10. I'm Carrying
Después de la fiesta, estuvimos arreglando y dejando todo en su respectivo orden. La familia de Jade y la mía nos ayudaron con dicha labor, pero era una dificultad para mí. Quiero decir ¿Saben lo complicado que es descombrar estando tan ebrio? Lo es, y mucho.
Durante toda la fiesta, no dejé de visualizar a Lenna ahí, estaba en todo momento y lugar, conviviendo como si nada. Yo la presentaba como mi mujer y nada más, ella estaba a mi lado muy contenta. Pero tenía que volver a la realidad cuando no era ella, sino Jade.
En fin, mis padres se fueron a la mañana siguiente, un poco después de Margaret y Peter Ander.
—Qué bueno que te volvimos a ver—dijo mi madre mientras me daba un gran beso.
—Digo lo mismo—respondí, pero con un gran dolor de cabeza, pues me punzaba con mucha intensidad.
—Llámanos más seguido ¿De acuerdo?
—Sí.
—Mary, por favor, déjame hablar un momento a solas con tu hijo. Entra al auto.
Ella hizo dicha acción y entró sin decir otra palabra. Papá me miró con esos ojos de autoridad y seriedad que tanto me provocaban miedo, pero intentaba disimularlo lo mejor que podía.
—Haz hecho lo correcto, Charles—me puso una mano sobre mi hombro—. Dicen que después de todo un largo camino, uno siempre termina volviendo a casa tarde o temprano. Y eso mismo ha sucedido.
—¿Tú crees?
—Sí, tu casa y tu familia están aquí, con Jade y John Julian. Así que no deberías sorprenderte por eso. Es muy bueno que al fin te decidieras a volver con ella.
—Sólo estamos viviendo juntos, no nos cansaremos de nuevo ni nada por el estilo—aclaré.
—Claro, es lo que todos dicen—guiñó el ojo.
Al fin los dos se marcharon y fueron. Esperaba no volverlos a ver.
Al instante y, antes de entrar a la casa, tomé sin permiso las llaves del coche de Jade y fui al hospital particular en donde atendían a John Julian, necesitaba saber más sobre esa enfermedad, extraña y hereditaria.
—Hola, pase, señor Vandebilt—dijo el médico.
—Hola, sé que sonará negligente, pero justamente ayer, mi ex mujer me dijo que John Julian tiene una enfermedad ¿Es cierto?
—Pensé que ya te lo había dicho.
—¡No! Por supuesto que no, ella no lo hizo. Me mantuvo ciego e ignorado por unos años.
—Sí, Charles. Toma asiento—hizo lo mismo—, lamento decírtelo, pero es cierto. Los anticuerpos de John Julian no son los más fuertes, ni eficaces. Esto ha empeorado conforme él va creciendo. Es por lo de tu enfermedad ¿Sabes?
—Sí, la recuerdo.
—Incluso tu hija Heather Louise estaba más débil aún.
—Sí, lo sé.
—Pero no te preocupes, con la medicación adecuada, estamos haciendo todo lo posible para que sea capaz de producir los anticuerpos que demanda cada día.
—Una pregunta, ¿y yo? ¿Por qué no estoy mal?
—Estás mal, y lo sabes—dijo el doctor—. Sólo que a ti te afecta otra cosa... Tú sabes a lo que me refiero.
—Sí—dije incómodo.
—En fin, no te preocupes. John Julian está aceptando muy bien los medicamentos y todos los antibióticos. Estará bien.
—Pero ¿Eso significa que la probabilidad de que muera se ha reducido?
El doctor se tardó varios momentos en responder, pues se notaba incómodo.
—No, Charles. La amenaza seguirá ahí para siempre. Pero esta etapa de crecimiento es la decisiva, se demostrará si puede lograrlo. Es un 50/50, Charles, no te puedo asegurar de que sobreviva o no.
Esas palabras me hicieron sentir peor. John Julian fue un niño milagro, todo el mundo sabe lo difícil que fue para mí ser padre, y que él haya logrado salir de un óvulo que yo fecundé, fue tan impresionante como increíble.
—Bueno y ¿De qué manera puedo ayudar? Aparte de pagar el tratamiento, claro.
—Lo más importante que pueden hacer Jade y tú, es cuidarlo. No permitan que salga a ambientes fríos, ni los cambios bruscos de temperatura, ni de cualquier tipo. Algo menor, pero de igual relevancia, es que no lo hagan enojar, su cuerpo se concentra en sólo una cosa, y no puede distraerse con berrinches o preocupaciones. Eso también sería de vital ayuda.
—¿Algo más?
—Correcta alimentación, ejercicio y cosas saludables.
—Muy bien.
Ya me iba a retirar, pero antes de salir, el doctor me interrumpió diciendo:
—Charles, odio decir esto. Pero otra forma de ayudar es haciendo que estos, sus años más importantes, sean felices. No me gustaría decir que serán los últimos, pero mejor estar prevenidos.
—Así lo haré—estipulé con decisión.
Nunca me sentí como un buen padre, quiero decir, les di todo lo que pude durante sus primeros años de vida, les di ropa, comida, cama, casa y techo sin dificultades; caprichos, postres, dulces y mucho más. Pero me sentía como el peor de los padres y no entiendo completamente la razón. Me sentía tan mal de haber aplastado el pastel y decirle cosas tan hirientes ¿Y si John Julian deseaba recuperarse y yo le robé esa oportunidad? No, debía ser más justo y pleno que se enterara que no todo en la vida es alegría, pero ¿Por qué robarle su ilusión?
Imagínense eso, a pesar de que fui a comprarle otro pastel, me sigo sintiendo culpable. A pesar de que la fiesta siguió omitiendo ese espectáculo vergonzoso, me sigo sintiendo culpable. ¿Por qué? ¿Qué pasa conmigo? Y otros desgraciados como mi padre, que no se dedicaron a hacer más que unos golpeadores, abusivos y otras atrocidades, creen estúpidamente que son buenos padres. ¿No tiene conciencia? ¿No tienen cruda moral?
Sé que fui un mal esposo, le pegué a Jade, pero ella me engañó en más de una ocasión. Y no tenía vergüenza ni cinismo de decirlo o admitirlo, ni de reprochar que ellos "sí son hombres". Y ¿Siguen pensando que ella fue la víctima? Sé que fue un gran error pegarle a Jade o quererla hacer a mi gusto y mandamiento, pero me detuve y la seguí tratando con respeto incluso cuando nuestro matrimonio acabó. Además, siempre he creído que ella estuvo más implicada en la muerte de Heather Louise, y no sé fue a despedir de ella. ¿Y aún sigo siendo yo el malo?
Ah, y el caso más reciente. Sé y admito que fui un posesivo con Lenna, que no la trataba bien emocionante, pero fueron acciones más buenas que malas. ¡Y me pagó así! Siendo tan injusta, siendo tan mala, quitándome lo que más quería y destruyendo aquello que nos costó tanto hacer. ¿Es justo?
¿Por qué ninguno de los tres tiene remordimiento? Quiero decir, Jade mostró un poco. Papá ha seguido tan ciego desde mucho tiempo y no piensa abrir los ojos jamás. Y ¿Lenna? Bueno, cabe decir que se está gastando millones en ese hombre, que está, literalmente, sirviéndole todo lo posible. ¿Y yo? ¿Acaso no tiene respeto por mí? No, no. ¡No lo soporto ni acepto!
—¡No! No...—grité harto y le pegaba al volante.
—Charles, por favor, deja de pensar en lo que esa malagradecida te hizo. Sabes que no soy yo—dijo aquella Lenna, más amable, más atractiva y que sólo aparecía en mi mente.
—¿No eres tú?
—No. Desde el momento en que te conocí, una parte de mí se pegaría a tu cuerpo. Ahora vivo dentro de ti, y esa mujer que te dejó por David Quiroz es una mala imitación. Ahora vivo por y para ti.
—¿En serio? Oh, ven y dame un beso.
Era consciente de que no era real, pero los besos y su cuerpo sí que se sentían tan verdaderos. Era como aquellos tiempos maravillosos en donde no había nada ni nadie que nos molestara. Pero nadie podía comprenderlo.
—¿Qué demonios estás haciendo? —preguntó Jade al tocar la ventanilla del copiloto.
—Nada, nada—me restablecí.
La invité a pasar.
—Fui a hablar con el doctor.
—Oh, por todos los cielos—dijo preocupada— ¿Y qué te dijo?
—Pues hablamos sobre la enfermedad de John Julian, y tiene un 50/50 de sobrevivir o de morir.
—Bueno, la tenemos de gane.
—Así es, pero nada de peleas, ni preocupaciones.
—Charles, yo estoy bien. Tú eres quien causa los problemas.
—Oh, genial ¿Soy yo? ¿De verdad?
—Claro que sí, me sorprende que sigas los ideales de los hippies esos de los Bicles, de "todo lo que necesitas es amor", pero tú eres un problemático.
—Mira Jade, no vamos a señalar culpables, no ahora ¿Quieres?
—Claro, porque tú serias el principal.
—¡Basta! He dicho que nada de peleas.
—De acuerdo.
—Jules no debe tener complicaciones de ningún tipo. ¿Comprendes? Así que, veremos la cuestión del dinero.
—Me están dando parte de la fortuna de mi padre, y tengo un buen trabajo. En cuestión monetaria no está mal, nunca lo ha estado.
—Tienes razón, y aunque lo que me dejó la señorita Quiroz haya sido una pequeñez, también puedo aportar dinero a la casa.
—Charles, no me digas así. ¡Soy tuya! Soy tu pequeña mujer—dijo aquella Lenna.
—¡Vete de aquí!—grité.
Jade se quedó asustada por eso, pues fue inesperado y sin control. Me apené.
—Lo lamento, no era para ti. Olvida lo que pasó.
—Bueno, retomando lo anterior, por la cuestión monetaria no hay que preocuparse.
—Así es.
—Charles, estuve investigando y, la mayoría de los problemas de los adolescentes surgen porque estos no tienen una buena relación con la figura paternal. Tal y como nos pasó a ambos con nuestros respectivos padres.
—Sí, eso no es un secreto.
—Mira, yo te propongo que traeré lo mejor en cuestión de dinero sin ningún problema. Pero tú, a cambio, cuidarás de John Julian. Si tus padres se enteran de esto, podrían odiarte, pero no me importa. Lo único vital es que restablezcan esa relación que parecía perdida.
—Concuerdo plenamente contigo—admití.
—Haremos el cambio de roles; tú serás quien tenga las riendas del hogar, de la limpieza y todo ese tipo de cuidados. Mientras que yo traeré el dinero a la casa.
—Oh... —dije no muy convencido.
—Sé que es difícil para ti, pues has crecido en un ambiente que te dijo que era al revés; hombres al trabajo y mujeres en la casa. Pero no tiene nada de malo invertir los roles puestos por la sociedad.
—Sí, no dije nada—. Aunque lo pensaba.
—Además, nunca sabes cuándo serás tú el único a cargo de ambas cosas.
—Espero que nunca, Jade.
—Y por eso, ahora, nos apoyamos mutuamente—me acarició el cuello—. Somos dos fuerzas, Charles, dos fuerzas que apoyarán a su hijo en todo lo posible. Nadie nos puede reclamar por eso.
—Yo sí —dijo Lenna, apareciéndose súbitamente otra vez.
Di un gran brinco y me bajé del coche.
—Anda, entremos—pedí.
Hicimos dicha acción y ahí se encontraba nuestro único retoño, miraba la televisión muy entretenido. Nos sentamos a su lado y Jade apagó el aparato.
—Hijo, necesito pedirte una gran disculpa—le dije.
—¿Por qué, papá?
—Por lo que te dije el día de tu cumpleaños. Actué como un verdadero imbécil, no debí decirte eso. Los deseos y sueños pueden hacerse realidad.
—No te preocupes, papá. Sé que estabas enojado, quiero decir, todos hacemos eso cuando estamos molestos.
—Gracias por comprender, espero que no haya más errores.
—No los habrá. Mientras siguen conversando, voy a hacer de comer—dijo Jade y se fue a la cocina.
Nos quedamos los dos solos, juntos, sentados sobre el sofá. Pasé mi brazo por su espalda y era un gran momento de contacto mutuo. Hace mucho tiempo que no lo hacíamos, fui un irreverente con él. No dejo de sentirme culpable por la situación.
—Oye, ¿por qué no vino Lenna a la fiesta?
Maldición.
—Oh, el niño se preocupa por mí—dijo Lenna que aún no se iba.
—Ella no pudo venir—respondí al instante.
—¿No la invitaste?
—Claro que sí, pero no pudo asistir. Eso es todo.
—Papá ¿Es cierto que ella está con otro hombre?
Abrió la maldita herida. No podía mentir.
—Sí hijo. Ella está con otro hombre.
—Bah, de lo que se pierde, porque tú eres muy atractivo y guapo.
—Sí, ella se lo pierde—dije con una sonrisa pesarosa.
—Además, tú puedes tener a todas las mujeres que quieras. Por ejemplo, mi mamá.
—Oh, Julian...
—Podrían estar juntos.
—No lo sé, ¿a ti te gustaría?
—¿Eh?
—¿Te gustaría que me casara otra vez con tu madre?
—Sinceramente sí, papá.
—Tal vez podríamos considerarlo, hijo.
—Sería maravilloso—me dio un abrazo.
Yo atendí este buen gesto, pero aquella Lenna que no me dejaba de perseguir, no miraba esto de una manera adecuada.
—Sería ridículo que te volvieras a casar con ella sólo para darle placer al moribundo, Charles. Pero más ridículo sería que lo hicieras por rencor y despecho, no seas estúpido.
Hice un ademan para que guardara silencio.
—Bah, de todos modos no me importa ¿Sabes? Podrás estar con ella o con cualquier otra mujer, pero sabes que tú y yo ya somos una misma persona. Y eso ni tú ni Jade lo detendrán—finalizó.
(...)
En fin, eso mismo ha sucedido después de mi separación con Lenna Vail Epstein. Han pasado varios meses desde aquello, y ahora me he dedicado a vivir tranquilamente con Jade y John Julian, sin interrupciones y valorando cada vez más el trabajo de una ama de casa. Me cuesta trabajo creer que ya es 2022 y ha pasado mucho tiempo desde que nos alejamos mutuamente. Es cierto que esa ilusión que finge ser Lenna no ha dejado de molestarme, se aparece en los momentos menos esperados, pero no he tenido el valor para decirle a alguien sobre esto. Jade no lo entendería, y la prensa ha tomado normalmente mi separación con Lenna. Quiero decir, apenas ha sido un párrafo en los periódicos, pues fue tan superfluo y estúpido que no valía la pena desperdiciar más tinta. Y han concluido en cosas tan naturales: "Ella está con Quiroz y él volvió con su ex mujer por despecho".
Idiotas, si supieran que es más profundo que eso.
También ha sido complicado adaptarme al modelo de "amo de casa" impuesto por la sociedad, quiero decir; hacer de comer, ir por el niño, ayudarle a sus tareas, trabajos, comprar el mandado y limpiar la casa. Es muy estereotipado, pero es la cruda verdad. Y no tengo otra más que acostumbrarme. Al principio fue difícil soportar las miradas de aquellas madres de familia que me miraban a su lado, esperando por mi hijo de esa secundaria. Pero ya lo tomo con naturalidad.
Lo que más me sorprende de esto, es la paradoja que representa, quiero decir; me costó años tener una vida auténtica y extraordinaria. Y, he vuelto a la monotonía del día a día más rápido de lo que pensé.
No crean que porque vivo con Jade es sinónimo de dormir con ella, para nada que no. Ella tiene su habitación y yo la mía, la mía es más grande y tiene un montón de cosas, tiradas y esparcidas en diferentes puntos del cuarto. Son notas periodísticas, fotografías de cuando Lenna y yo estábamos juntos, discos de Paul, objetos de Wings o de The Beatles y otras bandas de rock. Todo eso decora el sillón donde ahora me encuentro sentado, con mi fiel Ibanez a mi lado. Bolsas de basura, papeles tirados, restos de comida y de cerveza. Y claro, los cigarros y la droga no podían faltar.
También tenía una pared con un montón de fotos de Lenna y David, a lado estaba un arco que utilizaba para lanzarles una gran flecha y así me desquitaba. A veces eran cuchillos o dardos, no sé, dependiendo de lo que tuviera a mi alcance.
Y lo peor de todo, es que la gente pensaba que yo estaba bien. Era mi falsa fachada, mi nueva máscara.
Ya entiendo lo que decía Lenna de que su habitación era su "santuario" y yo me sentí así. Era mi refugio personal, y aunque estuviera tirado y sin arreglar, para mí era el mejor de los ambientes.
Cuando ellos no estaban y las tareas finalizaban, yo aprovechaba para tocar con mi guitarra.
Ahora era turno de algo melancólico, I'm Carrying estaba bien.
https://youtu.be/HkrIg1d_s58
«By dawn's first light i'll come back to your room again
With my carnation hidden by the packages
I'm carrying, something
I'm carrying something for you »
Es un ambiente particularmente comprometedor, es justo la mañana y el amanecer sale con la intensidad de sus rayos del sol. Entran a través de mi oscura y desgarrada cortina y dan luz a lo que parece ser mi jodido cuarto y vida.
Mientras canto, no dejo de pensar en Lenna y estas misteriosas apariciones de su persona. ¿Por qué? ¿Por qué se empeña tanto en atormentarme? ¿No le bastó con dejarme en la plenitud de la ruina?
«Ah, long time no see baby sure has been a while
And if my reappearance lacks a sense of style
I'm carrying, something
I'm carrying something for you »
Ella y Quiroz han hecho de su vida el peor de los exhibicionismos y la merca de la publicidad. No hay nota televisiva que no se dedique a hablar de ellos. Dan entrevistas, dan todo lo que se les ocurra y son endiosados. Incluso si sus acciones son absurdas, tontas o sin sentido alguno. Siempre le encuentran "arte" a las cosas, hasta para hacer del baño encuentran arte.
Lo que más me duele de todo esto, es que la gente se ha concentrado más en ese par. Mientras que a mí me mandaron la basura. Tal vez ese sea el lugar a donde pertenezca en realidad. Pero he creído lo contrario toda mi vida.
«I'm carrying.
I'm carrying, can't help it. »
Y Lenna se dio cuenta, la verdadera, la real me dejó porque sabe que Quiroz vale más la pena que yo. Tal vez tenga razón.
Pero yo no lo sabía ¿O sí? No puedo responder, porque sigo muy afectado por su partida, que me niego a creer que sea cierto. Pero es un mecanismo de defensa para aceptar el inmenso dolor.
«I'm carrying.
I'm carrying something for you. »
Aunque ya no puedo seguir negándolo.
Pensar en esto sólo me hacía llenar de lágrimas, lágrimas que invaden mis ojos sin previo permiso, que me hacen estar mal aunque aparente lo contrario. Lágrimas y tristeza que ya no puedo permitir. Y si ella vive bien y feliz ¿Por qué yo me estoy mortificando por eso?
«I'm carrying.
I'm carrying something for you. »
—Charles, detente. Tal vez pienses que estamos alejados pero ¿No has comprendido? Te he dicho que somos una persona a partir de ahora.
—Lenna de mi mente, ¡no quiero volverme loco! Así que márchate, ¡márchate ahora!
—¡Pues te jodes! Soy como un tatuaje que se ha quedado impregnado en tu alma. Y no puedes hacer nada al respecto.
—¡Vete! ¡Ya!
La alarma suena, son la una de la tarde y tengo que ir por John Julian. Creo que gritarle a esa falsa ilusión de Lenna dio sus frutos, pues ya no me está gritando.
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