Día 6 - Noche



Es la tercera vez en la noche que Felix pelea con el llavero para poder encontrar la llave correcta entre el mar de estas. Le ha dicho al hombre que quite las más viejas para que el proceso de cerrar la casa sea más rápido, pero este siempre cambia el tema porque tiene una superstición al respecto.

Sabe que podría encontrar un trabajo menos complicado, pero permanece ahí porque teme que con el humor que tiene el anciano cascarrabias no encuentre quien le ayude en las labores del hogar, por lo que simplemente busca hacer más llevaderos los días, sobre todo porque sabe que por la noche podrá olvidar todos esos problemas.

Ansioso por llegar al departamento que comparte con Hyunjin, corre por la calle para poder alcanzar lo más pronto posible el transporte público. No siempre tiene esa suerte por lo que, aunque el mayor llega más tarde le gusta llegar antes para poder recibirlo siempre en la sala con una sonrisa.

Goza estar ahí porque sabe todo lo que Hyunjin sacrificó para estar con él, no hay día que no recuerde la pelea con la familia de su pareja, la voz dura pero inflexible del padre amenazándolo con quitarle no solo el dinero, sino el apellido si se iba con él. Aún cuando hubo una pequeña duda en su corazón sobre si Hyunjin le elegiría o no, su corazón no dejo de sentirse más pesado cuando el más alto tomó su mano y la maleta para salir de ahí y no volver jamás.

Con suerte, llega en buen tiempo al hogar. Dado que ambos pasan todo el día fuera, la casa no se encuentra desordenada por completo, aún así le gusta acomodar la cama y las cosas fuera de lugar como el cepillo de dientes o el par de sacos que Hyunjin sacó del armario antes de decirse por el atuendo del día.

Prepara la cena, y aunque durante el día ya ha preparado varias comidas para el viejo hombre, esta vez el proceso se siente más especial, esta vez el resultado desea que no solo llene el estomago de su pareja, si no que se quede grabado en su alma con la intensidad el amor que siente por él.

No se da cuenta de que el tiempo ha pasado hasta que escucha la puerta del departamento abrirse y el siempre presente largo suspiro del mayor al dejar las cosas a la entrada del lugar.

- Buenas noches – saluda el rubio, saliendo de la cocina para ofrecer sus brazos, donde pronto Hyunjin deja caer el peso de su cuerpo por completo.

A Felix le gusta este gesto, le hace sentir que su pareja confía completamente en él, sabiendo que no lo va a dejar caer bajo ninguna circunstancia.

Antes de que se enfríe la cena, se sientan a comer y hablan de las cosas pendientes para mañana, como que el mayor necesita acomodar las cajas con la ropa de verano arriba en el closet para que Felix no lastime su espalda, y que el menor necesita darle unos documentos que tiene guardados para llevarlos y renovar su contrato como maestro en el bachillerato.

Hyunjin siempre quiso ser artista, no, Hyunjin había nacido para ser artista, y realmente no había nada que le impidiera serlo. Tenía talento para la danza, el canto, el dibujo y la pintura, Feliz se atrevería a decir que incluso para el modelaje, sumado a ello, su familia no necesitaba que su hijo consiguiera trabajo para mantenerlos, ellos podían vivir holgadamente, incluso podrían mantener a sus nietos si quisieran, pero en realidad ese había sido el problema. Hyunjin no quería ese esquema de vida. La esposa perfecta, los hijos, la casa y el perro. No, de la misma forma que no había querido estudiar leyes o medicina, Hyunjin quería una vida de libertad, incluso en el amor, por eso, cuando confesó su amor por Felix y renunció a todo por ello, no le quedó más que aceptar su nueva vida y conformarse con ser maestro de historia del arte aún cuando esa no le importara ni a uno solo de eso mocosos, poniéndolo melancólico al recordar los días donde rodeado de personas que amaban el arte, podía platicar con ellos sobre cualquiera de sus ramas.

La sala no es más que un sillón de 3 plazas que encontraron en oferta por ser la única pieza del conjunto y una mesa improvisada con un par de cajas de madera que Felix se encargó decorar para hacer el lugar más propio. No tienen televisión, pero eso no importa, porque cuando ambos llegan a la sala lo único que importa es que Hyunjin se recueste en mueble con su café al lado para que Felix se acomode entre sus brazos y entonces sienta que todo sucedido en la jornada valió la pena.

Siempre se abrazan en silencio por minutos, como si quisieran recargar sus energías en brazos de su amado. De igual forma no se necesitan palabras, la calidez de los cuerpos, las respiraciones tranquilas y el aroma tan familiar del otro, se vuelven un bálsamo para olvidar cualquier cosa que exista más allá de espacio donde se encuentran sus cuerpos unidos.

Las caricias son parte del proceso, el tacto del suave cabello rubio o la blanca piel del mayor son capaces de llevarse consigo las complejas situaciones del día. Una tenue sonrisa, un beso fugaz, siempre son parte de la escena, no hay palabras porque sus ojos son capaces de transmitir con más profundidad lo que sienten el uno por el otro.

Los besos entran en el acto cuando las caricias se sienten insuficientes, cuando las palabras quien deslizarse no al oído del otro, sino dentro de su boca, entrar en él e invadirlo con la intensidad de sus sentimientos. Una galería de besos se pinta en sus labios, desde los intensos llenos de calor y saliva, hasta los más sutiles, como cuando una mariposa se posa sobre las flores, besos con los que Felix aprendió a amar el café al estar este impregnado en los labios del mayor, besos que expresan todas y cada una de las emociones que recorren sus cuerpos al estar cerca e incluso al estar lejos, cuando la ausencia del calor del otro se siente como estar bajo la nieve en invierno.

Felix ama esos labios carnosos, ama que puede hacer con ellos cualquier cosa, ama que expresan palabras de amor y que le hacen sentir el ser más especial del universo. Hyunjin ama los labios del menor, los ama aún sino los siente bajo los suyos, ama su forma de corazón que le recuerdan el amor que Felix expresa sin reservar a los demás, tan dulce, tan noble, tan perfecto... por su puesto que los ama más cuando los cubre con los suyos, porqué en ese momento el amor del menor es solo suyo, no hay nadie más que los vea, no hay nadie más que los sienta de la manera tan intensa con que el rubio le besa en medio de la pasión que en momentos les invade. Y es eso y solo eso, la intensidad de sus emociones, lo que, en muchas ocasiones con el paso de las horas, les cobra la factura y comienza a meter como invitado a los bostezos en la escena.

Los ojos avellana el rubio se van cerrando cada vez más segundos de lo normal, y Hyunjin siente que el pequeño cuerpo se acurruca más y más, no para sentir el calor, si no para buscar descanso del día vivido.

- Desearía que las noches fueran más largas... - murmura el rubio luego de un suave beso, los parpados le pesan, pero le pesa más en el corazón saber que pronto entrara en el sueño y dejara de ver y sentir las caricias de su amado.

- Lo sé, desearía que fueran eternas... te amo... - alcanza a deslizar las palabras a su oído antes de que el menor caiga dormido en sus brazos para recuperarse y poder iniciar el día mañana.

Bostezando carga el pequeño y pálido cuerpo a la cama que comparten, y solo con él en brazos, es capaz de él mismo abandonarse al mundo de los sueños. 


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Este es uno de mis favoritos, espero que lo sea también para ustedes. 

Se les agradecen los comentarios. 

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