Día 9 - Fotografía

Cuando creció nunca se imaginó que la vida sería de esa forma. No cuando todo ha ido tan bien hasta ese momento. Tanto que sin inconveniente por parte de sus padres logro tomar un semestre sabático para poder enfocarse en su nueva afición, la fotografía.

Todo se acomodaba perfectamente. Era el calendario de otoño de la universidad el que menos estudiantes registraba durante el año, por lo que esperar 6 meses para hacer trámites en esa época no era una idea ilógica, sumado a ello quería aprovechan que la nieve se iría yendo gradualmente y con ella las bellezas de la primavera y el verano se harían presentes.

Le gustaba tomar fotos de todas las cosas bellas que veía, desde una flor, hasta atardeceres propios de una postal, y fue por ello por lo que cuando su lente se cruzó con la sonrisa de Felix, no dudo ni un segundo en pulsar el botón.

Nunca olvidaría esa primera fotografía que le haría, el rubio mirando la nube de burbujas de jabón que caían del cielo, sonriendo tan alegremente, con los ojos brillando como si fuera oro el que caía del cielo y no agua con detergente.

Su respiración se detuvo en ese momento. No había visto tal placer en los ojos de un adulto y esa luz lo hizo acercarse a él inmediatamente, como una luciérnaga que se siente atraída por la luz.

Felix, un nombre poco común en corea, duda que fue aclarada cuando se acercó su hermano, Christopher, quien le explicó que, aunque sus padres eran de coreanos, ellos habían nacido en Australia.

¿Cómo es que 3 desconocidos podían convertirse en amigos en unas horas? Hyunjin nunca lo sabría, solo puede recordar los minutos posteriores a esa sonrisa.

Les mostro la ciudad como alguien que ha vivido ahí 19 años, se enteró además que ellos estarían ahí justo un año; curiosos de conocer la tierra natal de sus padres, ambos habían solicitado un intercambio escolar por un año en corea para empaparse de sus raíces.

La noche de ese día, Hyunjin y Bangchan habían intercambiado teléfonos para volver a verse, mientras el más pequeño solo le había regalo una nueva sonrisa, esta vez más tímida.

Jamás creyó que esa sonrisa lo perseguiría por la noche, en la mañana al despertar, que lo haría preguntarse que es lo que estarían haciendo en ese momento el par de hermanos, pero sobre todo con que cosa sencilla estaría en ese momento Felix maravillado.

Libre de cualquier compromiso, por semanas, el pelinegro se convirtió en un tercer hermano de los australianos, les ayudo a encontrar un departamento cómodo para vivir, y los acompaño a la conocer la que sería su universidad por ese próximo año.

Bangchan era estudiante de música y Felix iba por gastronomía, por lo que el cambio de cultura favorecía ampliamente su crecimiento profesional.

Tal vez porque era el más pequeño, tal vez porque Chan lo trataba tan cuidadosamente, tal vez porque era simplemente hermoso... Hyunjin se encontró protegiendo su sonrisa, se encontró tomando una y mil fotos del pequeño rubio.

Felix había sido tímido con él al inicio, uniéndose a las conversaciones que tenía con su hermano en ocasiones, pero sin continuar una con él cuando lo intentaba estando a solas. Tal vez era un necio, tal vez no quería aceptar que no pudiera tener más de ese rayito de sol, tal vez realmente amaba la dulce timidez del menor.

Fue unas semanas antes de que ellos iniciaran clases que finalmente el pequeño australiano comenzó a ser más cercano a él. Iniciando el saludo y preguntando por su día. De más esta decir que Hyunjin se sintió muy feliz de ello y en un momento de arrebato tomo su mano para llevarlo consigo a ver un pájaro que parecía haberse adelantado a su parvada en el frío de Febrero.

Su piel era tan suave y blanca, tan pequeña que despertó en él aún más ese deseo de protegerlo. Pronto Felix se disculpó y pidió de vuelta su mano, apenado de que ante los nervios esta hubiera comenzado a sudar. Siendo egoísta, se negó a hacerlo, y le respondió que cuando esto le molestara, entonces él voluntariamente soltaría su mano. De más está decir que eso no paso.

La escena se repitió varias veces y tal vez derrotado, el menor dejó de intentar que soltara su mano, dándole una pequeña gran satisfacción a su corazón.

Pero Hyunjin era ambicioso, y pronto sostener su mano no fue suficiente, entonces quiso sostenerlo entre sus brazos. Como sus avances anteriores, esto también fue un acto revolucionario para el menor, a quien la primera vez que sostuvo, tembló entre sus brazos.

"¿Tienes miedo de mí?" preguntó a su oído, Felix negó con la cabeza entonces se sujeto a él con sus pequeñas manitas.

No era consciente de como el amor iba creciendo en su corazón, como cada acto de timidez del chico no solo le provocaba sonrisas, sino también le llenaba el alma.

Bangchan debió haberlo sabido en todo momento, porque jamás intervino entre ellos, porque muchas veces les dejó a solas para vivir su momento.

Cuando las clases comenzaron para el pequeño australiano, tuvo el pretexto de que su campus universitario estaba cerca de una reserva ecológica para ir a verle todos los días, para pasar por él al salir de clases y llevarlo de la temblorosa mano hasta el departamento donde Christopher siempre los esperaba para comer. Pasaba las tardes enteras en su sala, viendo videos, series, películas o simplemente escuchando música. Ellos se habían convertido en su familia. Incluso después Changbin, a quien Chan había conocido en clases y con quien había hecho mancuerna casi al momento ante la similitud de gustos musicales que tenían.

Sería imposible que Hyunjin contara la cantidad de fotos que tenía de esos días con Felix, la cantidad de excusas con las que grabo en la memoria de la cámara su rostro sonriente, pensativo, riendo, concentrado o incluso durmiendo, aunque si era justo consigo mismo, sería aún más imposible contar la cantidad de imágenes que tenía de Felix tatuadas en su memoria.

Las sonrisas, las miradas, las manos entrelazadas, la intensa y plena sensación de su cuerpo temblando entre sus brazos, ¿no era eso acaso un sinónimo de que su futuro estaría lleno de felicidad?

No, no lo era. Porque no importaban las sonrisas, los mensajes, los abrazos y las miradas, cuando fue él quien tuvo que iniciar su ciclo escolar, todo fue un caos.

Intentó por todos los medios mantener su rutina con el rubio, ir por él, aunque fuera para recogerlo y llevarlo a casa, dejándolo en manos de Channie, o incluso llegar por la noche para cenar con ellos y hablar de su día.

No, no importó nada de eso, porque poco a poco todo colapso. Perfeccionista como siempre había sido, el tiempo que dedicaba a sus estudios comenzó a ser insuficiente para sentirse satisfecho con sus resultados, y aunque sus nuevos amigos lo apoyaban y le recordaban que estaba aprendiendo y que podía cometer algunos errores ocasionalmente aquello era inaceptable para él.

Los recuerdos de una infancia llena de exigencias y perfeccionismo no lo dejaban pensar con claridad, ni ver que con el paso de las estaciones, los meses para que los australianos se fueran se acercaban a su fin.

Inmerso como estaba, no supo que había sido su cumpleaños hasta que al día siguiente Felix se había aparecido en su puerta. No pudo negar que se había sentido muy feliz, como no lo había estado en semanas, y más cuando el más pequeño le llevo un pastel individual hecho personalmente para celebrar. Aun cuando Feliz había insistido en partir el pastel con él en ese momento, él había insistido también en salir a comer para aprovechar ese día.

No obstante, así como había logrado dejar todo de lado para volver perderse en la hermosa sonrisa, el día siguiente todo fue igual que siempre. Tareas, investigaciones, lecturas en más temas de los necesarios para aumentar la calidad de sus entregas.

Así como había llegado, así se había quedado el pastel por varias semanas, y más cuando sin realmente desearlo, se enteró por parte de Chan que Binnie y Felix habían comenzado a salir ante la insistencia del mayor.

Repentinamente la idea de comer el pastel parecía más amarga que nunca y sin tiempo incluso para limpiar su propio refrigerador, el pastel se quedó ahí, dentro de la caja hermosamente decorada.

No quiso contestar las llamadas de Changbin, repentinamente lo odiaba. "No tuvo tiempo" para ir a pasar sus últimos días con los australianos, lleno de trabajo les prometió que más adelante usaría sus vacaciones para visitarlos a su tierra natal y reponer el tiempo que se había perdido.

Sin embargo 2 semanas después, cuando el ciclo escolar había terminado y ellos se habían ido, supo que el tiempo que habían perdido jamás podría ser repuesto, no cuando al sacar la caja del añejo pastel, se dio cuenta que no era una caja común, se dio cuenta por los dibujos y recortes, que era una caja que el mismo Felix había hecho. Con un nudo en la garganta, abrió esta y dentro descubrió un sinfín de pequeños recortes que contaban la pequeña historia del momento en que se habían conocido. Temblando, tomó la carta perfectamente colocada dentro del ya mohoso pastel de chocolate y al abrirla y leer, supo más que nunca, que jamás podría reponer el tiempo perdido.

"El peso de tu ausencia ha crecido tanto que me ha permitido darme cuenta de lo que mi miedo me impedía poder ver.

Te amo Hwang Hyunjin, quiero que lo sepas y quisiera que me permitieras hablar las cosas antes de que pase más tiempo y Chris y yo regresemos a Australia.

Si es que sientes algo similar a mí, estaré esperándote en el mariposario de la reserva a la salida clases en dos días.

Con todo mi amor. Lee Felix."

Los horas y días que lloro aquella carta nunca leída, no los puede recordar. Solo recuerda no tener el valor de buscarlo después. Solo recuerda sentir que el dolor en su pecho es el precio justo a pagar por haber sido tan ciego y egoísta...

Han pasado 15 años y es una casualidad que se encuentre con Seo Chang-Bin cuando sus oficios no tienen nada en común. No es una casualidad que dado que su vinculo eran los hermanos Lee, este le cuente que los ha visitado un par de veces en Australia, e incluso que se entere (sin quererlo realmente) que, aunque mantuvo una relación con Felix a distancia por algún tiempo, esta no funciono y actualmente siguen siendo amigos.

No es una casualidad que el recuerdo lo lleve a sacar la olvidad caja de fotos que con amor guarda de Felix, lo que parece una verdadera casualidad es que esa noche, en su inicio de Facebook, se encuentre una foto de un rubio adulto de una hermosa sonrisa con la leyenda:


Lee Felix te ha enviado una solicitud de amistad

Aceptar / Rechazar. 

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