16. The Illness
Quedé profundamente sorprendido de la manera en que me despedí de Lenna y la frivolidad con la que le dije "adiós". ¡Fue increíble! Me sentí tan liberado. Ahora ella necesitaba ayuda, ahora ella era la inconforme y la que no podía aceptar a Quiroz, pero ¿Quién la ayudó? ¡Yo no! Oh, qué bien me siento. No me rebajé ni le pedí hablar, no le rogué ni la seguí como un perro. ¡Estoy feliz y orgulloso! Queda demostrado que puedo seguir mi vida sin necesidad de rebajarme ante Lenna, y ¡Sin pensar en ella! Oh, genial, la estoy superando y eso me hace sentir bien.
Jade conduce de regreso a casa, pues tenemos mucho que planear y material que preparar. Ella nota mi felicidad y piensa que es por Lenna, pues sí lo es, pero no del modo que cree.
—Dime ¿Dónde encontraste a Jules? —pregunta mientras le baja el volumen al radio.
—En un pasillo, hablando con alguien—respondo alegre por lo sucedido, también por "Time of The Season".
—Estaba hablando con Lenna—dice Julian.
—Oh, genial—el enojo de Jade reluce, pero no es necesario—. ¿Ahora qué hizo?
—Está muy triste. Se la pasó llorando y se veía mal, pobrecita.
Mi sonrisa decae al ver que se trata del sufrimiento de alguien aunque aún amo. Pero ¿Ella pensó en mí? Claro que no. ¿Yo por qué debo hacerlo?
—Pues se lo merece—dice Jade y sigue con su vista sobre el volante—. Digo, nadie la manda a estar con un golpeador o a ser una novia tóxica.
—Mamá, no digas eso. Lenna es una chica muy linda. No merece llorar.
En estos instantes me siento como una mierda, pues mi hijo tiene más consciencia y valor que yo. Pero es la inocencia de un niño, a esa edad no reconocen el mal y creen que todas las personas son buenas.
—Pues escucha esto, John Julian—exclama Jade—. Ella se merece eso y mucho más. Y más te vale que la olvides, pues ella no significa nada para ti. ¿Escuchaste? Deja de defenderla.
—Pero mamá...
—¡Pero nada! ¿O qué? ¿Ella te llevó en el vientre? No. ¡NO! ¿Verdad? Que haya sido la amante temporal de tu padre no significa nada. Ella no tiene ningún valor para ti ni para él. ¿Comprendes? Ella no valió nada para tu padre, no fue nada importante para él. Así que ya cállate y déjame conducir.
Me conviene escuchar sus palabras, sé que no son ciertas, pero debo creer su veracidad. Será una manera más efectiva para superar la situación.
De pronto, veo que se aproxima una joven de cabellos rubios, rizos largos y mirada espectral. ¡Es Lenna! Esta frente a nuestro automóvil. No, no, corrijo, no es Lenna, es aquella malvada alucinación que ya no había aparecido.
—¡Alto! —grito asustado.
—¿Qué pasa? —pregunta Jade.
Aquella Lenna se pega al vidrio del auto y empieza a gritar tan fuerte que aturde mis oídos. Yo cierro los ojos, pero sigue ahí.
—¿Vas a dejar que me humille de esa manera? ¡Joder! Voy a tener que defenderme—dice determinante.
—¡Aléjate! —pido horrorizado.
Pero ella cruza a través de mi cabeza y traspasa mi carne hasta tomar posesión de mi cuerpo. Jade y John Julian miran confundidos todo esto, pero como estamos en la carretera, ella no puede detenerse.
—¿Estas bien? —cuestiona John Julian.
—Tú, maldita perra—digo sin pensarlo.
—¿Qué diablos te pasa, Charles? —Habla Jade, sin la más mínima idea de que sucede.
—¿Piensas que Charles no me ama? Pues estas equivocada. Él me ama y amó más de lo que te imaginas, y más de lo que pudo haberlo hecho contigo. ¿No lo sabes? ¿O no lo quieres reconocer? Pues es la verdad, y te lo digo—pronuncio esas palabras, que no están conectadas con mi mente ni mí criterio, sólo son dichas sin control.
—¿Qué es maldita perra? —Surge una duda de John Julian.
—¡Charles! No me hables así, y no ahora. ¡Estoy conduciendo! ¿No ves que no puedo parar?
—Pues no, no... ¡No! Nunca paras, siempre sigues molestando y molestando. Parece que joder es lo único que haces a Charles y a su hijo. Pero escúchame bien, zorra pelirroja, no vas a poder evitar que Charles y yo estemos juntos, porque ahora somos una misma persona. Déjate de idioteces, él me necesita. ¡Y por eso estamos juntos! Será mejor que te calmes, porque si no...
—¡Basta! ¡Me estresas! —se queja.
—¿Qué es maldita perra? —John Julian sigue con duda.
—¿Te estreso? Pues tú eres quién me estresaba a mí, cuando me amenazabas diciéndome que no podría estar con Charles—hasta hablo diferente. ¡Qué miedo! No puedo parar—. Ahora soy yo quién no va dejar de joderte.
—¡Cállate ya! ¿Qué te pasa?
—Maldita perra, maldita perra—repite Jules como si fuera algo digno de decir.
—¡Estoy harta de ti! Si pudiera, te mataría.
—¡No puedo con esto! ¡Para ya!
—¡Pues yo voy a conducir ahora! —dicté enfadado.
No sé qué pasa, pero, en estos momentos, mis manos comienzan a sostener el volante y a querer quitárselo a Jade. Pero yo no quiero hacerlo. ¡DETENTE! Exclamo en mis adentros, pero no me obedezco. Es una fuerza sobrenatural la que me controla, una locura maniática que no me deja parar. El coche se hace para un lado y luego para el otro. Raspa el fango, ella quiere retomar el control pero no puede. John Julian sigue pronunciando "maldita perra" como si fuera un chiste o una canción infantil. No puedo con esto, Lenna ríe pero no aparece, soy el único que puede escucharla y saber a qué se refiere. Jade no puede más, mi fuerza es más constante y dominante. Tomo el volante y el auto se desvía totalmente, hasta estamparse contra un árbol.
(...)
Mis ojos se abren con lentitud, el fuerte sonido del automóvil chocando contra el tronco de aquel árbol milenario es algo que retumba por mi cabeza y no me deja despertar completamente. Es extraño, pues suena con firmeza, hasta que se va haciendo más bajo gradualmente y termina acabándose al poco tiempo.
Esa Lenna que parecía hermosa en un principio y comenzó siendo una ilusión de un amor no correspondido, la magia de la mente combinada con la desdicha, terminó siendo la más horrible y maligna de las alucinaciones. Es curioso, cuando la Lenna real era violenta y brusca, ella era tierna y comprensible. Ahora que la Lenna real se ve triste y débil, ella es ruda y malvada. No sé ni qué pensar.
La Lenna que ha creado mi mente se ve como un espectro maligno ahora. Tiene unas ojeras grandes, una piel pálida, como si estuviera pudriéndose, una sonrisa que va de mejilla a mejilla, y parece más perturbadora que feliz.
—¿Por qué? ¿Por qué no me dejas en paz? —le pregunto con discreción.
—¿Por qué te quieres deshacer de mí? —cambia la interrogante.
—Porque nunca voy a poder estar contigo. Jamás descubriré la maravilla de besar tus labios y la excitación de tener tu cuerpo.
—¿Y ese es motivo para querer sustituirme por Jade?
Hasta su voz sonaba fúnebre, ya no era una tierna tonada que con melodía armoniosa inundaba mis oídos, ahora era una rara voz distorsionada.
—No. Pero tengo que superarte, tengo que mandarte lejos.
—¿Acaso no te he dicho que somos una misma persona ahora?
—¡No! —Vocifero con firmeza— ¡No quiero tenerte dentro de mí! Quiero olvidarte, tanto a ti como a la de carne y hueso. Quiero aceptar y saber que nunca estarás conmigo de ninguna manera. Tú y yo no somos una misma persona, no somos más que el recuerdo de un sueño perfecto. ¿No puedes entenderlo? Quiero que te vayas, quiero que me dejes ser feliz. ¿Oíste? ¡Vete ya!
Cierro mis ojos en señal de que deseo que se vaya, pero en ese momento, entran mi madre acompañada de Margaret Ander, la madre de Jade. Fue un golpe brusco darme cuenta de que estaba en un hospital.
—¿Con quién hablabas? —pregunta mi madre.
—Con nadie—me recuesto, confundido.
—Estoy segura de que hablabas con alguien—insiste.
—Nada... Me acabo de despertar, de seguro sólo fue un sueño—me justifiqué.
—Yo también hubiera querido que el accidente fuera un sueño, una pesadilla, mejor dicho—interviene Margaret—. ¡Pero no fue así! Por tu irresponsabilidad, Jade y John Julian son quienes pagan las consecuencias.
—¿Qué quiere decir?
—Jade fue quien habló al hospital después de que, gracias a tu irresponsabilidad, hicieras que el coche se saliera del camino y chocara contra un árbol.
—¿Mía? ¡Pero si ella iba conduciendo!
—No quieras echarle la culpa a mi pobre hija, estúpido—dice enfadada—. Ella me dijo que empezaste a insultarla y a decir un montón de incoherencias sin sentido. Espero que estés feliz.
—¿Cómo está John Julian?
—Ella se encuentra bien, por si te lo preguntas—no lo hice—. Pero tú te vas a responder la pregunta, tienes a un hijo muy delicado y con anticuerpos débiles. Oblígalo a pasar un accidente y ¿Cuál es el resultado?
—¡Basta de rodeos, señora Ander! Estábamos discutiendo, fue culpa de los dos.
—Ella no dijo nada.
—Insultó a John Julian sólo porque él habló con Lenna.
—Oh—mamá se preocupó— ¡Así que estaban discutiendo por esa mujer! Maldita la hora en que se cruzó en tu camino, Charles.
—Madre, por favor. Ni siquiera sabías que estaba pasando.
—Ojalá Jade pudiera decir que defendías a esa loca. Pero no tiene ni idea de qué diablos estabas diciendo.
—¿Qué significa eso, señora Ander?
—He hablado con Jade y dice que estabas hablando como si fueras Lenna y no tú. ¡Mi pobre chica! Presionada por conducir, su hijo diciendo groserías y su esposo actuando como un psicótico.
—¡Eso ya no importa! — (Un momento, ¿dijo esposo?)— Lo que yo quiero saber es ¿Cómo está John Julian?
—Señora Ander, hijo, por favor, no discutan aquí. Sé que es una habitación privada, pero pueden perturbar la paz de otros—dijo mi madre, siempre saliendo por el camino más apacible—. Lo que Margaret quiere decir, Charles, es que, a pesar de que John Julian hubiera salido ileso, eso fue sumamente perjudicial para su débil cuerpo. Tú no eres ajeno a su enfermedad, y nosotras tampoco. Por lo tanto, aunque este bien físicamente, por dentro no lo está. Ahora se encuentra en otra habitación, le faltaba el aire y estaba muy debilitado. Eso es lo que Margaret quería decir.
Oh, por Dios, soy una completa basura. ¡Mi hijo está pagando las consecuencias por un caso que él no tiene nada que ver! Soy un verdadero estúpido y un completo cobarde. No puedo cuidarme a mí y pretendo que podré hacerlo con John Julian o Lenna. ¡Qué idiota soy!
—Lo siento. Madre, señora Ander, sé que no sé los he dicho. Pero creo que tengo un problema.
—No, querido, tú eres el problema—señala Margaret.
—Puede ser. Les explicaré, estábamos en los estudios de Dark Tiles, firmando un contrato discográfico...
—¿Contrato discográfico? ¿Para ti? —pregunta mamá.
—Para los dos.
—¡Oh! —La rabia de la señora Ander pareció disiparse al escuchar eso— ¡Mi niña va a ser una súper estrella! Lo que siempre quise, si no era eso, quería que fuera actriz.
—El punto es que John Julian se escapó y se encontró a Lenna. Empezaron a platicar y yo lo encontré. Como se habrán enterado, yo he protagonizado escándalos públicos por seguirla sin ninguna dignidad. Por eso, en vez de seguirla como loco, decidí pedirle mi anillo, el anillo que le había dado hace unos años, en señal y símbolo de nuestro trabajo y unión. Se lo pedí y le dije adiós, demostrando que no volveré a buscarla.
Ellas parecen calmarse y aprobar esa buena parte de la historia. Pero, no sé cómo les voy a decir la otra parte, que enloquecí.
—Por lo tanto—continúo—, salí muy feliz y con una gran sonrisa, demostrando que ella ya no tenía ningún poder sobre mí. Jade lo malinterpretó todo y pensó que había vuelto a rogarle. John Julian dijo que ella se encuentra triste y ella le dijo que no hablara más de Lenna, pues, de acuerdo a sus palabras, ella no significó nada para mí.
—Y supongo que ahí empezaste a defenderla—intuye Margaret.
—Sí, pero realmente no. No lo hice yo—tomo aire—. Madre, señora Ander, no sé cómo explicarles esto, pero...
Justo en el momento en que ellas conocerían el posible comienzo de otra enfermedad, mi padre, el despiadado James Vandebilt entra al cuarto aún con gritos y desapruebo de la enfermera, quien le dice que no puede estar aquí.
—Mary, señora Ander, váyanse de aquí ahora mismo—ordena.
—James, no, por favor. Él no estaba consciente, fue un accidente que...
—¡Qué se vayan las dos! —pide enardecidamente.
Las dos señoras salen y hacen que la enfermera siga sus pasos. Papá me ve con rabia y, aunque ya tenga 35 años, me siento más débil que un niño de diez.
—Creí haberte dicho cómo ser un buen padre.
—¡Vete! No necesito tus palabras—intento defenderme.
—Pues parece que sí, y también necesitas que alguien te dé una buena lección.
Diciendo esto, se saca el cinturón y parece que me pegará. ¡NO! ¡Qué absurdo!
—Aléjate, ni se te ocurra—pongo mis manos en frente, en señal de oposición.
—¿Ah? ¿Me pones condiciones?
Es claro que no lo pensó antes de pegarme de la misma manera que solía hacerlo hace veinte años atrás o más. Su frío cinturón de cuero se siente con firmeza sobre mi piel fría y pálida.
—¡Detente ya! ¡Soy un adulto ahora!
—¡Pues actúa como uno! —pide otra vez— Porque estas peor que niño chiquito, siguiendo las faldas de las mujeres. No te importó poner en riesgo la vida de tu propio hijo. ¡No! —regaña mientras sigue pegándome— ¡Tenías que defender a esa arrastrada!
—¡Ya cállate! ¿Quieres? No tengo porque escucharte. ¡Enfermera! ¡Doctor!
—¡Claro! Siempre pidiendo ayuda porque eres un maldito cobarde, un imbécil que no puede defenderse. Eso es lo único que eres, Charles. Hasta me das pena.
—¡Pues vete ya! Si tanto te doy pena, olvídate de mí. ¡No te tengo a la puta fuerza!
Al ver el escándalo y tumulto que salía de mi cuarto. El doctor y su enfermera no tardaron en hacerse presentes y calmar la situación. Con sigilo, el médico le pide a mi padre que se retire antes de que sea tarde. Él lo hace, pero dejándome una advertencia:
—De acuerdo, sigue con tus caprichos, sigue aferrado a esa niña. La realidad es otra, nunca estarán juntos. Y no sé qué ganas pensando lo contrario, idiota.
Se marcha y me dejan solo en el cuarto. Al saber que sus palabras son reales, no puedo evitar llorar y las lágrimas salen sin permiso. No sólo arriesgué la vida de John Julian y Jade, sino también la mía. No puedo seguir con esto. Iba tan bien, iba aceptando poco a poco que Lenna no estaría a mi lado jamás. ¡Oh! Necesito quitarme a esa mujer de mi corazón.
(...)
Los días pasaron y pronto, todos nos mejoramos y recuperamos gradualmente. John Julian lloró, y dijo que no le gustaba ver a sus padres discutir ni decir palabras de extraña procedencia que él no entendía. Era comprensible su enojo y confusión, él estaba en todo su derecho de sentirse así. A mí tampoco me gustaba ver a mis padres discutir, corrijo, ver cómo mi papá golpeaba a mi madre por la razón que fuera. Prometí que eso no pasaría si es que algún día tendría hijos, pero pasó en un círculo vicioso y cadena terrible. Se repitió en la mía y John Julian fue el principal testigo.
Así que prometí que no volvería a pasar. Los tres regresamos a vivir juntos y, desde ese momento, como que Jade y yo intentamos restablecer nuestra relación usando como raíz la preparación del nuevo disco. Pero me di cuenta que ni siquiera musicalmente teníamos puntos en común.
—Tengo una lista de covers que me gustaría grabar—dice en nuestra primera sesión.
—A ver—miro su escrito— ¡Pero Jade! Son puros covers y abarcas el número de canciones permitidas.
—Así es. Son mis canciones favoritas.
—No sé, creo que podíamos escribir algo nuevo.
—Tú no escribes canciones. Ni las compones, no puedes reprocharme nada de covers cuando tu vida se basa en Paul McCartney y Wings.
—Lo sé, pero quisiera intentarlo.
—Es como si le hicieras honor a ese collar que te regalé. ¡Mira! Ni siquiera porque te di algo muy difícil de encontrar, pudiste valorarlo.
—Pero Jade, valoro el collar. En serio.
—¿Eh?
—Desde que me lo diste, no me lo he quitado.
—¿En serio? Pero te lo regalé en nuestro primer aniversario de bodas, como por el 2011, después del nacimiento de Heather.
—Sí, me lo pusiste y no me lo he quitado desde entonces.
—¿De verdad? No me había dado cuenta, pensé que te lo ponías al instante de despertar.
—Duermo con él—aclaro.
—¿Y cómo le haces para bañarte?
—Lo cubro con una bolsa.
—Es asqueroso.
—¡Pensé que valorarías que yo lo valoro! —reclamo con justa razón.
—Pues sí. Tal vez tu incompetencia para hacer canciones se deba eso mismo, a ese collar—da una absurda idea.
—Claro que no.
—¡Piénsalo! Atado a ese collar todo el tiempo. Es por eso que te dan ganas de siempre componer algo de Wings o tienes tus aires de McCartney promedio.
Y desde ese momento, supe que esto sería complicado.
No me equivoqué y ella tampoco. Es por eso que siempre recuerdo canciones de Paul para cada momento o instante que sucede en mi vida. Por ejemplo, en los momentos de trabajar o grabar algo con ella, sólo escucho el tono deprimente y trágico de "On The Way".
https://youtu.be/pGSOySFSmbs
¡Es que en serio maldigo el momento en donde Jade Ander se cruzó por mi vida! No nos podíamos poner de acuerdo con nada. Ella siempre imponía lo que quería y sus deseos. Comprendo que, gracias a ella, tengo otra oportunidad de demostrar mi verdadero talento como músico y se lo agradezco. Pero ¡A veces pedía unas cosas imposibles! Con hasta decirles que ni siquiera los ingenieros podían darle gusto ¡Porque ni siquiera sabía lo que quería! Así lo resumo todo.
—¿Te gusta así? —le ponía los audífonos y escuchaba.
—No, un poco menos...
Movíamos la mezcladora y...
—¡Demasiado agudo!
Le dejaba en un punto medio y...
—¡Muy grave!
¡Joder! Y así nos pasábamos las horas.
Ah, pero cuando Lenna Vail Epstein se asomaba un poco o pasaba...
¡Yo le daba un beso a los labios a Jade! Con el justo motivo y extraña razón de darle celos y ella nos viera.
—No... ¡Así lo quiero! —movía la mezcladora. No se daba cuenta de que la utilizaba.
¡Y era como yo lo había puesto antes! Recordar estos malos estragos y momentos sólo hace que mi desesperación y deseo por componer canciones originales fuera total y completo. Así que me encuentro en la comodidad de mi habitación, rodeado de mi tiro al blanco, dardos sobre las fotografías de Lenna y desorden gradual, listo para recibir la inspiración y el piquete creativo.
—No debe ser tan difícil escribir algo. Me voy a basar en el modelo McCartney y Beatles, pues con ellos hizo melodías más fáciles, no realmente. Aunque bueno... Algunas de Wings eran tan fáciles que... Bah—digo mientras afino mi guitarra.
Pero justo cuando algo se me ocurre...
—¡Oh Charles! ¿Qué haces? —entra mi madre sin permiso.
—¡Ya tenía una idea! ¿Por qué no tocas la puerta?
—Lo siento, hijo. Pero considero que esto es más importante.
—¿Qué es?
—¿De qué colores quieres las rosas? ¿Azules o rojas?
—¿Flores para qué? —pregunto mientras tomo una cerveza. El alcohol es esencial para la inspiración.
—¡Tonto! Pues para tu nueva boda con Jade.
Escupo la cerveza al oír eso.
—¿Mí qué? ¿Has perdido la cabeza?
—Después de una separación, me alegro que, a pesar de todo, vayan a volver a ser una familia.
—Mamá, ¿de qué mierda estás hablando? No me voy a casar con Jade otra vez—digo molesto.
—Claro que sí lo harás. Ya estamos preparando todo.
—Mamá, no lo haré.
—Después de todo lo acontecido, tu padre, Margaret Ander y yo consideramos que es lo mejor. La responsabilidad por John Julian y su familia se unirá nuevamente bajo un lazo del matrimonio, que está vez será duradero.
—¿En serio? Pues no pasará
—Charles, por favor, tienes que reconocer que tu vida después de Jade ha sido un desastre. ¡Mira lo que ha pasado! Y tus absurdas ideas de seguir con la música dan frutos gracias a ella. ¿Qué de bueno te ha traído la tal Lenna? Nada, Jade te dio a tu hijo y auténtica estabilidad. Por eso consideramos que es lo mejor que se vuelvan a casar.
No soporto más. Voy a estallar y lamento tanto hacerlo frente a ella:
—¡No funcionará esta vez! ¿Crees que o me di cuenta de que tú y la señora Ander planearon todo desde un inicio? ¡Tú elegiste a mi primera esposa! Querías inculcarme la estúpida tradición de permanecer a tu primera mujer para siempre, porque eso es lo que hizo mi padre contigo. Por eso, ambos han estado soportándose, porque no tienen valor para terminar. Pero mi vida no será así, madre. Yo no tengo porque estar con Jade, yo soy libre y tengo derecho a estar con quien quiera. No voy a volver con Lenna, pero ni creas que me casaré o me ataré con Jade otra vez. Así que vete con tus rosas. ¡Oíste! Y si Jade aprueba esta idea, dile que está loca.
—No hijo. Ella está igual de terca que tú. Pero aceptarán los dos, ya verán que es lo mejor para todos—finaliza y se va.
¡Nunca! Jamás volvería a casarme con Jade. Ella fue un gran error y no lo volveré a cometer otra vez. ¡Qué idea tan absurda! Y lamento que esto me haya cortado la inspiración que tarda tanto en llegar. ¡Maldición!
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top