Día 21 - Descubiertos
Había sido tan repentino, había sido una llamarada, la tensión entre ellos había explotado y simplemente no habían podido resistirse a ella.
No se conocían del todo, realmente eran 2 desconocidos ardiendo en pasión cuando sus labios se tocaron por primera vez, cuando las manos buscaron desesperadas liberarse del deseo que por días les había robado la atención y el sueño.
El equipo de teatro de Hyunjin había estado buscando donde practicar para su siguiente presentación y Felix solo necesitaba un pequeño rincón para hacer sus tareas mientras llegaba la hora de tomar la siguiente clase.
Ninguno creyó que la presencia del otro sería un problema, mucho menos cuando el chico Brownie comenzó a llevarles bocadillos cada que se topaba con ellos en el aula vacía que ahora compartían por necesidad.
Las semanas lograron que, de solo oírlos, Felix aprendiera los diálogos de la pequeña obra que querían presentar. Era sencillo porque ellos eran solo 4 y la puesta era simple, la presentación apostaba sobre todo la interpretación de los chicos, por lo que los diálogos no eran demasiados.
Algunas veces, cuando se sentía saturado de sus tareas, se sentaba para ver la representación y aunque la sabía de memoria, nunca dejaban de sorprenderle la pasión que ponían en sus actuaciones, sobre todo Hyunjin, el más callado de ellos.
En esa ocasión una de las chicas había faltado y cuando Felix escuchó que cancelarían el ensayo a causa de ello, se ofreció sin dudarlo, quería ayudarlos aun cuando no se lo habían pedido. Sin encontrar ningún inconveniente en ello, mucho menos cuando demostró realmente haber aprendido los diálogos correspondientes, realizaron su ensayo, con el rubio siendo la pareja del Hyunjin en su papel de Luna, la amante del protagonista.
Fue gratificante poder estar en la piel de alguien más, pudo sentirlo pronto el chico, emociones que jamás se permitiría en la realidad eran posibles en ese momento, la confianza y la seguridad de la fémina que representaba se sentía tan bien y pronto no solo repitió los diálogos, se encontró a si mismo representando la sensualidad de la mujer que buscaba en el hombre casado algo más que una relación fugaz.
Creyó que eran parte del papel las emociones que el otro chico provocaban en él, sus ojos que se perdían en los carnosos labios, los suspiros que abandonaban su boca cuando Hyunjin rozaba su mejilla en la escena de su despedida, su cuerpo estremeciéndose cuando el otro le miraba, como si pudiera ver dentro de él...
No obstante, conforme los días pasaban y la chica no se presentaba, las cosas comenzaron a ser más difíciles para él.
Fueron 4 días, cuatro días que como nunca, comprendió a la mujer que interpretaba, la obsesión por aquel hombre, la necesidad, la locura unida al deseo, haciendo que odiara que solo fuera un ensayo, que no existiera la necesidad de actuar aquel beso mencionado.
Cuando la chica volvió, la odio más que nunca, y sin poder controlar sus emociones ese día, se fue del lugar para no tener que escuchar como Hyunjin decía aquellas frases a alguien más que no era él.
Los siguientes días siguió ahí, porque ahora no sabía estar tranquilo si no escuchaba su voz, y su ansiedad no mejoró cuando supo que pronto, dejarían de ir a practicar aquel lugar.
Por días, se quedó más tiempo del necesario, como si esperara que en los minutos que él y Hyunjin se quedaban a solas, algo simplemente pasara.
- Hyunjin... - le llamó en medio de la ansiedad, ese día el chico le daba nuevamente la espalda para salir, dejándole a solas con sus emociones.
El mayor se detuvo y se giró, mirándolo unos segundos antes de acercarse. No dijo palabra alguna, le miró de forma intensa, como cuando en los ensayos le decía en un susurró que lo suyo había terminado.
Tembló cuando supo dentro de él que quería que lo mirara así no solo esa vez, sino siempre, que su atención fuera suya, que nadie más pudiera perderse en su mirada, que solo él pudiera fantasear con esos labios que invitaban al pecado...
Se dijo que fue Luna quien tomó posesión de su cuerpo, quien hambrienta de la presencia de su amante, llevo sus manos al rostro del mayor, atrayéndolo hacía él para poder besarlo como había deseado largos días, estremeciéndose cuando las grandes manos de Hyunjin rodearon su cintura mientras correspondía al beso.
Quemaban, sus manos quemaban, su cuerpo, su ser mismo quemaba contra el cuerpo de Felix mientras caminaban contra el escritorio, mientras buscaban un punto de apoyo antes de caer en esa marea de sensaciones.
Se estremeció nuevamente cuando con facilidad, Hyunjin lo tomó de la cadera y lo subió a la superficie del escritorio, logrando que de esa forma sus caderas estuvieran más cerca, sin embargo su estremecimiento se hizo más fuerte, cuando sus propias manos ansiosas fueron dentro de la camisa del pelinegro, tocando la piel caliente de sus hombros, de su cuello, con los dedos enredándose en sus cabellos, jalando de ellos cuando el mayor conquisto su boca, robo su aliento, y reclamo como suyo el trasero de Felix.
El rubio nunca había sido una persona con un deseo incontrolable, pero desde que la personalidad de Luna se había impregnado en él, no había podido dejar de pensar en el cuerpo del pelinegro, en las venas en sus grandes manos, en sus brazos marcados, en esa lengua que ocasionalmente escapaba de su boca y dejaba húmedos los abultados labios, rojos, invitantes...
Felix había olvidado como respirar, robaba el aire de la boca de Hyunjin mientras este metía la mano dentro de sus pantalones, haciéndole ver las estrellas. Pero el rubio era codicioso, y por ello ahora que tenía lo que por días solo pensó en soñar, su cuerpo le ordeno tener más, sentir la piel blanca que a la distancia lucía tan suave y que no lo desilusiono cuando pudo tocar la espalda ahora desnuda, el torso firme y caliente contra su cuerpo.
- Felix... necesito... - comienza a decir el mayor cuando se separa de su boca, cuando lleva sus labios más hinchados contra su cuello, lamiendo, explorando.
- Sí, sí, hazlo... - ni siquiera sabe a lo que está respondiendo, ni lo que él mismo dice, solo sabe que no quiere que se detenga cuando chupa su manzana de Adán, provocando que ponga los ojos en blanco por unos segundos.
Siente que lo inclina un poco para poder besar su torso, dejando chupetones y mordidas cuando la necesidad los sobrepasa, cuando Felix mismo no puede evitar clavar las uñas en la piel del otro, deseoso.
Cuando su espalda siente la dura superficie, no tiene tiempo de quejarse de ello, sus sentidos se enfocan en la boca caliente besando alrededor de ombligo, en la lengua húmeda que profana este haciéndolo pensar en otros lugares de su cuerpo siendo manipulados de la misma forma.
Ha perdido la capacidad de razonar y pensar bajo esas grandes manos, ahora no es más que un cuerpo ansioso y gimiente, retorciéndose bajo su toque y que se enciende aún más cuando escucha la respiración agitada el mayor, cuando sus miradas se cruzan y puede ver el mismo deseo quemándolo, consumiéndolo en la locura de aquel momento.
Hyunjin baja sus pantalones y su ropa interior lo suficiente como para que su miembro sea liberado y apenas suspira complacido por la ansiada libertad, un gemido profundo y grave es arrancando de su garganta cuando la lengua de Hyunjin recorre su virilidad entera.
Su espalda dibuja un arco perfecto cuando los labios del mayor se unen al roce, cuando siente tu carnosidad y calor rodear su piel sensible.
No es consciente de como entierra las uñas en los hombros de Hyunjin, no cuando en respuesta, este chupa con más fuerza su miembro, tampoco razona que los roncos gemidos de su boca son escandalosamente audibles, provocando que el mayor lo trate con más ansia, presa de su propio deseo.
Comienza a sentir el calor acumularse en su vientre cuando repentinamente un grito de sorpresa más alto que sus gemidos se escucha con mayor fuerza, haciendo que no solo él, sino Hyunjin se separen mirando hacia la puerta, donde los compañeros del pelinegro los miran completamente sorprendidos.
Hyunjin, gruñe y como puede cubre el cuerpo del rubio y se pone de por medio entre él y otros.
- ¿Qué hacen aquí? – preguntó luciendo molesto más que incomodo.
- Queríamos darle una sorpresa a Felix... - dijo una de ellas, quien cargaba una caja de donas.
- Parece que nuestro amigo ya se la dio – dijo el otro chico, divertido de la situación.
Felix desea que se lo trague la tierra o que un rayo les borre la memoria, no sabe cuál agradecería más, solo sabe que necesita que algo poderoso suceda para que pueda volver a verlos al rostro sin problema alguno.
- No tienen nada que agradecer... - murmuró apenado, sentándose, pero aún escondido tras el cuerpo del mayor.
Hyunjin lo abraza protectoramente al escuchar su tono y el rubio se siente morir de amor ante el gesto.
- Volveremos otro día, ¿sí? Todavía queremos despedirnos apropiadamente – dijo "Luna" en nombre de los demás.
- Si, está bien... - respondió el rubio sin saber que más decir.
- Ya váyanse, están incomodando a Felix – dijo Hyunjin entonces, sonando irritado.
- Entonces te dejamos de nuevo a solas con él para que puedas ponerlo nuevamente cómodo - dijo con toda intención el chico, riendo a causa de sus propias palabras.
El pelinegro no responde, solo aferra protectoramente al rubio mientras mira de reojo como los dejan a solas.
- La próxima vez tiene que ser en un lugar más privado, no quiero que te miré nadie más – dijo Hyunjin a su oído, apretándolo contra su cuerpo.
Felix sonríe completamente feliz mientras asiente con la cabeza y se abraza a él con fuerza. "La próxima vez" suena a una interesante propuesta para sus oídos y su corazón.
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