36
Maratón 2/3
Al colgar la llamada más extraña y rompecabezas de todas, me dirigí a recepción a retirar la llave de mi habitación.
A mi suerte se hallaba la misma chica en su puesto y al verme me dedicó una cálida sonrisa.
-Hola ¿Qué tal? Quería saber si podría retirar las llaves de mi habitación- hago una pausa buscando en mi memoria el número exacto. -Para serte honesta, no sé si han reservado a mi nombre.
-Lo chequearé- dice desviando su mirada de mí hacia la computadora. -Dígame su nombre completo, por favor.
-Eva Hedegaard- pronuncio casi en mi idioma y ella lo teclea a la perfección. -Es casi imposible escribir mi apellido sin deletrearlo antes- ella ríe.
-Yo también soy danesa, Eva- pronuncia en mi idioma. -Soy Ellinor- me sonríe con gratitud.
-Un gusto conocerte, Ellinor. ¿Puedo preguntar por qué vives aquí?
-Vivo con mi novio aquí. Él es holandés y, como no tenía mucho en Dinamarca, vine aquí. Las oportunidades siempre están a la espera de que las tomes- menciona con actitud. -Lamentablemente, no tienes ninguna habitación a tu nombre.
-Oh, que raro... Intenta con Papa Emeritus- digo rodando los ojos a la gran posibilidad de hallar mi habitación con su nombre.
-Sí, le has dado. Pero sólo ha reservado una habitación matrimonial ¿Te parece bien?- pregunta mirándome fijamente.
-Sí...- balbuceo. -Él es el jefe aquí- río nerviosa.
-Seguramente- dice y me guiña un ojo con picardía. Yo sólo la observé asombrada hasta que volvió a hablar. -Es la 66. La llave la tiene él, está en la habitación ahora mismo, Eva. Así que puedes ir sin problemas.
-Gracias, Ellinor. Buenas noches- pronuncio alejándome hacia el ascensor.
-Dime sólo Ellin- hace una pausa y yo asiento. -Que descanses, Eva- ingresé al ascensor y presioné nuestro piso. -Ellin...- pronuncié como si estuviese saboreando su apodo.
⚠️
Teniendo en cuenta que el recibidor estaba vacío y no había forma de saber si nuestras pertenencias estaban a salvo, supuse que las mías estarían en la habitación.
Cuando llegué a la puerta número 66 del pasillo, oí voces en el otro lado. Precisamente la de Papa y una femenina.
-Tiene que ser broma...- pensé con furia.
No estaba muy segura de lo que decían, pero sabía con certeza que ese idioma no era inglés, pero sí sueco. Cuando más necesitaba a un sueco, alto, de ojos azules y pícaro con una máscara de Ghoul, éste se hallaba emborrachandose con sus amigos en el bar del hotel.
Intenté observar a través de la cerradura, pero resultó en vano al recordar que era para depositar únicamente la tarjeta magnética. Ver a través del rabillo de la puerta también era inútil ya que no podía espiar hacia adentro, sólo servía si estaba del otro lado.
Unos minutos después de una misión fallida, unos tacones estridentes y risas se acercan a la puerta y ésta se abre enseñando a quién la intrusa. Era su asistente.
-Hola, señorita Hedegaard. Un poco tarde como para andar por ahí ¿No cree?- le dedica una mirada fugaz a Papa y una frase en sueco que no supe entender y atravesó la pasarela alejándose de nosotros.
-Lo mismo digo... También me alegro de verte- musito. Me volteo a observarla y llevaba un vestido color nude demasiado ajustado para mi gusto, mientras movía de un lado a otro su exagerado trasero. Teniendo en cuenta su apariencia y aunque no lo estuviera observando, podía percibir a la distancia que Papa la estaba comiendo con los ojos. -¿Qué hacía ella aquí?- vuelvo mi vista a él y para mi sorpresa él sólo me miraba a mí plácidamente.
-Hablando del show- desvío la mirada hacia el inicio de su traje y éste se hallaba con algunos botones desabrochados. -¿Entrarás?- pregunta sacándome de aquella incógnita que me generó ese detalle.
-Sí- pronuncio con algo de furia y él me concede el paso.
Lo que había sucedido antes era pura obviedad. La cama estaba algo deshecha y había un vino a medio beber con dos copas a un lado. Podía notar la marca de los labios de su asistente en una de ellas y ni hablar del aroma que había dejado su perfume en la habitación.
-Tu cosas se encuentran por allá- señala a un rincón del cuarto, cerca del frigobar. -Llamaré al bar para avisar a los Ghouls que es hora de descansar- asiento y él camina con rapidez hacia el teléfono de su lado.
Noto que se da cuenta del pequeño detalle que había percibido cuando ingresé y con gran velocidad los vuelve a abrochar, sin antes dedicarme una mirada fugaz que claramente evité para que realice que no lo había visto. ¿Cuántas veces más me la harás difícil, Emeritus?
-Hola ¿Qué tal? Sólo llamo por... No, no gracias, no quiero nada sólo... Sólo necesito que envíe de regreso a sus habitaciones a mis Ghouls ¿Podría?- dice con amabilidad. -Muchas gracias, buenas noches- cuelga. -Bien, estábamos en...
-¿Qué demonios ha pasado aquí?- pregunto sin medir mis palabras y él me observa sorprendido mientras restregaba con sus manos su traje.
-¿A qué te refieres, Eva?
-¿Desde cuándo bebes antes de un show?- lo increpo.
-Sólo ha sido una copa... ¿Cuál es el problema?- su mirada continúa ahogada en su propio nerviosismo.
-¿Media botella es una copa para ti?
-No he sido yo el que ha tomado tanto... Fue Cassidy- lo observo incrédula.
-¿Cassidy?- pregunto de brazos cruzados recargandome en la ventana.
-Mi... Nuestra asistente- balbucea.
-Tu asistente... Bien... Se ve que se le da bien hablar de shows o negocios contigo- señalo la cama deshecha con la mirada.
-Eva ¿Qué... ¿Es ésto una típica escena adolescente?- pregunta también cruzado de brazos.
-No lo niegas... De haber interrumpido algo entre ustedes, lo siento ¿Sí? La próxima dormiré en el puto jardín- vocifero.
-Cálmate, Eva. No tienes que gritar cuando hablas. Las cosas se solucionan hablando- sugiere con tranquilidad.
-Oh ¿De verdad? Porque últimamente no me estás facilitando las cosas- le reprocho. No iba a guardarme nada esta vez.
-Bien ¿Quieres una respuesta? Ahí va: no ha pasado con Cassidy ¿Contenta? Además ella está casada- sentencia.
-No se nota- le doy la espalda. -Si tan sólo supieras mentirme, Papa, ten por seguro que me tendrías a tus pies, pero sólo logras alejarme.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top