Día 15 - Cita

NOTA: Fem Hyunlix

Se toma el pulso por tercera ocasión en los 10 minutos que lleva ahí, no es que su acompañante este llegando fuera de tiempo, pero nerviosa ante la idea de llegar tarde se fue aún mas temprano y ahora esta sufriendo la ansiedad de esperar a solas.

Mira a su alrededor para distraerse y lo consigue al ver el sin fin de parejas que van de la mano o el brazo por la calle, algunas de ellas incluso usando ropa a juego, lo cual la hace sonreír enternecida. Si hay algo que le gustaría muchísimo de tener una pareja sería poder usar ropa a juego, le parece muy armonioso y una forma de expresar a los demás que ambos están juntos.

Su sonrisa se amplía cuando puede ver a Hwang Hyuna, la chica de tercer año de la que se ha hecho amiga hace menos de 6 meses. Usa unas gafas oscuras que la hacen parecer modelo y la minifalda de mezclilla en conjunto con la blusa blanca de cuello alto, resaltan sin poder evitarlo sus labios rojos.

Repentinamente se siente tímida con su elección de un vestido rosa pastel y un suéter blanco sencillos. No obstante, no hay marcha atrás cuando puede ver a la mayor saludar a la distancia con su mano. Suspira un par de veces para tranquilizarse y sonreírle cuando llega a su lado.

- ¡Lixy! – le saluda la chica con el apodo que le regalo hace un par de meses – Te ves hermosa.

Felixia no pudo evitar sonrojarse, aun cuando para Jinnie era normal decirle muchísimos halagos en un día, el que hoy se le dijera luciendo ella tan guapa, la hacían sentir muy cohibida.

- Gracias, tú te ves impresionante, pareces una modelo – quiso decirle aún cuando al hacerlo el sonrojo se hizo más intenso en sus mejillas.

- ¡Oh! Son solo los lentes – dijo la chica antes de quitárselos para ponerlos sobre su cabello que llevaba en una larga coleta, dejando a la vista unos ojos azules producto de los lentes de contacto que usaba ese día.

- Tus ojos... - susurró maravillada la menor, poniéndose de puntitas para verla de más cerca.

- Dijiste que te parecían lindos cuando viste la foto... - respondió la pelinegra algo apenada, agachándose ligeramente para que Felixia no batallara.

- Luces impresionante... - murmuró la rubia, alzando la mano para sujetar su mejilla sin pensarlo ya que, sumada a la impresionante mirada azul, Jinnie se había hecho un maquillaje ahumado resaltando aún más su mirada si eso era posible.

Mientras absorbía cada detalle del rostro la chica mayor, Lixy no podía darse cuenta de cómo Hyuna misma aprovechaba la poca distancia entre ellas para mirarla embelesada como nunca, admirando las hermosas pecas en sus mejillas y los ojos avellanos con aquel brillo tan característico en ella.

El flujo de gente interrumpe su momento, ante la gente que comienza a salir de la línea del subterráneo y les empuja al pasar precipitadamente.

- Vamos. Tenemos muchos lugares que visitar – recordó la mayor y tomando la mano de Felixia que estaba sobre su mejilla, la llevo consigo en medio del mar de gente.

Lixy no lo ve como algo extraño, desde que comenzaron a verse con frecuencia en la escuela, Jinnie a sido muy protectora con ella, le presta su suéter para cubrirse las piernas cuando se sientan, a veces le tapa el sol con la palma de la mano cuando por su estatura le llegan algunos rayos y siempre se dedica a alejar de ella a los chicos que se acercan de manera invasiva cuando van por la calle.

Le extraña cuando llegan a una florería y más cuando al salir de ella, Jinnie le entrega un arreglo de flores rosas y rojas, uno tan grande que le cuesta trabajo sostenerlo en un inicio.

- ¿Y esto? – pregunta sorprendida, sin poder evitar distraerse con el agradable aroma de las flores cerca de ella.

- Siempre que te veo en clases quisiera regalarte algunas, pero en la escuela sería más difícil, así que pensé que hoy sería una buena ocasión. Sé lo mucho que te gustan las flores – dijo sonriéndole cariñosamente.

- ¡Oh! Jinnie... - se sintió tímida con el regalo, mirando el ramo en sus brazos con mucho cariño porque, aunque solo lo hubiera dicho un par de veces, la chica lo recordaba – Pero tu siempre me regalas flores cuando estamos en la escuela.

- No es lo mismo, es lo que puedo encontrar por allí, mereces algo tan hermoso como tú – respondió acomodando un mechón rubio de la chica detrás de su oreja.

- Gracias – dijo sonriente antes de acercarse a besar su mejilla, sonrojando a la mayor.

- Ahora vamos a comer – dijo la pelinegra, volviendo a tomar su mano para caminar hacía el restaurante que había elegido.

Felixia agradeció que Jinnie guiara el viaje ya que de esa forma podía seguir mirando las hermosas flores. Desde hacía algunos meses, Hyuna le había regalo pequeñas flores todos los días, colocándolas sobre su cabello siempre, flores que coleccionaba celosamente en el marco del espejo de su cuarto.

Cuando llegaron al restaurante de comida francesa definitivamente se sintió muy poca cosa usando la ropa que traía.

- Jinnie, yo... - jaló su manga antes de que entraran – Lo siento, no creo poder entrar ahí...

- ¿Que pasa ángel? – preguntó preocupada la mayor al verla tan cohibida – Lo siento, no te pregunte si eras alérgica a algo... fue una tontería de mi parte – se mordió los abultados labios y despeino su fleco sin darse cuenta en un gesto de frustración.

- Oh no, no es eso... yo... - se jaló un par de veces la manga del brazo con el que sostenía las flores – Mi ropa no es la adecuada...

La mirada de Hyuna cambió por una enternecida, tomando su mano libre entre las suyas.

- Linda, estás preciosa... cualquier persona dentro de ese lugar desearía tener aunque sea la mitad de tu belleza... - le aseguró acariciando su mejilla, sin embargo aunque el gesto y su mirada eran muy íntimas, Felixia se sentía muy distinta a todas esas palabras.

No dijo nada, solo siguió mirando el piso, mordiendo repentinamente su labio inferior ante lo insegura que se sentía.

- ¿Sabes qué? Olvídalo, no tenemos que comer aquí – dijo en cuanto la vio mordiendo su labio, un gesto que había aprendido hacía cuando se sentía sobrepasada. – Dime a donde quieres ir, ¿de acuerdo?

- No... tú hiciste la reservación... nosotras... - comenzó a decir, pero su voz era tan débil mientras intentaba convencerse de que podía entrar.

-Anda, vamos... - dioses, sentía que la menor se podría a llorar y si eso pasaba se odiaría toda la vida por hacerla sentir mal. – ¡Cierto! Dijiste que el Aoi Ramen te gustaba mucho, ¿no es así?

- Sí... - respondió con la voz un poco más firme conforme se alejaban del lugar.

- Deja reviso en el celular la dirección – dijo sin soltar su mano, lo cual agradeció la rubio porque la firmeza de su agarre le daba seguridad en todo momento.

- Gracias... - murmuró luego de pegarse a la espalda de la mayor, aspirando el aroma de su perfume que había aprendido a amar a lo largo de los meses.

- Lo que necesites, ángel – se giró para besar su cabello, satisfecha de haber hecho lo correcto – Vamos, ya vi que tienen una sucursal muy cerca de aquí.

Caminaron en silencio por las brillantes y ruidosas calles de Seúl, donde casi a cada metro, Lixy jalaba a la mayor para mostrarle algo que le parecía hermoso o emocionante, algo que termino por hacer que Hyuna cargara la flores para que la menor pudiera usar sus brazos libremente.

Para cuando llegaron al popular restaurante, la sonrisa de la rubia había vuelto a sus labios completamente, algo que agradeció la mayor y por lo que no se arrepintió de la decisión que había tomado, aunque después no pudiera volver al restaurante francés.

El concurrido lugar las llevó a pasar por entre la mayoría de las mesas ya que su mesa se encontraba al fondo del establecimiento, provocando miradas por parte de los presentes quienes estaban maravillados con la presencia de tan hermosas chicas. Incomoda de que las miradas fueran hacía su acompañante y preocupada de que alguien cruzara su mirada con ella y mal interpretara la sonrisa que siempre tenía la chica en los labios, le recorrió la silla que quedaba de espaldas a las demás mesas para así no compartir su atención con nadie más.

Luego de que hicieran su pedido, Felixia pudo permitirse entonces volver a admirar la belleza de la chica mayor. Desde el primer día en que la miro a los ojos no pudo menos que sorprenderse, sobre todo al ver que usaba el mismo uniforme escolar que ella. Hyuna era la belleza hecha mujer, sus labios carnosos y rojos, el lunar bajo su ojo, los rasgos finos y el cabello largo y negro como la más hermosa noche... aun le parece increíble que esta le hubiera pedido permiso para dibujarla cuando su mejor modelo debería ser ella misma.

Jinnie está por terminar la educación media superior, ha hecho trámites a la universidad de artes escénicas y ha sido aceptada hace un par de semanas, aunque para Felixia eso no era una sorpresa, si no todo lo contrario. La mayor tenía muchísimos talentos en ella, como le fue mostrando poco a poco, bailar, pintar y dibujar. Algunas veces la habían invitado a modelar cuando la veían por la calle, pero lejos de que eso le parecía un halago, lo sentía un insulto ante la cantidad de talento que tenía.

A ella todavía le falta un año en la escuela no obstante ya ha decidido que quiere estudiar gastronomía, le encanta el proceso de cocinar, pero sobre todo se quiere enfocar en los dulces, incluso ella y Jinnie han prometido irse juntas a Paris cuando hayan terminado sus respectivas carreras. Jinnie para enfocarse en danza contemporánea y ella para aprender chocolatería, sin estar solas en un país desconocido. Además, Hyuna le ha contado tantas historias de Paris que ahora ella misma sueña con conocer la ciudad de las luces.

La conversación es tranquila y cómoda como siempre que están juntas, como si se conocieran de toda la vida. No importa el tema siempre se escuchan con respeto y preguntan lo necesario para poder entenderse mutuamente. Jinnie le da un par de veces de comer en la boca, nada que no hayan hecho a la hora de comida en la escuela, y ella misma se permite limpiar el labial corrido de los labios de la mayor, sintiendo como siempre esos curiosos escalofríos cada que toca la suave piel de su boca.

Pasean un rato a la orilla de rio Han, camino al cine donde han acordado ver una película y aunque en un inicio el atardecer comienza a cobrarle factura con el frío, cuando Jinnie rodea sus hombros con su brazo y la acerca a su cuerpo, puede concentrarse en el atardecer y en la risa tranquila de la mayor.

Llegan justo a tiempo para entrar a la función planeada, la película es una comedia romántica de la que por semanas Felixia ha hablado por lo que verla era algo obligatorio. Esta basada en uno de los tantos libros de romance que la chica ha leído, y la espera la ha tenido emocionada desde que se enteró de su producción. Aun cuando sabe la historia de memoria, la rubia se emociona y se entristece en cada escena, haciendo que la atención de la mayor vaya irremediablemente a su rostro, a su sonrisa y sus ojos brillantes que miran con atención la pantalla.

Lixy siente muy natural que la mayor tome su mano durante la función, incluso que entrelace los dedos, muchas veces le ha confesado que le gusta la diferencia que tiene el tamaño de sus manos y cuando estas están libres mientras conviven suele tener ese gesto con ella, haciéndola siempre sonreír.

A la salida Hyuna pide un taxi para llevarla a casa, donde con las manos aún enlazas, ambas intercambian opiniones acerca de como les ha parecido la adaptación de la obra.

Luego de ayudarle a bajar, Jinnie acomoda su cabello que se ha revuelto un poco con el aire de la ventana, mientras el taxi se va y las deja a solas.

- ¿Te has divertido? – pregunta la pelinegra a su acompañante.

- Si, mucho – no puede negarlo ni un poco, aun cuando se han visto mil veces en la escuela y unas tantas en casa de la otra, esta salida a sido algo nuevo.

La mayor asiente con la cabeza un par de veces en silencio, mordiendo repentinamente su labio inferior un poco, un gesto que la ha visto hacer cuando se siente indecisa.

- ¿Qué pasa...? – pregunta repentinamente preocupada por la otra, pensando que tal vez ella lo ha pasado mal con algo que no le ha dicho en su momento – Si fue por el restaurante yo...

- Felixia – la interrumpe, no solo porque es un tema sin sentido lo está por mencionar, sino porque no sabe cuando recobrara el valor si no lo hace en ese momento – Si tú realmente te has sentido cómoda conmigo, me gustaría que siguiéramos teniendo más citas a partir de este momento para...

- ¿Citas? ¿Dijiste citas? – ahora fue el turno de la rubia de interrumpir a la mayor, sintiendo que su corazón se aceleraba al escucharla su propuesta.

- Si, citas... - dijo lentamente Hyuna, intentando comprender que no había sido claro – Como la de hoy...

- ¡¿Estuvimos en una cita?! – preguntó completamente sorprendida la rubia al grado de dejar caer las flores que con tanto amor había sostenido durante el día.

La conmoción en su rostro, las flores dañadas en el piso, la sorpresa en su voz...

Hyuna no recuerda haberse sentido tan avergonzada en toda su vida adulta, se agacha para recoger las flores, las pobres no tienen la culpa de que sea una estúpida que creyó... aprieta sus labios, que tuvo la fantasía de que Felixia querría una relación seria con ella.

- Discúlpame, creí que había sido clara – respondió lo más tranquila que se lo permitía su garganta cerrada, hizo el ademán de entregarle de nuevo las flores, pero se detuvo a medio caminos – ¿Todavía las quieres...?

Lixy no pudo responder, se apresuró sujetarlas entre sus brazos nuevamente. No solo se encontraba procesando las palabras de la chica, sino también sintiendo un horrible peso en su pecho al ver como el rostro Jinnie había cambiado tan drásticamente en segundos, haciéndola lucir miserable.

- Jinnie... - intento hablar, pero su mano sintiendo la desesperación en su pecho y se alargó para intentar tocar el rostro de la chica que tantas veces había acariciado.

La mayor automáticamente se echó para atrás, asustada de que el contacto la pusiera más vulnerable de como se sentía.

La menor retrocedió abrazándose a las flores, sin comprender que es lo que ha pasado entre ellas.

- Descansa... - es lo único que puede decir Hyuna antes de huir de ahí, antes de quebrarse completamente.

"Cuídate" quiere decirle, pero las palabras ni siquiera pudieron salir de sus labios. Los mantienen firmemente cerrados porque sabe que, si los abre, se soltara en llanto amargo.

Al día siguiente, en la escuela, Lixy la buscando por todas partes, necesitando no ver ese dolor en sus ojos como anoche.

La pelinegra ni siquiera pone la alarma ese día, sabe que no podrá verla a los ojos sin odiarse por haber arruinado todo.

La ausencia de la mayor por un par de días le pesa, le duele, le hacer llorar en cada momento, y solo entonces es consciente de lo acostumbrada que estaba a tenerla a su lado, a que sostuviera su mano mientras bajaban de alguna superficie, a que sopla su plato de comida caliente, a que le recoja el cabello cuando se viene a su rostro. Extraña incluso saberla a su espalda mientras simplemente camina...

La forma en que Jinnie se ha metido en su vida tan lenta y profundamente no le han dado la oportunidad de darse cuenta de que la ama, de que la quiere en su vida no para que compartan solo el desayuno, si no la vida entera, se asusta cuando reconoce que, en todos sus planes a futuro, es ella la única constante en su vida. Aterrándose de pensar que esa probabilidad no exista nunca más, no cuando la mayor no asiste a clases y no contesta sus llamadas ni mensajes.

Hyuna agradece que sus padres estén de viaje esa semana, de esa forma a podido comprar cerveza y alcoholizarse, de esa forma a podido hundirse en la miseria que siente, esperando que esta la consuma y la haga desaparecer para siempre.

Las cortinas tienen días cerradas, no se ha mirado al espejo y su celular esta sin batería. Por lo, aunque desearía pedir comida a domicilio se obliga ponerse cualquier cosa que le permita salir e ir por algo para su insoportable estomago que se queja de no haber consumido algo solido en días. Sale de su casa y en un inicio se incomoda de ver la figura frente a ella en cuclillas y grande chamarra con la cabeza baja, frotando sus manos entre si para darse calor. Esta por darse la media vuelta para regresar pronto cuando un traidor y largo mechón de cabello rubio cae repentinamente, atrayendo su atención.

- ¿Felixia? – pregunta automáticamente y cuando la cabeza frente a si se levanta y deja ver a la rubia con la nariz roja por el frío siente que el mundo se le cae.

- ¡Jinnie! – sonríe la menor y con torpeza dado lo entumida que se encontraba se pone de pie.

La pelinegra esta por echar a correr cuando le ve sacando un letrero con las palabras "Quiero tener más citas contigo", dejándola muda.

- Era para tu ventana, pero nunca te asomaste cuando lancé piedras.

Jinnie recuerda muy vagamente escuchar un ruido molesto en varias ocasiones, pero nunca le presto la atención suficiente

- Eso de las películas no sirve – se queja la menor con un lindo puchero en labios con forma de corazón.

La mayor ríe automáticamente, sin poder evitarlo, sintiendo tanto amor de que la chica sea tan inocente y pura.

- Jinnie... ¿quieres tener más citas conmigo? – pregunta la rubia apenada, pero tranquila de verla sonreír luego de ver su rostro tan apagado.

- Si, si quiero, quiero tener muchas citas contigo... - responde la mayor abrazándose a la más pequeña, entregándose a sus verdaderos sentimientos de amor. 

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