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Volvimos a ingresar al salón principal y el caluroso aire proveniente de la calefacción nos golpeó a ambos haciéndonos resoplar.

—Creo que ya estoy sudando— dice en voz baja y emito una risita.

Nos unimos a los demás Ghouls quiénes se hallaban recostados adormilados en los sofás de la otra sala y, cautelosamente, nos situamos en el sofá siguiente para mirar a través del ventanal. Considerando el dilema de la última vez que nos relajamos con Alpha en el sofá, preferí mantener la distancia y él pareció entender el mensaje evitando confrontar.

—No sé si lo sabes, pero Dinamarca es mi país natal— comento intentando romper el silencio y el momento incómodo.

—Suena cool ¿Tienes familia allí?— pregunta interesado.

—Sólo mi padre. Decidió mantener su vida en nuestra patria y sinceramente no lo juzgo por eso— se voltea a observarme con curiosidad en su mirada.

—¿Pasó algo entre ustedes?

—Se separó de mi madre cuando tenía 16 años. Su relación se desgastó con el tiempo, pero no quiero aburrirte con esas cosas— hago una pausa. —No recuerdo con exactitud la cantidad de años que no lo veo a él, pero cuando Papa mencionó que hoy viajaríamos hacia allá despertó en mí deseos intensos por volverlo a encontrar. En mis momentos más duro me ha hecho falta.

—Seguramente que sí, Eva. Sé lo importante que debe ser para tí— dice dulcemente. —¿En qué cuidad vive?

—Helsingør, lo que alguna vez fue mi hogar— río bajo. —Estoy tan emocionada que no creo poder soportarlo tanto— ambos reímos.

—Tranquila, no estamos tan lejos. Te aseguro que cuando lleguemos tendrás todo el día para disfrutar con él.

—Eso espero— digo sonriente.

—El señor Hedegaard me suena un tipo muy rudo, todo fornido con un tatuaje de una mujer semidesnuda en su brazo y una cicatriz en su ceja ¿O me equivoco?— ambos reímos tan fuerte que algunos visitantes nos reprimieron la risa.

—De hecho, no es tan rudo como te lo imaginas. Es celoso, pero para nada es un tipo de esas características— ríe. —Es una de las mejores personas que podrías conocer.

—Bueno, de tal palo tal astilla ¿No?— menciona con una mirada especial. —¿Cuál es su nombre?

—Christoffer... Pero le gusta que le digan sólo Chris— él asiente comprensivo.

—Christoffer Hedegaard... Suena como un ex convicto o un marine retirado. Definitivamente todo un tipo rudo— doy un pequeño golpe en su hombro y ambos reímos.

—Eres un idiota de los buenos— fue todo risas hasta que llegó Papa para unirse a nosotros. —¿Todo en orden?— pregunto cuando ya estuvo lo suficientemente cerca.

—Pues, sí— al notar la compañía de Alpha a mi lado, carraspeó y rodeó los ojos evitando su mirada. —Nuestro equipo estará aquí en cinco minutos.

—Suena bien— respondo algo incómoda. —¿Quieres sentarte?— le ofrezco lugar a mi lado y él niega con energía.

—Ya estaré por varias horas sentado, igual gracias— responde secamente. —Eva ¿Puedo hablar contigo mientras esperamos?— Alpha alza la mirada hacia él como si buscase alguna otra información o lo que sea que Papa vaya a decir. —En privado— reafirma Papa fulminandolo con la mirada.

—No te preocupes, yo iba a ir al baño antes— menciona Alpha y se incorpora alejándose de nosotros.

Papa lo observa irse cruzado de brazos y con una mirada dominadora me ordena que me incorpore yo también. Yo hago caso con el ceño fruncido y quedamos casi a la misma altura.

—¿Por qué hablas con él?— pregunta apretando los dientes.

—Vino a pedirme disculpas esta mañana, Papa. No creí que sus intenciones de ayer fueron malas.

—No se trata de lo que tú piensas, sino de lo que yo pienso. Tú no lo conoces del todo— dice fulminandome.

—Pues, me está dando a conocer gran parte de su personalidad con esto que pasó. Por culpa de los efectos del alcohol, se sobrepasó de la línea y se disculpó muy afligido y arrepentido por eso que hizo ¿Cuál es el problema?

—No confío en él— dice sin más.

—¿No confías en tu propio Ghoul?— pregunto de brazos cruzados.

—No cuando tú estás cerca— se excusa.

—Pues lamento haberte arruinado el tour, Papa. No fue mi intención— sentencio con sarcasmo. —Tampoco confías en mí por lo visto, pero ya no me sorprende.

—Maldita sea, es sólo que...— una bocina suena en el exterior del hotel dándonos a entender que ya estaban listos para llevarnos al aeropuerto. —Ésto no se va a terminar aquí— menciona alzando su dedo índice y se aleja para despertar a los Ghouls de manera mezquina.

Cada uno tomó sus cosas y salimos al exterior para chequear que todo esté en orden.
El chofer de siempre me saludó cordialmente y tomó mi equipaje para ubicarlo en la parte trasera de la camioneta. Los Ghouls parecían algo tensos y cansados por la noche de ayer. Me puse a pensar lo mal que le hice precisamente a ellos por aceptar este trabajo.

Observé el coche lujoso en donde viajaría Papa con la asistente, o más conocida como Cassidy. Ella llevaba su pelo rubio envuelto en un moño alto con un tapado enorme de piel, aún así estaba en los asientos traseros del auto dándome la espalda.
Papa se unió a ella con un cálido saludo y al aparecer su grata presencia logró sacarle una sonrisa de oreja a oreja a la muy zorra.

Presioné contra mi pecho con fuerza mi pequeña mochila de trabajo e ingresé a la camioneta cerrando la puerta con brutalidad.
Me acomodé en uno de los asientos y sentí varias miradas sobre mí.

—Más despacio, pequeña, que nosotros siempre nos quedamos con lo peor— bromea Omega.

—Lo siento— suspiro hurgando en mi mochila.

—¿A qué se debe la ira?— pregunta Air con curiosidad.

—Nada, son sólo estupideces mías, no importa— evadí la pregunta sacando mi super cámara y quizás mi fiel amiga.

—¿Qué harás?— pregunta Omega.

—La configuraré y chequearé las fotos del último show— respondo sin observarlos. —Al menos eso me distraerá.

—Tómanos una foto, Eva— sugiere Alpha apegándose a los demás. —Haciendo poses raras.

Ellos no parecían dispuestos a seguir con el juego de Alpha, pero al tener en cuenta que él se desvivía por mantener el buen momento, ellos cedieron y posaron para la foto.

—De acuerdo. Todo quietos— presiono y el flash automáticamente se disparó tomando la foto.

La observé y había salido estupenda. Sonreí un poco al pensar en lo bien acompañada que estaba a pesar de todos los dramas que éstos podrían generar. Ya les había tomado cariño y sé que ellos también lo habían hecho.

Guardé mi cámara en la mochila y posé mi cabeza en la ventana observando a través de ella la fría nevada que estaba surgiendo. Mientras oía la conversación atolondrada de los Ghouls, comencé a cerrar los ojos lentamente hasta perderme en sus palabras y caer profundamente dormida.

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