Día 19 - Cumpleaños (Secuela de Olor)


Lee Yong-Bok, mejor conocido como Felix en su cafetería, se ha metido en su vida tan rápido que ni siquiera a podía darse cuenta.

Lo que creyó que serían algunas citas y noches de sexo se convirtió en una relación de 8 meses ya. Debió darse cuenta de que las cosas no estaban muy bien cuando un día de la nada Felix le dio un regalo por los 100 días que tenían como pareja.

Nunca había tenido una relación estable de pareja, él nunca había tenido tiempo para eso, en realidad todavía no lo tiene, ¿Cómo es que todo esto ha funcionado?

Felix.

Esa es la única explicación lógica para ello.

Felix que lo alcanza unas cuadras antes de su trabajo y le entrega el desayuno hecho exactamente como le gusta con su café favorito.

Felix que no cuestiona que le pida no verse en su trabajo y que accede a ir a comer la hora o el día que él se lo pida, sin quejarse en ningún momento.

Felix que siempre tiene una sonrisa para él cuando él sonríe y muchas más cuando esta de mal humor y simplemente se dedica a comer a su lado.

Felix que accede a pasar el fin de semana en su departamento si no quiere hacer nada, y que incluso le prepara las mejores comidas con alegría.

Felix que es capaz de pasar el día a su lado simplemente oyendo música para que pueda acariciar su cabello mientras él lee algún caso.

Felix que no pregunta cuando ansioso apenas cruzando la puerta mete las manos dentro de pantalón y lo hace gemir toda noche sin mediar palabra alguna.

Felix que no importa si esta en el trabajo, si están en una cita, si esta bajo su cuerpo gimiendo o completamente dormido, no deja de ser endemoniadamente hermoso.

Bokkie, como le gusta decirle cuando el orgasmo le ha dejado completamente complacido, cuando puedo sonreír de forma tonta sin sentirse estúpido.

Bebé, como le llama cuando el rubio se sienta sobre sus caderas y le da esos magistrales masajes que lo dejan viendo estrellas y sintiéndose masa en sus manos.

Ángel, como susurra cuando lo salva de olvidar documentos importantes o cuando aparece para traer algún cambio de ropa de emergencia.

¿En que momento se ha transformado en esto? ¿En que momento él comenzó a decir apodos tontos y a preferir dejar el trabajo en la oficina para tener tiempo libre?

Y no es que las cosas se sientan mal, simplemente son extrañas, simplemente no son él.

No son el futuro que sus padres han planeado, no son la visión de él en la que con tanto esfuerzo a trabajado por años.

No conoce el hombre que le mira al espejo, no conoce al hombre que desde hace meses a comenzado a retomar los olvidados trazos que por años hizo en sus libretas mientras tomaba apuntes.

Ese día en particular, no sabe que es lo que sucede cuando el desayuno que Felix le ha dado por la mañana luce más elaborado y lleno de corazones de comida.

Sigue sin entender porque para la hora de la comida, el rubio insiste en ir a un lugar más especial de los que regularmente comen.

Y Sigue sin entender cuando esta vez Felix luce más sonriente camino a casa.

Solo lo entiende cuando al entrar a su departamento, este se encuentra lleno de globos, estrellas y demás adornos infantiles decorativos de festejo, mirando en la fecha que marca su reloj entonces que es su cumpleaños.

- ¡Feliz Cumpleaños! – grita entonces el rubio, abrazándose a él que aún se encuentra sorprendido – Estuve todo el día nervioso, esperando que no sospecharas nada.

- No lo hice – dice honesto, acercándose a uno de los posters de su caricatura favorita de la infancia, algo que había contado al pecoso alguna vez de forma adormilada luego de un orgasmo.

- Cuando fuimos a comer, creí que lo sabías, insististe tanto en saber porque quería que fuéramos a otra parte que sentí que terminaría diciéndote todo – dijo el menor en medio de una risa, mientras lo llevaba de la mano al comedor aún más decorado. – Siéntate y espérame aquí, ¿sí? ¡Ah! Y cierra los ojos.

Y Hyunjin lo hace, no porque sea obediente, sino porque repentinamente siente una ansiedad inexplicable recorriendo su cuerpo.

Oye movimiento a su alrededor, cosas siendo colocadas sobre la mesa, siente que el rubio coloca algo sobre su cabeza.

- Abre los ojos – pidé el menor y se demora más de lo debería, algo dentro de él le dice que hacerlo será una mala idea, y sabe lo es cuando puede ver a la luz de las velas del pastel frente a si, a Felix con un par de orejas de gato, luciendo terriblemente infantil, aunque no por ello su pecho pierde esa sensación cálida al reconocer el intento del hombre de recrear al compañero de aventuras de su héroe infantil.

- ¡Feliz Cumpleaños a ti! ¡Feliz Cumpleaños a ti! ¡Feliz Cumpleaños amado, Jinnie! ¡Feliz Cumpleaños a ti! – canturrea Felix con una canción infantil de fondo que alguna vez llego a escuchar.

No tiene palabras, no puede ni siquiera pensar, toda su atención esta en el hombre frente así, en su sonrisa, en el amor que no puede ignorar más dentro de cada uno de sus actos desinteresados, de sus gestos delicados, de sus besos entregados, de sus caricias suaves, de sus sonrisas regaladas sin recibir nada a cambio...

Porque lo que Hyunjin le da no es nada, el tiempo que le da no es nada comparado con el esfuerzo del menor de llevar adelante un negocio y una relación de pareja unilateral.

Porque lo que Hyunjin le entrega son solo momentos, mientras el más joven le entrega la vida entera con cada sonrisa, con cada minuto invertido en preparar su comida, en atender sus necesidades de sexo o de caricias simplemente.

Porque Hyunjin no es más que la marioneta que aprendió a ser mientras que Felix le entrega su alma y ser en cada palabra, con cada gesto de genuina sorpresa al ver cualquier cosa.

- Pide un deseo – le anima el rubio y su inocente anhelo lo hace llorar.

Porque él no merece eso, porque él no merece nada, porque su vida no esta hecha para tener a alguien como Felix en ella. Porque no lo merece, porque es demasiado, porque le esta robando al mundo su más grande estrella.

Y no puede más con eso.

- Yong-Bok – pronuncia sin darse cuenta aquel nombre que el rubio le permitió utilizar por ser alguien cercano, un nombre que solo usa su familia. – Tenemos que terminar nuestra relación.

Dice porque no puede seguir con esto, porque no puede fingir más que no siente que esta tomando más de lo que merece en esta vida.

La sonrisa de Felix desaparece y la confusión y el dolor se mezclan en su rostro.

- Jinnie... ¿qué...? ¿Qué estás diciendo? – pregunta y sus ojos se tornan cristalinos en segundos.

El menor se acerca y pronto su cuerpo se pone en pie, evitando cualquier contacto.

– Lo siento... creí ...

- No, Felix...

- Creí ... que sería buena idea... darte un cumpleaños como el que... no tuviste.... de niño ... - no termina de hablar, los sollozos se lo impiden, se quita las orejas y las sujeta con fuerza entre sus manos.

- No – repité, sin saber realmente porque lo dice, solo sabe que necesita repetirlo mientras siente que su pecho se hunde con aquel horrible vacío.

- Lo siento... - dice el rubio en medio de los sollozos – Lo siento... quitaré todo... solo... - intenta continuar, pero no puede y lo sabe porque ve como se aferra a la silla para sostenerse en medio de las lágrimas.

- ¡No! – esta vez grita con firmeza, sacudiendo el cuerpo del menor sin desearlo ante el tono de su voz.

- No me dejes... - lo escucha murmurar y siente que el mundo entero a colapsado.

- ¡No! – grita de nuevo, pero esta vez claramente escucha que no es él, esta vez sabe que esa voz llena de angustia no es suya. Su cuerpo cae al piso, no tiene fuerzas, no puede sostenerse más en este mundo, en esta mentira.

- ¡Jinnie! – al verlo Felix corre a su lado, preocupado más allá del dolor que en este momento puede sentir, el hombre que ama luce tan confundido y asustado que eso le duele más.

- ¡No me toques! – grita esta vez, encogiéndose sobre si mismo y el menor no puede detenerse, aún cuando se lo ha dicho claramente. Lo abraza contra sí, lo abraza contra su cuerpo, confundido, asustado, pero no por ello menos enamorado.

- ¡No! – siente que el cálido abrazo le quema y realmente le quema el alma, porque aquel hombre a derretido sus últimas barreras – ¡No me toques! ¡No lo merezco! ¡No te merezco!

- Cariño... - el rubio intenta hacer que lo miré luego de escucharlo decir aquello.

- ¡No! ¡No me hables así! ¡No seas tierno conmigo! ¡No lo merezco! – grita sin que ambos perciban aquel tono casi infantil en él, aquel miedo al abandono, al dolor, a ser ignorado.

- Mi amor... mírame... - pide en medio de las lágrimas, porque el dolor ahora es más grande, porque no puede soportar verlo tan lastimado, tan asustado, incapaz de creerse merecedor de su amor.

- No, no, no lo hagas... - pidió aterrado, sintiendo su corazón expuesto – Vete... no podré dejarte ir después... vete...

Sus palabras le dieron más valor a Felix, porque no era un rechazo sino todo lo contrario. Lucho un poco con él para hacerlo levantar el rostro, para que sus miradas de cruzaran por fin.

- No me dejes ir – dijo con firmeza sostenido su rostro para que viera dentro de sus ojos – No me dejes ir, porque no me quiero ir.

- No te merezco... - murmuró sin darse cuenta de que luego de escuchar a Felix, su corazón se encogió, dejando que las lágrimas contenidas por años salieran por fin de su alma.

- Yo he decido que si me mereces, que mereces todo de mi... - dijo con ternura el rubio, limpiando sus lagrimas con amor y paciencia.

- No... - gimió, con el corazón adolorido, complemente asustado, encogiéndose sobre las piernas del menor que se encontraba sentado a su lado.

- Solo ámame... - pidió a su oído, acariciando su cabello, repartiendo besos sobre su mejilla y la piel a su alcance.

Se aferró a su cadera, escondiendo su rostro en regazo, recibiendo aquel amor de manera tan pura.

Estuvieron así varios minutos, en silencio, mientras la presencia y cercanía del otro los tranquilizaba.

- Ya sé cual es mi deseo... - murmuró el mayor en determinado momento, sin moverse de su posición.

- Cierra los ojos y sopla la vela – dijo entonces el rubio con voz suave y amorosa, sin dejar de acariciar su cabello.

Hyunjin cerró los ojos y realmente deseo con todo su corazón que su deseo pudiera cumplirse, soplando en su mente la vela de aquel pastel que vio cuando abrió los ojos minutos atrás.

- Feliz Cumpleaños, Jinnie... - susurró el rubio antes de buscar sus labios. 

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top