48
Quitó la soga que me mantenía aún atada a los postes de la cama y me ayudó a incorporarme. Nos arreglamos un poco algo acalorados y sentimos unas pisadas muy fuertes provenientes de las escaleras del piso.
—¿Crees que nos han escuchado?— pregunto quitando algunas arrugas del traje de Papa.
Él dejó la soga en su lugar original, donde estaba la cortina cerca de la cama para darle un poco más de iluminación a la habitación. Volvió su mirada a la mía y suspiró calmado.
—Por mi parte, no. Pero tú sí que has hecho ruido— menciona divertido. —Tú tranquila. Mientras más actúes como si has hecho algo, más rápido él lo notará.
Cuando Papa abrió la puerta sacando de su bolsillo la llave, se acercó a uno de los estantes de recuerdos indiferente para simular que nada había pasado. Bufé divertida cuando noté en dónde había guardado la llave durante todo este tiempo y, sinceramente, no me arrepentía de haberme equivocado con las zonas. Le dediqué una mirada inquisidora y él sólo me observó de reojo.
Cuando sentí las pisadas ya en el pasillo, me senté en la cama como cuando había entrado. Por el sólo hecho de dejarme caer, sentí un gran ardor y dolor en mi trasero por todos esos golpes intencionados de Papa. Al emitir un leve quejido, oigo que él ríe bajo y vuelve a lo suyo.
—Lo siento, realmente debía contestar— menciona mi padre uniéndose a nosotros. —¿Qué te parece la habitación, cariño?— pregunta recargándose en uno de los armarios.
—Es muy cómoda, papá. Tal y como la recordaba— digo acariciando las suaves sábanas de la cama. —Gracias.
—Puedes quedarte esta noche si quieres— dice con entusiasmo y Papa lo fulmina con la mirada al notar que su invitación no lo incluía.
—Mañana tenemos un día largo, señor Hedegaard. Eva tiene que pasar la noche en el hotel con nosotros— reniega Papa, pero intentando no parecer irrespetuoso.
—No creo que eso evite pasar tiempo de calidad con mi hija, Emeritus. Llevo muchos años sin verla— hace una pausa muy tensa cruzándose de brazos. —¿Tienes hijos?
—No... Ni siquiera estoy casado, señor Hedegaard. No he encontrado a ninguna mujer en la que valga la pena plasmar tal confianza— dice seguro de sí mismo.
—Mmmm, pues creo que tenemos la misma edad, así que no debería darte consejos sobre cómo funcionan las cosas. Como tú no tienes hijos, seguramente no entiendas lo horrible que es estar tanto tiempo separado de tu hija— menciona sin quitar su mirada de Papa.
—Papá, no es necesario todo esto. No puedo quedarme esta noche, pero prometo que en otro momento lo haré ¿Sí? Sólo... Cálmate. No volverá a pasar lo de hace unos años— digo incorporándome y caminando hacia él.
Él me observa algo afligido y alza su mano para acariciar mi hombro con dulzura. Me regala una pequeña sonrisa de lado y vuelve su mirada a Papa, pero ésta un poco distorsionada y con un aire de desconfianza... Como si Papa fuese capaz de quitarme de su vida para siempre.
—Cuídala, por favor. Ella es lo mejor que tengo, Emeritus. No la dejes sola en ningún momento del tour— comenta mi padre con seriedad. —Si me entero que le ha...
—La cuidaré, señor Hedegaard. Confíe en mí que lo haré— interrumpe Papa bordeando mi cintura con su brazo.
⚠️
Antes de subir al auto, abracé por última vez a mi padre, quién no logró dejarse llevar por el cariño. Me apretó a él y acarició mi pelo sabiendo que sería mi ida. Quién sabría cuando será la próxima vez que lo volveré a ver.
Ingrid se acercó a mí y me abrazó dulcemente también, algo que, por ser un desconocido, llamó mi atención.
—Te veremos mañana, querida. No lo olvides— dice mi padre sonriéndome plácidamente.
—Así será— respondo con la misma simpatía con la que estábamos hablando.
Papa saludó a ambos de manera cordial y formal y abrió la puerta del sedán otorgándome el paso. Mientras él bordeaba el auto para ingresar por el otro lado, yo observaba a aquella pareja de espíritu jovial a través de la ventana. Me miraban muy alegres y abrazados por las frías ráfagas de viento que comenzaron a redibujar el entorno. El suelo ya se encontraba perfectamente blanco y pequeños copos helados de nieve caían del cielo tiñendo de blanco las ropas de ellos.
Cuando el sedán tomó camino de vuelta al hotel, los saludé por última vez y los vi alejarse en la lejanía.
⚠️
Más tarde...
Luego de un baño caliente para la helada noche que nos estaba esperando, me puse ropa cómoda y me dirigí al hall del hotel, sólo por el hecho de recorrerlo y darle intimidad a Papa para que él pueda bañarse también.
Saliendo de la habitación, oigo en simultáneo que otra puerta más alejada en el mismo pasillo se abre y se hace presente otra persona con un traje completamente negro y una máscara particular.
—Oh, yo recién salgo de mi habitación... Qué coincidencia ¿No crees?— pregunto divertida y él se acerca a mí con ambas manos en los bolsillos.
—Hermosa coincidencia ¿Vas a alguna parte?— pregunta acortando la distancia.
—Sólo quería recorrer el hotel... Ya sabes, aprovechar la tarde libre— digo encogiéndome de hombros.
—Había pensando exactamente lo mismo, princesa. Creo que hay un bar bastante interesante por aquí... Le he echado un vistazo antes de entrar a la habitación— sugiere divertido. —¿Qué piensas?
—Ya sabes que no debemos beber alcohol antes de un show, Alpha— lo reprimo cruzada de brazos.
—Oh vamos, princesa. Sólo serán unas cervezas. Nada que nos haga mal— insiste. —Por favor, será divertido.
Cedí fácil ante su mirada de perrito mojado y asentí poniendo los ojos en blanco. Él no evitó la celebración ridícula y comenzamos a emprender camino hacia ese bar.
—¿Qué haremos si Papa nos descubre?— pregunto curiosa.
—Hoy será distinto. No más Papa, no más reglas. Sólo seremos dos personas comunes, princesa. Podremos hacer lo que queramos, te lo aseguro— menciona presionando el botón del ascensor. —No más reglas...— pronunció nuevamente como si quisiera degustar el sabor de sus palabras o como si rebuscara en su mente algún otro significado.
Las puertas del ascensor se abrieron y Alpha posó una mano en la zona baja de mi espalda impulsandome a ingresar con el deseo de causar un descontrol esta noche.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top