𝗼𝟲𝟵. detalles contra el tiempo

o69. ❝ if you go, i'm going too, uh
'cause it was always you, alright ❞












































































❝ unos pequeños, pero importantes detalles contra el tiempo no los iban a retrasar tanto ¿verdad? ❞

✦•─────• EL TIEMPO COMENZÓ A PASAR Y LAS AUDIENCIAS en torno al juicio de tutela por Laura comenzaron a tomar forma cada vez más.

Se estaban reuniendo constantemente en la corte para deliberar en torno al asunto. Verónica seguía mintiendo, por supuesto, todos estaban creyendo cada una de sus sucias mentiras que le hacían quedar como la buena de la historia. Sin embargo, Natalia también comenzó a defenderse como correspondía. Cómo pudo, y de la forma más profesional posible, trató de comenzar a desmentir las cosas que su progenitora decía, aunque esto fuera bastante difícil debido a las evidencias que ella cargaba para confirmar sus palabras.

Así fueron pasando los días y las audiencias. La chilena ahora era acompañada por una sola persona, y ya adivinarán de quién se trata. Por supuesto que era Pedri. El joven futbolista se rehusaba a dejar sola a la mujer en cada paso que tuviera que dar de ese camino. Se decidió acompañarla a todos los días de juicio, ser su apoyo, ser su compañía, y ser también aquella gota de calma que ella necesitaba en medio de tanta desesperación.

¿Recuerdan cuando ella le pedía que se quedase fuera del asunto? Bueno, esos días se quedaron atrás.

Muy en el fondo ella aún tenía una disposición negativa a la presencia del hombre en ese contexto, sabiendo que era una figura pública e importante que no tenía nada que estar haciendo en una corte, se preocupaba porque la gente lo viera y lo que las personas podrían decir de él. No obstante, al mediocampista no le importaba en lo más mínimo lo que la gente pudiera pensar de él, ya que estaba completamente seguro y decidido acompañar a la actriz en cada momento.

Él la vio en su punto más bajo, la vio confesando la verdad de su dolor y su oscuro pasado y además la contempló enfrentándose al pasado cuando su madre apareció por primera vez después de tantos años. Él ahora sabía el calibre de dolor que ella estaba pasando y que aquella situación no era para nada fácil, así que iba a acompañarla en todo lo que pudiera.

Para su suerte, y como el caso ya comenzaba a tomar forma, comenzaron a sentirse más seguros de poder ganar aquel caso. Aunque quedaba mucho por delante era sólo el inicio, pero se habían mantenido investigando, tratando de saber cómo Verónica había logrado mentir tan bien y las respuestas que estaban encontrando comenzaban a ser favorables. Tenían un buen presentimiento, quizás un buen pronóstico, y al final de aquel caso podría ser a su favor.

Era lo que más querían.

La actriz jamás podría imaginar su vida sin su hermana menor, mucho menos podría imaginar la vida de ella en compañía de su madre y el loco aparecido de su esposo. Cuando ella tenía la edad de Laura le tocó pasar una infinidad de dolores y un tormento interminable que casi acaba con su vida, se sentiría a morir si dejaba que Laura pasara por eso también después de haberse esforzado tanto por protegerla.

Morales aludía a que había cambiado, cosa que todos sabían que era mentira, así que no podía permitir que su hermana cayera en las viles manos de su madre.

Cómo les había, dicho el tiempo seguía pasando. La vida tenía que seguir su curso normal y con ello todas las cosas que había que hacer durante un día normal.

Elías seguía insistiendo que tenían que trabajar para él por lo que se presentaron varias veces en las instalaciones de Adidas para sesiones de fotos o entrevistas, Natalia estaba de vacaciones ya que sus trabajos en películas habían acabado pero tenía cientos de ofertas nuevas que aún tenía que meditar y, además, La Liga y los torneos de fútbol aún continuaban así que González seguía enfocado en aquello pero con otra parte de su mente concentrada en algo más importante que era su pareja.

Aquel día en específico se habían reunido temprano en el departamento de la chilena ya que específicamente era día de partido. Una parte de Dietz quería seguir manteniéndose encerrada en su casa sin salir y sin exponer a su hermana en nada en absoluto. Sin embargo, Laura era sólo una niña, no podía pensar en privarla completamente de seguir disfrutando su vida y detenerla por la realización del caso. Ella quería divertirse, quería tener una vida normal, quería disfrutar con sus amigos, y sobretodo quería seguir disfrutando de ir a ver al Barcelona al estadio. A ella le encantaba, era de las cosas que más disfrutaba, así que para tratar de seguir subiéndole el ánimo a la pequeña se armó de valor y siguió yendo a los partidos.

Obviamente no iba sola, ya que un muy interesado y fiel mediocampista de aquel equipo futbolístico siempre estaba atento a cualquier necesidad que ella pudiera tener, y si ella quería ir a verlo a uno de los partidos, iba a proveer de toda la seguridad posible para que ella estuviera más que tranquila.

Qué hombre ¿No les parece?

—¿Ya tenemos todo?

La voz de la rubia se escuchó desde su habitación hasta la sala de estar donde su pareja y su hermana esperaban para poder irse al estadio ya que el futbolista tenía que estar a tempranas horas allá o recibiría una multa por su retraso. Natalia siempre era ordenada para todas sus cosas. Se preocupaba de cada detalle y un partido no era la excepción. Sin embargo, ahora se estaba preparando un poco más que de costumbre, como si estuviera yendo a la guerra, ya que iba a un lugar público, con muchas personas, y no sabía lo que podía pasar teniendo en cuenta la presencia de su madre en aquella ciudad. Por ese motivo, se preocupó de poder cargar su bolso con todo lo necesario.

—¡Sí! — Exclamó el canario desde su lugar ayudándole a Laura a ponerse su chaqueta—. Sólo faltas tú así que sólo ven.

La actriz sonrío complacida y salió con todas sus cosas para por fin unirse a las dos personas que le esperaban e irse al estadio.

—De acuerdo, entonces vamos —dijo apareciendo junto a ellos—, no quiero que por nuestra culpa recibas una multa por llegar tarde.

Él rió—Lo agradezco, ya que a este punto Xavi incluso podría hacernos no jugar si nos retrasamos.

La menor hizo una mueca—Qué tétrico.

Los mayores rieron ante el comentario de la menor y comenzaron a arreglar todas sus cosas para irse. Estaban muy bien en el horario, para nada atrasados, incluso con tiempo de sobra, pero había que aprovechar cada instante.

—Uy, Nati se me queda mi gorro que me regaló Lewandowski —recordó de repente la niña—. ¿Me lo traes, porfi?

La mayor río tiernamente al recordar el regalo que el delantero polaco le había hecho a su hermana una vez en uno de los días que asistió a ver un entrenamiento. Se trataba simplemente de un gorro de lana con el logo del Barcelona con colores rojos azules y amarillos. A la niña le encantaba, considerando por supuesto que era porque se lo había regalado uno de los jugadores pero también le hacía mucha ilusión usarlo siempre en los partidos del equipo.

—Claro. Voy y vuelvo —señaló antes de dar media vuelta.

Rápidamente la rubia corrió de regreso a la habitación de su hermana en donde la prenda de ropa descansaba sobre uno de sus cajones. La identificó de inmediato y salió con el gorro de regreso a la sala de estar donde le esperaban.

Sin embargo, como iba tan rápido de regreso, casi trotando para no seguir atrasándose, la mujer no se dio cuenta cuando su velocidad la hizo chocar con algo en uno de los umbrales de la puerta.

Lo único que se oyó fue un quejido de dolor el cual fue oído por Pedri y su hermana.

Ambos levantaron sus cabezas al instante preocupados, como si unas antenas se hubieran levantado en ellos. Se echaron una rápida mirada y al mismo tiempo salieron corriendo en dirección del grito escuchado.

Cuándo llegaron a aquella posición, se encontraron con el inicio del desastre.

Natalia estaba recogida, casi en cuclillas sujetando fuertemente el costado de su brazo derecho con su mano izquierda. Apretaba los ojos de dolor y se notaba como contenía más quejidos en su garganta. Verla en ese estado fue bastante aterrador debido a que no sabían lo que sucedía. No obstante, cuando comenzaron a ver que su mano izquierda empezaba a ponerse roja se preocupara al instante.

—Nat, Nat, Nat, Nat, ¿Qué ocurrió? —habló el español sumamente preocupado. Se agachó a su altura tratando de ver de más cerca que pasaba.

—Nada, nada, tranquilos. Estoy bien —trató de calmarlos mientras tomaba cortas respiraciones para regularse.

—¡Cómo que nada! Oímos el grito y vinimos hasta acá rápidamente. ¿Qué pasó ahí? Déjame ver.

—Hermanita, ¿Estás bien? —preguntó Laura preocupada.

—Lo estoy, lo estoy — alzó al aire su manos libre para calmarlos—. Bien, les diré pero necesito que se lo tomen con calma, todo estará bien.

Los otros dos se miraron entre sí para luego volver a ver a la rubia y ya asintieron.

Posteriormente, la mujer tomó una bocanada de aire y apartó con mucho cuidado su mano izquierda que cubría el costado de su brazo derecho para dejar en evidencia lo que le había sucedido.

Y ahí, cuando lo pudieron ver, las expresiones de espanto en la cara del español y la chilena fueron como para retratarlas en una pintura.

La piel del brazo de la mujer estaba un poco desgarrada. Tenía un pequeño corte de forma horizontal un poco debajo donde terminaba la manga de su camiseta del Barcelona y del cual lamentablemente estaba saliendo mucha sangre. Al ver que esta seguía saliendo la mujer volvió a taparse con la mano tratando de contener lo que de ahí salía.

—¿¡Qué!? ¿¡Pero cómo pasó esto!? —exclamó González alterado—. Laura, trae rápido algún paño limpio o una toalla. Rápido, rápido, rápido.

—Voy, voy, voy, voy —respondió ella al instante saliendo disparada como un cohete de ahí.

Una vez que la menor ya estuvo lejos de ahí, él mediocampista pudo concentrarse más atentamente en la mujer. Sus ojos abiertos como platos no dejaban de mirar la herida y de buscar alrededor donde está había sido causada.

—Había un clavo — habló ella como si lo hubiera leído la mente y señaló con la cabeza hacia atrás—. No me di cuenta.

El canario siguió la dirección donde ella apuntaba y efectivamente se dio cuenta que en el umbral de la puerta había un clavo que se había salido, dejando la parte filosa hacia afuera. De hecho, se veía como este tenía una pequeña gota roja, pudiendo identificar al objeto como el culpable de aquella herida de la mujer.

—Salí muy rápido y no me di cuenta —se lamentó ella cerrando los ojos de dolor—, pero estoy mejor; pasará, no te preocupes.

—¿Cómo quieres que no me preocupe? — Alegó el justo en el momento en donde Laura llegaba con una toalla del baño. El hombre el átomo de inmediato y apartó la mano de la mujer para con esta cubrir la herida, hacer un poco de presión para detener el sangrado y así tratar de ayudarla—. Te has hecho un corte bastante feo, joder.

Ella hizo una mueca—Salí muy rápido, perdón.

—¿Puedes hacer algo para curarla Pedri? —preguntó la menor asustada por el bienestar de su hermana. Se notaba como sus ojitos comenzaban a cristalizarse.

—Oh sí, él es muy bueno en eso —aseguró la mujer—. Una vez me hice un corte en la mano en Montjuic y él supo cómo curarme al instante —sonrió orgullosa.

En parte lo decía también para tranquilizarse así misma, pensando que con las ayudas del canario no necesitaría algo más y podrían irse al partido tranquilamente, olvidando ese trágico y accidental episodio sin más que agregar.

—Eh... —González hizo una mueca—. No sé si con este corte sea igual.

la rubia abrió los ojos como platos y comenzó a preocuparse de inmediato.

—¿Qué? ¿De qué hablas? Tú sabes cómo curar heridas. Me dijiste que en el Barça les dan un curso para poder hacer estas cosas.

—Sí, lo hice, pero este corte es diferente al anterior —se lamentó apoyándose en su pierna—. Lo siento Nat, tenemos que llevarte a urgencias...Ahora.

En ese momento la actriz vio su vida pasar delante de sus ojos, no porque no le importara su bienestar y prefiera quedarse así, sino porque sabía que tenían el tiempo contado y que su accidente solamente estaba retrasando al futbolista.

—No, no podemos... —comenzó a tartamudear.

—Sí, sí podemos, y tenemos que hacerlo —dijo finalmente.

Después de eso, el futbolista se puso de pie para luego hacer que la mujer se sujetara bien la herida con la toalla y así tomarla libremente por la zona de las axilas y levantarla con mucho cuidado, tratando de qué el paño no se moviera de su herida, que a ella le doliera y que siguiera saliendo más sangre.

—Laura trae las cosas de tu hermana, tenemos que hacer una parada en el hospital —dijo el hombre y la menor obedeció de inmediato.

—No, no, no, no —se negaba ella aún—. Pedri tú en definitiva estás weon. No me puedes llevar al hospital en este momento, tienes que irte al estadio ahora.

—No, tú estás loca así crees que realmente te voy a dejar sola en este estado —la miró indignado.

—Pero si no es tan grave —trató de minimizar—. Sólo cúrame como la última vez, todo estará bien y nos iremos al partido como si nada... —se levantó la toalla un poco para ver la herida y ahí el tono de su voz y su expresión facial te cayeron de inmediato—. Ay, caray, sí está fea.

Recién ahí la mujer se había detenido a analizar el corte que tenía en su brazo y se dio cuenta de qué la sangre seguía y seguía saliendo, no como en otras ocasiones. Además, le dolía.

—Natalia —la tomó por las mejillas—, esta herida no es como las demás. Es un clavo, fue a gran velocidad y te está saliendo mucha sangre. Tenemos que ir rápidamente para que te curen, quizás te suturen...

—¿Me-Me-Me qué? —murmuró asustada y con voz débil al oír la posibilidad de qué tuvieran que coserle la herida.

—...Y te desinfecten el área. Yo no puedo hacer eso aquí y estamos perdiendo tiempo valioso en este momento —seguía hablando serio.

—Pero...Pero —miró el reloj de la pared—. Tienes que irte.

Suspiró—Tengo tiempo, pero no voy a dejarte sola.

Seguía buscando más excusas que darle y así dejarlo libre—Puedo ir yo sola. Ya sé conducir perfectamente.

Soltó una risa sarcástica justo cuando Laura regresó con las pertenencias de su hermana—Estás loca, eso no va a pasar —se acercó a ella para tomarla de la espalda baja y así hacerla avanzar—. Tenemos tiempo.

¿Lo tenían? Era un verdadero juego contra el tiempo.

Pero lo valía.

Después de qué la chilena tratara de oponerse otras cinco veces a la idea de ir al hospital, el futbolista y la menor lograron hacerla entrar al auto aunque fuera en contra de su voluntad para así partir al centro asistencial. Decidieron que sería mejor idea ir a la clínica donde la mujer siempre concurría ya que estaría menos poblado que el hospital público. Así nadie los vería ni les tomaría fotos y además los atenderían más rápido; ahí estaba el doctor de confianza de la mujer.

Durante todo el camino los mayores se mantuvieron viendo el reloj del vehículo o el de sus teléfonos, ya que sabían que tenían poco tiempo considerando el estricto horario que el futbolista tenía que cumplir para satisfacer a su entrenador. La rubia no quería perjudicarle, por eso se había negado tanto a recibir su ayuda ya que no quería que recibiera algún tipo de castigo como el que incluyera ser excluido del partido.

Luego de unos minutos de viaje, los tres llegaron a la clínica. La mayor de las Dietz aprovechó su idea de escribirle a su doctor para ver si la podía atender de urgencia en un caso tan particular como ese y para su fortuna este accedió sin ningún problema así que, cuando llegaron se les pasó inmediatamente a una sala para atender a la mujer especialmente.

No obstante, tuvieron que esperar un poco.

Se mantuvieron varios minutos en la sala del doctor esperando a que este llegase ya que se encontraba con un paciente previo. Su enfermera asistente lo había hecho pasar rápidamente ya que ella igual se encontraba en un operativo y aguardaron sentados esperando hasta la llegada del experto.

Natalia estaba sentada sobre la camilla aún sujetando su brazo ahora con una nueva tela más limpia, pero movía a sus pies inquietos colgando de la camilla ya que seguía pensando en el tiempo que estaban perdiendo para poder llegar al estadio.

Sí, le dolía el brazo, le estaba sangrando y todo pero el pensar que el futbolista podía verse perjudicado en gran manera gracias a su torpe accidente la comía viva.

Pedri lo estaba disimulando muy bien, pero miraba el reloj de la pared constantemente viendo como los minutos se le ha cortaban y su pie inquieto golpeaba el suelo una y otra vez siendo gobernado en ese momento por la ansiedad.

Tenían 50 minutos para llegar a la hora acordada.

Estaban contra el tiempo.

Luego de unos cortos minutos más, el doctor por fin llegó.

—Natalia...Disculpa, estaba con un paciente que tiene cirugía mañana —habló el hombre acercándose a ella.

—No te preocupes, me dieron algo mientras tanto —mencionó señalando ella brazo.

El hombre suspiró asintiendo y buscó su maletín para ponerlo sobre la camilla y él ponerse enfrente de la mujer, listo para examinarla y poder curarla, que era lo que todos querían.

—Cuéntame ¿Qué te pasó? —preguntó removiendo delicadamente la tela que cubría su herida.

La mujer hizo una mueca disimulando el dolor y le dio una corta mirada a su pareja antes de responder.

—Iba corriendo y sin darme cuenta un clavo me hizo el corte —hizo una mueca de dolor y un quejido atorado en su garganta se oyó cuando el doctor con sus implementos adecuados empezó a limpiar la herida, desinfectando y quitando toda la sangre que se había acumulado—. Me dolió una mierda.

—Pues sí, está feo —señaló mientras limpiaba—. Es un corte horizontal no tan profundo, pero debo limpiar y suturar para desinfectar la zona ya que fue un clavo.

—Entiendo —asintió tratando de hacerse la valiente y mirar a otra parte que no fuera a su herida expuesta siendo curada.

Oh, y sí, el lugar donde eligió mirar fue a Pedri, ya que aquellos ojos marrones que por bastantes minutos estuvieron sumamente preocupados por ella y su bienestar ahora la miraban tratando de inspirarle la tranquilidad que ella necesitaba.

No entendía cómo, pero siempre el español terminaba siendo su punto de calma.

El doctor se separó un instante de ella para buscar más algodón con que limpiar y recién ahí le puso más atención a su atuendo junto con el de su hermana y además la evidente presencia del futbolista en la sala.

Soltó una suave risa nasal—Veo que este accidente les arruinó el panorama.

Se quejó—Lo sé, es mi culpa. Íbamos saliendo cuando esto ocurrió —miró el reloj—. Y...No es por apurarlo, sé que esto lleva tiempo, pero estamos un poco atrasados y debemos irnos para que él no llegue tarde.

—Nat, tranquila —habló Pedri desde su posición—. Queda tiempo.

Eso evidentemente era mentira, el español tuvo que disimular muy bien su ligero nerviosismo que comenzaba a crecer dentro de él cuando vio el reloj y se dio cuenta de qué ahora quedaban 40 minutos para llegar a tiempo.

—Tranquilos —calmó el doctor—. Es necesario que no me apuren para que esto quede bien curado, pero no se desesperen, no es un proceso que lleva mucho tiempo.

La pareja se echó una rápida mirada en la cual Los ojos verdes de la mujer transmitieron la preocupación que ella tenía por la tardanza que se estaba generando por su culpa. Sin embargo, los orbes marrones del canario lo que transmitieron fueron calma, asegurándole que todo estaría bien aunque muy dentro de sí estuviera asustado por el castigo que podía recibir de su entrenador.

El doctor le echó una mirada al futbolista—Es un placer, por cierto. Soy un gran fan.

González sonrío agradecido por sus palabras para luego dejarle continuar con su labor.

35 minutos.

Ya el tiempo comenzaba a agotarse pero, gracias al cielo, el proceso final de aquella curación comenzó. El doctor preparó todo lo necesario para poder suturar la herida de la mujer, trayendo los implementos y tomándose el tiempo de este esterilizarlos para hacer el procedimiento de forma correcta.

Natalia temblaba de nerviosismo, ya no solamente por el temor del retraso, sino que también por ver cómo su herida expuesta iba a ser cosida ante sus ojos. Menos mal le aplicaron algo de anestesia en crema.

El doctor era meticuloso, se tomaba su tiempo en lo que hacía, y no había que culparlo ya que eso era exactamente lo que tenía que hacer, debía dejar esa herida completamente curada y sellada para que no pasara a mayores. No obstante, esto sí generaba nerviosismo a los presentes por ver como el reloj avanzaba cada vez más rápido.

25 minutos.

Ya estaban llegando al tramo final de la sutura cuando Dietz notó que ahora la preocupación y el nerviosismo por llegar tarde se le estaban notando más al canario. Se sintió como una idiota, ¿Cómo puedo ser tan distraída para haberse hecho un corte como ese? Si aquello no le hubiera pasado no estaría en esa situación y su pareja ya estaría con los suyos aguardando a por el partido.

20 minutos.

Gracias al cielo, cuando sentía que el tiempo se les venía encima, el doctor terminó de cerrar la herida guardando o desechando los implementos utilizados. Posteriormente abrió unas gasas para poder venderle el brazo a la mujer y así dejarla oficialmente lista.

—Vale, ya está —se reincorporó—. Hice lo mejor que pude en la menor cantidad de tiempo.

—Eres el mejor, te lo agradezco muchísimo —respondió la joven.

—Eso sí —la señaló—, tengo que dejarte unos antibióticos para que te tomes por un par de días más que nada para prevenir la posibilidad de una infección a raíz del corte —tomó una de sus libretas y comenzó a escribir la receta para ella—. Es sólo rutinario.

—Bien, bien... —se movió nerviosa en su lugar hasta que se puso de pie, mirando como el hombre anotaba—. Eh...¿Podrías escribir más rápido?

El hombre, que le daba la espalda aún, soltó una risa hasta que oyeron el sonido de la hoja siendo arrancada de la libreta para que luego el doctor se girase hacia ella y le pudiera extender el papel.

—Todo listo —anunció viendo como ella sonriente tomaba la hoja en su mano—. Pueden irse.

Un largo suspiro de alivio salió de la boca de los tres presentes y casi salieron disparados de inmediato de aquella sala debido a que el tiempo comenzaba a correr en su contra. Debían apurarse, era de vida o muerte.

—¡Muchas gracias doctor! —se despidieron los tres al mismo tiempo ya a la distancia y agitando sus manos en agradecimiento hacia el hombre. Le hubiera gustado haberle agradecido de mejor forma pero deberían correr.

15 minutos.

Ya en el vehículo del español, aceleraron como si no hubiera mañana. Aún estaban a tiempo, el estadio no quedaba tan lejos de su posición, pero debían llegar cuanto antes para alcanzar el horario exacto en el que Xavi le pedía a los jugadores que llegaran, sino habría una multa que pagar o incluso aceptar el castigo de no jugar en aquel partido.

El trayecto fue en silencio, ya que todos estaban preocupados por llegar a la hora precisa. Sólo se oía el sonido del motor y los autos que pasaban cerca de ellos a lo largo de la autopista.

Sin embargo, podría estar muy preocupado y todo lo que quisieran, Pedrin nunca descuidó a la actriz durante todo el trayecto. Se mantenía echándole miradas rápidas para ver cómo se encontraba, le preguntaba en ocasiones y le dolía o si necesitaba algo e incluso dejaba su mano descansar sobre su pierna haciendo suave círculos de caricias con su pulgar sobre la zona.

Dietz no pudo decírselo en ese momento, pero aquellos pequeños gestos y detalles fueron muy gratificantes para ella.

Él...Era demasiado para ella.

Justo cuando las campanadas estaban apunto de sonar  —obviamente hablando en sentido figurativo haciendo una clara referencia a Cenicienta— los tres arribaron a buena hora al estadio. El vehículo del canario pasó el área de seguridad y pudieron estacionarse en su lugar asignado justo a tiempo para evitar el castigo.

Los tres celebraron en el auto su victoria contra el tiempo y que a pesar de todo lo que había pasado lograron su objetivo y luego bajaron del auto y como si fueran un par de niños celebraron entre ellos chocando sus palmas.

—Dios mío, menos mal alcanzaste. Ya me estaba sintiendo como una miserable por haberte retrasado —se lamentó la rubia.

Pedri sonrío de lado admirando su rostro y negó con la cabeza—No vuelvas a decir eso. Nada de esto fue culpa tuya, fue un accidente, y aunque esté contra el tiempo voy a estar ahí para ti.

Natalia se enterneció con sus palabras y no supo qué decir, solamente fue capaz de mirarle de forma sincera y con unos ojos que casi despedían chispas. Pedri sintió de la misma forma, nunca siendo capaz de entender como las respuestas a todas sus preguntas siempre las podía encontrar tan solo mirando aquellas profundos y divinos ojos de la mujer.

Los meses habían pasado y habían pasado infinidad de cosas juntos, desde cosas cómicas, risas y anécdotas hasta situaciones complejas, dolorosas e importantes. Si echaban su memoria atrás se verían acompañándose el uno al otro en cada una de esas situaciones. ¿Cómo habían pasado de odiarse hasta los dientes, no soportar verse y queriendo lo peor para el otro a ahora preocuparse hasta lo más mínimo del bienestar del otro y sintiéndose incapaces de poder estar apartados por mucho tiempo?

El tiempo cambiaba las cosas, era evidente en el caso de ellos, pero en este caso, había sido definitivamente para bien.

Aw...Qué románticos —la voz de Laura lo sacó de su trance y sintieron como ella posicionaba cada una de sus manos sobre las de ellos—, pero es mi deber informarles que...¡Aún estamos contra el tiempo! —los sacudió.

Aquella voz de alerta finalizó el romántico momento que estaban teniendo en silencio entre ellos y asintieron de inmediato tomando cada uno a Laura de la mano y corriendo hacia la entrada del estadio.

Una vez ahí llegó el momento de separarse, ya que él debía irse hacia el túnel de la derecha y ellas hacia el Hall de la izquierda para poder acceder a sus asientos.

—De acuerdo —habló el canario—, sus asientos van a ser los de siempre. Ya hablé con la esposa de Ronald y ella está al tanto de que tiene que ponerles mucha atención y preocuparse de ustedes —Dietz ladeó su cara enternecida—. Tranquila no le expliqué ni le dije detalles, solamente que estuviera precavida.

—Eres un tierno —dijo la mayor.

—Van a haber guardias de seguridad muy cerca de ustedes, así que cualquier cosa que necesiten ellos también van a estar atentos —continuó él—. Además, sé que yo estoy jugando pero durante los tiempos muertos o el entretiempo voy a estar mirando a donde ustedes están, sé perfectamente dónde es —le sonrió a la mujer.

—Gracias por todo esto, en serio no tenías que preocuparte tanto —habló la rubia.

—Claro que tenía que hacerlo —le regaló una sonrisa a la menor—. Es lo menos que podía hacer.

Los mayores volvieron a mirarse y con aquellos ojos que se mezclaban en su profunda mirada pudieron decirse todo lo necesario. Natalia suspiró y soltó un segundo a su hermana para poder acercarse al español y, pasando una mano detrás de su nuca, le acercó a ella para poder besarlo.

¿Eran agradecimiento o solamente porque sentía que eso era lo que quería ser? No lo sé, quizás era una mezcla de las dos cosas, pero en ese momento, nuevamente eran sólo ellos dos y el romántico momento que podían compartir. Siempre era un deleite sentir los labios del otro, sentir aquel dulce vaivén que siempre sabían cómo llevar y los rincones de la boca del otro que ya conocían a la perfección.  Era como su lugar seguro.

Laura, detrás de ellos, rió nerviosa y se tapó los ojos ante la escena que, a pesar de eso, le parecía demasiado adorable.

Luego de separarse sonrieron aún muy cerca del rostro del otro pero la mirada del canario se desvió al brazo de la mujer, recordando la herida que tenía y que, a pesar de tener vendaje, aún estaba expuesta debido a que no había traído nada para cubrirse y que su camiseta era de manga corta.

—Ten —le dijo mientras se quitaba su chaqueta de mezclilla—, vas a necesitar esto para cubrirte.

Ella sonrío entendiendo a qué se refería y dejó que él le pusiera la chaqueta con cuidado. Pasó primero la manga del brazo izquierdo para luego, con sumo cuidado, pasar la chaqueta por el brazo accidentado. Lo hizo de forma tan delicada que la mujer se sintió como si fuera una figura de mármol en un museo, siendo tratada de la forma más suave y delicada del mundo.

Una vez que estuvo lista la mujer sonrió mientras era admirada por el futbolista e inmediatamente los colores se le subieron al rostro ante tanta observación por parte de él.

González sonrió al verla—Qué linda te ves con mi ropa puesta.

—Gracias —dijo ella—, por todo.

El español volvió a sonreír y se le acercó para depositar un delicado beso en su frente. Un beso lleno de ternura y cariño.

—Nos vemos, ya debo irme —señaló la dirección en donde tenía que irse.

—Sí, ve, ve, ve rápido —le alentó con unas palmaditas en su hombro—. ¡Mucha suerte! —batió su mano a la distancia.

—¡Hagan muchos goles! —se unió la menor al final haciéndolos reír.

Finalmente el futbolista se alejó y comenzó a desaparecer de su rango de visión mientras se despedía de ellas con la mano. Aceleró su camino para no llegar tarde y se fue por el túnel de los jugadores.

Mientras movía su mano y todo pasaba como una película en cámara lenta, la actriz meditó en lo que había pasado en cuestión de minutos durante todo su accidentado trayecto y meditó en como siempre el canario iba a estar para ella. No entendía por qué pero siempre lo hacía.

Nadie nunca se habían preocupado por ella realmente, ni tampoco le habían prestado tanta atención.

Pero ahora, se sentía como en un nuevo inicio.

Sí, un nuevo inicio en medio de la oscuridad.




















































HOLAAAA YA DE NUEVO POR AQUÍ ❤️

como están gente linda??? QUE LES PARECIÓ ESTE CAPÍTULO SUPER CUTE? que les gustó más? como pedri la cuidaba? como ella se preocupaba de no llegar tarde? LAURA? djdjdj les leooo ❤️

este capítulo se sintió como el meme que dice "ella no es difícil de amar, es difícil de MANTENER VIVA" por todos los accidentes que le han pasado JAJAJAJAJ

y bueno, les dije que en medio de tanto dolor íbamos a tener capítulos más "lindos" y cumplí

peeeroooo

se viene una de las partes que más he esperado escribir de esta historia JSJDJWJFJDJ es algo que los va a dejar WOWWWWW y es muy caótico djdjd

ASÍ QUE VOTEN Y ESTÉN ATENTIS A TODO LO QUE SE VIENE ❤️❤️

130 votos para actualización

BYEEEEE

SEE YOU SOON

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