⊰ HYUNG ⊱

La brisa otoñal acariciaba sus rostros suavemente a medida iban avanzando tranquilamente por la calle. Sus manos se hallaban entrelazadas, asegurándose de que el otro recibiera ese calorcito necesario que solo hacía sus corazones sentir extrema calma. Después de una larga y exhaustiva jornada de clases, se dirigían hacia la casa del mayor de los dos dispuestos a realizar sus deberes en conjunto y merendar lo que sea que la señora Min iría a preparar; Sin embargo, ambos tenían la ligera sospecha de que aquello no iba a ser del todo de esa forma. 

Jimin apretó los labios mientras dirigía su mirada al suelo, la mitad de su carita escondiéndose eventualmente tras la suavidad de su bufanda roja, ocultando consigo el fuerte sonrojo que se hospedaba en sus mejillas. En lo único que podía pensar en ese momento era en la suavidad de las manos del hyung a su lado, eran grandes a comparación de las suyas, pero a pesar de eso, cuando sus dedos se entrelazaban, era como si sus manos estuvieran hechas para estar juntas; Encajaban perfectamente.

Una sonrisa tímida surcó en sus gruesos labios, y agradeció que la bufanda la ocultara en ese momento. Sus ojitos rasgados volvieron a alzarse, observando con cuidado esa piel nívea y bonita, mejillas levemente rosadas por el frío del ambiente; labios finos aunque un poco carnosos, bonitos como los de una muñequita de porcelana; ojos miel de aspecto gatuno, con lindas pestañas y esas tiernas arruguitas que aparecían a los costados siempre que lo pillaba sonriendo. 

El pequeño chico suspiró sin darse cuenta, teniendo la suerte de que el mayor llevaba puestos sus audífonos y no estaba al tanto de su alrededor. Otra sonrisa suave decoró sus labios, y con el corazoncito latiendo rápidamente, se acercó un poco más al mayor, rodeando su brazo derecho con su bracito libre, apretando un poco más el agarre de su mano y reposando su carita de la tela de su abrigo, deleitándose con su suavidad y el olor a su perfume impregnado en esta. 

Adoraba darse el lujo de poder estar así de cerca de su hyung siempre que podía, amaba su olor, su suavidad, amaba escucharlo hablar con esa voz profunda pero extremadamente suave, tanto que llegaba a relajarlo por completo, amaba verlo sonreír por la más sencilla cosa que trajera alegría a su corazón, amaba verlo concentrado, con su ceño fruncido y lamiendo sus labios de cada cierto tiempo, amaba verlo jugar baloncesto en la cancha de la escuela, él realmente era muy bueno. Pero sobre todo, amaba escucharlo tocar, pasar sus dedos por las teclas del piano del salón de música, creando una melodía suave que, seguramente, se le ocurrió en el momento. Amaba verlo sentir la música, disfrutarla, apreciarla, atesorarla; Sabía que su hyung sería un gran músico algún día, y a pesar de siempre decírselo y solo obtener un "Mejor no hacernos falsas esperanzas, Jiminnie", sabía que en lo más profundo de su corazoncito, su hyung también pensaba lo mismo. 

Sus ojitos nuevamente fueron a parar al bonito rostro del mayor, fijándose en como su cabello negro caía suavemente, acariciando la piel de su frente y la punta de sus orejas rojitas, lo había escuchado ese día comentarle sobre considerar un corte de cabello pronto, pero a Jimin realmente no le importaba, siempre pensaba que su hyung era muy apuesto de cualquier manera, así que mientras él estuviera feliz e hiciera las cosas que él quisiera, no tenía ningún problema con eso. 

Solo quería ver esa sonrisa en sus labios todo el tiempo, esa sonrisita de gomita, como le había llamado, pues las encías rosaditas del mayor siempre salían a la luz cuando sonreía ampliamente, y esa pequeña acción hacía que las mariposas en la pancita del menor se alborotaran en menos de un segundo. No podía evitarlo, su corazón latía desenfrenado siempre que recordaba su sonrisa, su mirada suave y su voz cálida, y solamente podía suspirar, pues incluso las palabras eran incapaces de salir.

— ¿Jiminnie? —el mencionado parpadeó un par de veces cuando escuchó aquella voz que tanto adoraba, apartó la mirada con rapidez al darse cuenta de que lo habían atrapado mirando, pronto sintiendo el calor subir a sus mejillas—. ¿Me escuchaste?

Oh no, qué vergüenza. ¿Por cuánto tiempo estuvo mirándolo? ¿Cuándo se dio cuenta? Jimin solo quiso que la tierra lo tragara en ese momento, entonces se separó del brazo ajeno y rompió el enlace de sus manos, jugando ahora con sus deditos nerviosos, ambos de pie en medio de la calle estrecha por la que pasaban se habían detenido. Jimin agradeció que sus hebras castañas lograran ocultar un poco sus ojitos tímidos, ¿ahora cómo podría encarar al mayor si su carita estaba tan roja como una fresa?

—No te e-escuché, Yoongi hyung... —confesó apenado, pero pronto sintió la mano del mayor acariciar su cabello, esto causando más emoción en su corazoncito, cerrando sus ojitos con fuerza.

—Te preguntaba si querías que te comprara un chocolate caliente —dijo suave, señalando el café que estaba justo del lado izquierdo de la calle. Jimin lo miró con ojitos brillantes, pero rápidamente pensó en negarse, no quería que su hyung malgastara su dinero en él, no lo valía—. No voy a malgastar mi dinero, Jimin.

— ¿E-Eh? —el castañito quedó anonadado por sus palabras, mirando esa sonrisa bonita comenzar a aparecer en los finos belfos, esto obligándolo a apartar la mirada—. ¿C-Cómo sabías q-que yo...?

—Soy listo —se encogió de hombros mientras apretaba los labios creando una sonrisita peculiar—. Vamos, también quiero un café.

Jimin no pudo negarse, no cuando su hyung lo tomó suavemente de la muñeca y lo atrajo hacia él para así poder caminar juntos hacia el establecimiento. Una vez dentro, sintió como el mayor tomaba su mano para unirla con la suya de nuevo, y esa pequeña acción de iniciativa solo provocó una sonrisa tímida que no fue capaz de ocultar. El café era bastante acogedor y tenía calefacción, le sorprendió que hubieran tantas mesas vacías en tiempos como aquel, pero tal vez el lugar era nuevo y no tenía mucho reconocimiento aún.

Miraba todo el alrededor con ojitos curiosos y brillantes mientras caminaba junto a su hyung, hasta que su andar se detuvo un momento, más no separaron sus manos. Lo escuchó ordenar las bebidas con su voz aterciopelada, y finalmente vio la sonrisa cálida que le entregó al chico amable de la caja. Sin decir una palabra, caminaron hasta una de las mesas vacías, específicamente la que estaba frente al ventanal que daba vista a la calle cuesta abajo por la que ambos tardaron minutos en subir. 

Tomaron asiento frente a frente, obligándose a romper el contacto de sus manos una vez más. Jimin permaneció en silencio, observando con timidez la manera en que su hyung se despojaba de su bufanda gris y su abrigo negro, dejándolos sobre el respaldo de la silla de madera y quedando solamente con aquel suéter grisáceo de tela fina. El castañito tragó duro cuando el mayor lo miró expectante, entonces pronto imitó su acción, apartando su bufanda y su abrigo beige, dejando a la vista el suéter azul pastel de cuello alto. 

— ¿Será nuevo...? —escuchó al mayor murmurar para sí mismo mientras observaba el panorama con curiosidad, Jimin ladeó la cabeza confundido, entonces Yoongi se rió avergonzado—. Me refiero a este lugar, no lo había visto antes, pero es lindo. ¿No te gusta?

—Sí me g-gusta, hyung —sonrió tímido, bajando la mirada mientras apretaba los labios y jugaba con sus deditos por debajo de la mesa. 

— ¿Sí? —el menor volvió a asentir, abultando sus mejillas sonrojadas, haciendo al otro sonreír—. ¿Por qué no nos quedamos a estudiar aquí? Le escribo a mamá diciéndole que nos quedamos y más tarde te llevo a casa. 

— ¿Estás s-seguro, hyung? ¿No se sentirá mal noona? —el pálido negó, sacando su celular de su mochila. 

—Estoy seguro, de todas formas, mamá tiene mucho trabajo y no quiero sentir que somos una carga para ella, aunque a ti te ama y sé que tú no nunca serás nada de eso —se rió, comenzando a escribir en el teléfono—. Además, este lugar sienta bien, hay WiFi y puedo comprarte lo que quieras. Estaremos más cómodos aquí.

Jimin suspiró resignado, sabía que no había manera de hacer a su hyung cambiar de opinión ahora, pero simplemente lo aceptó, mirándolo con ojitos suaves y llenos de cariño, observando atentamente cada movimiento que hiciera mientras estuviera concentrando en la pantalla del aparato. Se fijó en sus manos, grandes y pálidas, alguna que otra vena notoria en su dorso, sus uñas maltratadas por la mala costumbre de morderlas gracias a la ansiedad, y Jimin se preguntó cuándo el mayor dejaría de hacer eso por su bien, no le gustaba encontrar sus deditos lastimados más que la vez anterior.

―Bien, todo listo ―suspiró una vez dejó el celular sobre la mesa―. ¿Empezamos? ¿Cuáles son las materias que te tocan hoy?

El castañito respondió casi en voz baja mientras lo miraba sacar su laptop de su mochila junto con algunas libretas, entonces hizo lo mismo y sacó sus cosas, dejando todo sobre la mesa y abriendo su libro de biología justo en la página donde le asignaron sus deberes del día. Yoongi iba en penúltimo año mientras que él iba a tercero, las clases que les impartían eran muy diferentes, pero aún así se acostumbraron a pasar las tardes juntos para ayudarse mutuamente con los deberes. Jimin se sentía apenado la mayoría del tiempo puesto que él casi nunca tenía en qué ayudar al mayor, pero este siempre le decía que no había ningún problema, pues solo su compañía ya le daba motivación para avanzar con sus estudios.

Yoongi se levantó de la mesa cuando la orden de sus bebidas estuvo lista, y el menor se tomó el tiempo para pensar lo que estaría por decirle a su hyung antes de que terminara el día. Llevaba meses practicando sus palabras, preparándose mentalmente para un posible rechazo o ruptura de su amistad, estaba tan nervioso que llegaba a meterse tanto en su mente que no se daba cuenta cuando su pierna comenzaba a moverse inquieta y sus dientes abusaban de su labio inferior.

Conocía a Yoongi desde los cinco años, sus familias mantenían una amistad inquebrantable desde la secundaria, así que ellos terminaron pasando por el mismo proceso. No hubo un solo momento en el que su hyung lo hubiera dejado solo, y viceversa, siempre se apoyaban, se defendían y se querían, forjando una preciosa amistad a lo largo de once años; Sin embargo, Jimin siempre supo que lo que sentía por su hyung iba más allá de una simple amistad, de simple amor fraternal. 

Supo que su corazón le pertenecía sola y únicamente a Yoongi en un día de invierno. Cuando tenía doce años y su hyung apenas catorce, después de la escuela fueron a un parque solitario que quedaba cerca del instituto, no había una sola alma ese día puesto que todo el lugar se halló repleto de nieve y era peligroso para los niños; Sin embargo, le había insistido durante tanto tiempo al mayor para ir a jugar, que simplemente no pudo negarse a su petición. Yoongi tuvo sus sentidos alerta todo el tiempo, vigilando que el menor no se lastimara y ayudándolo a quitar nieve de los juegos, pero entonces hubo un momento en el que se confió demasiado, y entonces bajó la guardia.

Lo único que recordaba era ser cargado en la espalda de su hyung, con su abrigo sobre sus hombros y un dolor sofocante en la pierna derecha. Yoongi corrió calles y calles hasta llegar a su casa, gritando a su madre por ayuda, informando que Jimin se había caído gracias a la nieve y que estaba sangrando bastante. 

Jimin fue llevado al hospital inmediatamente, donde les dijeron que el pequeño se había fracturado la tibia por un golpe fuerte contra algo muy sólido. Los Min pagaron la cirugía del menor sin siquiera pensarlo dos veces, recibiendo reclamos de los Park de inmediato, pero terminaron por rendirse al ver que sus amigos no serían capaces de aceptar aquel dinero de vuelta, pues para los Min, Jimin era como su segundo hijo. Todo salió bien una vez sacaron al castañito del quirófano, pero este aún no había despertado gracias a la anestesia que lo mantuvo inconsciente durante todo el proceso. 

Una sonrisa nostálgica siempre aparecía en sus labios cada vez que recordaba el momento en que despertó. Lo único que sus ojitos captaron en el momento en que se abrieron después de horas, fue a su hyung con su cabeza recostada en la orilla de la cama, y su cálida mano entrelazada con la suya. Lo siguiente que supo fue suficiente para que las maripositas en su estómago revolotearan en su pancita, Yoongi no se había ido de su lado en ningún momento, lloró por no haber sido más cuidadoso con él, incluso pidió que él era quien debió sufrir aquel accidente en su lugar; Se culpó por lo que había pasado, pero Jimin estaba dispuesto a que siguiera con ese pensamiento.

Durante todos los días que estuvo en recuperación, su hyung siempre llegaba con un ramo de flores distinto y su helado favorito. Yoongi le hacía compañía, le hablaba de lo aburridos que eran sus días en la escuela porque no estaban juntos, y lo mantenía al tanto con los deberes que le asignaban a su clase. La señora Park dice que Jimin fue capaz de recuperarse rápido gracias a que su hyung nunca se alejó de su lado, incluso siendo un muchacho ocupado con sus propias responsabilidades, siempre sacó tiempo para estar con Jimin.

Luego de eso, los meses fueron pasando, el castañito se iba recuperando y haciéndose fuerte, pero algo sentía que algo había cambiado, que la manera en que veía a su adorado hyung, ya no era la misma. Se ponía nervioso siempre que Yoongi estaba cerca, pero aún así quería estar todo el tiempo con él, disfrutaba más de su voz, de verlo practicar con sus compañeros, de escucharlo reír, de verlo sonreír. La simple presencia de Yoongi se convirtió en la primera causa de sus sonrojos, de que su corazoncito latiera desenfrenado y que su mente se fuera volando pensando en cosas que, tal vez, jamás llegarían a suceder.

Hace unos meses atrás, su padre se había enterado de su enamoramiento por su mejor amigo, todavía no supo cómo se había dado cuenta de eso, tal vez su madre también lo sabía y se lo había comentado a él para que le hablara, no tenía idea y por el momento no quería saber cómo lo descubrieron, pero lo único que se cruzaba por su cabeza desde ese momento, eran sus palabras: "Si te gusta, solo dícelo. No puedes guardar ese sentimiento por tanto tiempo, cariño. ¿Qué sucederá cuando Yoongi consiga pareja?". 

Esa sola idea atormentó a Jimin durante semanas, se ponía aún más nervioso, comenzaba a pensar de más siempre que alguien se le acercaba a su hyung y sus pláticas lucían tan amenas. Tuvo miedo, miedo de perder a la única persona que ha estado con él y a quien ha amado por tanto tiempo, así que lo pensó con claridad una noche, y decidió que pronto le confesaría su amor a su hyung. No tenía idea de cómo iba a hacerlo, ni en qué momento, practicó sus palabras tantas veces, había pensado en tantos escenarios, pero cuando quería armarse de valor, se acobardaba por completo y eludía las cosas; No obstante, planeaba que ese día fuera diferente.

Solamente quería un día más para admirar a su hyung en todo el sentido de la palabra, si le confesaba sus sentimientos y las cosas salían mal, al menos había pasado un lindo día con él...

― ¡Park Jimin! ―saltó en su asiento cuando un suave golpe llegó a su cabeza, y pronto escuchó el eco de la voz del mayor que lo miraba con el ceño fruncido en confusión. Parpadeó un par de veces después de haber sido traído a la realidad abruptamente, entonces cerró los ojos y suspiró pesado―. ¿Qué pasa...? Ya vengo notando un comportamiento extraño en ti desde hace unas semanas, pero hoy estás... más extraño que nunca.

―Lo s-siento, Yoongi hyung ―expresó avergonzado, mirando la taza de chocolate humeante cerca a una distancia prudente de sus libros―. Cu-Cuanto los siento, hyung, no s-sabía que ya habías regresado...

―Me sorprende que siga caliente ―tomó de su vaso de café frío, y cerró un poco la pantalla de su laptop, solo para mirar al castañito tomar de su bebida con atención, sonriendo por un milisegundo cuando notó el sonrojo fuerte en sus mejillas y nariz. Aclaró su garganta―. Pero hablo en serio, Jiminnie... Estás muy raro últimamente, ¿pasó algo en la escuela que no me has dicho? ¿Te están molestando de nuevo? Te juro que si es eso voy a romperles la ca-

― ¡Hyung~! ―se quejó, no le gustaba cuando se metía en peleas por su culpa, no le gustaba cuando se enojaba. Volvió a cerrar los ojos y apretó los labios, permaneciendo en silencio por unos segundos hasta que finalmente le entregó una sonrisa tímida―. No está p-pasando nada en la escuela, solamente me he quedado hasta t-tarde estudiando, no duermo bien y tengo estrés por las p-pruebas.

Yoongi alzó una ceja, mirándolo atentamente buscando algo más, sabía perfectamente que había algo que no le estaba diciendo del todo, Jimin ni siquiera podía mirarlo a los ojos; Sin embargo, para dejar respirar al menor decidió dejar las cosas ahí y aceptar su silencio por el momento, volviendo su atención a su laptop dispuesto a continuar con sus asignaciones. Jimin soltó un largo suspiro cuando el foco de Yoongi fue a parar sobre otra cosa, por primera vez sintiéndose aliviado de no tener la atención total del mayor solo para él. Quería distraer su mente por un rato, el ambiente se había vuelto un poco tenso entre los dos y ya sentía que había arruinado las cosas, pero ¿qué más tenía que perder?

Se dispuso a enfocarse en el cuestionario de biología que su maestra le había asignado para la próxima clase, eran preguntas fáciles y podía encontrarlas con rapidez en su libro de texto, así que comenzó a buscar y llenar en silencio, de vez en cuando tomaba de su bebida, y otras veces miraba a su hyung por el rabillo de su ojo, sonriendo un poco al notar su ceño fruncido levemente ser oculto por sus hebras oscuras. El cabello del mayor era realmente suave y terso, un poco esponjocito por las mañanas y bastante lacio cuando no se peinaba por un par de días, pero seguía viéndose tan lindo como siempre, tanto que no podía ni quejarse. 

Los ojitos miel de Yoongi conectaron con los suyos en un segundo, haciéndolo sentir una oleada de nervios y pánico recorrer su cuerpo, y quiso apartar la mirada, pero todo fue un enredo y su mente no entendió sus comandos. De un momento a otro, Jimin se había puesto de pie rápidamente al sentir el caliente de su chocolate sobre sus piernas, ensuciando sus pantalones. Un empleado se acercó con impresionante rapidez hacia ellos, ofreciendo ayuda, pero el castaño solamente se disculpaba por todo el desorden, por un lado escuchando la voz de su hyung preguntarle si se encontraba bien, y por el otro escuchando al empleado diciéndole que no tenía que disculparse. 

Muy pronto, comenzó a sentir las lágrimas forrar sus ojitos rápidamente, se había sentido estúpido tantas veces, pero en ese momento ni siquiera podía explicarlo. Una sonrisa pequeña y temblorosa fue lo único que dio como respuesta hacia los dos chicos, y sin más que decir solamente anunció que se retiraría al baño para poder limpiarse. Cuando estaba a mitad de camino, sabía que su hyung no había corrido tras él, y eso fue lo que su corazón necesitó para ser oprimido con tanta fuerza, tanto que dolía. 

Cuando llegó al baño, tuvo la suerte de que no había nadie más en los únicos dos cubículos que había en el pequeño lugar. Con lágrimas acariciando sus mejillas, tomó un poco de papel de baño y lo humedeció levemente con el agua de grifo, seguido de frotar el papel contra la tela arruinada de su pantalón. Se sentía patético, tanto que no podía evitar reírse sin gracia por haber hecho el ridículo hace apenas unos momentos. Una vez terminó con su pantalón, desechó el papel a la basura y se acercó al espejo sobre el lavabo, mirándose a sí mismo por unos segundos hasta dignarse a apartar sus lágrimas y secar sus mejillas. 

La puerta del baño se abrió de manera suave, pensó que era otro cliente del café así que se ocupó rápidamente de lavarse las manos y hacer como si nada hubiera pasado; Sin embargo, a través del espejo pudo notar a su hyung apoyarse de uno de los cubículos cerrados, con sus manos en los bolsillos y una mirada que Jimin no pudo descifrar. Cerró la llave del lavabo y sacudió sus manos, apartando la vista y queriendo concentrarse en secarse las manos, pero no podía hacerlo del todo cuando sentía los ojos del mayor sobre su espalda. 

Con el corazón en la boca, se dio la vuelta dispuesto a avanzar, el brazo de Yoongi se interpuso en su camino cuando su mano se apoyó de la esquina del lavabo. Jimin sintió todo su cuerpo congelarse en ese solo instante, la mano libre de su hyung se posó suavemente sobre su hombro, obligándolo a dar un pequeño giro de noventa grados para quedar de frente al mayor y su espalda contra el lavabo. Jimin apretó sus labios y se mantuvo todo el tiempo cabizbajo, sintiendo su piel erizarse cuando su hyung casi pegaba su frente con la suya. 

—Te conozco desde hace muchos años, Jimin-ah —expresó lo más tranquilo posible, su tono suave y comprensivo abrazando totalmente el corazón del menor—. No puedes mentirme, lo sabes. 

Jimin no respondió, y eso solamente provocó más frustración en el mayor. Pero Yoongi tenía mucha paciencia, y el menor lo sabía bien. 

—No soy estúpido —suspiró, acariciando las hebras castañas con cariño—. Sé que algo te sucede, no te esfuerzas en ocultarlo. Llevas tiempo con esto, ¿por cuánto tiempo más piensas guardarlo? —silencio. El pálido apretó los labios y soltó un suspiro nasal, golpeando ligeramente sus nudillos contra la cerámica del lavabo. Jimin tragó duro, sentía que su corazón saldría disparado—. ¿Tan malo es como para no decírmelo?

Yoongi esperó, esperó por una respuesta coherente y válida respecto a su actitud tan extraña de las últimas semanas; Sin embargo, sin previo aviso, las manos del castaño sostuvieron sus mejillas con suavidad, y en menos de lo que pensó, ambos se hallaban compartiendo un beso donde sus labios no tenían siquiera la valentía de dar el primer paso. Uno... dos... tres segundos pasaron, entonces Jimin rompió el contacto sin apartar sus manos del rostro ajeno, esperando lo peor, un empujón, una maldición, insultos, algo; No obstante, su hyung permaneció en silencio, mirándolo a los ojos sin decir una palabra.

—M-Me... —los orbes miel lo escanearon con lentitud y atención. Jimin cerró los ojos y descendió sus manos hasta el pálido cuello, apoyando su cabeza del pecho ajeno, rendido—. Me gustas, Yoongi hyung. 

El silencio que vino luego de esas palabras fue demasiado para el menor. ¿Había terminado? ¿Ya no quería estar junto a él? ¿No quería ser su amigo? ¿No lo quería cerca? ¿Tantos años de amistad directo a la basura? Todas las incógnitas que atormentaron su cabeza en ese momento, se esfumaron cuando su hyung lo invitó a levantar la cabeza y hacerle frente, recibiendo una caricia en la mejilla antes de percibir los belfos ajenos esta vez besarlo primero. Las manos de Jimin se aferraron a los hombros contrarios cuando sintió cómo ambos empezaban una danza suave con sus labios. Incapaz de creer lo que estaba sucediendo en ese momento, aún así se dejó guiar por su hyung como siempre lo hacía, sintiendo las caricias que sus pulgares dejaban en sus sonrojadas mejillas. Yoongi suspiró una vez se separaron para buscar oxígeno, todavía acariciando los carnosos labios sin presionar contra los suyos, sus respiraciones nerviosas y agitadas mezclándose. 

— ¿Eso era lo que me ocultabas? —expresó con una pequeña sonrisa, mirando la carita sonrojada y confundida del menor frente a él, acariciando sus mejillas nuevamente, dejando un corto beso en cada una—. Hyung ya lo sabía, Jiminnie... —rió suavemente, robándole otro beso antes de que el menor comenzara a pelearle, beso que duró lo suficiente para calmar las aguas del castañito. Yoongi mordió con suavidad el labio inferior ajeno, mirando directo a los ojitos café hasta soltarlo—. Pero supongo que no sabías... 

— ¿Q-Qué? —sus ojitos lo siguieron cuando se alejó un poco más para poder mirarse bien. Yoongi entonces se rió entre dientes, llevando sus manos ahora hasta la cinturita ajena. 

—Es mutuo, Jimin —susurró, una sonrisa suave decorando sus labios cuando el sonrojo en el menor se intensificó—. También me gustas.

Pequeñas lágrimas no fueron capaces de contenerse más tras los ojitos del castaño, sus bracitos rodearon rápidamente el cuello del pálido y su carita se escondió en su hombro, siendo calmado por el aroma de su perfume y sintiéndose un poco apenado por mojar su suéter con sus lágrimas. No quería preguntar por cuánto tiempo él también lo estuvo ocultando, no quería saber su razón de por qué se lo había ocultado por igual, ya luego tendría tiempo para hacerlo, no estaba dispuesto a arruinar ese preciado momento por cosas que podría averiguar más tarde. 

Lo importante era, que su hyung sentía lo mismo.

llevaba escribiendo este oneshot desde que desperté hoy.

in conclusion, I love yoongi.

©bloompjm

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