Lumos.-

Capítulo dedicado a we_moonchildrxn, lo prometido es deuda. 

"Hechizo que proyecta luz desde la punta de la varita."

Taehyung ha comenzado a desaparecer en las noches.

Es por eso que Jimin no puede evitar preocuparse, aunque en realidad, más que preocupado, está asustado. El menor entre los dos lleva cerca de dos semanas en un mutismo selectivo, su amplia sonrisa del pasado reducida a muecas forzadas e incómodas que poco podían relacionarse con la personalidad espontánea de Taehyung: sin risas, sin conversaciones animadas, sin energía y con una mirada que parecía llena de angustia.

Una parte de sí mismo sabe que se trata sobre aquel incidente con su figura de conejo, donde alguien la quemo sin que Jimin pudiese evitarlo, pero tras casi dos semanas desde aquel momento, Taehyung sólo se ha retraído más en sí mismo, sin darle oportunidad de ayudarlo siquiera a encontrar quién la persona que lo hizo. Incluso aunque no conoce la historia tras la figurilla, sabe lo importante qué era para el menor, lo mucho que la atesoraba.

Jimin tan sólo... tan sólo desea sanar un poco su dolor.

Ha intentado preguntarle, apresarlo entre sus brazos luego de un momento de placer juntos, con sus labios repartiendo besos sobre el pecho de Taehyung y la pregunta sobre sí todo está bien colándose en el medio. La respuesta es siempre la misma: "claro que sí", pero con sus palabras vienen también sus músculos tensos, su respiración haciéndose levemente más pesada y el gesto de tranquilidad en el menor borrándose por completo de su fino rostro.

Fue entonces que notó que salía a hurtadillas del dormitorio.

Había sucedido por primera vez tres noches atrás, unas cuantas horas más tarde de que Taehyung hubiese dado su última ronda como Prefecto en el piso de los dormitorios de Gryffindor y que Jimin lo esperase revisando un informe de Artes Oscuras que debía entregar la mañana siguiente. Se había tratado de una noche normal, de una despedida normal con un suave beso en los labios antes de que cada uno se acomodase en su cama.

Jimin notó que salía cerca de la una de la mañana y fue casi un milagro que ninguno de sus compañeros de habitación lo notara también cuando Taehyung prácticamente se golpeó con todo objeto entre su cama y la puerta del dormitorio en su intento de ser sigiloso, algo en lo que falló por completo cuando un quejido de dolor resonó en la habitación porque se había golpeado tal vez con bastante fuerza la cabeza con la puerta. De haberse preocupado por la situación, Jimin se habría reído.

Espero que volviese, sus ojos cerrándose con esfuerzo mientras mantenía la vista fija en la puerta, pero se quedó dormido en algún punto de la noche y para cuando el sol se coló por las ventanas, Jimin descubrió a Taehyung durmiendo en su cama, con disimuladas ojeras en su bonito rostro, pero como sí su misteriosa salida nunca hubiese sucedido. Confió entonces que lo hablarían, que Taehyung le contaría qué lo había motivado a salir así y por qué no le había dicho de cualquier cosa que estuviese preocupándole. Lo espero durante ese día y al siguiente, tres en total... pero Taehyung nunca dijo nada.

En cambio, siguió saliendo cada noche.

.- ¿Estás listo para el primer partido de la temporada, capitán? – la voz de Johnson, un estudiante de tercer año de Gryffindor, le distrae de observar el rostro de Taehyung, donde las ojeras se acrecientan con cada día que pasa – Escuchamos que será con Ravenclaw.

Jimin sonríe para ellos mientras se anima a desayunar por fin, estirando su mano para tomar un trozo de pan: .- Lo es, chicos. El equipo ya está preparado – es todo lo que dice antes de girarse en dirección a Taehyung, que come en silencio y con la cabeza gacha – Lo que me recuerda que debo ir a hablar con Madame Hooch sobre los días que nos prestará el campo para los entrenamientos. ¿Irás a vernos practicar?

El prefecto no contesta, en cambio, sus ojos se alzan hacia él en una silenciosa pregunta sobre lo qué ha dicho y Jimin sabe entonces que todo lo que estuvo diciendo por los largos quince minutos que llevan sentados en el gran comedor, Taehyung lo ha estado ignorando. Se pregunta, inevitablemente, sí es a propósito o no, pero algo en el gesto confundido del menor responde la pregunta por él, provocándole un suspiro cansado.

.- Te preguntaba sí irás a verme practicar, bebé – trata de sonar tranquilo, dedicándole una sonrisa cariñosa que provoca en Taehyung un sonrojo leve sobre sus bronceadas mejillas ante el apelativo - ¿Qué dices? Pensaba pedirle a Madame Hooch el campo para el viernes, así luego podemos darnos una vuelta por las cocinas y tener un picnic o algo. ¿Te gusta la idea?

Taehyung, sin embargo, no alcanza a contestarle cuando un mando de lechuzas comienza a cubrir el gran comedor, los paquetes de diferentes tamaños y colores envueltos en sus patas caen sobre las mesas con fuerza en un espectáculo de cada mañana: la nueva edición del Profeta llega a casi todos los estudiantes, paquetes de dulces o con regalos pequeños, incluso algunas cartas familiares. Como aquella que ahora Taehyung sostiene en sus manos, observando el escudo de la familia Kim dibujado sobre la cera que cierra el sobre.

.- ¿Tu madre? – es la pregunta de Jimin, observando el gesto apesumbrado que de pronto cruza el rostro del menor, siendo consciente de la pésima relación que hay entre Taehyung y Yang min, su madre – Sí no quieres leerla...

.- No es de ella. Es de papá – le corta, alzando sus ojos en su dirección justo antes de enseñarle el sello estampado sobre la cera, algo que sólo su tradicionalista padre haría para enviarle una carta – Debe ser... algo importante.

Jimin no lo nota, más ocupado en asentir para él, pero Taehyung dirige su mirada en dirección a la mesa más lejana a la suya, donde los uniformes de color verde esmeralda resaltan bajo el sol que se cuela por las ventanas. Sus ojos ubican con facilidad el cabello oscuro de Jungkook, sentado en la esquina más cercana a las puertas del comedor y rodeado tan sólo por sus dos amigos; el menor en ningún momento alza la mirada en su dirección, más concentrado en la carta que sostiene en la mano, una idéntica a la que él ha recibido.

.- ¿Vas a leerla? – la pregunta del capitán le obliga a bajar la mirada, dándose cuenta de la evidente preocupación que se esconde en los ojos de Jimin – Tu padre no suele escribirte...

Taehyung lo sabe, es consciente que sí su padre se ha tomado el tiempo de enviarle una carta es porque se trata de un asunto importante, uno que, al parecer, involucra también a Jungkook y es eso algo que al prefecto no le agrada pensar. ¿Qué tema podría involucrarlos a ambos? Las respuestas son obvias, pero desalentadoras.

.- Taehyung, tienes que leer esto – es una de sus compañeras de año la que habla, abriéndose espacio a su lado en el banco mientras le tiende la edición del día del Profeta, la misma que la mayoría de los estudiantes están leyendo con atención – No sabía que el beso del dementor aún se utilizaba, lo lamento.

Aquellas palabras lo confunden, pero no lo hace la fotografía que se mueve en la primera plana del periódico; Taehyung reconoce la imagen de uno de sus recuerdos más desagradables, uno de esos que desea borrar de su memoria para no cargar con la culpa ni el dolor. Es su abuelo, quien se tambalea con un gesto maníaco en su rostro y los ojos fijos en la cámara, sus brazos amarrados a su cuerpo con una venda blanca ancha mientras lo conducen a la fuerza dos aurores.

La imagen se reproduce hasta terminar en la sonrisa que se extiende por su rostro, una de absoluta demencia.

Sus manos sueltan la carta para tomar el periódico, sus ojos viajando por las letras que alguien desconocido ha escrito sobre uno de los peores crímenes cometidos en los últimos años, años tras la guerra y en los que la "paz" solía ser la palabra favorita de todos. Sus ojos se saltan automáticamente el recuento de los hechos, de las víctimas de su abuelo y van directamente al párrafo que habla de su deteriorada salud física y mental, a la línea justa donde dicen que el Ministerio de Magia ha tomado la decisión de aplicarle el beso del dementor.

Sus manos tiemblan a la vez que sus ojos se nublan en lágrimas.

Piensa en los recuerdos que compartía con su abuelo, las tardes de juegos, los inviernos blancos llenos de travesuras, la sonrisa amable del hombre que le había cuidado durante sus primeros años. Piensa en Jungkook sentándose en las piernas de su abuelo para escuchar un cuento mientras él se sentaba en el suelo, jugando. Son recuerdos que valora, que resultan tan bellos que son dolorosos comparados con los últimos momentos.

Sabe que su abuelo merece el castigo, que los años en Azkaban jamás le harían justicia a lo que sucedió aquella mañana, pero... ¿el beso del dementor?

.- Tae... - la mano de Jimin se cierra sobre la suya, que tiembla incontrolable - ¿Estás bien?

El beso del dementor es el peor castigo inimaginable, le arrancarían el alma a la fuerza y con ello, morirían todos los recuerdos que Taehyung atesora en silencio y con culpa. ¿Cómo sus padres podrían permitir eso? ¿Cómo alguien podría creer que eso iba a devolverles a las víctimas lo que les había sido arrebatados? Por un segundo, un ínfimo momento, Taehyung es egoísta y piensa en que no desea perder a su abuelo, incluso aunque es un asesino.

Aquella sensación se va tan pronto como llegó e ignorando los susurros que comienzan a viajar por el gran comedor sobre él, su familia y lo que su abuelo hizo alguna vez, sus ojos se alzan de nuevo hacia la mesa del fondo, al rincón más cercano a la puerta en busca de su oscura cabellera... pero Jungkook se ha ido ya.

"Querido hijo,

Lamento profundamente estar escribiendo esta carta, pero prefiero que sea por mis manos y no por otros medios, que conozcas la noticia. Tras mucho tiempo deliberándolo, el Ministerio de Magia ha tomado la decisión de sentar un castigo ejemplar a crímenes tan horribles como el cometido por Kim Daehyun, tu abuelo y mi padre, con una condena igual de terrible: el beso del dementor.

Sé que los terribles actos de tu abuelo no sólo causaron daño al honor de nuestra familia, sino también a la forma en cómo cada uno de nosotros entiende el mundo y es por eso, hijo, que espero que el destino de tu abuelo no cause más daño en tu vida del que ya ha infligido descuidadamente. Estoy seguro que para él, tras su locura, sigues siendo su nieto y nunca deseó causarte dolor de alguna forma consciente; así como quiero creer con toda la fuerza de mi ser, que una parte de él se arrepiente por lo que le hizo a Jungkook, a quien también le escribí esta mañana para contarle la noticia, esperando que este castigo sane un poco la herida que causamos en él.

Conozco el deseo de tu madre de que Jungkook se participe de este proceso, tal vez como una manera de creer que al fin hemos sido perdonados, pero también sé que eso no sucederá, así como estoy seguro que tú lo sabes mejor que nadie. No creo que, en realidad, alguien pueda perdonarnos y, creo, que no lo merecemos. Por ello, hijo y con el corazón en la mano, te pido que hagas caso omiso a lo que tu madre te pida durante las próximas semanas. Ya he advertido de ello a Jungkook también en una carta pasada.

Mi precioso Taehyung, sí deseas, el Ministerio nos ha concedido la oportunidad de visitar a tu abuelo en San Mungo, bajo todas las medidas respectivas, para despedirnos de él antes de que el castigo sea aplicado, lo que será en unos dos o tres meses según progrese su estado de salud. Comprenderé que no lo desees, pero considera que es la última oportunidad que tendremos, todos nosotros, para encontrar paz luego de los años que hemos pasado.

Con amor, papá."

Las palabras de su padre se las lleva el viento cuando rompe la carta en pedazos, sus manos esparciéndolas al aire con un amargo sabor trepando por su garganta a la vez que las lágrimas pican en sus ojos, deseosas de liberarse como una manera de mostrar lo profundamente herido que se siente tras la noticia y las palabras de su padre. Deja que se pierdan en la oscuridad de la noche, llevándose consigo lo agridulce del día que ha vivido.

Ya ha tenido suficiente de todo por el momento, de las miradas indiscretas de sus compañeros, los murmullos a su paso e incluso que su director de casa le abordase para preguntar sí estaba bien. Había bastado con el silencio incómodo de Jimin, con el apretón fuerte entre sus manos mientras caminaban por los pasillos y él mantenía la cabeza en alto porque nunca había dejado, ni dejaría ahora, que lo hecho por su abuelo le hiciese menos.

El beso del dementor...

Aquello implica que su abuelo perdería todos los recuerdos, los buenos y los malos, que las historias de su infancia morirían y, por sobre todas las cosas, que las razones tras lo que había hecho desaparecerían con él. Las preguntas que Taehyung se ha hecho por años, aquellas que lo acosan cada vez que vuelve a casa y que le impiden abrir algunas puertas, las que viven en el silencio cruel desde que era un niño... todas se quedarían sin respuesta.

Tal vez es por eso que sus pasos van en dirección opuesta a su sala común, caminando con la seguridad que su insignia de prefecto le brinda mientras la oscuridad se cierne sobre él, la luna vislumbrándose a penas por los amplios ventanales del castillo. Su uniforme ondea en el frío viento, su cabello revolviéndose cuando sale al exterior y sus ojos ubican lo que ha estado buscando, lo que ha estado visitando persistentemente por ya cuatro noches seguidas.

Ha ido cada madrugada hasta allí, pero en ningún momento se sintió con la valentía suficiente para hacerlo, hasta esta noche.

Su mano entonces empuja suavemente la raída madera, escuchando el ulular de las lechuzas de fondo cuando se detiene en la entrada: .- Lumos...

La suave luz que proviene de la punta de su varita ilumina los ojos de los animales, quienes aletearon con fuerza dentro de sus jaulas con cada paso que Taehyung avanza en dirección a la lechuza que busca: sus plumas son blancas con un sutil sombreado café en su redondo rostro, sus enormes y amarillos ojos mirándole con algo de reconocimiento desde la distancia.

Su mano acaricia su plumaje con suavidad cuando al fin ha llegado hasta la jaula, ella gira su cabeza a favor de las caricias mientras Taehyung se las arregla para abrir el candado y dejar que ella se pose sobre su brazo, su peso recordándole lo que está a punto de hacer y provocando que un nudo de nervios se instale en la boca de su estómago, dudando de su decisión. Sin embargo, él necesita saber.

Se recuerda a sí mismo la mirada de Jungkook aquella noche ante las llamas, los recuerdos de su infancia que aquella figurilla representaba muriendo frente ambos. Taehyung había sido incapaz de decirle a Jimin lo que había visto, una parte de sí queriendo creer que todo se trató de un juego de su mente, pero sabe que no fue así, que realmente se trató de Jungkook y ya no quiere vivir con dudas.

.- Necesito un favor tuyo, bonita – susurra para el ave, deslizando un pequeño trozo de papel doblado contra el amarre en su pata derecha – Llévale esto a Kook...

La deja volar entonces... queriendo creer que tendrá una respuesta. 

Hola a todos,

Espero que hayan disfrutada del capítulo, aunque es obvio que hay cosas que no se han dicho y misterios pendientes que ya iremos viendo. ¿Alguna hipótesis o idea? ¡Quiero leer sus impresiones sobre lo qué está sucediendo, o mejor dicho, sobre el pasado de nuestros personajes!

Ya más adelante explicaré mejor lo del beso del dementor, lo qué hizo el abuelo de Taehyung y su relación con Jungkook, además de ahondar en qué fue lo que le envió con la lechuza (esto, particularmente, llegará... mañana ;) ).

En todo caso, espero de verdad que les gustará y prometo volver más pronto. Además que se nos vienen cosas interesantes.

No olviden dejarme sus opiniones.

Nos leemos pronto. 

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