Maratón 2/3

—Eva... Eva, despierta— me susurra alguien mientras zarandea mi brazo. —Hey, bella durmiente, estaremos por aterrizar en unos minutos.

Abro los ojos con dificultad y noto que es Alpha quien está interrumpiendo mi dichoso sueño. Me desperezo reclinando el asiento en la posición original y refriego mi rostro con ambas manos.

—¿Has dormido bien, pequeña?— pregunta Omega con dulzura.

—Sí. Necesitaba relajar la mente y asimilar todo lo que me han contado— quito unos mechones azules de mi rostro y los observo impasibles. —No me han dibujado la cara ¿No?

—No, para nada. Algunos durmieron y otros escuchamos algo de música— Omega hace una pausa. —Descuida. Todo está en orden.

El piloto del avión da la advertencia de no desabrochar nuestros cinturones durante el aterrizaje.
Unos minutos más tarde, tocamos suelo danés con toda la emoción y alegría del mundo por saber que volví a mi ciudad natal.

Aunque sabía que las cosas con Papa se volvieron a joder, estaba segura que iba a ser la mejor estadía.

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—Sé que después de todo lo que pasó, no querrás ni acercarte tanto a mí, pero en caso de que Papa no quiera compartir habitación contigo, sabes que puedes venir con nosotros— menciona Alpha durante el trayecto al hotel.

—Preferiría dormir en la sala de estar del hotel antes que estorbarlos a ustedes— confieso. —Además recuerden que sus identidades deben permanecer ocultas incluso en mi presencia.

—Es cierto, y será incómodo dormir con la máscara— coincide Water. —Cassidy debería darte una habitación para tí sola. Estoy seguro que lo hará fascinada si se lo pides— bromea y nadie le devuelve la risa. —Oh, lo siento ¿Muy pronto?

—Olvídalo. Probablemente hable con Papa sobre lo sucedido. No tengo otra opción si mi orgullo es más grande que este tour— resoplo. —Intentaré hacer las paces con él... Otra vez.

—Tienes mucha paciencia, Eva. Eres digna de salir victoriosa en lo que te propongas— exhala Air. —Papa no es un tipo fácil y es por eso que nunca tiene ni tuvo nada serio.

—Contigo es con la única que lucha para estar bien— reflexiona Earth. —Y creo que tu paciencia es lo que lo mantiene cerca de tí todavía.

—No lo sé. No creo soportar otra situación adolescente como ésta. Lo hablaré con él cuando tenga un tiempo para mí— respondo y ellos asienten comprensivos.

Permanecimos el resto del viaje en silencio y concentrados en nuestras cosas. Algunos veían a través de la ventana, como yo, y otros miraban atentos a las pantallas relucientes de sus celulares.

Viéndolos así, tan callados e impasibles, me recordó la pregunta que me había hecho Alpha antes de mencionar el tour. Cuál era mi Ghoul favorito... Pensándolo fríamente, todos y cada uno de ellos tenían su personalidad que los hacían únicos, no podía elegir sólo uno cuando todos me hacían reír y sacaban lo mejor de mí incluso en mis malos momentos. Era casi imposible y me gustaba que así lo fuera para evitar esas exclusivas preferencias.

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Cassidy chequeó en recepción todo lo necesario para nosotros. Para mi suerte, ella estará en otro hotel cercano al nuestro, pero al menos no la tendré acechando a Papa.
Aún compartía la habitación con él por deseos de él mismo y eso la descolocó un poco. Por alguna extraña razón me sentía gloriosa.

El hotel era bastante parecido al anterior, sólo que éste contaba con otros servicios más premium, como un spa completo, un solárium, piscina climatizada, toda la clase de cosas que a mi me llaman la atención de un hotel estaban aquí. De tan sólo imaginar a Papa en el sauna, me hacía flaquear.

Papa dió la orden de revisar las habitaciones para asentarnos y ordenar nuestras cosas. Al ser el hotel más grande, las habitaciones nuestras se hallaban en el cuarto piso, teniendo como números la 103 y la 112. Mismo piso, diferentes pasillos.

—Bien. La 103 es la de ustedes y la nuestra es la 112— dice Papa dándole las llaves a Omega. —Ya saben lo que tienen que hacer...

—Nada de salir al descubierto— dicen a la vez.

—Perfecto. Descansen lo más que puedan— exclama con formalidad y se aleja a la nuestra que se situaba al fondo del pasillo.

—Háganle caso— bromeo. —Descansen. Los veo luego.

—Tú igual, pequeña. Buena suerte— responde Omega y Alpha me saluda con un rápido guiño.

Me uno a Papa con mis cosas e ingresamos a la habitación en silencio. Evitando aún su mirada, dejo mis cosas a un lado y me dejo caer sobre la cama.
El asunto relacionado con Papa y Cassidy me había dejado exhausta. Me había agotado hasta el punto de sentir un leve dolor de cabeza.

—¿Podríamos hablar, Papa?— pregunto observando el techo.

—Depende de lo que quieras hablar. Hoy te has comportado como una verdadera niña— me increpa.

—¿Disculpa? Tu novia fue la que me observa con asco, quizá deberías decirle que se relaje, ya que no haré nada para entrometerme entre ustedes.

—Primero, no es mi novia. Segundo, no hay ni habrá nada entre ella y yo, y tercero, ¿De qué hablas, Eva?— pregunta cruzado de brazos.

—Ya me lo han contado todo. Descuida— digo sin importancia.

—¿Sobre qué te han contado?— pude notar un poco de temor en su voz.

—Sobre tu relación con Cassidy— exclamo sin mediaciones. —No me molestó en absoluto que hayas tenido algo con ella, pero sí me molestó que hayas mentido sobre su estado civil ¿Por qué lo hiciste?

—Porque sé que la detestas, Eva. Y sé que no le gustas tampoco a ella— confiesa.

—Hasta que lo admites— reniego.

—No quiero problemas en el tour ¿De acuerdo? Por eso mentí.

—Tú mismo los estás creando, Papa. Veníamos tan bien estos días que puedo sentir cómo todo se derrumbó en unas simples horas— resoplo. —Las mentiras no nos llevarán a ningún lado.