3. Nueva Vida
Nuestra preciosa Yuna.
POV's Laraiana.
Suspiré viendo el gigantesco edificio frente a mí.
Bien, aquí vamos.
Al primer paso que di, alguien chocó contra mi espalda, causando que miles de hojas vuelen por el aire y que mi cuerpo se tambalee haciendo que casi caiga de boca.
― ¿Eres ciega? ― le escuché decir detrás de mí.
― ¿Disculpa? ― abrí mi boca ofendida.
―Te pregunté si eres ciega ¿Acaso también sorda? ¡Niña tonta! ― me giré evidentemente enojada, se quedó mirándome con sorpresa.
Supuse que no estaba acostumbrado a toparse con extranjeros en su instituto.
Me tomé el descaro de admirarlo, su piel era muy blanca; su cabello negro, sus cejas gruesas y sus ojos oscuros resaltaban totalmente con aquella tonalidad, sus labios casi gruesos y de un lindo carmesí.
En su perfecto rostro se destacaban dos lunares, uno de lado izquierdo de su nariz y el otro en su mejilla derecha.
―No estaba de más una disculpa, tú has sido quien chocó contra mí― bufé, se levantó del suelo y sacudió su pantalón.
Admito que su altura casi me intimida, pero no lo permití.
― ¡No me habría tropezado si no te hubieras detenido como una tonta! ― habló molesto.
―No he entendido mucho de lo que has dicho ¿Podrías repetirlo? ― rodé los ojos.
―Deja de quitarme mi tiempo, niña, tengo cosas que hacer― murmuró con fastidio antes de arrodillarse para recoger las hojas.
Eso si lo había entendido.
Resoplé con disgusto y me agaché para ayudarlo, cuando terminé se las extendí, me las arrebató y se fue sin más.
Grosero.
Un grosero muy lindo.
―No le prestes atención, rara vez suele ser amable con alguien― dijo una chica llegando a mi lado lento y claro, como si de un discurso se tratase.
Era pelinegra y de piel pálida, llevaba el cabello lacio y un maquillaje muy sutil, tenía unos ojos marrones grandes y una sonrisa que haría suspirar a cualquiera.
Su rostro parecía finamente tallado por un escultor, parecía una muñeca, tan perfecta y hermosa.
―Tú debes ser Spencer Marcetti, un gusto, soy Shin Yuna, soy tu compañera y estoy encargada de darte el recorrido por el instituto― hizo un ademán para seguir.
― ¿Todos los chicos son así de groseros? ― pregunté de repente disgustada.
―Para nada, debes conocer a Sunoo ¡Es un amor! ― me habló muy animada, sentí varias miradas sobre mí y me sugerí ignorarlas.
―Sería un gusto― le seguí con el mismo ánimo.
Me dio el recorrido correspondiente, incluso habíamos pasado por la sala de profesores y del director, recogiendo algunos libros para ayudarme en mis estudios.
―Y por último, este es nuestro salón― elevó su mano con elegancia mostrándome la puerta, la abrió y entramos, aún no había un profesor dando clases ―Puedes sentarte junto a mi con mis amigas, te las presentaré.
Caminamos hacia una castaña con reflejos claros y una castaña oscura que conversaban entre ellas con alegría observando sus celulares.
―Chicas, ella es Spencer Marchetti, nuestra nueva compañera― ambas llevaron sus miradas hacia mí, elevé mi mano saludando y sonreí apenada cuando ellas se inclinaron ante mí. Nuevamente había olvidado aquel detalle, opté por hacer lo mismo que ellas.
―Hola Spencer, soy Park JinKyung, pero todos me llaman Wooyeon― la castaña fue la primera en hablar y acercarse a mí, su cabello era realmente oscuro, pero no tanto como el de Yuna, sus ojos también eran marrones y grandes.
―Yo soy Sakata Sora, también soy extranjera, vengo de Japón― dijo con diversión, sus ojos eran igual de grandes que los de las otras dos y tenía unas mejillas regordetas que la hacía ver muy tierna.
―Mucho gusto― les sonreí.
― ¿Y de dónde vienes? ¡Ouh, déjame adivinar...! ― Wooyeon llevó un dedo a su mentón vacilando ― ¡Inglaterra! ― me señaló.
― ¡Yo amo Inglaterra! ― opinó Sora.
―Vengo de New... ¡No! Amm, mi mamá es estadounidenses, yo soy de muy muy lejos, es más, nunca he conocido Estados Unidos― reí tratando de ocultar el nerviosismo en mi voz, me miraron extrañadas.
― ¿Entonces de dónde vienes? ― Wooyeon se veía confundida.
―Es Italiana, por eso el Marchetti ¿No? ― mi salvadora había sido Yuna y supuse que había sido informada por el director, que fue quien le asignó mostrarme el instituto.
―Sí, sí, sí, correcto, Oui― la señalé dándole la razón.
― ¿Oui no es francés? ― Sora inclinó su cabeza hacia un lado con diversión.
― ¡Hola, chicos! ― entró el maestro acompañado de algunos alumnos que supuse estaban fuera ―Tomen asiento, hoy quiero presentarles a su nueva compañera que se está integrando a nosotros desde hoy― extendió su brazo hacia mí señalándome.
― ¿Qué hago? ― pregunté espantada a mis nuevas amigas, se escucharon risitas de parte de ellas.
―Sólo ponte de pie y preséntate, sin nervios― asentí e hice lo que me dijo Yuna.
―Amm, hola a todos, soy Spencer Marchetti, vengo de Milán, Italia― se escuchó un Wow de parte de todos y solté una risita nerviosa ―Espero llevarme muy bien con todos y... emm, el coreano es un idioma que aún se me complica, así que por favor, si podrían hablarlo lento sería de mucha ayuda― jugueteé con el dobladillo de la falda de mi uniforme.
―Por supuesto que no tendrás inconveniente, adaptaré mi forma de hablar para que puedas comprender completamente la clase, podrás referirte a mí como Maestro Yun― me informó, le sonreí agradecida.
― ¡Es tan linda! ― escuché un comentario de sorpresa de parte de una chica de enfrente, me sonrojé mucho y se oyeron algunos cuchicheos, tomé asiento.
―Incluso es mucho más linda que Yuna― había dicho uno de los chicos de la clase.
La susodicha me miró por encima de su hombro y traté de darle una sonrisa, la cuál fue ignorada.
Cuando la clase dio por terminada muchos se aglomeraron a nuestro alrededor para hacernos preguntas o hacer elogios hacia mí.
― ¿No me van a presentar? ― el tumulto se abrió para mostrar a un chico delgado con una tierna expresión de puchero y el cabello teñido de rubio, Sora le hizo una seña para que se acercara ―Kim SunWoo a tu servicio, puedes llamarme Rey del Aegyo, o si se te hace muy largo dime Sunoo― me mostró un gesto tan tierno, que me sentí tentada a correr hacia él para agarrarle los cachetes.
― ¿Aegyo? ― lo miré confundida.
―Es cuando haces o dices algo que resulta extremadamente tierno y lindo― me explicó Wooyeon.
―Oh― asentí comprendiendo ―Me alegra conocerte, Sunoo, puedes llamarme Spencer― rápidamente fue él quien se lanzó a mí a abrazarme.
― ¡Eres tan educada! ¡Pareces una princesa de cuentos! ― chilló con emoción.
―Sunoo, la vas a asustar― lo regañó Sora.
―También hay para ti, mi celosa Sora― la rubia rodó los ojos cuando el chico la apretujó en sus brazos.
―Ya suéltame― bufó entre risas.
Todos reímos.
― ¿Riendo sin mí? ― se escuchó una voz algo ofendida pero con carga de humor, me giré y allí me encontré a un chico pelinegro y de ojos marrones, su presencia y sus gestos gritaban a los vientos elegancia ―Sólo bromeo, soy Park JongSeong, pero puedes llamarme Jay.
En vez de inclinarse ante mí, extendió su mano y tomó la mía para depositar en ella un pequeño beso haciendo que me sonrojara.
(...)
Salimos al descanso todos juntos y nos formamos a la fila para coger nuestra comida.
― ¿Qué te sucede, Yuna? ¿Has estado muy callada? ― le cuestionó Sunoo, a lo que ella simplemente hizo una mueca.
―No pasa nada, iré con Ryujin Unnie― soltó toscamente mirándome por encima de su hombro una vez más antes de irse de allí.
― ¿Estará celosa de Spencer? Ya saben, por lo que han dicho antes― murmuró Wooyeon.
― ¿Sobre que es más linda que ella? Quizás Yuna solía ser la más bonita― dijo Sora en modo confidencial.
―Hey, no creo que sea más bonita, Yuna es perfecta― aclaré mientras caminábamos a una mesa, tomamos asiento y ellas se encogieron de hombros.
Después de unos minutos llegó un chico muy apuesto e hizo un extraño saludo con Jay y Sunoo.
Tenía el cabello completamente negro y un piercing en su oreja izquierda, su estilo era parecida a la de un bad boy, pero así mismo unas facciones que lo hacían ver tierno e irresistible.
¿Estos chicos hicieron un pacto con Satán, son algunos dioses o por qué están todos tan preciosos?
Tomó asiento a mi lado y me miró sin pudor alguno.
―Spencer, él es Lee Heeseung, está en último año― Jay señaló a su amigo.
―Los rumores eran ciertos, sí que es linda― el chico ni siquiera me dejó articular algo cuando ya había soltado aquello de la nada aún mirándome.
― ¿Gracias? Pero es grosero hablar de alguien como si no estuviera― resoplé, él extendió su mano a mi plato y robó una de mis papitas para llevársela a la boca ―Eso también es grosero.
Simplemente masticó y me guiñó el ojo.
―Heeseung Sunbaenim ¿Podría dejar de intimidar a nuestra nueva amiga? Por favor― Wooyeon se veía divertida con la situación.
―No la intimido― se excusó levantando sus brazos con falsa inocencia.
―Lo haces, Hyung― escuché la risita de Sunoo.
― ¿Lo hago? ― levantó una ceja inclinándose a mí con picardía.
―No, no estás intimidándome, estás siendo molesto― gruñí fastidiada alejando un poco mi rostro.
―Sólo trato de hacer amigos― se excusó, cogí mi plato para irme a otro lado y al levantarme y darme la vuelta para irme de allí choqué con alguien, causando que mi plato salga volando.
Caí al suelo y la persona con la que choqué cayó sobre mí al igual que su comida.
Su rostro estaba en todo mi campo de visión.
Nuestros ojos estaban completamente conectados, sentía que no había nadie más a mi alrededor por el silencio sepulcral.
― ¿Verdaderamente eres ciega o simplemente te gusta chocar conmigo? ― lo había murmurado ya que sólo yo lo escuché.
Un chillido hizo sobresaltarnos, incliné mi cabeza hacia atrás y encontré a quien le había caído mi plato de comida.
Era una chica rubia muy guapa, me miraba furiosa, Yuna a su lado simplemente se veía seria.
―Oh, oh― había dicho Sora.
― ¡Tú! ― me señaló con furia. El chico se levantó de encima de mí y rápidamente me puse de pie.
Tanto ella como yo estábamos sucias de comida.
―Wow, primer día y ya te has ganado a Ryujin como enemiga― me dijo Jay con gracia, tragué grueso.
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