vi. wtf

MARATÓN 2/3
❝i heard bout a whirlwind that's coming 'round
it's gonna carry off all that isn't bound, and
when it happens, when it happens
(i won't be holding on)
so let it happen, let it happen❞

- let it happen, tame impala

⊹ ׁ݂ ꒰ 06. wtf ˖ ࣪⊹౨ৎ




Una semana más tarde, Max nos invitó a Dylan y a mí a otra fiesta. Pensaba que después de lo que pasó esa noche él estaría incómodo, pero las pocas veces que hablamos actuó con normalidad, ni flirteó conmigo.

Yo había invitado a Timothée y Dylan a Marcus, obviamente.

Los cuatro llegamos a la fiesta, en su casa gigantesca. Había muchísima gente, el lugar estaba lleno de vida y música. La decoración era impresionante, con luces brillantes y una enorme piscina en el centro del jardín.

— ¡Wow, vaya mansión! — dijo Marcus, impresionado, mientras miraba a su alrededor.

— Sí, parece una fiesta de película — respondió Dylan, maravillado.

Nos adentramos en la multitud, saludando a amigos y conocidos, a la mayoría los conocíamos de las oficinas de "Bolter" Francia. Timothée me tomó de la mano, su presencia reconfortante entre la multitud. Encontramos a Max cerca del bar improvisado, sirviendo bebidas con una sonrisa despreocupada.

—¡Cynthia! ¡Timothée! ¡Dylan! ¡Marcus! —exclamó Max, levantando su vaso —. Me alegra que hayan venido. ¡Disfruten de la fiesta!

Note como Timothée se tensaba un poco, aunque lo negara, aún estaba un poco celoso. Max nos sirvió unas bebidas y nos dirigimos a la terraza para disfrutar del ambiente. Desde allí, podíamos ver a todos los invitados divirtiéndose, bailando y conversando.

— ¿Qué tal si nos unimos a la pista de baile? —sugirió Timothée, con una chispa en los ojos.

Asentí con entusiasmo y nos dirigimos hacia la pista. Pronto, estábamos bailando al ritmo de la música, riendo y disfrutando de la compañía. Timothée me giraba y me acercaba, sus movimientos sincronizados con los míos. No tenía nada que ver con cómo cuando bailé con Max, esto era perfecto.

Después de un rato, decidimos tomar un respiro y buscar un lugar más tranquilo para conversar. Encontramos un pequeño rincón en el jardín, alejado del bullicio de la fiesta. Nos sentamos en un banco, disfrutando del aire fresco de la noche.

—Esta fiesta es increíble —comenté, mirando a Timothée con una sonrisa—. Gracias por estar aquí conmigo.

— Siempre — respondió él, apretando suavemente mi mano y dirigió la vista hacia las estrellas — ¿Te acuerdas de esa noche? Cuando me sacaste de esa fiesta a la que fue con Alyssa y me llevaste a "tu sitio".

— Creo que no lo voy a olvidar nunca — respondí acurrucándome a su lado, descansando mi cabeza sobre su hombro mientras el pasaba su brazo por mi cintura.

— Te quiero, Cynthia — confesó, y sentí una calidez por dentro, una sensación de estar en casa.

— Yo también te quiero, Timothée — contesté.

Estuvimos así unos minutos, hasta que se nos estropeó el momento romántico.

— ¡Ahí estáis! ¡Dios, llevamos media hora buscándoos! — gritó Dylan apareciendo frente a nosotros junto con Marcus, que se tambaleaba un poco por el alcohol — ¿Podemos unirnos?

Nosotros asentimos y la pareja se sentó en el suelo frente a nosotros.

— ¿Estás bien, Marcus? — le preguntó Timothée al ver su estado, el chico asintió con una amplia sonrisa.

— Oye, Marcus, nunca nos has dicho tu apellido, ni siquiera a mí — se dio cuenta Dylan, y noté como Marcus le daba un trago a su bebida para ocultar su nerviosismo — Venga, dínoslo, no puede ser tan feo.

Marcus dejó su vaso y nos miró a todos — Marcus Cooper.

— ¡Qué casualidad, igual que Cynthia! — exclamó Dylan y me dio una sonrisa.

— Pues claro hombre, si somos hermanos — dijo con obviedad y yo fruncí el ceño, ¿acababa de decir hermanos?

— ¿Hermanos? — le pregunté confusa.

— Claro, solo había hablado con Dylan para encontrarte a ti — explicó y vi como Dylan se levantaba andaba hacia el interior de la casa.

Sin pensarlo, me levanté y le seguí, fue al baño, y antes de que pudiera cerrar la puerta, le frene y entré con él. Inmediatamente, me abrazó y empezó a sollozar.

— Solo me estaba usando — dijo entre lágrimas y supe en ese momento que la verdad era más complicada de lo que parecía. Acaricié su espalda suavemente, tratando de consolarlo mientras sus sollozos llenaban el pequeño baño.

— Lo siento mucho, Dylan — murmuré, sintiendo una mezcla de tristeza y rabia por lo que estaba pasando.

— Yo realmente pensé que le gustaba, que... que era diferente — continuó, su voz quebrándose—. Pero solo quería llegar a ti, quería usarnos para sus propios fines.

Mis pensamientos se agolpaban, tratando de entender la situación. Marcus había estado en nuestra vida por un motivo oculto y doloroso. Mi propio hermano, utilizando a mis amigos para acercarse a mí sin revelar su verdadera identidad.

— ¿Qué piensas hacer ahora? — le pregunté a Dylan mientras él se secaba las lágrimas con la manga de su camisa.

— No lo sé, Cynthia. Me siento tan... traicionado — respondió con la voz aún temblorosa.

— Vamos a salir de aquí, buscar un lugar tranquilo donde puedas relajarte — sugerí, tomando su mano y guiándolo fuera del baño.

Nos encontramos con Timothée y Marcus, este último parecía preocupado al vernos. Sin embargo, mi mirada firme y protectora hacia Dylan dejó claro que ahora no era el momento para explicaciones.

— Marcus, creo que es mejor que te vayas — dije, mi voz firme pero sin alzarla demasiado.

— Cynthia, yo... — intentó decir algo, pero lo interrumpí.

— Esto no es algo que podamos arreglar aquí y ahora. Hablaremos mañana, duerme en un hotel y te doy el dinero mañana, pero ahora necesito cuidar de Dylan.

Marcus asintió lentamente, comprendiendo la gravedad de la situación. Timothée nos acompañó mientras llevábamos a Dylan a casa, lejos del bullicio y las miradas curiosas.

Al llegar, fui a la cocina y le preparé un té caliente a mi amigo. Nos sentamos los tres en el sofá, dejando que la calidez de estar en casa y el silencio nos envolviera. Timothée estaba sentado a mi lado, su presencia reconfortante mientras mantenía un brazo alrededor de mis hombros.

— Lo siento mucho, Dylan. No sabía nada de esto — dije, mirando a mi amigo con preocupación.

— Lo sé, Cynthia. No es tu culpa — respondió él, tomando aire profundamente para calmarse, dejando la taza vacía en la mesa.

— Vamos a superar esto juntos — añadió Timothée, con una sonrisa tranquilizadora.

Dylan asintió, finalmente logrando esbozar una pequeña sonrisa. Sabía que la noche había dado un giro inesperado, pero también sabía que no estaba solo. Juntos, encontraríamos una manera de enfrentar y resolver esta complicada situación.

— Sois mis papis, ¿lo sabéis, no? — dijo en un tono burlón haciéndonos reír.


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