Epílogo
Serví lo poco que quedaba de café en mi taza, que se hallaba algo desteñida por el uso y por lo cáustico que podía llegar a ser la cafeína en ciertos objetos. La cafetera brilló por la ausencia de aquel líquido negro y de características amargas dejándose caer como una cascada en mi taza favorita. Unas simples cucharadas de azúcar fueron más que suficientes.
Desde la boda de mi padre, muchos aspectos en la vida de los presentes en la ceremonia cambiaron. Nina y Danny ya eran padres de una preciosa niña que llevaba unos ojos azules impresionantes y despampanantes heredados de la madre y un carácter dinamita como Danny, pero con una dulzura que la enternecía por completo; mi madre decidió tomarse unos meses con Charly para viajar por el mundo, un sueño que tuvo desde niña y que me enorgullece que pueda cumplirlo con el amor de su vida; por otra parte y no menos importante, Tobias y yo estábamos oficialmente en pareja, dejando todo el pasado atrás y permitiendo que el presente y el futuro comience con y en nosotros. No había nada que recordar, nada que traer de vuelta a este mundo nuevo, éramos simplemente él y yo. No necesitábamos de nadie más.
Surgió la oportunidad de convivir con Tobias desde hace unos pocos meses, a lo que accedí con algo de temor pero con emoción a la vez. Teniendo en cuenta la personalidad de Tobias, se había dado el lujo y el descaro de comprar un penthouse, el cual habita desde hace mucho antes de conocerme. Ubicado en las lejanías de la civilización y de todo el alboroto de sonidos constantes y poco placenteros que el tránsito albergaba, a pocos kilómetros de salir de Linköping, y con una arquitectura imponente que a cualquiera lograría estremecer. Ostentoso desde el exterior hasta el interior, equipado con mobiliario de primera calidad, habitaciones especiales, una vista exclusiva a las montañas y, lo más destacable, intimidad.
Con todo esto, además de ser pareja, éramos compañeros de trabajo en Ghost. Luego del desplazamiento de Cassidy como asistente, mi suplencia fue evidente y acepté el trabajo sin mediaciones. Pero, como si bien he mencionado con anterioridad, las cosas no sólo cambiaron para bien, sino que se destiñeron con el tiempo. Los Ghouls ya no formaban parte de Ghost, dejando a Tobias completamente expuesto a la farándula y la mediática de tanto judicial como en cuestiones de rumores. Fueron largos meses intentando mantener a Tobias sobre el set sin que tropiece y caiga al suelo sin fuerzas, todo un esfuerzo que el cual dio sus frutos a largo plazo y del que hoy podemos permanecer más relajados. Buscó, investigó, entrevistó, audicionó a los mejores músicos de Suecia o de Europa hasta contratar a los Ghouls actuales, quienes derraman un talento espectacular en el show.
Observando la pantalla de la laptop, risueña y recordando cada anécdota, el típico tintineo del manojo de llaves rompe el silencio y la seguridad de la puerta cede ante el estímulo de quien la acciona. Volteo y observo a Tobias con su tapado negro, que por cierto era más grande que él, y y una bufanda que lo protegía del frío. Aún distraído en sus llaves, noto que lleva una bolsa característica de su tienda favorita de récords. No evité la risita al revisar eso.
—Veo que has ido de shopping sin invitarme— bromeo.
Él deja su abrigo colgado en uno de los percheros de pie situados al lado de la puerta y se acerca con una radiante sonrisa observando su bolsa, como si fuese un niño con un juguete nuevo.
—Me quedaba de paso la tienda, ya sabes— se encoge de hombros de una manera muy infantil. Me causaba una ternura inmensa cuando excusaba sus visitas a la tienda de récords cada vez que iba a trabajar o a realizar algún trámite. —Roller estaba esperando por mí, me resultó imposible no comprarlo— exclama con una cálida sonrisa enseñándome el vinilo. —¿Tú cómo vas con eso?
Observo por un momento la casilla de email y recuento cada uno de los correos que había enviados distintas partes del mundo, por negocios en general. Resultaba agobiante trabajar como asistente, pero todo lo que haga feliz a Tobias lo era también para mí.
—Bueno, ya he confirmado shows en América... Un pequeño tour— confirmo con seguridad. —¿Cómo lo llamarás?— volteo y advierto que Tobias se dirigía a uno de los muebles donde guarda toda su colección con una bolsa más grande que no me había percatado antes.
—Rats on the Road— pronuncia abriendo aquella letrina con sumo cuidado.
—¿Algún día me explicarás el significado de eso?— hago una pausa sintiendo aquel frío e insípido silencio que generó mi curiosidad. —Sé que es sorpresa, pero realmente somos un equipo y me gustaría saber qué planes tienes con Papa y el álbum... Y con lo que sea que lleves en esa caja.
Él depositó aquella caja en el interior del mueble cuidando que las paredes de cartón no toquen sus preciados objetos. Por un momento echó un vistazo al interior de la misma para confirmar que todo lo que contenga esté en orden. Alcé un poco la mirada intentando buscar en vano algún punto de visión, pero la pequeña espalda de Tobias podía ocultar su contenido sin dramas.
—Prequelle, Eva. Prequelle es la nueva era— sentencia. —Saluda al Cardenal Copia...
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