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Habían pasado aproximadamente dos meses cuando vi a Jamie por última vez. En el evento de fotografía, logramos ponernos al día con muchas cosas, en lo principal de trabajo. No tocamos nada relacionado con lo sentimental porque sabía de antemano que era un tópico bastante incómodo. Vinculado al trabajo, De Vito's Photography, mi antiguo trabajo, había cerrado permanentemente por pérdida inverosímil de clientes. Jamie decía que cuando las bandas asistían a las sesiones pedían por mí, pero lamentablemente el chico que ocupaba mi lugar no sabía hacer su trabajo de tal y como lo hacía yo. Por lo que las bandas despidieron a mi jefe y que bien merecido lo tenía. Entre otras cosas, Jamie consiguió un mejor puesto en otra empresa medianamente prestigiosa y se encuentra más dichoso en ella.
Me di una ducha rápida y proseguí a prepararme para el momento más importante de mi mejor amiga. Me puse una moderna falda de jean con unas medias pantys gruesas y zapatos negros, un polo manga larga rayado hasta el ombligo y opté por un maquillaje básico con un poco de rimel y un color suave en los labios. Me sequé el pelo para dejarlo al natural en una coleta alta y permitiendo que caigan algunos mechones perfectamente azules en mi rostro. Me perfumé y tomé mi celular para realizar una llamada rápida.
—¿Diga?— pregunta una voz femenina desde el otro lado.
—Mamá ¿Cómo estás?— pregunto alegre.
—Hola cariño, estoy muy bien, corazón— sonreí al escuchar la infinidades de calificativos amorosos que ella me decía. —¿Cómo estás tú? ¿Todo en orden por ahí?
—Pues, sí, estoy bien... Quería hablar contigo sobre algo— digo germinando el misterio.
—Aquí estoy para escucharte, cariño.
—Sé que sonará raro, pero necesito tu ayuda— oigo un silencio expectante del otro lado para que prosiga sin interrupciones. —¿Qué se le puede regalar a un bebé?
—Eva ¿Estás embarazada?— pregunta muy seria, algo que logró hacerme escapar una risa.
—No, mamá. Es para Nina ¿Recuerdas que te conté que está en la dulce espera? Pues hoy será el baby shower.
—Oh, ya lo recuerdo— ríe. —Pues, hace un tiempo había escrito un libro con varios cuentos para bebés. Le servirá a los padres para cuando la criaturita tenga seis meses— ofrece.
—Mmm, podría ser buena idea— reflexiono chequeando la hora en el reloj de pared. —Como sea, iré a visitarte para ver qué puedo hacer.
—De acuerdo, cariño. Pero antes, pasa por un supermercado y compra pañales. Ese también es un muy buen regalo— sugiere.
—Perfecto, gracias mamá, te veo en un rato— cuelgo.
⚠
Toqué el timbre de la casa de mi madre con el regalo de Nina en mano. Me había encargado de comprar además una bolsa más presentable y no una indecorosa bolsa de supermercado. Por ahora el regalo estaba más atrayente a la vista y podía sacarle una enorme sonrisa a los padres.
Escuché los pasos apurados desde el otro lado y ella abrió la puerta con emoción.
—Eva— pronuncia con una extrema felicidad. —Que bueno que estés aquí— comenta abrazándome.
—El sentimiento es mutuo, mor— la sujeto con fuerza.
Ambas nos separamos un poco y me ofrece la entrada bordeando mi nuca con su brazo. Ambas ingresamos y quedó sorprendida con la belleza y el toque personal que le dio mi madre a su nuevo hogar. Definitivamente el orden y el aroma a limpio era de envidiar.
Me introduce al living en donde, en uno de los sillones, se hallaba Charlie leyendo el periódico de hoy.
—Hola Charlie— saludo carismática.
—Eva— hace una reverencia con educación y vuelve a lo suyo.
Mi madre me ofrece un pequeño pero interesante tour por su casa. Teniendo en cuenta el glamour del barrio en el que vivía, su vivienda tenía el mismo esplendor. Era más bien rústica, el estilo de decoración favorito de ella, en donde los sillones eran de un cuero marrón combinando con las mesas y muebles de madera de eucalipto. Decorada con enormes cuadros que yo había tomado fotografía, junto con su biblioteca personal, una hermosa y cálida chimenea a leña, todo combinaba con todo. Era mágico, de ensueño. Justo en el segundo piso, estaba su estudio en el que, prestando atención al pequeño pasillo, noté una habitación sobrante.
—¿Alguien más vive aquí?— pregunto curiosa.
—La hija de Charlie, Raven— comenta ingresando a su estudio.
—Tiene nombre de ser una chica muy catastrófica— confieso y ella me da la razón asintiendo con pesadez.
—Lo es, cariño. Tiene 17 años, le falta mucho por aprender— se encoge de hombros. —Este es el libro que te recomiendo— busca en su segunda biblioteca llena de sus escritos y me ofrece uno bastante gordo.
—Tienen suficiente para leer— bromeo y ambas reímos. —Gracias.
Unos segundos después, mi celular comienza a sonar en mi cartera y yo dejo los regalos a un lado para verificar quién es y atender.
—Hola— respondo.
—Amiga, por fin puedo comunicarme contigo ¿Cómo estás?— claramente la de la voz chillona era Nina.
—Pues, bien. Sintiéndome mal por ser mal amiga, lo normal— ella ríe desde el otro lado.
—No te preocupes, yo sé cómo puedes remediarlo— dice solemne. —En una hora es el baby shower. Sé que no te dije antes y lo lamento, sabía también lo ocupada que estabas... Pero ahora que lo sabes, deja todas tus cosas y ven a casa a festejar.
—Eso haré. De hecho estoy en camino— río.
—Me parece bien, porque te tengo una sorpresa— pronuncia con picardía.
—Oh, no... No, Nina, yo debo regalarles algo, no ustedes a mí.
—Corrección: es mi sorpresa, y sé que te encantará— hace una pausa. —Ya verás.
⚠
Llegué puntual al evento de Nina, lo cual la dejó completamente feliz con mis regalos y mi presencia ahí. Conocía lo importante que resultaba yo para ella y era algo que me hacía sentir especial en cierto modo.
—Ahora que estoy aquí y te encantó mi regalo... ¿Cuál es la sorpresa que tienes para mi?— pregunto impaciente dejándome caer en el sillón.
Nina y Danny habían comprado una casa acogedora en las afueras de la ciudad, a muchos kilómetros de mi casa. Ya nuestra amistad había pasado de ser de barrio a ser a distancia. Pero aún así estaba orgullosa de la familia que estaban construyendo y los planes de vida que iban creando. Toda la casa estaba decorada con motivo de bebé. Desde carteles en los marcos de las puertas hasta souvenires ubicados en una mesa extensa. Comidas especiales con formas infantiles, bebidas analcohólicas y algunos carteles pequeños para que cualquier invitado se saque una foto. Todo era muy afectuoso y delicado, tal y como me lo esperaba de ellos.
—Danny traerá la sorpresa en breve... La verás pasar por la puerta junto con él— uno de los tantos invitados pide la atención de Nina y ella, con aquel vestido que dibujaba sus curvas de futura madre, se acercó a ellos.
Esperando impaciente por unos minutos en el sillón, bebo un poco del zumo de naranja que llevaba y a su vez ingresan Danny junto con Tobias, logrando que el líquido dulce y ácido me haga atragantar.
¿Qué demonios hacía Tobias aquí? Sin importar que mojé un poco mi falda con el zumo y mi mente ya daba mil vueltas, él me observó a distancia y se acercó a mí con una centelleante sonrisa. Le dedico una mirada asesina a mi amiga en su grupo de amigos y ella gesticula un ''sorpresa''.
—Hola de nuevo, Eva. Pensé que tenías mucho trabajo— comenta.
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