Capítulo 4

-Hasta que al fin contestas.

-Estaba alimentando a Ddosun ¿Qué quieres? -se escuchó molesto por la otra línea. roté mis ojos con las yemas de mis dedos.

-Pasa, que ya no puedo seguir reemplazándote. Me la paso huyendo de nuestra madre para que no nos descubra¿Cuándo demonios vas a regresar a Seúl?-

-Dejame adivinar. ¿Te metiste en problemas y por eso quieres que regrese para que lo solucione? ¿O estoy equivocado? -hice una mueca de fastidio. ¿Como pretender burlar a mí hermano mayor si somos misma sangre además de gemelos?

-Oye Jimin yo.

-Responde Jihyung ¿Estoy o no equivocado? -oí perfectamente el ladrido de Ddosun por medio de la llamada.

-¿Regresarás? -intenté evadir el tema.

-Lo haré -aseguró.

-¿Cuándo?-

-Mañana a primera hora -aclaró -Toma el bus en la mañana. Yo llegaré en el trasporte de la tarde ¿Te quedó claro?

-Se más gentil en decir las cosas -rasgué  mis ojos -y si me quedó claro -añadí -Por cierto hermano, este año hice grandes amigos en la secundaria, cosa que a ti te cuesta hacer -soné burlesco -Te pido de pavor que... -al instante me di cuenta que algo no andaba bien -Jimin, ¿Estás ahí? -al no oír respuesta por parte de él, aparté mi celular de la oreja y pude notar que el muy cabrón ya había cortado la llamada -Es un... ¡¡Ash!! -tiré mi móvil encima del colchón y al clavar mis ojos hacia el balcón, pude entender que la información de Min había sido correcta. Realmente Kim Hye si era mi vecina.

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(Al otro día)
(Kim Hye)

Le dije a mi madre que no quería ir hoy a la escuela con la excusa barata de un dolor de estómago. Rondaban entre las siete de la mañana y aún estaba bien cómoda entre las sabanas. Oí perfectamente el típico ruido del bus escolar pasar, pero lo malo fue que no se detuvo para recoger al chico pelirrojo. Extrañada me bajé del colchón, mis pies ingresaron dentro de las sandalias de ositos para dirigirme hacia la ventana.

Al correr un poco la persiana y asomarme vi a la perfección como el pelirrojo de piel brillante salía a la calle con una maleta gigante a su espalda. Eso me hizo preocupar bastante ¿Acaso se iría? ¿Pero por qué? Cualquier cosa menos eso, mi chico con cabello flameado no me podía dejar.

-¡No! -angustiada posé mis manos sobre el vidrio de la ventana. Con ganas de llorar observé como Park se subió a un bus azul después de que este se estacionó delante de él -Por favor no te vayas -balbuceé al instante en que comenzó a subir las escalinatas del trasporte para luego emprender camino. Ya era tarde, mi gran amor se había marchado.

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—Oye Noona, mira esto.

No quería que Kai se diera cuenta por el gran dolor que estaba pasando. Hacía rato nuestros padres habían salido a comprar algunas cosas para la cena, así que me dejaron a cargo del menor. Para despejar un poco mi mente decidí salir de mí habitación, mientras mí hermano jugaba con su patineta entre la cera de nuestra casa, soltando leves suspiros me encontraba sentada en las escalas de la entrada viéndolo jugar.

-¿Viste Noona? ¿Viste el movimiento tan cool que hice? -exclamó tan emocionado. Mi contestación ante su alegría fue una sonrisa forzada.

Le iba a decir que ingresáramos ya dentro de nuestra casa, pero al ver algo, mejor dicho alguien, me hizo abrir los ojos de par en par y de mis labios no salió ni una palabra.

¿Acaso estaba viendo bien? ¿Mi chico pelirrojo había regresado?. Park se bajó del carro amarillo y seguido por él un perrito peludo bastante hermoso. Él taxista le ayudó a bajar su maleta con rueditas del maletero, muy atento el chico bonito le pagó la carrera al hombre y una vez se marchó, observé todos los movimientos del muchacho con mucho detenimiento entre un pestañeo.

-Ven Ddosun, entremos a casa -le habló a su divina mascota. Mi mirada lo siguió entre su trayecto hasta que sus ojos se dignaron en mirarme al notar mí existencia. Rápidamente me sonrojé ¡Dios mio! El de cabello flameado me estaba mirando fijamente ¿Qué debía de hacer? ¿Como debía de actuar ante su mirada?

Perpleja pasé saliva por mi garganta. Casi un día se había desaparecido y ahora que regresó lo veo mucho más hermoso ¿Qué hizo este hombre tan glorioso que su belleza y esa presencia lo paga todo?

-Ahm...-quería decirle cualquier cosa, así sonara estúpido, pero al ver como sus labios se curvaron en una mini-sonrisa para mí, casi me hace sacar el corazón por la boca -¡Santo milagroso! ¿Es verdad o lo imaginé? ¿Jimin me sonrió? -pensé totalmente shockeada. Los pasos del chico continuaron hasta ingresar a su casa.

¿Como puede ser tan descarado y dejarme en este estado de emoción?

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