Capítulo 18

-¡Hay mamá! Eso duele...

-Entonces quedate quieta cariño o así nunca podré peinarte.

Faltaban pocas horas para que mi fiesta de quince años empezara. No éramos millonarias pero con lo poco que teníamos pudimos hacer lo que se pudo para que al menos se viera bien. Con una sonrisa en mis labios no me quería apartar del espejo. Me sentía como una princesa en este vestido rosa tan llamativo mientras lucía con elegancia unas finas zapatillas que me hacían ver más alta. Entre más avanzaba el reloj, más me consumía la desesperación.

¿Y si ninguno viene? ¿Acaso también seré tan desgraciada que precisamente en mi día me hacieran semejante desplante cuando entregué montones de invitaciones? De nuevo miré el reloj, preciso marcó las ocho de la noche y ninguno por cortesía vino a tocar la puerta. Esperando los invitados enfrente de la puerta poco a poco iba perdiendo mis esperanzas.

-Cariño -sentí la tibia mano de mi madre recargarse sobre mi hombro. Inevitablemente bajé mi mirada.

-Nadie vendrá, mamá -con rapidez limpié las lágrimas que bajaban por mis mejillas.

-Espera un poco más, quizás se ha...

-No mamá -me invadió la melancolía -Deten todo esto. Ya nada sentido, nada -llorando corrí hacia mi habitación. Azotando la puerta al ingresar me lancé sobre el colchón, odiaba mi vida ¿Por qué tenía que ser así? ¿Por qué tenía que yo ser así? Tan gorda, tan fea, sin dinero, sin amigas y un amor que no se sabía donde estaba, o si llegaría por gracia.

Con enojo me bajé de la cama. Tenía tanta frustración, enojo, miles de sentimientos encontrados que al querer desquitarlos con mi hermoso vestido, un motivo muy importante me hizo detener a tiempo.

-Que no se te ocurra hacer semejante idiotez, Hye -me regañaron de pronto. Desesperada empecé a mover mí mirada en cada dirección tratando de hallarlo, pero entre más buscaba, menos lo veía -Hermosa, estoy aquí al frente tuyo.

Mis ojos se enfocaron hacia el balcón vecino. Caminando con lentitud hacia allá me llené de una gran alegría al ver por fin al chico que me robaba los pensamientos a cada segundo.

-¿Jimin? -estuve a punto de llorar.

Mis manos enguantadas se aferraron de la baranda de mi balcón. Park, quién estaba al frente de mi, vestido tan elegante, como un completo príncipe salido de cuento de hadas, me sonrió con gran dulzura.

-Te vez aún más hermosa. Como una princesa, mi princesa -acabó de asegurar. Rápidamente el llanto de hacía unos segundos, fue reemplazado por un sonrojo.

-Tardaste mucho en llegar.

-Lo sé. Pero ya estoy aquí -animó -Baja. Te tengo una sorpresa -me invitó.

-¿Una sorpresa? -me emocioné.

-Solo baja para que lo veas -retirándose del balcón de su habitación fue dispuesto a salir de su casa. No dudé en imitarlo, corriendo para bajar torpemente estrujé a mí hermanito menor que no dudó en quejarse. No le presté atención, yo solo quería estar con el hombre que amaba con todo mí corazón.

Al salir de casa me topé con mi príncipe que ya venía hacia mi. Con rapidez. ¿Como hizo para llegar aquí tan rápido? No me importó nada más, yo solo quería darle un gran abrazo. Lanzándome en sus brazos Jiminie no dudó en corresponderme.

-Te extrañé, te extrañé mucho. Ya no te vuelvas a ir por favor -hundí mi rostro en su cuello. El pelirrojo apartó un poco su cuerpo del mío, levantando mi mentón con su dedo índice, su inesperada sonrisa tierna, se transformó en una maléfica.

-Idiota -masculló. Su dicho no lo comprendí -¿De verdad eres tan... Tonta que pensaste que era Jimin? -rasgando sin piedad la parte superior de mi vestido rosa, me lo volvió trizas.

Jihyung. Es Jihyung a quien tenía enfrente de mis ojos. De la nada empezaron a llegar las mismas personas que había invitado a mi fiesta, pero sus rostros no se veían formales, más bien se podía decir de que tramaban algo.

-Miren a la gorda -la irritante voz de Lisa se hizo presente -Ahora si parece una ballena, ni el vestido le sirve.

De nuevo el juego mental, y no sólo era eso, si no también las agresiones físicas que tuvieron contra mi empezando a tirarme tomates, huevos, rasgar mi vestido, jalar de mi cabellera hasta verme rendida ante ellos. Mi madre súper preocupada salió a mi encuentro para defenderme de cada uno de ellos, pero sus carcajadas y burlas seguían presentes aunque ya poco a poco se iban retirando.

-SI NO SE VAN LLAMARÉ A LA POLICÍA -amenazaba mi madre súper furiosa. Tirada en suelo, con raspones, rasguños, despeinada y mi vestido destruido, apreté mi mandíbula con fuerza.

-Basta de llorar, Kim Hye -enojadísima me volví a colocar de pie como una guerrera. Limpiando mis lágrimas en el proceso, mi rostro se tensó en una mirada tan espeluznante, que todos maldijeron al llegar a verla -Me las van a pagar -hablé con tanto rencor -HARÉ QUE CADA UNO DE USTEDES, SE ARREPIENTA EL HABERME HECHO TANTO DAÑO. NUNCA SE LOS PERDONARÉ. NUNCA.

Lisa y su grupito de amigas.

Jin y NamJoon.

Y sobre todo...Jihyung.

Los haría sufrir de una manera en que se arrepentirían de haberme causado tanto daño. Ya estaba harta de ser débil, que me trataran de gorda y fea.

Muy pronto conocerían a una Hye que todos aclamarán porque regresará la gorda nuevamente.

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😳 (mi cara por lo que acaba de pasar)

💛

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