Capítulo 20

-MATALA, ROSE, MATALA, ¡QUE LA MATES! -los exasperantes gritos de Lisa se podían oír e incluso desde una gran distancia. Al ingresar al salón correspondiente, pude ver con mis propios ojos la patética escena en la que ella y su grupito de retrasadas, estaban subidas encima de las sillas enfrente de sus escritorios.

Enarqué una ceja. Ninguna de ellas aún no se percataba de mi presencia, pero fue notorio que el miedo prolongado en sus miradas, lo provocaba algo que no tardaría en averiguar. Con un caminar engreído comencé a acercarme poco a poco. Mis pasos eran silenciosos, el perfecto andar para aprovechar y hacerles cualquier maldad merecida.

-MALDITA SEA ROSE, ¡QUE LA MATES YA! -de nuevo su quejido mezclado por una orden resonó entre las paredes deshabitadas del aula. Todavía faltaba unos cuantos minutos para que el timbre sonara e indicara la siguiente clase. Seguí avanzando, como tigre asechando a su presa. Al mis inigualables ojos lograr percibir lo que tanto temían, fue inevitable no dejar escapar una risita divertida.

Todas elevaron su mirada hacia mí. No prestándole atención a sus ceños inconformes, me agaché un poco para atrapar entre mí mano el animal más peligroso del mundo.

-¿QUÉ HACES AQUÍ, DESGRACIADA? VETE -peleó mi enemiga viéndome observar la criatura de antenas con mucho detenimiento. Alcé mis cejas y no respondí. Enseñándoles la expresión más maléfica que tenía en mí arsenal, sin previó aviso ataqué a la castaña, arrojándole encima de sus senos el dichoso  animal por el que tanto gritaban -¡AH! ¡QUITAMELA! ¡QUITAMELA! -la capitana de porrismo empezó a sacudir sus manos envuelta de miedo. Por otra parte mis carcajadas burlescas, mezcladas por pequeñas lágrimas y un inevitable dolor de estómago era algo que no cesaba. Nunca en mi vida, me había llegado a reír tanto como lo hice enfrente de esas brujas.

-Solo es una simple cucarachita -mi timbre de voz se oyó aún más burlón -Tranquilas, ella no es carnívora -seguí riendo sin parar. Lisa eufórica comenzó a insultarme, pero entre más lo hacia, más me burlaba, lo gozaba mientras salía del salón nuevamente.

Iba por los pasillos pensando en mis nuevos planes de venganza. Por más que tratara en idear algo, nada se me ocurría, forzando a mi mente en crear en una estrategia adecuada, rápidamente llegó a mi memoria un recuerdo que me sería muy útil. Esta misma mañana cuando salía de la clase de música alcancé a escuchar una plática que me llamó por completo la atención. ¡Excelente! ErA hora de ponerla a práctica.

-¿Un auto nuevo? ¿Ups! Lo siento por ti, querido -mis labios se curvaron en una sonrisa maliciosa. Pensando en la segunda fase de mi plan, deduje que era el momento adecuado para procesarlo.

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Mi vista se enfocó en el gran cielo nublado. Si no me daba prisa en llegar a casa era más que probable que la lluvia me alcanzaría en el camino y para mi desgracia sin paraguas, o al menos algo que me cubriera un poco. Aseguré mi mochila para salir de una vez, pero antes de hacerlo quise echarle un vistazo a la reacción del moreno cuando viera lo que le había hecho a su preciado convertible blanco última gama.

-POR UNA MIERDA ¿QUIÉN SE ATREVIÓ HACERLE ESTO A MÍ AUTO? -metió un grito al cielo. Posando sus manos sobre su revoltosa cabellera, desde lejos observé su rostro tan rojo echa una furia. Satisfecha por mi cometida seguí mi camino.

Llantas desinfladas. Vidrios rotos. Rallónes por doquier. Machacones fundidos. Sí, eso había hecho, y mucho más.

-Si te creés tan millonario, niño baboso. Comprate otro y deja de lloriquear -dije mirando por última vez a un NamJoon que muy furioso, me maldecía sin saber que había sido yo la causante.

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(Park Jimin)

Al salir del hospital y verme recuperado un poco, tomé el primer autobús que llegaría a la ciudad de Seul. Con rapidez caminaba las calles repletas en personas desconocidas que corrían con sus paraguas por la lluvia. Me faltaba un poco para llegar a casa, pero si no encuentraba un lugar en donde podría esperar a que el aguacero cesara un poco, terminaría más mojado de lo estaba. Sin más opciones, ingresé a un café, no tenía mucho dinero en mis bolsillos pero mis planes no eran esos exactamente, sino, encontrar un techo en donde podría refugiarme.

Al ingresar no pude evitar mi torpeza y resulté chocando contra una chica que al inesperado impacto de nuestros cuerpos, me resultó echando todo su café caliente encima de mi.

-Oh, que mierda ¿Ahora esto? -me quejé sacudiendo mi camisa. La chica apenada y se guiró automáticamente y para ayudarme con lo que habíamos ovacionado ambos en mi camisa, me ayudó un poco limpiando inútilmente el desastre con un pañuelo.

-Perdón, yo no quis...

-No te preocupes. Fue un accidente -no se porqué no terminó su frase. Pero estaba más concentrado el limpiar la mancha de café en mi camisa blanca, que sólo supe responderle aún así ella no hubiera terminado. Levantando un poco mi mirada para averiguar con que rostro me topaba, la inesperada mujer de uniforme estudiantil muy provocativo, enredó sus brazos en mí cuello y en sorpresa me besó. Abrí mis ojos como grandes platos.

Confundido logré apartar la chica de mi lado. Mis ojos se encontraron fijamente con la rubia más hermosa que jamás había visto en mi vida. Su rostro se me hacia familiar, muy conocido, por un segundo la llegué a confundir, pero era imposible. Mi bella Hye era la chica más sencilla del planeta, en cambio esta, tenía ese algo de malicia e inocencia que me cautivaba. Dejándome arrastrar por su mirada, de nuevo permití que me besara con tanta emoción reflejada.

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Estén atentos porque entramos a la etapa final de la historia, en cualquier momento puede aparecer un capítulo con: Último capítulo.

Así que estén atentas.

Lxs sarangheo💛

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