por hacer escándalo durante clase cuando el castaño comenzó a recoger algunas cabezas de loto. El cultivador continuó con su conversación, pero sin perder ningún detalle de como el tritón extraía las semillas de loto. Cuando terminó con una de las cabezas de loto, procedió a pelarlas hasta que la cáscara blancuzca desapareció.
Sizhui detuvo su historia cuando LianHua tomó su mano entregando la mitad de las semillas completamente limpias.
—Muchas gracias. —murmuró mirando su mano.
Sizhui sonrió ampliamente comenzando a comerlas. Su A-niang adoraba la sopa de raíz de loto y costillas, además del grano de coloración marrón que engullía como bocadillo, por lo que el sabor no era algo nuevo para Sizhui, pero no desaprovechó el momento para hacer algún comentario.
Le gustaba LianHua, adoraba ver sus reacciones cuando se avergonzaba y como las escamas de su cola cambiaban de color ante sus palabras. Culpaba a la naturaleza pícara de su A-niang quien toda su vida había coqueteado con su A-die molestando.
—LianHua. —llamó al tritón. Este volteó a verle con una ceja alzada, afortunadamente aún no estaba comiendo nada. Sizhui acercó una de las semillas a los labios del castaño, lentamente metiendo la mitad a la boca del atónito castaño.
Alcanzó a cerrar el puño, protegiendo las semillas que el tritón había pelado antes que el agua fría le salpicara.Rio abriendo los ojos, sintiendo como gotas caían por su rostro.
—LianHua, ya que tu hiciste un gran trabajo con las semillas era justo que te diera algunas.
El tritón le miraba con el ceño fruncido, pero sus mejillas habían adquirido una coloración rojiza al igual que las escamas de su cola.
—LianHua, —Volvió a llamarle. Pero esta vez se acercó un poco más al tritón, pasando su mano libre por su cabello para dar aquellas caricias que sabía que el castaño adoraba. La expresión de molestía del tritón desapareció lentamente, pero el carmín de sus mejillas se mantuvo.— tus escamas son muy lindas.
Sizhui esperó que su amigo volviera a usar aquel ataque con el agua como hacía cada que hacía un comentario que le avergonzaba de más, pero para su sorpresa LianHua solo evitaba mirarle a los ojos.
Confundido el cultivador continuó relatando su día, mientras que el tritón se mantuvo pelando las semillas de loto antes de entregárselas.
──────────
—Baobei, ¿estás bien?
La voz de su A-niang interrumpió su bostezo. Desde que había puesto un pie en el Jinshi para tomar su desayuno con sus padres, estos no dejaban de verle con preocupación y Sizhui entendía la razón.
Sus escapadas nocturnas a Yunmeng ya habían comenzado a tomar represalias en su cuerpo.
Anteriormente jamás había tenido problemas para levantarse a la hora que establecían las reglas de Gusu, pero ahora cada mañana era una lucha de voluntad. Una parte suya imploraba por quedarse más tiempo en la cama, mientras que su parte responsable le recriminaba por estar perdiendo valiosos segundos de su tiempo que podía utilizar para meditar. Como era de esperarse, Sizhui respondía a aquella parte responsable que, curiosamente, tenía una voz parecida a la de su tío abuelo. A pesar de no verse una noche con LianHua, el tiempo no era suficiente para borrar las pequeñas manchas oscuras bajo sus ojos ni mitigar el dolor en sus músculos por sus entrenamientos y la natación adicional.
Incluso LianHua se había preocupado por él, pero convenció al castaño que no se trataba de nada grave.
Existía la posibilidad de que había llegado a su límite.
Bostezó nuevamente, cubriendo su boca con su brazo.
—¿A-Yuan?—llamó el cultivador de oscuras túnicas.
Sizhui limpió las pequeñas lágrimas que se habían formado por el bostezo.
—¿Qué me preguntó, A-niang?
Wei Ying volteó a ver a su esposo con preocupación. Incluso Lan Wangji había alzado una ceja al escuchar a su hijo.
—Baobei, —La voz del Lan no tenía esa monotonía que le caracterizaba, en su lugar había sido reemplazada con la inquietud.— ¿estás enfermo? Te ves muy cansado. Lo mejor será que hoy no asistas a los entrenamientos y solo vayas a tus clases, tómalo con calma.
Sizhui se sorprendió de escuchar a su padre pedirle que no se exigiera de más y que tenía su permiso para descansar de los entrenamientos.
—A-die, estoy bien. Solo he tenido problemas para conciliar el sueño.
Seguía sin gustarle la idea de mentirles a sus padres, pero no quería que estos se preocuparan ni que le dejaran ser negligente con su entrenamiento cuando el encontrarse en ese estado era su culpa.
—Lan Yuan, haz lo que tu padre dijo. Sin peros.—Wei Ying se apresuró a agregar lo último al ver cómo el joven discípulo abría la boca para refutar su orden.— Esta noche te prepararemos algo de té para que duermas. Wen Qing mandó algunas de sus medicinas, y ahí había algo para tratar el insomnio.
—Pero A-niang, debo de ir a una Cacería Nocturna con JingYi y Zizhen.
Ambos hombres negaron con la cabeza.
—No irás. Y no intentes hablar con el viejo Qiren que, aunque no me soporte, se preocupa por tu seguridad así que tampoco te dejará ir.
Lan Zhan asintió a su lado.—El tío te quiere mucho, A-Yuan. Si se entera que estás en ese estado y aún así vas a entrenar, castigará a Wei Ying por tres meses.
—¿Eh? ¿Por qué a mí?
—No castigaría a Sizhui, y tampoco a mi.
El adolescente se rindió. Cuando sus padres estaban de acuerdo en algo era muy difícil hacerlos cambiar de opinión. Eso era algo que la pareja tenía en común, la terquedad.
Sonrió suavemente. Suponía que él tampoco se salvaba de compartir ese rasgo.
—A-die, A-niang, gracias por siempre cuidar de mi.
Se sentía culpable de preocupar a sus padres, y aunque intentara negarlo, era cierto que estaba a un paso del desfallecimiento si no descansaba.
Wei Ying había dejado de quejarse de lo injusto que era Lan Qiren para ver a su hijo con una sonrisa.
—No es nada, baobei. Eres nuestro hijo, por supuesto que haremos lo que sea para que estés sano y feliz.
A su lado el hombre de ojos dorados asintió, estando de acuerdo con las palabras de su esposo.
Sizhui sonrió sintiendo su pecho cálido. Sus padres siempre le habían cuidado y demostrado cuánto le amaban. Escucharlos le hacía desear que estos hubieran podido disfrutar de sus familias por más tiempo. Wei Ying había perdido a sus padres a los once años, mientras que Lan Zhan había sufrido la muerte de su madre a una edad temprana y desafortunadamente jamás había llegado a formar un verdadero vínculo con su padre.
Le reconfortaba creer que sus padres lentamente llenaban ese espacio en sus corazones con su pequeña familia, jamás estaría completamente cubierto pero el dolor era menor.
Sizhui agradecía que ambos se hubieran conocido en sus años de juventud y que se permitieran sucumbir ante su amor. Ahora eran menos solitarios.
El pensar en el pasado, sobretodo en esa etapa escolar de sus padres le recordó que aún no sabía nada sobre la campanilla de plata que Wei Ying le había regalado ni la conexión de sus padres con Yunmeng.
—A-niang, ¿mi campanilla te la había entregado el cultivador errante con el que entrenaste?—preguntó interrumpiendo la calmada atmósfera del desayuno.
—Así es. Me ayudó muchas veces a enfocarme y mantenerme calmado. Por eso te la di a ti. Yo ya no la necesito pero como el joven cultivador con gran potencial que eres, estoy seguro que te meterás en muchos líos.
Sizhui escuchó a su padre intentando descifrar si sus palabras eran reales o mentira. Era difícil saber cuándo mentía.
—Creo que jamás me han contado de ese cultivador errante, ¿recuerdas su nombre?—preguntó con curiosidad.
Wei Ying comenzó a toser con algo de fuerza, unos granos de arroz habían resbalado por su garganta cuando su hijo le hizo aquella pregunta.
—Era un hombre muy misterioso por lo que su nombre se mantiene en secreto, pero Wei Ying le tenía mucho aprecio.
—Ya veo.—murmuró Sizhui claramente sin creer la mentira de Lan Zhan.
Podía ser difícil distinguir las verdades de los engaños de Wei Ying, pero con Lan Zhan era mucho más fácil.
—Aunque la verdad fui aceptado para estudiar en Gusu gracias a mi madre. Ella era una mujer que dejaba una fuerte impresión a donde sea que fuera.—recordó Wei Ying con una gran sonrisa en su rostro, claramente orgulloso de ser su hijo.
Sizhui sabía a qué tipo de impresión se refería. No era secreto la travesura de Cangsen Sanren le había gastado a Lan Qiren, una que años más tarde su hijo repitió.
—Pero Sizhui, ¿por qué tienes tanta curiosidad sobre eso?
El más joven sonrió, mirando su tazón con sopa de raíz de loto y costilla.
—Solo pensaba que mi campanilla debía ser una reliquia muy importante.
—Lo es. Tengo buenos recuerdos con ella, pero ahora es momento de que tu crees esos recuerdos.
Realmente la campanilla le había ayudado en algunas Cacerías Nocturnas, pero los mejores recuerdos eran los que estaba creando con LianHua. Temía pensar en que si no la hubiera tenido en su poder cuando llegó a Yunmeng, no habría podido volver a encontrarse con el tritón.
──────────
Sizhui siguió las órdenes de sus padres sobre no asistir a los entrenamientos. Si durante las horas de clase le había sido difícil mantener sus ojos abiertos, de haber ido a practicar con su espada habría caído rendido en el primer giro con su espada.
Dado que el resto de los discípulos estaban ocupados con sus estudios y entrenamientos, fue a alimentar a la colonia de conejos que tenían como mascotas.
Miraba como los conejos comían con gula los vegetales que les había llevado, dando algunas caricias a los que se acercaban a él mientras pensaba en todo el tema de Yunmeng. Aunque sus pensamientos siempre perdían el rumbo, terminando por enfocarse en cierto tritón de ojos ocres.
Era consciente de sus sentimientos por LianHua, pero no sabía si sus sentimientos podrían llegar a ser correspondidos.
Extrajo de su bolsa qiankun una bolsa más pequeña, de una fina tela blanca con bordados dorados. Con cuidado la abrió, tomando la perla dorada que guardaba con tanto recelo entre sus dedos. En un principio había pensado en volver la perla un collar, pero la idea de tener que perforar aquel tesoro le hizo decidir dejar esa idea de lado y mejor guardarla en una pequeña bolsa que siempre llevaría consigo.
Aquella perla era importante para LianHua, y también para él. Era la prueba que el tritón le tenía estima e incluso podía atreverse a afirmar que había cariño. Pero no estaba seguro si se trataba del mismo tipo de cariño que él sentía por LianHua.
—Es una perla muy bonita. ¿Quién te la regalo?
Sizhui dio un salto en su lugar ante aquella voz. Afortunadamente aunque se asustó no soltó la perla.
—JingYi, no me asustes así.—murmuró volteando a ver a su amigo.— ¿No deberías estar entrenando?
Lan JingYi sonrió antes de tomar asiento a su lado, tomando un conejo entre sus manos para acariciar tras sus orejas.
—Lo siento Sizhui, creí que me habías escuchado llegar. Al parecer estabas muy absorto.—El azabache de menor altura soltó una risita.—Debería, pero Lan Qiren me corrió del entrenamiento por distraer a Zizhen.
Sizhui rió. Eso sonaba a algo que su amigo haría.
—Pero no ignores mi pregunta, ¿quién te dio ese regalo? Debe ser alguien que tenga muchas riquezas. —JingYi se acercó para ver mejor la joya entre sus manos. Sizhui agradeció que su amigo no hubiera intentando tomarla, sentía que no debía dejar que alguien más que él la tocara.— Sobretodo si es así de perfecta.—JingYi hizo una pausa, mirándole con una sonrisa ladina mientras que alzaba sus cejas de forma sugestiva.
—¿Qué pasa?—Sizhui se sintió incómodo con los repentinos gestos de su amigo.
—Ya sé quién te lo dio.
El más alto por un instante se alarmó. No había manera de que JingYi supiera de la existencia de LianHua, ¿o si? Se había asegurado de ser cuidadoso en su camino de Gusu a Yunmeng.
—No lo creo.
—Claro que sí. Y me siento algo dolido que no me hayas contado de tu romance secreto.
El joven cultivador parpadeó varias veces antes de mirar a su amigo con confusión.
—¿Romance secreto?
JingYi hizo un sonido afirmativo antes de seguir hablando.—Lan Sizhui, ¿crees que no he notado como aunque estés tan desvelado se nota que estas feliz? Además hace algunas noches vi como te escabullías a tu habitación.
El ruidoso adolescente comenzó a dar suaves codazos a Sizhui, sin dejar caer su traviesa sonrisa.
—¿Ya me dirás quien es la afortunada o el afortunado? Es injusto que no me cuentes cuando fuiste el primero al que le conté sobre Zizhen.
Sizhui soltó una pequeña risa.
—JingYi, casi todo el clan sabía de tu enamoramiento por Zizhen cuando me lo contaste.
—Pero aún así fuiste el primero al que le dije. No es mi culpa que mi amor por él sea tan grande que es imposible esconderlo.
En ocasiones deseaba ser más como JingYi, hablar tan directamente y no preocuparse por el futuro.
Su amigo tenía un punto sobre la confianza que existía entre ellos, y aunque Sizhui no podía contarle toda la verdad por la condición de LianHua. Supuso que no tendría nada de malo el contarle algunas cosas.
—Es un chico, —confesó haciendo que JingYi dejara de darle golpecitos en el costado para que le contara.— es de una zona cercana a Yunmeng pero usualmente está ocupado, así que solo podemos vernos durante las noches.
—Lan Sizhui, entonces ¿estas diciendo que todas las noches rompes las reglas de Gusu para verte con tu amado chico de Yunmeng?
—Algo así, solo somos amigos.—admitió sintiendo sus mejillas calentarse.—Pero, ¿cómo me viste volviendo a mi habitación?
—Te vi de casualidad cuando volvía a la mía.
—JingYi, espero que no hayas bajado a Caiyi para comprar alcohol.
—Solo fue una vez. Y no, estaba rompiendo las reglas para ver a mi amado chico de Baling. Lo cual es completamente diferente a lo tuyo. Yo solo debo caminar unos metros no kilómetros para poder verlo.—El azabache tenía un punto.— Pero Sizhui, no creo que solo sean amigos.—JingYi dejó al conejo que había estado en su regazo para observar nuevamente la perla.— Es demasiado perfecta, ¿acaso estás saliendo con alguien de una secta muy rica o es el hijo de algún comerciante de joyas?
Sizhui solo se encogió entre hombros. No había manera en que le contara a JingYi que en realidad un tritón le había regalado una perla y que esta era una de sus lágrimas.
Volvió a mirar la margarita entre sus dedos, acariciando la superficie lustrosa con su yema.
—No es nada de eso. No tenemos mucho tiempo de conocernos, y no creo que él se sienta de la misma manera.
No había sido intención de Sizhui que el ánimo repentinamente cayera, incluso los conejos se acercaron a él, como si estuvieran intentando consolarlo.
—Sizhui, ¿sabes que significa regalar perlas?—preguntó JingYi tras unos segundos.
El más alto negó con la cabeza, creía que esa perla en particular tenía un significado especial pero no estaba seguro.
—Las perlas significan amor duradero y fidelidad.
Sizhui con su corazón acelerado no pudo evitar volver a ver la perla. Una parte de él creía que era posible ser correspondido, pero su raciocinio le imploraba que no llegara a conclusiones apresuradas.
Apenas tenía un mes de haberse vuelto a encontrar con LianHua, y aunque ese tiempo había bastado para que el cayera rendido a (¿los pies?) la aleta del tritón. La realidad era que el amor no funcionaba igual para todos. Podía tomarle más tiempo a LianHua para enamorarse, o incluso podría ser que jamás desarrollará esos sentimientos.
Además había más problemas de los que encargarse, como el saber la razón por la que sus padres jamás le habían contado del lago en Yunmeng y los nombres que había encontrado en la cabaña destartalada.
La perla podía tener un significado muy distinto para el tritón, pero por ahora Sizhui elegía vivir con aquella pequeña esperanza de que la perla tuviera el mismo significado del que JingYi le había contado.
—Bajo la luz de la luna brillante en el mar, las perlas brillaron como lágrimas. El sol brilla en la montaña Lantian y en el jade aparece una misteriosa aversión.
Ambos adolescentes voltearon ante la nueva voz. Al instante se pusieron de pie al reconocer las túnicas doradas y el emblema de la peonía en el pecho del hombre.
—Líder de secta Jin.—saludaron al unísono.
Jin Zixuan hizo un gesto con su mano para que ambos dejaran de reverenciarle.
—Siento haberme metido en su conversación. Algunos discípulos me dijeron que buscara a Zewu-Jun en esta dirección cuando me encontré con ustedes.
Aunque el hombre se dirigía a ellos de forma respetuosa, Sizhui notó una sombra de molestía en su rostro.
Esa mañana no había escuchado que el líder de la secta Jin los visitaría, suponía que en esa ocasión había sido llamado por Zewu-Jun y no estaba ahí para hablar de aquel misterioso asunto con sus padres.
—No se preocupe, Líder Jin. Si lo desea puedo llevarle con Zewu-Jun.—propuso JingYi.
—Sería de mucha ayuda.—Jin Zixuan dio un paso para al frente, pero antes de seguir a JingYi volteó para ver a Sizhui.—Joven Lan, debería guardar ese regalo. Las perlas son joyas preciosas y misteriosas, no cualquiera puede ser poseedor de una.—Tras pronunciar las últimas palabras con severidad, siguió caminando dejando a Sizhui confundido.
El azabache no lo había notado hasta ese momento, pero el líder del clan Jin le daba un sentimiento de familiaridad.
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—¿Estás seguro que quieres hacer esto?
—Lo estoy, confíen en mí.
—Confiamos en ti, mi loto. En quien no confiamos es en ellos.
—Puedo cuidarme solo. Además me encontré con alguien en quien puedo confiar.
—Lo sabemos, lo sabemos. Pero no todos son de tan buen corazón...¿estás totalmente seguro de esto? El procedimiento es doloroso, y tendrás que ser cuidadoso cuando estés arriba.
—Estoy seguro. Todo saldrá bien.
🌥🌥🌥
Siento mucho la tardanza, espero les haya gustado. Se me olvidó que fecha ya había publicado y cuando menos me lo espere ya había pasado un mes, y este pobre fic con el borrador valiendo. Es como el hijo de en medio, lo quiero mucho pero a veces se me olvida.
Por cierto, las palabras de Jin Zixuan estan basadas en un poema de la dinastía Tang, escrito por Li Bai donde habla sobre las perlas como gemas misteriosas.
También en China es parte de sus historias el que las sirenas lloren perlas, creaban una tela especial pero se las robaban :c
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