Bueno, ahora México se encontraba solo, pensando, no estaba ni triste ni feliz, estaba   neutral, no sabia si creerle al peruano, sabia bien que Chile no seria capaz de eso ¿O si? Aquellas preguntas lo confundían aun mas.  De repente, alguien tocó la puerta de aquella casa, con algo de pereza abrió la puerta y se encontró con el de 50 estrellas, el otro no pudo ni decir "Hola" debido a que el de alas le cerró al  instante, ¿Que hacía él aquí? Lo que faltaba, venía a burlarse de lo que encontrara, pero, esta vez no fue así, su voz sonaba algo calmada, el estadounidense habló

- México abre la puerta, te quiero decir algo demasiado but demasiado importante -.

Y así, el mexicano volvió a abrir la puerta con algo de desconfianza, lo miró a los ojos y esperó lo que tenía que decir el otro

- Well..Perú te está mintiendo, el idiot contó su "gran hazaña" hoy cuando nos juntamos, so..No hagas caso a las estupideces de Perú y sigue con Chile, bueno, eso era todo, cuidense, por cierto, se ven lindos juntos -.

Habló el de lentes para proseguir a retirarse, fue como si un ángel le hubiese venido a salvar de sus dudas, bueno, ahora, USA se ganó un 20% de cariño de parte del mexicano.

Cuando regreso el chileno de ir a comprar, el mexicano lo abrazó fuerte con una gran sonrisa en el rostro, se sintió algo tonto por pensar aquella estupidez, bueno, ahora solo quedaba hablar con el peruano, pero, en este momento no era muy importante, el de escudo solo quería estar abrazado al otro mas que nunca.

- Bueno, ¿Y? ¿Que paso con México? -.

- Cambio repentinamente a como siempre, así bien feliz, no me quiso decir porque había estado así, supongo que pensaría que era una estupidez y por eso no me dijo nada -.

- Oh, bueno, me alegro.. -.

Hablaban el peruano y el chileno, el de estrella había ido a contarle al peruano y recibir quizás como siempre, un consejo del buen peruano, quizás le había mentido al otro con que iba a comprar pero, necesitaba hablar con su mejor amigo, mientras que, el otro ya pensaba algún plan para deshacerse del mexicano en aquella relación.

- ¿Hola? ¿Perú? -.

El mexicano llamó al peruano por teléfono, para saber bien cual era su propósito de aquella mentira que derrumbó por un día al de escudo

- Ah, si, hola, ¿Que necesitas México? -.

Preguntó el otro con algo de molestia, pero, por suerte no era notable, no se esperaba lo que estaba por venir

- ¿Por que me mentiste? -.

- ¿De que hablas pe'? -.

- No te hagas el pendejo, ya se que me mentiste de lo de Boli y Chile, así que, ¿Por que chingados me mentiste? -.

El otro solo cortó la llamada y aunque el otro lo volviera a llamar, no respondería nunca, ni aunque México vaya a su casa, el otro no abriría la puerta, intentará ignorar al mexicano a toda costa, nunca diría porque lo hizo, simplemente ignoraría al otro hasta que se olvide del problema, lo cual, México nunca haría.