Capítulo 22
—¡Miren quién llegó!, púes es nada más y nada menos que la gorda del meme.
Sin apuro abrí mis ojos. Mis pensamientos todavía vagaban entre los duros recuerdos del pasado. Ahora que lo pensaba mejor, mi bella chica tenía razones muy poderosas por la cual hacerles pagar a aquellos, que sin mediciones le provocaron tanto llanto, en medio de agresiones y ofensas. Mis ojos se clavaron por un segundo en el techo. Si acaso transcurrió una hora desde que decidimos llegar a su casa, aprovechamos que su madre y hermano menor no estaban, según me comentó la pelirubio, por un pequeño asunto colegial por parte del niño.
Al moverme un poco fue inevitable no hacer una mueca de dolor. Todo mi costado me ardía, pero las dolencias eran menos gracias a los atentos cuidados que tuvo Hye conmigo. Hace ratito me curó, volvió a envolver mí herida con vendas una vez la había limpiado con alcohol, me recomendó que durmiera un poco acostado en su blanda cama pero que tratase de no moverme mucho, todo con tal de que no me volviera a lastimar.
Tan solo pude dormir unos minutos. Debido al mal sueño abrí mis ojos y pude ver a una sexy chica que sin percatarse que no dormí mucho, lubricaba su linda piel con fragancias exquisitas mientras estaba en lencería. La contemplé un largo rato sin excluir nada en lo absoluto, al darme cuenta que su rostro se giraría para verme, rápidamente me hice el dormido para que notara que la estaba mirando.
Oí su caminar avanzar hacia mi. Ese dulce néctar fue más evidente al tomarse el descaro de acercar su rostro y besar mis labios, no le correspondí el beso debido a mi falsedad de estar muy profundo en mi sueño. La chica acomodó la almohada que tenía sosteniendo atrás de mi cuello, fui muy débil en el aspecto de dejar mis manos quietas. Recargando ambas en su cadera ella dio un pequeño saltito causado por la sorpresa.
Solté una risita divertida. Se verá diferente y su mente tendrá otro propósito, pero su inocencia y timidez aún la persigue dándole ese toque llamativo por la cual me hizo enamorar.
-Casi me matas de un susto, ¡No vuelvas hacer eso! -habló tan seriamente. Mis inquietas manos siguieron con el proceso de acariciar su suave piel.
-Estoy muy herido. No me regañes -me quejé como niño pequeño acompañando lo dicho con un puchero. La chica meneó la cabeza pero tampoco tardó en sonreír divertida ante el gesto de mi cara.
-No creí que fueras tan sensible -antes de que pretendiera apartarse de mí, rápidamente la sujeté de uno de sus brazos para impedir que huyera. Nuestras miradas se cruzaron al instante -Jimin tengo que...
-Abrazame -le pedí.
-Primero me visto ¿Si?
-No -me negué a su petición. Hye curvó una ceja -Quiero sentirte así.
-Mi amor por favor, no seas terco.
-Mí vida por favor. Complaceme -si ella puede hacerme esos ojitos de perrito lastimado, exactamente yo puedo hacer lo mismo con tal de convencerla. La vi sonreír.
-Estoy en lencería, por dios -un sonrojo se forjó en esas lindas mejillas.
-Me gustaría más si no tuvieras nada.
-¡Jimin! -su cara se puso más roja. Me reí un poco ante su inocencia así ella fuera la que formara su puchero esta vez.
-Te amo, Hye -acaricié su rostro con dulzura. Mi chica deformó esos cachetes inflados por una línea de querer sonreírme más a plenitud.
-Tramposo -se quejó -Sabes que con eso no puedo -mis dientes me delataron un poco en señal de victoria. Sólo faltaba la pizca exacta para poder lograr mí objetivo. Después de ese «te amo» Hye desorganizó un poco las sabanas para entrar sus pies debajo. Me desacomodó un poco sobre el colchón, pero todo valía la pena. Después de acomodarse bien a mi lado, sentí sus brazos rodearme en son de un cálido abrazo caluroso.
Hubo varios segundos entre los dos. A simple vista se vería como una muestra de que no nos entendemos o al menos no encontramos nada que decirnos, pero tanto ella como yo nos decimos todo aunque no se vea como mucho. Nuestros abrazos, besos, silencios. Son cosas que disfrutamos como si no existiera un mañana.
-Te ayudaré -le informé. Hye arrugó su entrecejo confundida no captando mucho lo que le trataba de decir.
-¿En qué me vas ayudar, mí amor? -preguntó. Giré un poco mí cuerpo con cuidado para ir en busca de sus ojos -Muevete con cuidado para que no te lastimes ¿Quieres que te ayude con la almohad...?
-En tu venganza -la interrumpí. Hye me miró tan asombrada -Nadie volverá a lastimarte, no lo permitiré -fruncí mi ceño -A todos esos que te hicieron tanto daño, la van a pagar y muy caro -sentencié.
Ella no dijo nada. Solo se quedó viéndome tan decidido.
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Faltan pocos capítulos para el final, y una vez termine, voy a actualizar los relatos con los que e comenzado, y actualizaré Forced to marry, y cuando termine al menos la segunda, espero traer una de mis tantas ideas que tengo en borradores para ustedes.
Gracias por el apoyo, y perdón por la tardanza con este capítulo pero estoy en una estaba algo complicada de mis estudios.
Lxs sarangheo💛
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