28

—¿Qué pasa con él?— pregunto asustada.

—Señorita, hemos chequeado la habitación y sólo tenía unos pocos detalles a condicionar. Ya puede ir a su habitación— dice la recepcionista situada en el pasillo.

—De acuerdo... Gracias— digo confundida y ella me sonríe.

—Estaré en recepción por si me necesita. Puede retirar las llaves allí— asiento con rigor y ella se aleja.

Vuelvo mi vista a la computadora y noto que Nina había cerrado sesión y, por ende, la videollamada había finalizado. Sólo contaba con un mensaje escrito en el chat y su nuevo estado como desconectado.

—He olvidado que mi hermanita vendría a visitarme hoy, así que iré a condicionar mi casa porque es literalmente un desastre— dice por un lado. —Espero que tengas un excelente día mañana y que te sea leve. Te contaré el chisme de Tobias cuando estemos las dos desocupadas. Te quiero— finaliza su mensaje.

Maldita sea... Lo que sea que sabía de Tobias me estaba comiendo la mente. ¿Que podría ser? ¿Lo vio con otra chica? ¿Tuvo un problema? Si estuviese con otra chica no debería importarme, ya que para eso estoy aquí con Papa y no con él... Sabía que si me ponía a meditar sobre la situación, que no es de mi incumbencia, me afectaría hasta lograr confundirme, por eso apagué la computadora y me dirigí a mi nueva habitación.

Por ser una habitación individual, parecía completamente abierta para que dos personas la habiten. La cama no llegaba a ser matrimonial, pero era casi tan grande como una. Sentía emoción por un lado, pero por el otro extrañaba la compañía de Papa... Y sólo estábamos a 13 habitaciones de distancia... Esto resultaba ridículo, y más aún teniendo en cuenta que mis cosas estaban en su habitación.

Me recuesto en la cama observando el techo sin ningún tipo de pensamiento en especial. Sólo lo observaba como si hubiese desconectado mi mente por unos segundos. No necesitaba meditar nada, sólo dormiría sola esta noche... O eso era lo que quería saber.

Unos minutos después de relajación, mi celular suena dándome a entender que había recibido un mensaje.

—Hola princesa ¿Has conseguido habitación?— pregunta Alpha.

—Sí, no estoy muy lejos de ustedes. Aún así tengo que volver a la habitación de Papa a buscar mis cosas— respondo resoplando.

—¿Quieres que me encargue de eso? Tengo muchas maneras de entrar a su habitación con excusas meramente inventadas— río al imaginar qué clase de cosas sería capaz de hacer Alpha.

—De acuerdo. Te daré la libertad de hacerlo, pero con la condición de no enfurecer más a Papa de lo que ya está— tecleo con rapidez.

—Hecho ¿Cuál es tu habitación?

—La 53— respondo y no recibo respuesta alguna de él. Al parecer ya estaba en camino para realizar una de sus travesuras.

Me tomo el tiempo para darme un baño mientras Alpha hace su trabajo. Me observé en el espejo y me dí cuenta que mi pelo ya estaba pareciendo un desastre. Necesitaba teñirme ya y no tenía el tiempo suficiente para hacerlo. Como la reina del detalle que soy, no soporto ver mis raíces negras crecidas. Es algo que no va conmigo.
Me deshago de mi ropa y enciendo la ducha para dejarme empapar por el agua caliente. Unos minutos más tarde, me seco el pelo rápidamente con una toalla y me coloco una bata por el momento. Luego pensé que no era buena idea recibir a Alpha sólo con una bata y desnuda por dentro y me maldije.

Tocan la puerta y yo corro por el piso alfombrado hasta ver por el rabillo si era Alpha con la misión cumplida.

—Tus cosas— menciona divertido cuando abro la puerta. —Oh... ¿Interrumpo algo?— me observa sorprendido de arriba a abajo. Lo sabía...

—No realmente, me di un baño rápido— noto que tiene mi valija y mi bolso de mano. —Wow no puedo creer que lo hayas logrado. Eres el mejor— río. —¿Quieres pasar?

—Estaba esperando que lo digas— dice con diversión y cierra la puerta detrás de sí. —Casi mato a Papa del susto.

—¿Qué le has dicho?— digo divertida mientras ubico en un rincón mis cosas.

—He golpeado la puerta con una mano gritando que estaba lesionado y que no podría tocar mañana— dice entre risas. —Me preguntó por el otro lado qué había pasado y que no estaba de humor para bromas. Yo le dije que era verdad y que me había roto la muñeca jugando pelea de almohadas con Omega y se la creyó. Tenías que haber visto su cara.

—Eso es malo, Alpha— digo tomando un conjunto para dormir de mi valija. —Te pasaste— digo entre risas.

—Casi se desmaya cuando pronuncié "roto la muñeca". Su palidez mejoró su maquillaje— bromea. —Luego, cuando me abrió, le expliqué que en realidad venía a buscar tus cosas. Sólo me insultó, no te preocupes.

—¿Te ha preguntado por mí?— cuestiono impaciente y un poco nerviosa.

—No... Lo siento. Pero descuida, mañana se le pasará— dice con pena.

—Eso espero— digo observando mi ropa y recordé que aún seguia desnuda. —Me iré a cambiar. Aguardame un segundo— él asiente y yo me dirijo al baño.

Me quité la bata y me puse una especie de babydoll negro, más sutil que provocativo, y encendí el secador para arreglar un poco el caos de mi pelo. Unos minutos después, salgo del baño y noto a Alpha recostado en mi cama mirando la televisión.

—Ups ¿Muy pronto?— dice al notar mi expresión. Su mirada pícara me hizo reír por lo bajo.

—No hay problema, puedes acostarte— digo caminando hacia la ventana.

—Te ves muy linda con eso— dice con calma. Yo me volteo y lo observo divertida. Él seguía entusiasmado con la porquería que transmitía la televisión.

—¿Gracias? Disculpa me causó gracia el "eso"— digo recargandome en el marco de la ventana.

—Oh, entiendo la risa ahora. No sé cómo se llama eso que usas, pero te queda bien...— hace una pausa. —Aunque no le doy tanta importancia a "eso" porque me gusta que las mujeres no lo usen— lo observo confundida y él al notar el silencio que había creado, vuelve su mirada a la mía. —Por si no has entendido, quise decir que, si bien te queda genial, estoy seguro que sólo en ropa interior luces mejor— mis mejillas no tardan en reaccionar.

—Eres un baboso— digo entre risas y me volteo observando la noche en la ciudad.

Siento unos pasos acercándose a mí y me vuelvo quedando frente a frente con él pero estando arrinconada entre su esbelto cuerpo y la ventana. Sus manos se posaron cuidadosamente en la zona baja de mi espalda y su mirada no dejaba de observarme con un destello especial.

—Lo que sea que esté pasando por mi mente me está jugando una mala pasada, Eva— susurra. —Me tienes hipnotizado y ya no puedo soportar mis deseos de sentirte más cerca.

—Alpha, no... No empieces— digo bajando la mirada e intentando quitar sus manos de mí.

—Eva, por favor. Deja de retrasar lo inevitable— dice tomando mi mentón para observarlo. —Si no estarías atraída por mí no me hubieses dejado entrar aquí sabiendo todo lo que pasó.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top