10. Madre.
Fate era el tipo de alfa que nunca le preocupó los estereotipos jerárquicos ni mucho menos se preocupaba porque al mismo tiempo que Geno, su predestinado no había llegado. Pero en el caso de Geno, obviamente por ser un omega era peor visto por los demás lobos.
Para Fate, estar atado a un desconocido porque tenían que estar juntos ya que estaba destinado no definía tu lugar en la vida, y la manada no era nadie para juzgar eso, ni hoy, ni nunca.
Admitía que para no sentirse sólo durante el celo pasaba las noches en vela con su mejor amiga Lust tras las puertas de su habitación, pero ella posiblemente encontraría a su pareja este fin de semana, y bueno, no era como si le importara demasiado. Porque él sí quería sentir qué tan especial era el lazo de la prodigiosa Luna Roja para que dos desconocidos estuvieran destinados a enamorarse sin ninguna objeción ni motivo. Estaba tan dispuesto a vivirlo como aceptarlo, y rogaba que este año sucediera.
Le parecía absurdo pero a su vez hermoso.
—¡Delicioso! —sin poder contenerse hincó los dientes en la carne recién cocinada que se le había servido en el comedor de la manada, una cueva mucho más grande y aireada pero con pocos lobos alrededor que estaban presentes en ese momento.
Shattered, en cambio, cortaba su carne con lentitud utilizando los cubiertos de forma adecuada a diferencia del pelinegro con puntas doradas a su lado. Juraba que con su apetito voraz acabaría con todas las reservas de la manada para el invierno, pero recordaba fugazmente que por él y los demás Alfas Élites tenían alimento de sobra, así que negarle toda la comida que pide era impensable.
—Fate… ¿has notado algún comportamiento inusual en Geno últimamente? —las palabras del Alfa lo hicieron detenerse con la boca llena sin tragar y mirarlo sin ninguna expresión en su rostro.
Se detuvo un momento a pensar en su respuesta pasando la comida en las que quedaron en breve silencio. Si Shattered, el mismo Alfa, se dirigía a él a preguntar con preocupación por algo inusual que debió haber captado de Geno, era porque estaba tratando de dar con algo que aún no estaba seguro pero que definitivamente no era bueno. Apresuradamente y juntando las cejas en angustia, preguntó:
—¿Qué quieres decir? ¿Hay algo que deba enterarme de Geno?
—No, no. —se apresuró a tranquilizarlo. — Sólo… veo cómo escapa de su cueva todas las noches, justo cuando la luna está en su punto más alto. Aún sabiendo lo peligroso del bosque con Reaper afuera y los cazadores de los que me has hablado—el suspiro que exhaló se escuchó apesadumbrado, como una figura paterna preocupada por el cachorro travieso que nunca tuvo. Acarició su sien con lentitud, y miró a Fate en forma casi de súplica. — quisiera que le echaras un ojo por mí, la Luna Roja será el faro principal dentro de dos días y estaré demasiado ocupado organizando el evento.
—No te preocupes, Alfa. —Fate sonrió con confianza poniendo una mano en el hombro del mayor y líder de esa manada.
—lo tendré a la vista.
—Agradezco que Geno tenga un buen amigo como tú que lo cuide de sus propias travesuras.
—No es que signifique que yo no contribuya a ellas. —Fate rió un poco, Shattered le siguió la risa.
El silencio se apropió del lugar y el resto de los lobos que habían estado para cuando Fate había comenzado a comer se habían ido, dejando el umbral silenciado y que iluminaba la cueva y la roca del suelo. Shattered cerró su ojo con una pequeña sonrisa en sus labios, seguramente sumergido en sus recuerdos, y Fate le prestaba atención a su Alfa con seriedad, olvidando por completo la mitad de la carne en su plato.
—Recuerdo cuando mi esposa y yo habíamos deseado anhelar con ansias un cachorro, alguien que siguiera mi linaje y llenara de alegría nuestras vidas —mientras hablaba continuó cortando la carne con el cuchillo delicadamente, con naturalidad y nostalgia en su voz calmada — no sabíamos que mi esposa era infértil hasta que tras tres años intentándolo no tuvimos resultado. Pensé lo peor para mi manada y me hacía el tipo de preguntas: “¿quién será el próximo Alfa cuando yo muera?” “¿Quién seguirá mi linaje?” Por supuesto, mi esposa intentaba convencerme en adoptar. Pero yo deseaba un hijo que saliera de mis entrañas, que nos uniera un lazo sanguíneo y cuando llegara el momento de nombrarlo Alfa y líder de la manada me sintiera orgulloso. Ah, qué equivocado estaba. —soltó una pequeña risa, su ojo dorado chispeando vivamente. —Porque cuando esa mujer nos entregó a Geno en nuestros brazos sentí que podía darlo todo por mi familia.
—¿Quién? ¿Cuál mujer? —Fate se apoyó más en la mesa acercándose más al Alfa, como si fuera a contar un secreto de importancia, sentía que estaba conociendo un lado del pasado de Geno del que él, su mejor amigo de toda la vida, no estaba enterado, lo frustraba y ponía ansioso.
—Su madre. Una humana, la pareja de un viejo amigo amigo mío que murió por defenderla a ella y a sus hijos de un matón…
—¿Humana? —interrumpiendo su voz apacible en medio de esa cueva silenciosa, enseguida escuchó su propia equivocación y carraspeó, Shattered le dedicó una mirada de ansiedad. —lo siento… es que son muy escasas las situaciones en las que los humanos se ven involucrados como predestinado de un lobo. Me sigue tomando por sorpresa… —rascó su nuca nerviosamente. — Pero sobre todo el hecho de que la madre de Geno era humana.
—Sí. Geno no lo sabe, pero creo que tampoco debería saberlo. Por su propia seguridad, es lo mejor.
—Entiendo… —mordió su labio inferior pensando en la nueva información recibida, recordando esos momentos cuando Geno hacía sus propias preguntas sin respuestas sobre su madre y sus orígenes, Fate siempre le decía que no pensara en ello, cuidándolo desde siempre como un hermano mayor para que sintiera que en verdad estaba en familia. Pero Shattered seguía siendo su Alfa, por lo tanto, no tenía opción que vivir con la nueva verdad que ha sido oculta por todos esos años sin decirle una palabra a Geno sabiendo cuanto ha deseado saber del destino de su progenitora.
—Sé que puedo confiar en que esto no saldrá de estas paredes.
—Te doy mi palabra. —Fate tomó un sorbo de su jugo de manzana que había olvidado por completo, las preguntas picaban en su garganta ya que nunca habían tenido la oportunidad para hablar de dicho tema, para él, cuando apenas era un cachorro y Geno había llegado a la manada no se le permitió saber, ni siquiera el mismo Geno sabía lo que ocurría. Siempre pensó que era parte de Chikara, pero dentro de lo más profundo de su alma estaba consciente de que este no era su verdadero hogar. De cierta forma, a Fate le entristecía que fuera verdad. —aún así, tengo más dudas... significa que Geno es mestizo, ¿no?
—No. Bueno, su padre fue un Alfa de una manada en un bosque cercano, y su madre una Geisha muy conocida por su belleza. Aún así, es completamente de nuestra raza.
—¿Cómo murieron?
—El día que su madre me lo confió a mis brazos, me dijo que mi amigo estaba muy malherido y había huido al único lugar donde creía que Geno podría estar a salvo, conmigo. —un suspiro de nostalgia escapó de sus labios, sumido en los recuerdos con los sentimientos que creyó enterrados por el polvo. Su mirada se desvió lejana a la mesa—recuerdo sus ojos; suplicantes porque al menos uno de ellos se salvara. Si recuerdo bien, creo que Geno no fue su único hijo.
—¿Tiene hermanos? No me lo imagino como el mayor —una pequeña risa escapó de Fate, sin embargo Shattered ni se inmutó a la pequeña broma haciendo que el de ojos ámbar se arrepintiera casi enseguida, prosiguiendo con seriedad.
—Mis recuerdos son borrosos, pero puedo intuir que es así. Si sólo me entregó a Geno, significa que los otros dos son humanos… y por supuesto que no saben de su existencia.
El silencio de Fate hizo terminada su conversación, ninguno de los dos se levantó, pero tampoco se movieron para de terminar con su comida fría, uno enterrado en sus recuerdos y el otro guardando la información recibida en lo más profundo de su ser, porque la advertencia era clara.
Le será diferente ver el rostro de Geno después de salir de allí. Sin embargo, su corazón le afirmaba que estaría mal si le hablara de su madre muerta y de que en realidad no pertenecía al linaje Chikara de sangre, ¿cuáles serían las consecuencias? ¿Al saber la verdad, se iría de la manada? ¿Buscaría a sus hermanos humanos? Era imposible que supiera la verdad si el Alfa y ahora él sabían todo eso, así que no podría recriminarle en un futuro por qué lo sabía y no le había dicho nada.
Con la mente un poco menos pesada, se despidió de Shattered y salió de la cueva a patrullar por los alrededores del territorio de la manada. La noche comenzaba a recaer sobre su cabeza mientras corría libremente y su pelaje azabache con reflejos dorados al transformarse se fundía con las sombras.
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